Puede que sea el instinto de supervivencia lo que posibilita que de lo mÔs triste y feo surja algo alegre y bello. Esta la historia de un colorido y optimista mural que nació tras la enfermedad y muerte del padre de su creador.
Pablo FernĆ”ndez del Castillo (Pabs) descubrió que eso de que la distancia es el olvido pasa en los boleros, pero no en la vida real. Su padre padecĆa un cĆ”ncer terminal y pese a los mĆ”s de 9.000 km que le separaban de Ć©l, lo sentĆa mĆ”s cerca que nunca. Aunque no desaprovechó la oportunidad de despedirse en persona. Tras dejar su trabajo como copy en Barcelona para viajar a MĆ©xico y dar el Ćŗltimo adiós a su padre, Pabs regresó a la ciudad condal con la necesidad de hacer algo bonito que poder dedicarle. La idea la tenĆa clara: un mural para animar a los niƱos enfermos. TambiĆ©n tenĆa todo el tiempo del mundo puesto que no tenĆa trabajo. Pero le faltaba algo fundamental: un muro.
Ā«EscribĆ a varios hospitales y el de Sant Joan de DĆ©u me respondió de inmediato, pero no tenĆan espacio para el muralĀ». Meses despuĆ©s, el mismo centro volvió a contactar con Pabs. SeguĆan sin poder ofrecerle un espacio en el que desarrollar su mural pero le necesitaban para una pequeƱa campaƱa interna dirigida a los familiares de los pequeƱos pacientes . Ā«DesarrollĆ© una serie de 15 creatividades diferentes con frases y personajes. Se colocaron vinilos en todas las habitaciones del hospitalĀ».
La colaboración de Pabs y el Sant Joan de DĆ©u no acabó ahĆ. Los pinceles del ilustrador concibieron a Joanet, un niƱo Ā«tierno y traviesoĀ» que desde entonces se ha convertido en mascota del centro hospitalario.
Aunque Pabs seguĆa pendiente de su mural. Y por fin llegó el dĆa que el hospital encontró espacio para Ć©l: un pasillo frente a las salas donde los niƱos esperan antes de ser operados. Lo que fuera dibujarse ahĆ tenĆa que lograr que los pequeƱos pacientes se evadiesen durante un tiempo de la realidad, que tirasen de imaginación para olvidar su situación por un rato. Por eso, Ā«el espacio estĆ” dedicado a la alegrĆa. Un lugar para distraerse, fantasear y sonreĆr. Con muchos personajes de todo tipo de formas y colores bailando, saltando y divirtiĆ©ndose.Ā SonĀ 26,7Ā metros en los que suceden muchas cosas. Esto no es un muro, es una ventana a un mundo imaginarioĀ».
Los 18 plafones en los que se divide el mural contiene escenas de todo tipo: Ā«Una ducha gigante, unos personajes jugando, un tubo de corazones que se convierten en mariposas⦠ Detalles por descubrir y con los que acompaƱar el difĆcil tiempo de esperaĀ».
El mural era un regalo para todos esos niños y también para su padre. Incluso, para el propio Pabs ya que le ha servido para enfocarse en una nueva faceta: el desarrollo de personajes. En el caso de los que protagonizan el mural, asà como otras campañas del hospital, «son criaturas que estÔn enfermas pero eso no les impide seguir sonriendo y disfrutando. Uno tiene el brazo roto, otro tiene vendaje en la cabeza, otro una cicatriz, otro camina con su suero⦠Son como los niños que superan dificultades y siempre siguen siendo niños».
Puede que sea el instinto de supervivencia lo que posibilita que de lo mÔs triste y feo surja algo alegre y bello. Esta la historia de un colorido y optimista mural que nació tras la enfermedad y muerte del padre de su creador.
Pablo FernĆ”ndez del Castillo (Pabs) descubrió que eso de que la distancia es el olvido pasa en los boleros, pero no en la vida real. Su padre padecĆa un cĆ”ncer terminal y pese a los mĆ”s de 9.000 km que le separaban de Ć©l, lo sentĆa mĆ”s cerca que nunca. Aunque no desaprovechó la oportunidad de despedirse en persona. Tras dejar su trabajo como copy en Barcelona para viajar a MĆ©xico y dar el Ćŗltimo adiós a su padre, Pabs regresó a la ciudad condal con la necesidad de hacer algo bonito que poder dedicarle. La idea la tenĆa clara: un mural para animar a los niƱos enfermos. TambiĆ©n tenĆa todo el tiempo del mundo puesto que no tenĆa trabajo. Pero le faltaba algo fundamental: un muro.
Ā«EscribĆ a varios hospitales y el de Sant Joan de DĆ©u me respondió de inmediato, pero no tenĆan espacio para el muralĀ». Meses despuĆ©s, el mismo centro volvió a contactar con Pabs. SeguĆan sin poder ofrecerle un espacio en el que desarrollar su mural pero le necesitaban para una pequeƱa campaƱa interna dirigida a los familiares de los pequeƱos pacientes . Ā«DesarrollĆ© una serie de 15 creatividades diferentes con frases y personajes. Se colocaron vinilos en todas las habitaciones del hospitalĀ».
La colaboración de Pabs y el Sant Joan de DĆ©u no acabó ahĆ. Los pinceles del ilustrador concibieron a Joanet, un niƱo Ā«tierno y traviesoĀ» que desde entonces se ha convertido en mascota del centro hospitalario.
Aunque Pabs seguĆa pendiente de su mural. Y por fin llegó el dĆa que el hospital encontró espacio para Ć©l: un pasillo frente a las salas donde los niƱos esperan antes de ser operados. Lo que fuera dibujarse ahĆ tenĆa que lograr que los pequeƱos pacientes se evadiesen durante un tiempo de la realidad, que tirasen de imaginación para olvidar su situación por un rato. Por eso, Ā«el espacio estĆ” dedicado a la alegrĆa. Un lugar para distraerse, fantasear y sonreĆr. Con muchos personajes de todo tipo de formas y colores bailando, saltando y divirtiĆ©ndose.Ā SonĀ 26,7Ā metros en los que suceden muchas cosas. Esto no es un muro, es una ventana a un mundo imaginarioĀ».
Los 18 plafones en los que se divide el mural contiene escenas de todo tipo: Ā«Una ducha gigante, unos personajes jugando, un tubo de corazones que se convierten en mariposas⦠ Detalles por descubrir y con los que acompaƱar el difĆcil tiempo de esperaĀ».
El mural era un regalo para todos esos niños y también para su padre. Incluso, para el propio Pabs ya que le ha servido para enfocarse en una nueva faceta: el desarrollo de personajes. En el caso de los que protagonizan el mural, asà como otras campañas del hospital, «son criaturas que estÔn enfermas pero eso no les impide seguir sonriendo y disfrutando. Uno tiene el brazo roto, otro tiene vendaje en la cabeza, otro una cicatriz, otro camina con su suero⦠Son como los niños que superan dificultades y siempre siguen siendo niños».
En urgĆ©ncias del infantil y en la planta del infantil del Hospital de Sant Pau de Barcelona tambiĆ©n se pueden difrutar de unas lindas ilustraciones de Miquel Gallardo…
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