Paris. AƱo 2012
Noche de sÔbado. Julie apura un cigarrillo a las puertas de una sala de conciertos. Antonio se le acerca sutilmente. «Excuse moi, je peut te demander une cigarrette?». Acompaña su petición con un fuerte acento español, mirada seductora y peculiar ternura.
āSĆ, el tipo quizĆ”s sea un caradura que solo quiera acostarse conmigo, o un gorrón āse dice Julie a sĆ mismaā. Pero hay algo en el fondo de sus ojos que me hace confiar en Ć©l.
AsĆ que le da un cigarrillo, se enciende otro y se los fuman juntos.
Hablan de música, del concierto que acaban de presenciar, de esto, de lo otro. Luego llega el silencio, el primer silencio incómodo. El último, tal vez. Ella se despide.
ā Bueno, pues ya nos veremos en algĆŗn otro concierto.
ā SĆ, sĆ. Claro. ĀæVendrĆ”s al del mes que viene?
ā Es probable. ĀæY tĆŗ?
Entonces, Antonio decide pegarle una patada al destino. Probar suerte. Le pide a Julie el telƩfono.
Ella duda. Se enfrĆa. Le incomoda darle su nĆŗmero a un tipo que acaba de robarle un cigarrillo y con el que apenas ha conversado diez minutos seguidos. ActĆŗa de la manera mĆ”s razonable y le responde que no.
Ćl afronta la respuesta con elegancia, le da las gracias por el cigarrillo y se aleja calle abajo.
Ella se despide tambiƩn, camina hacia su moto, la arranca y se va.
Nunca vuelven a verse.
Final de la historia.
De hecho, no. No es verdad.Ā La historia no acabó aquĆ.
SĆ, Julie se montó en su moto y miró de reojo a Antonio. Le vio alejarse despacio deshaciendo, paso a paso, todo rastro de un eventual futuro que pudieran construir juntos.
Arrancó en dirección contraria asumiendo que, seguramente, no volverĆan a verse mĆ”s.
Pero, tras recorrer varios metros, Julie se detuvo. En un segundo decidió que no le apetecĆa asumir las consecuencias de lo que acababa de decidir. Y, consecuentemente āsiendo plenamente inconsecuente con su decisión inicialā hizo algo imprevisto, ilógico y bastante poco razonable:
Julie giró 180 grados su motocicleta, cruzó la calle en dirección a Antonio y se detuvo a su lado.
āHe cambiado de opinión. He pensado que sĆ que te voy a dar mi telĆ©fono.
La historia continuó.
ParĆs. AƱo 2017
Una madrugada de febrero nace Lea, la hija de Antonio y Julie. Juntos planean conciertos futuros. Pisos. Cenas. Vidas. Un precioso universo, rico y complejo, que no existirĆa si ella no hubiera cambiado de opinión.
Barcelona. Moraleja final
Recuerdo frecuentemente esta historia. Me encanta la valentĆa de Julie. Su flexibilidad. Su coraje. No es fĆ”cil dar media vuelta y tener la valentĆa de decir «¿Sabes quĆ©? CambiĆ© de opinión. Antes dije que no y ahora digo que sĆĀ».
Julie tiene razón. Ahora mÔs que nunca, ante las nubes de fragilidad e incertidumbres que nos acechan, tenemos que aprender a desaprender cosas. A cambiar de rumbo sobre la marcha. A dar saltos sin red.
Tenemos que perderle el miedo a parecer ilógicos, débiles o inconsistentes.
Tenemos que frecuentar mƔs las dudas, hacernos fuertes en ellas.
Tenemos que engrandecernos al hacernos chicos, al perdernos.
SĆ, tenemos que retomar el arte del toqueteo, de dar media vuelta, volver atrĆ”s, probar otra vez. El arte de cambiar de opinión, reescribir el guion, seguir por un nuevo camino.
Y, finalmente, tenemos que formarnos en el sutil y precioso arte de darle nuestro telƩfono a desconocidos.
Porque solo asĆ recibiremos llamadas que nos toquen el alma.
Me encantó. Corto y directo.
Bonita refelexión, a veces por miedo y algĆŗn que otro perjuicio, nos perdemos lo mejor de la vida,…
Un poco de crĆtica literaria bĆ”sica y opinión propia:
Texto plagado de lugares comunes “mirada seductora”, “Julie apura un cigarrillo”, “tras recorrer varios metros”. Transmite vagancia y poco esfuerzo del autor. Parece un texto mil veces leĆdo.
En los diĆ”logos no debe haber espacio entre la raya y el texto. “āEs” y no “ā Es”.
Faltas de ortografĆa (e.g. guion).
El recurso de convertir una frase en pĆ”rrafo es Ćŗtil para dar un sentido propio y resaltar una idea. Pero cuando se convierte en regla tal vez es porque se ha querido convertir un relato de veinte lĆneas en uno de cincuenta.
El tiempo verbal de la historia cambia sin justificación a partir de la frase “La historia no acabó aquĆ”.
Si necesitas explicar la moraleja, significa que o bien tu historia no se entiende o que fuerzas las conclusiones.
La Ćŗltima frase es una mala manera de acabar y parece salida de un manual de “Cómo dar charlas en TED”.
Touchant!
Me gustó el artĆculo, esto de saber cambiar de opinión es muy importante. El cambiar de opinión nos hace humanos, nos hace capaces de desandar el camino y volver a tomar otro porque en el fondo, todos nos equivocamos. Es de sabios saber cambiar de opinión, reconocer que quizĆ”s lo que pensabas anteriormente no era lo adecuado.
Brillante texto y acertada recomendación.
Me encanta lo de fracasando con éxito, y hacedor sonriente, bravo Ignasi Giró
Me encanta Ignasi Giró, hacedor sonriente y fracasando con éxito!
Gracias
AmƩ esta historia. Gracias.
IncreĆble, me ha encantando, lo comparto. Grande.
He leido 14 de tus articulos me gustan. Sigue asĆ
Esto me lleva a https://www.nexial.es alguien sabe cual?
FantÔstico Ignasi Giró. De las pocas cosas que se escriben que ta haceh reflexionar. Lo he desciubierto hace poco.
Genial. reflexivo. Profundo
Genial. FantƔstico. Leerlo varias veces. Aprendes algo nuevo.
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