No hay edad para el activismo y si la hay, que se lo digan a Shirley y a Hinda (92 y 84 años respectivamente), las dos protagonistas del documental noruego Two Raging Grannies (Dos abuelas furiosas). No hay edad, pero cuando llegamos a la vejez la cabeza nos va a pedales y quĂ© decir del atasco de las cervicales, la ceguera, la artritis, el azĂșcar, la tensiĂłn, etc.  ParadĂłjicamente es en esa fragilidad donde gana fuerza la protesta. La gente joven tiene energĂa de sobra para hacer la revoluciĂłn, pero cĂłmo serĂĄ la determinaciĂłn de estas dos abuelas para levantarse del sofĂĄ y dedicar el ocaso de su vida a lo que verdaderamente importa. Esto, sin duda, es muy contagioso.
El documental del cineasta noruego Havard Bustnes es un claro candidato para alzarse con el premio del pĂșblico de este Documenta Madrid 2014. Durante el coloquio posterior a la proyecciĂłn de la pelĂcula, le preguntan cĂłmo dio con estas dos señoras. Ăl contesta afable que «como se encuentra todo hoy en dĂa, por internet». Shirley y Hinda llevan mĂĄs de 10 años en la organizaciĂłn activista Raging Grannies (las yayoflautas estadounidenses) cuya funciĂłn es concienciar a los ciudadanos norteamericanos sobre cuestiones medioambientales y sobre la paz. El director se cruzĂł con un video suyo en YouTube y se enterĂł de que Shirley habĂa sido arrestada 12 veces en el Ășltimo año por actos de protesta. AhĂ fue cuando identificĂł el valor documental de esta historia.

Sin embargo, el filme no trata sobre la organizaciĂłn Raging Grannies, trata sobre Shirley y Hinda. El punto de partida es su afĂĄn por estudiar temas financieros y mĂĄs concretamente las causas de la crisis y las posibles soluciones. AhĂ topan con un axioma de nuestro sistema econĂłmico, el crecimiento. El sistema tiene sentido mientras siga creciendo sin embargo los recursos de los que disponemos son limitados y no se reponen con la misma rapidez con la que se consumen. Una vez entendido esto, las ancianas realizan un viaje a Nueva York para concienciar a las empresas, bancos de inversiĂłn y firmas de esta situaciĂłn.
Que el documental trate esa problemåtica desde el punto de vista de dos abuelas genera tres circunstancias. La primera es la anteriormente mencionada paradoja. Cuanto mås cuesta conseguir algo, mås fuerza cobra ese objetivo. Su lucha se torna por tanto mås simbólica. La segunda, que las ancianas manejan conceptos económicos muy båsicos y realizan razonamientos muy simples, pero al mismo tiempo de una lógica contundente. Y tercero, el inevitable humor que se genera de la casi quimérica misión de cambiar el mundo desde un carricoche para ancianos.

Esta comicidad derivada de la cercanĂa y sencillez de las protagonistas hace que enseguida empaticemos y nos embarquemos con ellas en su quijotesca cruzada. La economĂa, la sostenibilidad, la lucha activista poco a poco queda sepultada bajo la verdadera razĂłn de ser de esta historia: que nunca es tarde para cambiar, nunca es tarde para el cambio, nunca es tarde para hacer lo que mĂĄs nos importa. SegĂșn Shirley y Hinda, nunca es tarde. Lo mejor de todo es que tienen razĂłn.
El mundo es hermoso, pero como todo lo bello tiene un problema, LOS HUMANOS, somos pepr que una plaga de hormigas o de piojos,
pero también tenemos tanta belleza que compartir!,
Me gustan los comentarios de mis amigos en este FACEBOOK, creo que hay mucha complicidad y verdad en lo que comparten aquĂ.
Eso es hermoso, aunque sĂłlo sea por lo que nos regalan con sus comentarios.
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