Las tripas necesitan su combustible; diario, a poder ser. Cuando este escasea nos lo hacen saber con su rugir. Cubierta esta necesidad primaria, la alimentación se convierte en un placer⦠O en un quebradero de cabeza, según para quién o en qué circunstancia.
ĀæPor quĆ©, en general, lo que mĆ”s nos gusta suele ser lo que menos nos conviene (engorda, produce acidez, aumenta el colesterol, provoca cariesā¦)?
Es una cuestión evolutiva. Estamos programados para aprovechar al mĆ”ximo los recursos energĆ©ticos de nuestro entorno. En tiempos de escasez, los que tenĆan mayores apetitos, los que preferĆan lo dulce, lo graso y lo mĆ”s eficiente para crear reservas (acumular grasa) sobrevivĆan mejor. Pero en el contexto actual, donde los alimentos abundan y el ejercicio necesario para conseguirlos es mĆnimo, esta predisposición es desfavorable. Sin embargo, nuestro paladar no ha cambiado tanto desde el origen del hombre.
ĀæCuĆ”nto hay de ‘cultural’ a la hora de determinar si algo estĆ” rico o malo?
En mi opinión, bastante. Las recetas, apariencia de las comidas y los gustos a los que estÔs acostumbrado pueden influir en la evaluación global de un alimento (por efectos de aprendizaje y expectativas, entre otros). También con quién, cómo y dónde comes afecta cuÔn satisfecho te sientes al terminar.
¿Qué ocurre con el azúcar? ¿Es tan malo como nos cuentan?
Ocurre como con otros alimentos de los que no debemos abusar, y depende de para quiĆ©n. Es importante que los niƱos, por ejemplo, no se acostumbren a una dieta muy dulce, ya que en esta etapa se establecen los hĆ”bitos nutricionales y puede resultar difĆcil cambiarlos de mayor. Pero la preferencia por lo dulce, igual que por lo salado, es modulable.
Es cierto que el azĆŗcar no es bueno para la salud dental en cualquier edad y esto lo tenemos bastante olvidado. AdemĆ”s, existen evidencias cientĆficas que asocian el elevado consumo de azĆŗcar con el desarrollo de enfermedades, entre ellas la obesidad, algo ampliamente difundido entre el pĆŗblico.
¿Qué alimento, en su opinión, ha sido (o es) denostado injustamente?
El aceite de oliva, la leche, los huevos, la pasta⦠Todos han pasado sus Ā«malas Ć©pocasĀ». Sin embargo, son importantes fuentes de nutrientes y energĆa.
¿Y el mÔs sobrevalorado?
Me atreverĆa a decir que el cafĆ© y el tĆ©. Aunque es el conjunto de alimentos que consumimos, es decir, el patrón alimentario, el considerado determinante en el mantenimiento de la salud.
Tradicionalmente, ¿se ha subestimado el papel que la dieta desempeña en nuestra salud?
Creo que sĆ, pero no solo el de la dieta, sino el del estilo de vida en general: la combinación de comer sano, hacer ejercicio, no fumar, no exponerse tanto al solā¦
Y ahora, ¿estÔ de moda la nutrición? ¿Rige también aquà la ley del péndulo?
SĆ, claramente. Las grasas, los hidratos de carbono, incluyendo los azĆŗcares, y las proteĆnas han pasado de ser Ā«los reyesĀ» a convertirse en enemigos nĆŗmero uno de la salud en los Ćŗltimos 20 aƱos. Solemos olvidarnos de que ademĆ”s de lo que comemos, es igual o casi mĆ”s importante la cantidad y la forma en la que comemos (mucho y deprisa no ayudaā¦).
¿Cómo valora este creciente interés por la alimentación?
Que haya interés es positivo. Refleja un conocimiento o preocupación mayor por parte del público. Lo que sà es perjudicial es la diseminación de información sesgada, incompleta o incorrecta.
ĀæEntiende el intrusismo como un problema en su sector?
En general, sĆ, sobre todo por el alto poder de convicción de algunas personas que, pese a ser grandes comunicadores, no disponen de la experiencia ni los conocimientos adecuados para dar recomendaciones en el Ć”mbito de la nutrición y la dietoterapia, en el contexto pĆŗblico y especialmente en la atención a nivel individual.
¿Posible solución?
Lo indicado siempre es asegurarse de que la persona que ofrece la información o el servicio posee capacitación adecuada para ello. Para ser dietista-nutricionista se debe cursar un programa universitario acreditado por el Gobierno. Con este sistema se disminuye la posibilidad de intrusismo, aunque no se puede evitar al completo. En EspaƱa, la situación estĆ” menos regulada que en paĆses como el Reino Unido y los Estados Unidos, aunque existen colegios profesionales, asĆ como el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-nutricionistas.
Quien acude a la consulta de un nutricionista, ¿por qué suele hacerlo?
El principal motivo que lleva a la consulta del dietista-nutricionista es el relacionado con el peso y sus consecuencias para la salud. Aunque últimamente se ha observado un aumento en el número de personas que acuden a las consultas de nutrición y dietética para mejorar sus hÔbitos y su salud.

ĀæA quĆ© achaca la aparición constante de superalimentos que garantizan grandes beneficios sin una base cientĆfica?
Al concepto de la pĆldora mĆ”gica. Pero no se puede solucionar un problema complejo y multifactorial como es la obesidad, por ejemplo, de un solo disparo.
ĀæExisten tantos intereses (comerciales) āocultosā tras la industria de la alimentación como algunos intuyen o es pura conspiranoia? Ā
En mi opinión, ambas cosas. Es difĆcil negar que en este sector, como en otros, no haya intereses mĆ”s allĆ” de la salud del consumidor. Al fin y al cabo una empresa busca generar beneficio. Pero de ahĆ a demonizar la industria alimentaria en general, me parece un salto.
Creo que hay bastante desconocimiento por parte del pĆŗblico de los pasos implicados en la generación de un buen producto alimentario. Para empezar, estas empresas suelen trabajar con cientĆficos con destacada formación, conocimientos y experiencia.
En segundo lugar es necesario superar un nĆŗmero de trabas legislativas considerables para poder comercializar productos con declaraciones nutricionales, por ejemplo. Pero sĆ es cierto que estos procesos no han sido hasta ahora totalmente transparentes, lo que ha generado sospechas por parte del pĆŗblico.
De acuerdo a las tendencias alimenticias actuales, Āæse prevĆ© en un futuro alguna nueva ‘plaga’, similar a la de la obesidad o la diabetes en los paĆses occidentales?
La verdad, no puedo predecirlo.
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Cuando tenemos hambre, Āæsomos realmente capaces de comer cualquier cosa?
Yyo kiero comer sano
Nuestra alimentacion depende realmente del paladar… tener una real formacion y poder aceptar los sabores parte de nuestros primeros aƱos, no nos enseƱan a degustar los sabores amargos, agrios o acidos y la infinidad de tonalidades que tienen los sabores…dulce amargo, agridulces…y muchas de las reales comidas “sanas” tiene sabores a los cuales dificilmente nos acostumbramos…
Bonito no es, no. Pero aĆŗn asĆ…
¿Por qué el pan y el agua se venden con tan bajos elementos de seguridad?
Me refiero sobre todo al Bimbo, pan de molde (pan tajado aquĆ en Colombia), con un alambrito, de color, eso sĆ,
ĀæY el agua? Yo he probado lo de rellenar los envases y para no ser un profesional…
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