Anny Peng nació en una pequeña ciudad del sur de China, aunque ahora vive y trabaja en Londres, a donde vino a estudiar cuando tenÃa 18 años. Y aunque nunca se habÃa interesado por el dibujo, a pesar de lo mucho que le gustaba garabatear en sus libros escolares de pequeña, ha acabado haciendo un posgrado de ilustración en el Camberwell College of Arts de la capital inglesa.
«Creo que la ilustración es siempre un acto de expresión personal, y la creatividad es la clave para transmitir mis experiencias y opiniones», se reafirma. «La ilustración es una forma de comunicar y dar estructura a los aspectos de la vida que me confunden o eluden. Mi perspectiva creativa siempre se mueve con los cambios en mi vida, de niña a adolescente, de adolescente a mujer adulta, y mis ilustraciones reflejan mis distintos puntos de vista sobre este mundo a medida que evoluciona mi propia situación».
Pero la herramienta que esta artista china utiliza para hacer esa denuncia es el humor negro y la sátira, algo que ella cree que le viene heredado «del trasfondo cultural y el entorno» en los que creció. «Como la mayorÃa de los asiáticos, tiendo a expresar mis pensamientos de forma sutil. Creo que utilizar el eufemismo y el humor para deconstruir temas delicados de la sociedad real, y crear una sensación de conflicto en el humor negro para conseguir efectos dramáticos inesperados, es más eficaz para despertar el pensamiento crÃtico de los espectadores que utilizar el abuso verbal y la culpa. Un artista que me inspira, Joan Cornellà , mencionó una vez que cree que todos nos reÃmos de la desgracia. A todos nos inspira la risa, ya sea por una persona o por una situación en la que nos encontremos».
De nuevo, la vida en la región china de la que procede, Chaoshan, volvÃa a cobrar vida en sus dibujos. En una zona tradicional y conservadora como esa, la mujer virtuosa es aquella dedicada a su familia y a los demás. Su propia existencia es insignificante y el reconocimiento social solo se obtiene si se cumple con esas premisas. «Por eso decidà utilizar las sillas como elemento metafórico para explorar las historias de las mujeres de allÃ. Sigo trabajando en este proyecto, y cada silla de cada ilustración corresponde a una historia o estereotipo de las mujeres de esta zona, como su capacidad para cuidar de la gente, que saben cocinar bien y complacer a sus maridos. Aunque mi trabajo artÃstico se centra en esta comunidad tan especÃfica, espero poder hacer que mis ilustraciones tengan una expresión más universal».
«Creo que los temas sociales siempre han sido lo que más me ha inspirado», reflexiona Anny Peng. La primera inspiración para sus ilustraciones viene de las noticias que lee a diario, como una rutina más de su jornada. La primera sensación que le provoca esa información es de cabreo, y esa rabia la utiliza para desarrollar su trabajo. «DirÃa que el cabreo es, en realidad, el sentimiento que más me inspira. Cuando me enfado por un tema, siempre despierta mi lado oscuro, y me dan ganas de satirizarlo de formas extrañas».
Anny Peng nació en una pequeña ciudad del sur de China, aunque ahora vive y trabaja en Londres, a donde vino a estudiar cuando tenÃa 18 años. Y aunque nunca se habÃa interesado por el dibujo, a pesar de lo mucho que le gustaba garabatear en sus libros escolares de pequeña, ha acabado haciendo un posgrado de ilustración en el Camberwell College of Arts de la capital inglesa.
«Creo que la ilustración es siempre un acto de expresión personal, y la creatividad es la clave para transmitir mis experiencias y opiniones», se reafirma. «La ilustración es una forma de comunicar y dar estructura a los aspectos de la vida que me confunden o eluden. Mi perspectiva creativa siempre se mueve con los cambios en mi vida, de niña a adolescente, de adolescente a mujer adulta, y mis ilustraciones reflejan mis distintos puntos de vista sobre este mundo a medida que evoluciona mi propia situación».
Pero la herramienta que esta artista china utiliza para hacer esa denuncia es el humor negro y la sátira, algo que ella cree que le viene heredado «del trasfondo cultural y el entorno» en los que creció. «Como la mayorÃa de los asiáticos, tiendo a expresar mis pensamientos de forma sutil. Creo que utilizar el eufemismo y el humor para deconstruir temas delicados de la sociedad real, y crear una sensación de conflicto en el humor negro para conseguir efectos dramáticos inesperados, es más eficaz para despertar el pensamiento crÃtico de los espectadores que utilizar el abuso verbal y la culpa. Un artista que me inspira, Joan Cornellà , mencionó una vez que cree que todos nos reÃmos de la desgracia. A todos nos inspira la risa, ya sea por una persona o por una situación en la que nos encontremos».
De nuevo, la vida en la región china de la que procede, Chaoshan, volvÃa a cobrar vida en sus dibujos. En una zona tradicional y conservadora como esa, la mujer virtuosa es aquella dedicada a su familia y a los demás. Su propia existencia es insignificante y el reconocimiento social solo se obtiene si se cumple con esas premisas. «Por eso decidà utilizar las sillas como elemento metafórico para explorar las historias de las mujeres de allÃ. Sigo trabajando en este proyecto, y cada silla de cada ilustración corresponde a una historia o estereotipo de las mujeres de esta zona, como su capacidad para cuidar de la gente, que saben cocinar bien y complacer a sus maridos. Aunque mi trabajo artÃstico se centra en esta comunidad tan especÃfica, espero poder hacer que mis ilustraciones tengan una expresión más universal».
«Creo que los temas sociales siempre han sido lo que más me ha inspirado», reflexiona Anny Peng. La primera inspiración para sus ilustraciones viene de las noticias que lee a diario, como una rutina más de su jornada. La primera sensación que le provoca esa información es de cabreo, y esa rabia la utiliza para desarrollar su trabajo. «DirÃa que el cabreo es, en realidad, el sentimiento que más me inspira. Cuando me enfado por un tema, siempre despierta mi lado oscuro, y me dan ganas de satirizarlo de formas extrañas».