10 de mayo 2011    /   CREATIVIDAD
por
 

Arriesgar y peligrar

10 de mayo 2011    /   CREATIVIDAD     por          
Compártelo twitter facebook whatsapp
thumb image

Parecen gemelas, iguales, sinónimos, equivalentes. Una consecuencia la una de la otra, independientemente del orden en el que las escribas.
Son palabras hermanas y gemelas. Una extensión, una resolución, unidas inseparablemente para siempre. Por supuesto, negativas, de imprevisibles acontecimientos malos.
En España. Y no sé si en Grecia, Irlanda, Italia y Portugal. Perdón, en Portugal sí lo sé. Risco también es negativo, destructivo, ruinoso y doloroso. No en Estados Unidos, menos en California y mucho menos en Silicon Valley.
Allí riesgo es aventura, experiencia, cambio, oportunidad, diversión, fortuna. Por eso asumir riesgos es de personas sanas mentalmente hablando. De creadores de riqueza y bienestar común, personas socialmente reconocidas y admiradas y en el peor de los escenarios aquellas aventuras que terminan en fracaso, ruina y cierre, son también valoradas de forma positiva. Qué imbéciles estos americanos. ¿Cómo pueden pensar así?
Osea que te arruinas y aún encima te valoran. Sí, así es.
El que falla se levanta, se sacude el polvo y vuelve a la batalla de emprender con mayores garantías de éxito. La garantía de un aprendizaje que no se olvida y que conduce a hacerlo mucho mejor en las ocasiones venideras.
La gente confía en quien ha fracasado, no es un estigma o una losa como lo sería en España. No mina la credibilidad ni limita la obtención de crédito.
La ruina enseña y ayuda. Por eso es de allí de donde vienen las empresas que están revolucionando el mundo, Facebook, Android, Google o el iPhone.
Por eso, salvo Zara y Mango, no te encontrarás muchas referencias españolas por mucho que viajes por el mundo.
Por eso sería sano que cambiemos de forma de pensar y asumamos riesgo como una palabra positiva, constructiva y sana.
Sixto Arias es director general de Mobext
Foto: The Fayj reproducido bajo lic. CC
Este artículo fue publicado en el número de Mayo de Yorokobu.


Parecen gemelas, iguales, sinónimos, equivalentes. Una consecuencia la una de la otra, independientemente del orden en el que las escribas.
Son palabras hermanas y gemelas. Una extensión, una resolución, unidas inseparablemente para siempre. Por supuesto, negativas, de imprevisibles acontecimientos malos.
En España. Y no sé si en Grecia, Irlanda, Italia y Portugal. Perdón, en Portugal sí lo sé. Risco también es negativo, destructivo, ruinoso y doloroso. No en Estados Unidos, menos en California y mucho menos en Silicon Valley.
Allí riesgo es aventura, experiencia, cambio, oportunidad, diversión, fortuna. Por eso asumir riesgos es de personas sanas mentalmente hablando. De creadores de riqueza y bienestar común, personas socialmente reconocidas y admiradas y en el peor de los escenarios aquellas aventuras que terminan en fracaso, ruina y cierre, son también valoradas de forma positiva. Qué imbéciles estos americanos. ¿Cómo pueden pensar así?
Osea que te arruinas y aún encima te valoran. Sí, así es.
El que falla se levanta, se sacude el polvo y vuelve a la batalla de emprender con mayores garantías de éxito. La garantía de un aprendizaje que no se olvida y que conduce a hacerlo mucho mejor en las ocasiones venideras.
La gente confía en quien ha fracasado, no es un estigma o una losa como lo sería en España. No mina la credibilidad ni limita la obtención de crédito.
La ruina enseña y ayuda. Por eso es de allí de donde vienen las empresas que están revolucionando el mundo, Facebook, Android, Google o el iPhone.
Por eso, salvo Zara y Mango, no te encontrarás muchas referencias españolas por mucho que viajes por el mundo.
Por eso sería sano que cambiemos de forma de pensar y asumamos riesgo como una palabra positiva, constructiva y sana.
Sixto Arias es director general de Mobext
Foto: The Fayj reproducido bajo lic. CC
Este artículo fue publicado en el número de Mayo de Yorokobu.

Compártelo twitter facebook whatsapp
Protopiper: una pistola que construye en lugar de destruir
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza desvela lo oculto en sus cuadros
Aquí tu dinero no vale nada
‘¡Libres!’, la serie animada de ARTE.tv que explora la sexualidad femenina
 
Especiales
 
facebook twitter whatsapp
Opiniones 4
  • Esta historia me recuerda al tópico de crisis y oportunidad. Claro que es sano e inteligente ver el lado positivo a lo que, en principio, se presenta como negativo. Nada hay de donde no podamos sacar una lección o una experiencia.
    Obviamente, el riesgo en manos de un estúpido no tiene nada de positivo, pero sí en manos de quien sabe lo que arriesga y de lo que puede obtener.
    ¡No a quedarse parado! ¡No a la duda de “y si lo hubiera intentado”! Después de todo, las manchas enseñan a vivir.

  • Me parece muy bueno este articulo, creo que podías haber profundizado más, y estoy totalmente de acuerdo en lo que dices.
    Más aún, en España como cultura latina que somos nos enseñan desde niños a ‘competir’, cosa que en culturas escandinavas no se enseña, se enseña a ‘trabajar en equipo’. El ‘fracaso’ es un simbolo de ‘risk taking’ o riesgo, creo que la palabra peligrar está mas relacionada con la temeridad, pero el ‘arriesgar’ en innovación es una de las características más necesarias. Después vendrán quienes encaucen los riesgos y aterricen las ideas y conceptos más ‘arriesgados’ que siempre suelen ser las mejores y los que más potencial de desarrollo e innovación tienen.
    Otra característica que hay que desaprender, pero más dificil es ‘buscar errores para querer ser mas listo’. Cuando un amigo o compañero nos cuenta una idea, mucha gente suele decir: ‘….pero y si no funciona por tal o tal….En España la educación nos ha programado para demostrar nuestra supuesta ‘inteligencia’ identificando fallos, mientras que el diseño y la innovación, deberíamos hacer lo contrario, pensar en aplicaciones o en cómo aportar un pensamiento evolutivo a las ideas que se nos presentan…
    Al menos nos queda una frase que nos sugiere riesgo: “a por ellos….. a por ellos….”

  • Comentarios cerrados.