PodrĆa ser considerada una versión contemporĆ”nea de El JardĆn de las Delicias de El Bosco por la gran variedad y riqueza de sus detalles. O tal vez una maqueta de un ingeniero de redes intentando organizar el intenso trĆ”fico de datos de una compaƱĆa de telefonĆa móvil. En realidad, es una obra de arte que mide 1,28 metros de alto por 3,4 de ancho y que acaba de convertirse en un fotolibro. Ā«Es un libro que contiene una Ćŗnica fotografĆa dividida en 32 pedazosĀ», explica CĆ”ssio Vasconcellos, autor de este trabajo.
Vasconcellos es un artista brasileƱo dominado por dos obsesiones: los aeropuertos y la fotografĆa aĆ©rea. Tan grande es su pasión por la fotografĆa de altos vuelos que incluso posee una licencia de piloto de helicóptero. Ā«Siempre he sentido una enorme fascinación por la aviación y el diseƱo de los aviones. Son mĆ”quinas maravillosasĀ», afirma.
Aeroporto es un libro para gourmets de la fotografĆa por la altĆsima calidad de la impresión, por el tamaƱo del libro, que abierto mide 80 por 32 centĆmetros, y por la posibilidad que ofrece de arrancar las 32 pĆ”ginas en la que ha sido despedazada su obra y asĆ recrear este espacio imaginario en una pared. Publicado por la empresaria Madalena de Sao Paulo, ha sido editado en colaboración con la fotógrafa brasileƱa Claudia Jaguaribe y presentado en la Ćŗltima edición de Paris Photo.
Con esta obra, el fotógrafo crea un espacio imaginario a partir de un millar de fotos de varios aeropuertos de Brasil y de Estados Unidos, e incluso de un insólito cementerio de aviones en el desierto de Arizona. Ā«En mi foto hay aviones antiguos, de las dĆ©cadas de los 30 y 40 del siglo pasado, e incluso un Concorde. Mi aeropuerto gana una fuerza visual muy grande por todas estas aeronaves vistas desde arribaĀ», cuenta Vasconcellos, que ha participado en mĆ”s de 190 exposiciones en 20 paĆses.

El aeropuerto de Vasconcellos es un paisaje fantĆ”stico que, de alguna forma, acaba siendo el emblema del mundo contemporĆ”neo: un espacio democrĆ”tico en el que conviven todas las tribus del planeta, decenas de miles de personas que, en condiciones normales, jamĆ”s coincidirĆan en el mismo tiempo y espacio. Ā«Es un retrato del mundo de hoy, aunque sea un aeropuerto ficticioĀ», asegura.
Durante un aƱo, el fotógrafo pasó mucho tiempo subido a un avión o en un helicóptero para tomar imĆ”genes aĆ©reas de varios aeropuertos. TambiĆ©n trabajó con imĆ”genes de Google para entender la forma en que estĆ”n organizados las terminales. Ā«La visión de satĆ©lite que ofrece Google hoy es cada vez mĆ”s comĆŗn. Pero hace tan solo 15 aƱos no existĆa esta referencia visual en fotografĆa. Eso era un privilegio exclusivo de organismos militares o del espionaje. Ni siquiera los libros de geografĆa contenĆan este tipo de imĆ”genes que se estĆ”n popularizando aĆŗn mĆ”s con los dronesĀ», afirma.
Después echó manos de la imaginación para inventar su propio aeródromo. Cada detalle ha sido tratado y reinterpretado. Un ejemplo son los fingers, es decir, los tubos extensibles utilizados para conectar los diques del aeropuerto con las puertas de los aviones. «Son reales, pero yo lo manipulo para que sean mucho mÔs largos», reconoce Vasconcellos.
Su obra intenta reproducir de una forma deliberada una organización en red, en la que cada sector recuerda una sinapsis. «Hoy vivimos en un mundo globalizado y ese aeropuerto puede representar varias cosas, desde la aviación hasta la cuestión de la movilidad, de la conexión, del consumo y del aeropuerto como un no lugar. Al fin y al cabo, todo el mundo pasa por él, pero nadie se queda», reflexiona el autor.
Uno de los objetivos de este trabajo es alertar sobre la producción excesiva de bienes de consumo en este mundo globalizado, algo que, según Vasconcellos, compromete seriamente el futuro del planeta. «Impresiona y debe hacer pensar la imagen del cementerio de aviones de Arizona, en el que centenares de aeronaves, 300 o 400, son descartadas como chatarra».
Vasconcellos aspira a atrapar la atención del espectador en un mundo bombardeado por las imĆ”genes, en el que el interĆ©s por la fotografĆa es cada vez mĆ”s efĆmero. Ā«Normalmente las fotos de gran tamaƱo tienen una definición muy baja y es mejor apreciarlas desde lejosĀ», seƱala. Ā«En este caso, cuanto mĆ”s cerca estĆ” el espectador mejor puede observar cada detalle. En una de mis exposiciones, habĆa decenas de personas haciendo fila para fijarse en los distintos elementos que componen la foto. Esto no es lo usual: los visitantes suelen ver cada foto durante pocos segundos y se marchanĀ».

El procedimiento con el que ha creado su aeropuerto ilusorio es bastante complejo. Requiere un cierto dominio del Photoshop y una gran capacidad de simulacro, ya que ningĆŗn ordenador es capaz de aguantar tantas camadas. Vasconcellos ha tenido que tratar los distintos elementos de su macrofotografĆa por separado: por un lado, los aviones; por el otro, los fingers o el suelo, al que ha dedicado mĆ”s de un mes.
Ā«TenĆa centenares de fotografĆa de pisos de varios aeropuertos. He recortado varios cuadrados y los he manipulado para que no hubiese un patrón uniforme. Si hubiese repetido las mismas fotos, habrĆa quedado muy evidente de que se trata de un montajeĀ», aclara Vasconcellos. Incluso hay manchas artificiales en el suelo para crear una imagen mĆ”s realĆstica.
Aeroporto es parte de una serie mĆ”s amplia llamada Coletivos, en la que el autor retrata diferentes realidades con imĆ”genes aĆ©reas y manipuladas en el ordenador, desde playas abarrotadas de veraneantes hasta aparcamientos de camiones cargados de frutas o una pista de esquĆ. Ā«Todo mi trabajo tiene que ver con el exceso, con este momento de consumo convulsionado por el que pasa actualmente la humanidad. Se fabrica mucho y todo estĆ” mĆ”s allĆ” de los lĆmites, sobre todo en las grandes ciudadesĀ».
www.cassiovasconcellos.com.br
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