17 de agosto 2015    /   IDEAS
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Alegato en contra de tus vacaciones por Tailandia

17 de agosto 2015    /   IDEAS     por          
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Esta pasando. Ahora. Aquí. Entro en Facebook –o Instagram– y mi «feed» se desborda con fotografías de lugares exóticos. Es algo relativamente nuevo, porque, seamos honestos: salvo algunos potentados, de esos que decía mi abuela que llevan «varias generaciones sin pasar hambre», pocos tendríamos pelas para irnos a Tailandia si no fuera por el boom de las low cost y todas las cosas –malas– que han traído consigo.
Y he aquí mi teoría, agresiva, rompedora, sobre esto de la revolución del viaje barato y las mandangas que conlleva: proclamo, a pulmón abierto, que el mundo iría mucho mejor si mañana mismo volvieran a multiplicarse por diez los precios de los vuelos transatlánticos. Salvo alguna dignísima excepción, lo de viajar al otro lado del mundo se ha convertido en un pasatiempo consumista y exhibicionista inaceptable. No se puede aguantar mas.
Me explico, no se me enfaden aún. De entrada, es inadmisible que cualquier mindundi de medio pelo se siente en una gigantesca cañería, se plante a mil metros de altura, a mil kilómetros por hora, y se quede tan pancho. El mero hecho de poder surcar los aires y transportarse de un punto a otro del planeta debería ser considerado como lo que es: un inmenso hito de la especie humana, celebrado a cada instante. Yo prohibiría volar desde ya mismo a mediocres insensatos que se pasan un despegue jugando al candy crush.
Los flipadillos que van de muy viajados y que intentan ir al baño cuando el avión justo acaba de realizar el incomparable despegue, fuera también, sin dilación. No los queremos. No merecen formar parte del «casi-milagro» que implica levantarlos del suelo y llevarlos con nosotros. Ni que sea como muestra de respeto por los padres de la aviación moderna —la mitad de los cuales se estamparon en lagos, mares y montañas persiguiendo su sueño.
Pero sigamos, que ahora empieza lo bueno. Defiendo a capa y espada que la sociedad se ha intoxicado de viajes. Que cada vez hay menos viajeros y más domingueros que suben y bajan de aviones como quien pilla el metro. Luego posan pies y manos donde sea que les haya tocado este verano, consumen el máximo de cosas y/o experiencias disponibles, y se vuelven a casa con un bonito nombre para cuando se les lance la tragicómica pregunta del «¿y tú, que has hecho estas vacaciones?». ¿Que qué ha hecho? ¡Pues nada de bueno! Eso sí, se ha ido al culo del planeta para no hacerlo.
Señoras, señores, es un drama. El bellísimo verbo «hacer» ha quedado conquistado por un ávido consumo de experiencias y kilómetros que poco o nada aportan de valor al mundo. Porque en la mayoría de los casos, nuestros viajeros instagrameros jamás ejercitan actividades de cierto calado humano. Hablo de cosas como pararte en silencio, sentarte, aburrirte, enfrentarte al vacío de ser tú mismo, idear, concebir, volver a enfrentarte al vacío, volver a aburrirte, soñar, dudar, resolver problemas, dibujar, escribir, cantar, meditar, tocar la guitarra, aprender un nuevo oficio, pintar, hablar… La mayoría de las actividades que aportan –o pueden aportar– valor al mundo no suelen estar incluidas en los packs de «viaje-experiencia-total» que adquirimos online a precio de saldo. «¿Hemos venido de medio mundo hasta aquí para encerrarnos en el hotel a leer? ¡Ya haremos eso en casa! Vámonos a hacer trecking donde sea».
Si uno lo piensa con cierta perspectiva, acaba concluyendo que todo el tinglado podría ser una nueva herramienta de control social implacable. Solo que, si bien antes se nos controlaba a través de las carencias, ahora se nos enjaula a base de saturación de vivencias. Algo así como un «matrix» que está conformado, en lugar de por software, por touroperadores y aeropuertos. Un plan infalible.
En muchos casos, el sinsentido es extremo. Visualicemos los típicos aprendices de exploradores que comentan que es superenriquecedor viajar por la India, descubrir gentes y conocer sus vidas. No digo yo que no. Eso sí, recordemos que el mismo ser humano que se va a Calcuta a conocer nuevas culturas, podría llevar dos años bajando a comprar el pan en la tienda de un «paqui» que ni siquiera sabe cómo se llama. O vivir –sin saberlo– puerta con puerta con un sirio nostálgico al cual ya le han matado decenas de familiares en la dramática guerra que está asolando su tierra.
Pero claro, una charla bajando la basura no es igual de sexy –al menos a nivel social media– que un fotón con soles orientales y mercado de pollos y arroces a la derecha. Yo os reto, nos reto, si realmente estamos interesados en conocer culturas lejanas, a pasearnos por El Raval –o Lavapiés o Menilmontant– abriendo bien las orejas y hablando con quienes no hemos hablado nunca. Igual resulta que no hacía falta quemar nosecuántas toneladas de fuel volando al otro lado del mundo para conocer preciosas historias y formas de vida enormemente distantes de las nuestras.
El drama es tal que ya no solo quedan afectados los viajes transatlánticos. Uno se viene a la playa o a la montaña, a pocos kilómetros de casa, a buscar un poco de calma, sosiego o vacío, y a las pocas horas de llegar le empiezan a bombardear con experiencias –de más o menos riesgo o sudor– para hacer por la zona. Que si visitar cuevas, que si subir a teleféricos, que si bañarse en cascadas, que si andar desniveles infernales, que si saltar desde lo alto de puentes atados a cuerdas elásticas. Pero, vamos a ver, ¿nos hemos vuelto completamente gilipollas? ¿Tan empobrecidos estamos de emociones y vida que necesitamos tamaños chutes adrenalínicos para sentirnos vivos unas pocas semanas al año?
De nuevo: consumo en vena. Esta vez de emociones crudas. Pero consumo, como el de los turistas abarrotando Passeig de Gracia. Sospecho que si nuestras vidas fueran un poquito más completas, más armoniosas, quizás no pasaríamos los veranos mendigando emociones para hacer más llevadero el resto del año. ¡Déjate de cuevas y de puentings, conyo! Como decía Bécquer –sí, estoy citando a Bécquer–, asómate al fondo de un alma humana. Pocas emociones te parecerán más brutales que la de contemplarla con total transparencia y sentirla desde lo más hondo de su abismo. O simplemente mírate a ti mismo al espejo, durante horas, en silencio. Fliparás en colores. Sin necesidad de atarte a ninguna cuerda.
Bueno, voy acabando, que el desahogo se me está yendo de las manos. Si te ha indignado cuanto he escrito, no pasa nada, de verdad. Mis disculpas te mando por adelantado. Sigue feliz con tus viajes allende los mares sintiéndote requetevivo. Solo te pido que la próxima vez que te digan eso de que «vamos a despegar en unos breves instantes», tomes plena  conciencia de algo: si tú, hoy, tienes la posibilidad de sentarte en este invento maravilloso llamado avión, lo es en gran parte porque otros seres humanos pasaron largas horas de sus vidas tratando de solucionar problemas que entonces parecían insalvables, soñando cosas como la que hoy te lleva a ti a Tailandia. Y lo hicieron en sus casas, en universidades, en despachos, en laboratorios, en cafés, en noches de insomnio… No consta que lo hicieran viajando por la Patagonia. O sacando fotos en un Safari. O descubriendo comidas exóticas en Tailandia.
Por supuesto, viajar, explorar, perderse, deambular, ya sea por parajes emocionales, ya sea por los caminos del mundo, puede ser una de las más maravillosas experiencias de enriquecimiento personal que experimente un ser humano. Pero, seamos honestos: lo que vemos en Instagram o en Facebook, mayoritariamente, no se parece en nada a esto.
Sea como sea, ¡buen viaje, amigas y amigos!
Desde un rinconcito de la Costa Brava, esquivando excursiones a montañas, paseos en barca y senderismos a calas –todas ellas actividades maravillosas que, no obstante, si me hubiera lanzado a hacer de manera compulsiva, seguramente me hubieran impedido escribir el artículo que ahora acaba. 

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Esta pasando. Ahora. Aquí. Entro en Facebook –o Instagram– y mi «feed» se desborda con fotografías de lugares exóticos. Es algo relativamente nuevo, porque, seamos honestos: salvo algunos potentados, de esos que decía mi abuela que llevan «varias generaciones sin pasar hambre», pocos tendríamos pelas para irnos a Tailandia si no fuera por el boom de las low cost y todas las cosas –malas– que han traído consigo.
Y he aquí mi teoría, agresiva, rompedora, sobre esto de la revolución del viaje barato y las mandangas que conlleva: proclamo, a pulmón abierto, que el mundo iría mucho mejor si mañana mismo volvieran a multiplicarse por diez los precios de los vuelos transatlánticos. Salvo alguna dignísima excepción, lo de viajar al otro lado del mundo se ha convertido en un pasatiempo consumista y exhibicionista inaceptable. No se puede aguantar mas.
Me explico, no se me enfaden aún. De entrada, es inadmisible que cualquier mindundi de medio pelo se siente en una gigantesca cañería, se plante a mil metros de altura, a mil kilómetros por hora, y se quede tan pancho. El mero hecho de poder surcar los aires y transportarse de un punto a otro del planeta debería ser considerado como lo que es: un inmenso hito de la especie humana, celebrado a cada instante. Yo prohibiría volar desde ya mismo a mediocres insensatos que se pasan un despegue jugando al candy crush.
Los flipadillos que van de muy viajados y que intentan ir al baño cuando el avión justo acaba de realizar el incomparable despegue, fuera también, sin dilación. No los queremos. No merecen formar parte del «casi-milagro» que implica levantarlos del suelo y llevarlos con nosotros. Ni que sea como muestra de respeto por los padres de la aviación moderna —la mitad de los cuales se estamparon en lagos, mares y montañas persiguiendo su sueño.
Pero sigamos, que ahora empieza lo bueno. Defiendo a capa y espada que la sociedad se ha intoxicado de viajes. Que cada vez hay menos viajeros y más domingueros que suben y bajan de aviones como quien pilla el metro. Luego posan pies y manos donde sea que les haya tocado este verano, consumen el máximo de cosas y/o experiencias disponibles, y se vuelven a casa con un bonito nombre para cuando se les lance la tragicómica pregunta del «¿y tú, que has hecho estas vacaciones?». ¿Que qué ha hecho? ¡Pues nada de bueno! Eso sí, se ha ido al culo del planeta para no hacerlo.
Señoras, señores, es un drama. El bellísimo verbo «hacer» ha quedado conquistado por un ávido consumo de experiencias y kilómetros que poco o nada aportan de valor al mundo. Porque en la mayoría de los casos, nuestros viajeros instagrameros jamás ejercitan actividades de cierto calado humano. Hablo de cosas como pararte en silencio, sentarte, aburrirte, enfrentarte al vacío de ser tú mismo, idear, concebir, volver a enfrentarte al vacío, volver a aburrirte, soñar, dudar, resolver problemas, dibujar, escribir, cantar, meditar, tocar la guitarra, aprender un nuevo oficio, pintar, hablar… La mayoría de las actividades que aportan –o pueden aportar– valor al mundo no suelen estar incluidas en los packs de «viaje-experiencia-total» que adquirimos online a precio de saldo. «¿Hemos venido de medio mundo hasta aquí para encerrarnos en el hotel a leer? ¡Ya haremos eso en casa! Vámonos a hacer trecking donde sea».
Si uno lo piensa con cierta perspectiva, acaba concluyendo que todo el tinglado podría ser una nueva herramienta de control social implacable. Solo que, si bien antes se nos controlaba a través de las carencias, ahora se nos enjaula a base de saturación de vivencias. Algo así como un «matrix» que está conformado, en lugar de por software, por touroperadores y aeropuertos. Un plan infalible.
En muchos casos, el sinsentido es extremo. Visualicemos los típicos aprendices de exploradores que comentan que es superenriquecedor viajar por la India, descubrir gentes y conocer sus vidas. No digo yo que no. Eso sí, recordemos que el mismo ser humano que se va a Calcuta a conocer nuevas culturas, podría llevar dos años bajando a comprar el pan en la tienda de un «paqui» que ni siquiera sabe cómo se llama. O vivir –sin saberlo– puerta con puerta con un sirio nostálgico al cual ya le han matado decenas de familiares en la dramática guerra que está asolando su tierra.
Pero claro, una charla bajando la basura no es igual de sexy –al menos a nivel social media– que un fotón con soles orientales y mercado de pollos y arroces a la derecha. Yo os reto, nos reto, si realmente estamos interesados en conocer culturas lejanas, a pasearnos por El Raval –o Lavapiés o Menilmontant– abriendo bien las orejas y hablando con quienes no hemos hablado nunca. Igual resulta que no hacía falta quemar nosecuántas toneladas de fuel volando al otro lado del mundo para conocer preciosas historias y formas de vida enormemente distantes de las nuestras.
El drama es tal que ya no solo quedan afectados los viajes transatlánticos. Uno se viene a la playa o a la montaña, a pocos kilómetros de casa, a buscar un poco de calma, sosiego o vacío, y a las pocas horas de llegar le empiezan a bombardear con experiencias –de más o menos riesgo o sudor– para hacer por la zona. Que si visitar cuevas, que si subir a teleféricos, que si bañarse en cascadas, que si andar desniveles infernales, que si saltar desde lo alto de puentes atados a cuerdas elásticas. Pero, vamos a ver, ¿nos hemos vuelto completamente gilipollas? ¿Tan empobrecidos estamos de emociones y vida que necesitamos tamaños chutes adrenalínicos para sentirnos vivos unas pocas semanas al año?
De nuevo: consumo en vena. Esta vez de emociones crudas. Pero consumo, como el de los turistas abarrotando Passeig de Gracia. Sospecho que si nuestras vidas fueran un poquito más completas, más armoniosas, quizás no pasaríamos los veranos mendigando emociones para hacer más llevadero el resto del año. ¡Déjate de cuevas y de puentings, conyo! Como decía Bécquer –sí, estoy citando a Bécquer–, asómate al fondo de un alma humana. Pocas emociones te parecerán más brutales que la de contemplarla con total transparencia y sentirla desde lo más hondo de su abismo. O simplemente mírate a ti mismo al espejo, durante horas, en silencio. Fliparás en colores. Sin necesidad de atarte a ninguna cuerda.
Bueno, voy acabando, que el desahogo se me está yendo de las manos. Si te ha indignado cuanto he escrito, no pasa nada, de verdad. Mis disculpas te mando por adelantado. Sigue feliz con tus viajes allende los mares sintiéndote requetevivo. Solo te pido que la próxima vez que te digan eso de que «vamos a despegar en unos breves instantes», tomes plena  conciencia de algo: si tú, hoy, tienes la posibilidad de sentarte en este invento maravilloso llamado avión, lo es en gran parte porque otros seres humanos pasaron largas horas de sus vidas tratando de solucionar problemas que entonces parecían insalvables, soñando cosas como la que hoy te lleva a ti a Tailandia. Y lo hicieron en sus casas, en universidades, en despachos, en laboratorios, en cafés, en noches de insomnio… No consta que lo hicieran viajando por la Patagonia. O sacando fotos en un Safari. O descubriendo comidas exóticas en Tailandia.
Por supuesto, viajar, explorar, perderse, deambular, ya sea por parajes emocionales, ya sea por los caminos del mundo, puede ser una de las más maravillosas experiencias de enriquecimiento personal que experimente un ser humano. Pero, seamos honestos: lo que vemos en Instagram o en Facebook, mayoritariamente, no se parece en nada a esto.
Sea como sea, ¡buen viaje, amigas y amigos!
Desde un rinconcito de la Costa Brava, esquivando excursiones a montañas, paseos en barca y senderismos a calas –todas ellas actividades maravillosas que, no obstante, si me hubiera lanzado a hacer de manera compulsiva, seguramente me hubieran impedido escribir el artículo que ahora acaba. 

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Opiniones 57
  • Muy bueno. Ahora, he ojeado el Instagram del autor, y parece que entra perfectamente en la descripción de los domingueros de su artículo. Con qué moral, dirían algunos.

    • Clickbait…clickbait…clickbait!.. el autor logró su cometido.
      Por cierto, divertido que el autor ignore (la gran mayoría de) los comentarios criticando lo ridículo que es este articulo escrito expresamente para ganar clicks y generar polémica.

  • “Vive un verano a tope, sorprende con los mejores regalos originales, cestas de regalo y experiencias únicas” El autor, dueño del regalador.com, una web que, en su homepage, ya reza como arriba se cita. ¿Para qué molestarse en predicar con el ejemplo, si puede uno pasar por intelectual de coderas?. Me hacen gracia los hipsters pretenciosos, seguramente habra escrito el artículo desde su cala en la Costa Brava, en su iphone 8000 de ultima generación, con las últimas New Balance después de comprarse una mochila de cuero en algún portal online de moda.

    • Estoy totalmente de acuerdo con Susana. Me ha parecido muy interesante el artículo aún no estando de acuerdo en todos los puntos, pero sí en el concepto y la idea global. He sentido curiosidad por saber más de Ignasi, autor del post, y al ver su web http://www.regalador.com, he pensado que seguro podrían ser regalos originales, diferentes, siguiendo su filosofía. Que sorpresa al encontrar libros tipo: 1001 lugar que hay que visitar antes de morir!! ¿En qué quedamos?

      • Gracias por leer y comentar, independientemente de que estemos de acuerdo o no 🙂
        Solo aclarar que regalador no es ‘mi web’. Formo parte del proyecto, pero en ningún casi me pertenece mayoritariamente ni soy quién define lo que en ella se vende .-) La que sí es mi we personal es ignasigiro.com. Saludos y buen viaje!

      • Me gustan las personas que dicen lo que piensan , siempre y cuando su pensamiento sea mejor que el expuesto.
        Francisca C M

  • Interesante reflexión. Estoy de acuerdo, pero también pienso que al final los viajes y las vacaciones exóticas serían otra vez lo que eran antes: solo para ricos. Los pobres tendrían que conformarse con que los ricos les pasasen sus experiencias por la cara. Pero si, hay gente que viaja sin ningún tipo de espíritu ni ilusión y esos lugares están explotadísimos y abarrotados.

    • Es cierto. El filtro económico no es el mejor. Si tuviera que re-escribir el artículo, seguramente revisaría la mención al precio de los billetes.

  • “Proclamo, a pulmón abierto, que el mundo iría mucho mejor si mañana mismo volvieran a multiplicarse por diez los precios de los vuelos transatlánticos”.
    Y yo proclamo que, en mi opinión, no se puede estar más equivocado.
    Un abrazo, Ignasi.

    • Otro abrazo para usted!
      Eso sí, podrías haberte quedado con otras partes, como esta:
      “Por supuesto, viajar, explorar, perderse, deambular, ya sea por parajes emocionales, ya sea por los caminos del mundo, puede ser una de las más maravillosas experiencias de enriquecimiento personal que experimente un ser humano. Pero, seamos honestos: lo que vemos en Instagram o en Facebook, mayoritariamente, no se parece en nada a esto.”
      Sea como sea, buen viaje amigo 🙂

  • Este articulo me ha abierto los ojos. Voy a dejar de utilizar cualquier beneficio del progueso por respeto a los sacrificios de los que lo hicieron posible y me voy a volver amish. Voy a aniquilar a cualquiera que juegue al candy crush aunque se reduzca la poblacion femenina a la mitad o mucho menos. Voy a dejar de hacer turismo aunque paises como España incluyendo la provincia de Cataluña tengan un % muy alto de su PIB concentrado en el turismo… merece la pena lo que te pagan por estos articulos para perder la autoridad en cualquier cosa que digas?

  • Qué haces viajando a Tailandia si ni si quiera conoces Teruel? Pijipis haciendo listas de lugares exóticos e impartiendo “verdades” aprendidas en sus viajes. Poco te conoces a ti mismo si necesitas miles de km para reconocerte.

  • Menuda bobada de articulo.
    Para empezar, no es lo mismo el “paqui” como el lo denomina en el articulo, de Lavapies, al que te encuentras en Calcuta ( cabe recordar que Calcuta esta en la punta Este de la India, algo lejos de Paquistan, pero bueno, eso aparte). Los de Lavapies, por muy autenticos que sean, estan en la cultura europea y por lo tanto no es lo mismo. Respecto a lo de instagram y demas, es cierto que ahora se ha puesto de moda irse una semana a Tailandia, sacarse una foto con el tigre sedado en Chiang Mai, pasear en elefante y hacerse una foto en Koh Tao o Phuket, pero tamiben hay muchos que viajamos por alli de forma distinta. Yo pase 3 meses recorriendo el sudeste asiatico con una mochila, solo, y sin seguir rutas turisticas, y me encontre a bastantes personas haciendo lo mismo. Adentrarte en Myanmar, visitar las islas desiertas de filipinas

  • Me parece patético este articulo, porque muchas personas pueden viajar gracias a los precios actuales. Que no siempre va a ser igual de caro el volar como viajar al espacio, hombre.

  • Este artículo lo ha escrito un pretencioso que va de místico e intenta dar lecciones sobre cómo ser. Si los precios no fueran los que son, ¡cuantísima gente no tendría derecho a ver mundo!
    Además, ¿quién es este señor que se ve con el permiso de decir cómo viajar o cómo no hacerlo, juzgando al que no es como él?
    Y conste que estaría de acuerdo, de hecho comparto algunas ideas (sólo algunas!); pero no con esa arrogancia.

  • Ultimamente todo lleno de post nazis.. que coñazo, no?. Seamos realistas, esto de que cada cual pueda escribir las gilipolleces que se te pasan por la cabeza y que casi cualquiera pueda leerlas es algo que hasta hace poco, era cosa de algunos potentados…. oh wait!! si se parece un poco al principio que mueve el post de arriba.. En fin, dejemos a la gente que haga lo que le salga de los cojones y dejemos de autorealizarnos criticando y clasificando el mundo.

    • Claro que viendo el perfil del autor.. sólo se trata de un post con temática catchy para que sea linkado y de paso atraer potenciales clientes a su agencia que zzzzzZZzzzZZZz pero hey, lo ha conseguido. Ya tienes una visitica más.

  • Pfff… boriiingggg… Típico post que refleja lo que al autor le molesta de si mismo. Catarsis online. Coincido con Pol. Hoy por hoy cualquier puede escribir gilipolleces que no vienen a cuento y que todos lo lean.

  • Menuda tontería de artículo. Viajar es lo mas enriquecedor que hay en la vida. “El mundo iría mucho mejor si mañana mismo volvieran a multiplicarse por diez los precios de los vuelos transatlánticos”, ¿en serio? Bonita manera de demostrar lo clasista que siguen siendo algunas personas, dejando únicamente en manos de los ricos la posibilidad de vivir experiencias, conocer cualquier parte del mundo y conocer otras culturas. O como les pasa a muchas personas, haber tenido que decidir irse a la otra punta del mundo a rehacer o comenzar su vida por la mala situación de su país y poder tener una mejor accesibilidad a billetes para volver y pasar unos días con su familia y amig@s.

  • Nada nuevo, ya lo decia Debord en “La sociedad del espectáculo”, allá por 1967:
    Tourism — human circulation packaged for consumption, a by-product of the circulation of commodities — is the opportunity to go and see what has been banalized. The economic organization of travel to different places already guarantees their equivalence. The modernization that has eliminated the time involved in travel has simultaneously eliminated any real space from it.

    • Me alegra que usted aporte el marisco a esta paella tan sosa. Pero Marcusen, por favor, escríbalo en la versión francesa, que es menos confusa, como todo original:
      Sous-produit de la circulation des marchandises, la circulation humaine considérée comme une consommation, le tourisme, se ramène fondamentalement au loisir d’aller voir ce qui est devenu banal. L’aménagement économique de la fréquentation de lieux différents est déjà par lui-même la garantie de leur équivalence. La même modernisation qui a retiré du voyage le temps, lui a aussi retiré la réalité de l’espace.
      O en su traducción al español (del original francés y no de la mala traducción inglesa):
      Subproducto de la circulación de mercancías, la circulación humana considerada como consumo, el turismo, aporta fundamentalmente el ocio de ir a ver lo se ha convertido en banal. La planificación económica de visitar lugares diferentes ya es en sí misma la garantía de su equivalencia. La misma modernización que ha eliminado del viaje el tiempo también ha retirado la realidad del espacio.
      Este sociólogo agitador de costumbres resumió muy bien en 1967 lo que dice el autor del artículo en 2015.
      Lamento discrepar de la mayoría de opiniones y ponerme del lado de Debord e Ignasi. Del primero porque es un intelectual, y del segundo porque es un valiente. Lo barato frivoliza y la masa adultera. Viva la aristocracia. Me refiero a la aristocracia del refinamiento, de la elegancia, de la que no lleva cámara fotográfica sino libro de notas con pluma y acuarelas, de la que se dirige al tailandés en phasa phut o en phasa khian, según sea el caso, o en su defecto, en francés. Pero esa aristocracia ha sido sustituida por otra, la aristagram.

  • Hola a todos, he leído este ‘artículo (?) y me ha parecido tan malo que os escribo un resumen párrafo por párrafo de lo que dice el autor en una frase para que si decidís perder el tiempo leyéndolo, por lo menos sea menos tiempo. Espero que os sea útil.
    “La gente saca fotos de viaje y las ponen en internet.
    Cuanta menos gente pobre viaje, mejor.
    Si vuelas en avión sin mearte de emoción, no vueles.
    Si quieres hacer pis, no eres digno de volar.
    No viajes, y si lo haces, no hagas nada, ni menciones nada al respecto.
    Es malo aprovechar el poco tiempo libre que uno tiene, mejor aburrirse.
    Los touroperadores y aeropuertos nos controlan.
    No vayas a países extranjeros si no te sabes la vida entera de todo el mundo de tu alrededor.
    Ir a un barrio de tu ciudad (si tiene inmigrantes, claro) es mejor que viajar.
    No hagas nada de lo que puedas disfrutar.
    Un espejo te puede mantener entretenido durante horas.
    No utilices nada sin antes meditar quien lo ha inventado.
    Soy un hipócrita.
    Buen viaje.
    Si tuviera una vida interesante, no habría escrito este artículo.”

  • Escribo este comentario un día antes de viajar a Vietnam (pecadora de mí), y sí, viajo a Vietnam porque necesito esa gasolina que me da el viajar para el resto del año. Podría empezar a nombrar un montón de libros y reflexiones sobre cómo la experiencia del viaje forma personalidades y nos prepara para retos. Pero no voy a hacer un alegato a este artículo, que es sólo eso, un artículo, en mi opinión, bastante equivocado.

  • Completamente de acuerdo. Los aviones son una maravilla de la ingeniería y deberían tratarse como tales. ¡Un poco de asombro por favor!
    Puestos a hablar de ello… ¡Qué maravilla tengo bajo mis dedos! Pulso cuadraditos con letras grabadas y aparecen en un cristal mágico que tengo frente a la cara. Y en cualquier lugar del mundo, cualquier persona con el mismo equipamiento puede leer lo que he escrito. ¡Regocijáos! ¡Traed el cochinillo cebado!
    También me parece un atraso eso de que la gente ya no se muera en oleadas por viruela y peste negra. ¡Qué desvergüenza!

  • Yo creo que el impulso a viajar nace de la vísceras primates que tenemos dentro, y que ante una existencia sin apenas espacio vital, nos sentimos impulsados a salir de la manada y buscar nuevos asentamientos.
    También por eso nos apetece más el sexo en los viajes, por perpetuar la especie en ese nuevo sitio…
    En mi mente todas las fotos de los viajes en instagram tienen el mismo pie de foto: “Aquí, buscando nuevos sitios donde vivir porque en mi ciudad estoy afixiado”.
    Que en muchos casos va acompañado de un “a ver si es verdad…”
    Ah, y muy buena reflexión Ignasi, lástima que no se note bien el tono de broma 🙂

  • Entendiendo perfectamente lo que dices, y en parte compartiendo algo del sentimiento, que sepas que prefiero pasarlo bien con unos canis en Benidorm antes que aguantar a un intelectualoide cansa almas en Paris con su Herschel y sus selfis con Latte del Starbucks. Que hacéis exactamente lo mismo pero pagando más. Por lo menos esos pobres que tu no dejabas entrar en un avión son honestos, van de lo que son y cuando la tierra se extinga tendrán historias más vividas que tus simposios de literatura comparada.

  • Hay mucha gente que opina que no le gusta este articulo pero a mi si, no es ya solo eso de ir a lugares exoticos sino simplemente ir de vacaciones cerca y que de repente el verano tan tranquilo que tenias se convierta en un ir y venir a la playa y a la piscina o a visitrar cosas “famosas”.
    Ademas, la playa esta muy sobrevalorada. No digo que este mal pero creo que siendo un monton de arena frente al mar (una piscina con sal y a veces olas), no deberia recibir tanta atención.
    Tambien puede que sea porque aun es mi madre quien dirige a donde se va y ella decide ir a los lugares que mas le gustan que no coinciden con los mios, cuando sea independiente no creo que vaya a pisar la playa en muchos años

  • El mensaje de este artículo es equivocado e incluso llega al punto de fascista, aunque no está claro, porque a lo mejor escribes tan mal que ni sabes expresar tu idea. En cuanto a la forma, la estructura es adecuada al artículo de opinión que publicas, parece que al menos eso sí te lo has leído en la wikipedia. Sin embargo todo el resto parece como si lo hubiera escrito un niño, diría que incluso mi hijo de 12 escribe con más cohesión, en inglés, que tú. Te doy un ejemplo, que será más que suficiente; “[…] asómate al fondo de un alma humana. Pocas emociones te parecerán más brutales que la de contemplarla con total transparencia y sentirla desde lo más hondo de su abismo. O simplemente mírate a ti mismo al espejo, durante horas, en silencio. Fliparás en colores.”. No hay ninguna relación con el resto del texto, la mención además da paso a otra idea completamente ajena, que si tiene relación con el tema ni lo explicas. De hecho te puedo citar un término de moda que explicaría la aparición de Bécquer, ‘name dropping’. Además el uso del lenguaje y recursos es de mediocre a exasperante. Utilizar constantemente el tuteo, que además se intercala con lenguaje formal, colma el vaso. Comprendo que el autor no es escritor profesional ni tiene porqué, pero ya que escribes gilipolleces escríbelas bien.

  • Creo sinceramente que la idea del artículo no es mala, pero la ejecución en sí lo es.
    Y te voy a decir el por qué: se puede estar en contra de los cazurros que van por el mundo sin tener puta idea de nada, del enorme gasto energético que supone un viaje así y un largo etcétera…pero hay gente que no sólo o usa para hacerse sus fotos guapas para el Instagram y el Facebook o fardar de lo cool que son. Hay gente que también trabaja y tiene que ir a determinados sitios por razones que escapan al mero capricho consumista de decir “me voy a pasarlo guay” y disfruta de unos días en sitios desconocidos. Personas que tienen otro tipo de vacaciones y que incluso en su tiempo de descanso aprovechan esa oportunidad para abrir un poco más sus horizontes o incluso para cambiar algo en su vida.
    Esto último suena muy místico, pero a veces ocurre. Por supuesto, al que va a Tailandia en busca de putas y drogas, al alemán de Mallorca en un resort una semana con todo incluido o a la manada de estudiantes en Punta Cana se la suda, hablando claro y mal. Tampoco les va a cambiar la vida, eso sólo les va a ocurrir la primera semana al volver…el tiempo que les dure el pensamiento. Supongo que es a este tipo de fauna al que te refieres. Hay otros muchos que realmente disfrutan sus viajes sacan cosas en claro de ellos, aprenden y aplican cosas en su vida. Un circuito turístico desde luego que no cambia vidas.
    Turismo también se puede hacer trabajando en otro país y descubriendo qué ocurre realmente en ese sitio. Yo lo hago así y no es ni de lejos lo mismo: mil veces mejor cuando conoces un idioma, unas costumbres y eres capaz de adoptarlas (y no mediante la nueva espiritualidad del budismo theravada o el hinduismo porque quedan guay).
    PD: al subnormal que se va al váter en el despegue, al que se pasa las horas muertas jugando al candy crush y al que tiene que hacer mil cosas les daba por tontos. Que quede claro. Me gustan tan poco como a ti.

  • De los artículos más estúpidos que he llegado a leer por internet, y es mucho decir. Devuélvame el tiempo perdido por favor, o como mínimo haga el favor de pensárselo dos veces antes de volver a ponerse ante un teclado. Tan malo me parece que he borrado directamente a la persona que lo compartió en Facebook. Me da vergüenza ajena que exista gente tan ignorante y con una forma tan simplista y poco informada de la realidad. Viaja un poco por el amor de Dios, low cost o primera clase, lo que más gustes pero hazlo, quizás aprendas algo.

  • Si bien es cierto que después de leer el título del artículo, el contenido no era bien bien lo que me esperaba, y a pesar de no estar de acuerdo con muchas partes, puedo llegar a entender a lo que nos quiere acercar Ignasi.
    Creo que los que nos consideramos viajeros, el acercarnos a culturas lejanas en sus países natales (porque no lo vamos a negar, no solamente queremos la experiencia del contacto local, sino del modo de vida, los atardeceres, los olores, los paisajes… que no nos pueden “suministrar” nuestros vecinos del Raval) es como bien decía Auxi la gasolina que muchos necesitamos. Sentarnos en un templo perdido de un recóndito lugar, observar a los monjes, escuchar el silencio, probar comidas extrañas, subirnos a medios de transporte diferentes… es algo que necesitamos y de lo que sería un pecado no poder disfrutar (por ejemplo si el precio de los aviones fuera para ricos -y cuando creo que muchos de estos ricos son precisamente los que resumen un viaje en una foto en un hotelazo de 5 estrellas mientras alguien les masajea los pies-).
    Eso sí, yo como viajera, empiezo a aborrecer el que un país como Tailandia -al que no he visitado, por ahora, justamente por la fama turística que tiene- esté más transitado que las Ramblas por grupos de gente que sólo quieren una foto en las redes sociales, que no respetan a sus locales y que no recordarán ni los nombres de las ciudades que visitan.
    Comparto que a los viajeros cada vez les cueste más encontrar lugares que no estén masificados por el turismo de foto y vámonos y espero que esto vaya cambiando y la gente se vuelva más consciente en este aspecto -que creo que sí, por ser optimista-.

    • ¿qué es eso de considerarte viajero?
      Es mejor un mochilero por los desfiladeros desérticos del interior de China que una pareja en Punta Cana?
      Lo de sentirse exclusivo y diferente es el culmen de la estupidez capitalista y consumista.

    • Muy Friki Cris…. Vivo hace años en Tailandia y te aseguro que dan la misma grima los turistas de pulsera y resort que los super viajeros cool de mochila y bungalow de 1 euro la noche, durmiendo con cucarachas para sentirse más auténticos.
      No te creas por encima de aquellos que no hacen las cosas como tú. Te lo dice uno que ha viajado con mochila, con trolley, dormido en desiertos, montañas y cabañas, las mismas veces que en resorts de 5 estrellas para masajearme los pies en su spa.

      • Pues si te aplicamos tu propia vara de medir, lo que no sale es…
        Grima al cuadrado con doble bonus de “muy, muy friki”. Enhorabuena, winner xD

  • Pues xapó por la idea del articulo. Creo firmemente lo mismo, demasiadas fotos exhibicionistas con elefantes y tigres domados en Tailandia, y este ya ni nos preguntamos cual es el mal que hacemos (directa o indirectamente) por sentirnos mejor nosotros mismos y de verdad que la gente cada vez tiene menos valores al viajar.
    Sobre el desarrollo personal que comentas, lo leí hace tiempo en un articulo en esta web “aplacar el movimiento mental con el movimiento físico, aplacar ese torbellino de pensamientos que se genera en la cabeza cuando estamos quietos.” No puede tener mas razón, y es que seria fantástico ser capaces de evolucionar en un mismo sitio, sin necesidad innecesaria de viajar, pero es taaan difícil, que bueno, si al menos 10 de 100 personas que viajen logran abrir su mente por un vuelo lowcost, ha valido la pena! y nada más, ánimo y buen viaje! 🙂

  • ¡Ignasi! Gracias por tu artículo. Siento que a la gente que le sienta tan mal lo que dices es porque se da por aludida. No me parece que seas un amargado como dicen por aquí, sino que has escrito esto con una mala leche divina para poner los puntos sobre las íes. Si lo importante no es si te vas a Tailanda o al Raval, la cosa es que lo vivas intensamente, hagas lo que hagas que lo vivas de verdad… Que lo VIVAS, coño, y punto, que estamos medio anestesiados o anestesiados del todo, con tanta fotito y tanta facilidad. Ya sólo que nos lata el corazón es para flipar a cada respiración (acabo de leer tu artículo “La física es pura magia”, me encantó). Te seguiré de cerca. ¡¡Un abrazo!!
    P.D.- También he releído “Cinco lecciones de vida que aprendí limpiando mierda”. Espectacular. Podrías publicarlo en el género de literatura de autoayuda+humor, ¡en serio! Estabas iluminadísimo al escribirlo ¡Brutal! 🙂

  • Ños…. después de leer ciertos comentarios se queda uno como chico. Quería decir mi opnión sobre tu post y casi temo que alguien me haga añicos antes de terminar de escribir mi humilde comentario. Yo no he viajado mucho, nunca me he ido de vacaciones a lugares que necesitara coger un avión para llegar porque nunca me lo he podido permitir, pero como vivo en una isla pues en cierto momento de mi alegre juventud pensé que sería verdad eso de que “hay que viajar” y me fuí. No de vacaciones,… fuí a vivir un lugar. Trabajar allí , vivir allí, conocer querer y hasta odiar ciertas cosas… lo que yo llamo viajar. Siempre he tenido especial repulsión por ese momento en que alguien te dice : “me fuí de vacaciones a Cuba”,…. “unas playas”…. “quieres ver las fotos”?…. Con esto quiero decir que detesto a la gente que se puede permitir pagar un billete de avión y alojarse en un lugar tan lejos de su casa y no se le ocurre al menos intentar vivir un poco ese lugar,… por si mismo eh?,.. no para contarselo a la gente luego, sino para llevarse un recuerdo único,.. unas ganas de volver o de no volver,.. (algo)…. No sé si escribes mejor o peor, si eres muy listo o muy tonto,.. oportunista buscando visitas o likes… pero en algunas cosas que pusiste ahí me hiciste pensar que si,… se puede viajar de cualquier manera,.. pero es una pena que haya tana gente viajando tan lejos para no hacer nada especial,.. para no ser capaz de tener una experiencia que le llene hasta los topes,… es mas y acabo con una anécdota,.. una vez una amiga me estaba contando que guay que había sido no se que gilipollez que le había pasado en Thailandia y el cieso de su novio la interrumpió para aclararle que aquello había sido en otro viaje a Perú,… y ahí se quedaron discutiendo… (tu imaginate hasta que punto la gente no se entera de nada cuando viaja)
    Chaito

  • Había un tiempo donde el turismo era exclusivo de unos pocos, aquellos con dinero y tiempo suficiente para poder estar ociosos por el mundo. De esta manera los lugares visitados mantenían su frescura y encanto.
    Pero vaya, que a la clase trabajadora la dio por reivindicar vacaciones pagadas y unos sueldos decentes, y resulta que empezaron a viajar y como viajaban se construyeron hoteles y resorts.
    Pero entonces, al “viajero” del Grand Tour le molestaban estas hormigas echándose fotos felices saliendo de su rutina y se pregunta qué hace esta escoria viajando y por qué no están encerrados en sus cuevas como Morlocks.
    Comentario patrocinado por Mariano Rajoy y su envidia igualitaria

  • No sé qué es peor, si esta fallida lección de moral hippie, o el anuncio de “ahora hacemos libros” que aparece debajo… Parece que deberían recordaros que los libros “se escriben”, no “se hacen”… #bastadehipstersquevandehatersquesecreenconderechoadecirnosdequécoñovaelmundomientrascuelganensusredesfotosdesucafédelstarbucks

  • Totalmente de acuerdo contigo… Me da mucha pena lugares sobre explotados como Tailandia, una señora de ahí, me dijo que fuera cuando quisiera pero que la esencia se esta perdiendo por la masificación de turistas… Una pena que alguien de allí te llegue a decir eso…

  • Gran artículo derivado de una reflexión que aunque parezca profunda, creo que más bien viene de una hinchada de pelotas al ver tanto dominguero por el mundo. Los dioses saben que te entiendo. Me irrita de la misma manera que a tí… has sabido plasmar con palabras un sentimiento que hace tiempo tengo dentro. Felicidades por el artículo. Un saludo desde Bangkok.

    • El Sr Javato ha viajado con mochila, con trolley, dormido en desiertos, montañas y cabañas, las mismas veces que en resorts de 5 estrellas para masajearme los pies en su spa
      Al Sr Javato le irrita tanto dominguero por el mundo, y le da la misma grima quien viaja de mochilero como quien va a resorts de cinco estrellas.
      El Sr javato le dice a Cris que no se sienta por encima del resto de turistas por considerarse a sí misma viajera, porque no sólo para viajar sino incluso hasta para sentirse por encima del resto el Sr. Javato quisiera gozar de absoluta exclusividad, porque cuando otras personas hacen lo que él mismo hace, pues, joder, molestan, irritan, dan grima: que se queden en sua casa mirándose al espejo o que se vayan a cenar con los del chino de la esquina ¡¡¡coño!!!

  • Está claro que al autor le hace falta viajar y quitarse unos cuantos prejuicios. El artículo, por otra parte, me parece prescindible. Saludos.

  • Típica frase pedante y cultureta: “Viajar es lo más enriquecedor que hay”. Conozco a gente que no ha salido de España y les darían mil vueltas, intelectualmente hablando, a mucho viajero de escaparate, incluido a mí, que he estado en la otra punta del mundo (lo digo por si alguno se piensa que hablo desde la envidia). Me refiero a esos que viajan para decorar su Instagram, que te hablan de lo enriquecedor que es viajar y se pasan la mitad del viaje pegado al móvil subiendo fotos. Luego miras por otros perfiles de ‘posers viajeros’ y ves las mismas fotos y los mismos comentarios. Es lo que yo llamo: el postureo plantilla. El viaje les ha enriquecido tanto que no les da ni para un comentario original.
    Es cierto que los viajes aportan experiencia, pero están demasiado mitificados. Un par de semanas en la India no te hace conocedor de su cultura y sus costumbres, por mucho mochileo que hagas. Si quieres hacerlo tienes que pasarte media vida recorriéndola y/o leer mucho sobre ella ¿O acaso conoces todos los pueblos de España solo por vivir aquí?
    En fin que hay que viajar y disfrutar del viaje. Los posers pueden hacer lo que quieran, pero que sepan que no engañan a nadie.

  • Al autor del artículo le sucede algo parecido al Sr Javato.
    Él no es un mindundis cualquiera, él es un tío viajado que, ¡¡¡wawwwww!!!, no hace pis en el avión hasta que se alcanza la velocidad de crucero. Él es “físico/creativo”, un tipo exclusivo (y excluyente: “fuera mindundis de los aviones!!!”), le gusta la “nutella” que no la nocilla (facepalm) y llama a Apu por su nombre cuando va comprarse las birras en el badulaque (porque se lo escuchó decir a una señora del barrio que iba a comprar el pan, no más, de ahí que Apu no tenga ni repajolera idea de como se llame Ignasi porque le importa 3 cojones).
    Él, qué duda cabe, es de aquellos pocos elegidos que debería tener el privilegio de viajar –y como tiene pasta para hacerlo, sueña con la desaparición de las low cost para que se haga justicia poniendo a cada cual en su lugar y a él en donde le venga en gana-.
    Él vive en París, estudió en Geneva y se habrá pegado y se pegará más viajecitos exóticos que el lector medio de sus artículos. Lo que le jode – en palabras de Javato: le molesta, le irrita, le da grima- es que TÚ lo hagas. A ti te recomienda que te mires durante horas al espejo, que te pares en silencio, te sientes, te aburras, te enfrentes al vacío de ser tú mismo, que toques la guitarra y que aprendas un nuevo oficio (jajajaja la madre de dios, esas quiere que sean tus vacaciones!!!).
    Vamos, que hagas algo de “calado humano”, como leer o pasar noches de insomnio en despachos, bibliotecas y laboratorios. Que ni se te ocurra hacer ninguna actividad en busca de chutes adrenalínicos que te hagan sentir vivo –rafting, puenting, espeleología o lo que sea- porque… le debes eterna devoción y respeto a los pioneros, héroes y cabezas pensantes de la historia de la aviación que, al parecer, eran puras y duras ratas de biblioteca cuya fascinación por volar y su determinación para lograrlo nada tenían que ver con la búsqueda de sensaciones, con la adrenalina ni con lo que ahora llamamos deportes de riesgo… claro, claro…).
    Él te recomienda que te dejes de viajecitos y que, en su lugar, te conozcas a ti mismo (método Ignasi: mirándote al espejo durante horas –otro facepalm-) y que luego te dediques a asomarte al fondo del alma humana, conociendo en profundidad a los demás (método Ignasi: poniendo la oreja hasta enterarte que el Paqui de las birras de llama Apu).
    Mientras tú te dedicas a eso, él se va de vacaciones a un rinconcito en la Costa Brava, donde no haya apenas otras almas humanas (porque las ha conocido en profundidad, tanto como a sí mismo y sabe bien que él mola más, que los demás le irritan, le molestan, le dan grima…) Y ahí, en su rinconcito, alejado de la chusma y tras haber esquivado excursiones, paseos y actividades lúdicas varias, se dedica a aprovechar sus vacaciones haciendo algo de gran calado humano: escribir este artículo –léase: seguir currando- (eso sí, no se te ocurra a ti hacer lo mismo y el año que viene, en lugar de ir a Tailandia, te pases por su calita en la Costa Brava, porque de lo contrario, ya sabes lo que nos espera a todos… el preceptivo articulito del Sr. Igansi: Alegato contra TUS vacaciones en un rinconcito en la Costa Brava).

  • Sr Igansi y Sr Javato,
    Lamento comunicarles que, lo crean o no (que va a ser que no), son ustedes la misma mierda que nosotros, que cualquier otra persona. Repito: la misma mierda. Consejo: sigan mirándose al espejo hasta darse cuenta.
    Tienen ustedes tanto derecho a subir en aviones y a viajar como cualquier otro ser humano.
    Cuando ustedes viajan –ya sea de mochileros, ya sea en hoteles de 5 estrellas- dan tanta grima, molestan e irritan tanto como cualquiera de nosotros.
    A muchos de nosotros nos disgusta la masificación tanto como a ustedes. Ahora bien, aun no siendo seres tan evolucionados como ustedes –o por eso mismo- nos cuidamos mucho de tildar a los que hacen lo mismo que nosotros de mindundis irritantes y molestos.
    En vista de ello, les sugiero que, estando ustedes como están por encima del resto de los mortales, actúen en consecuencia y hagan algo al respecto, algo de “calado humano” que contribuya a solucionar el problema de la masificación y comercialización de los viajes turísticos: practiquen con el ejemplo y empiecen ustedes mismos a dejar de viajar, ni a Tailandia ni a rinconcitos en la Costa Brava, quédense en sus casa y aprendan un nuevo oficio (por ejemplo: limpiar mierda, pero de verdad, en urinarios públicos, no pasando la fregona por la cocina de diseño de su pisito en París –amos, no me jodas!!!).

  • Un post de un nivel de viejo cascarrabias y de un ego dolido por no viajar de esa manera que flipas. Que si la gente viaja y vive experiencias en un avión y juega al candy crush quién eres tú para juzgarlo desde una tribuna Romana. Harto de este tipo de personajes que van de cultos porque se han leído dos libros de autoayuda y tienen una verborrea de cuarto y mitad de ALDI. Perdonar por no contar algo bonito pero es que me indigna que en lugar de dejar algo constructivo como las cosas que no deberíamos hacer en Tailandia porque afectan a colectivos marginados o porque nos cargamos los recursos naturales y dar alguna estadística para reflexionar sólo nos robe minutos este “indignado de 0,60” con lugares comunes de cuñado en boda.

  • Vaya cojones de sacarle esta careta a gente que la lleva. Me gustó leer algo que tenía visto, pero no tenía en palabras.

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