Si se contemplan desde lejos, parecen bordados primorosos realizados con paciencia y meticulosidad con delicados hilos de seda. Flores de lis, coronas que rodean retratos familiares, cadenas trenzadas… Solo al acercarte y observar de cerca esas filigranas, te darás cuenta de que no son hilos ni es seda: es pelo humano.
From the collection of John Whitenight and Frederick LaValley. Image courtesy John Whitenight and Frederick LaValley. Photograph by Alan Kolc.
Alrededor del pelo se creó una especie de culto que hizo proliferar el arte realizado con cabello. Igual servÃa para recordar a la persona amada y ausente que al difunto. «En gran medida se consideraba como una forma de retrato», explica Emily Snedden Yates, special project manager en The College of Physicians de Filadelfia (EEUU).
«Algunos se crearon a partir del cabello de un difunto como señal de luto y se convertÃan en recuerdos muy queridos. Otros se creaban con el pelo de alguien vivo para trazar un árbol genealógico o para ser intercambiados como muestra de amistad».
En Gran Bretaña, la muerte producida por unas fiebres tifoideas del esposo de la reina Victoria, el prÃncipe Alberto, sumió a la monarca en un estado de luto que durarÃa todo su largo reinado y que contagió a sus súbditos. En Estados Unidos, por otro lado, la Guerra Civil (1861-1865) afectó a millones de personas causando bajas que supusieron un 3,7% de la población.
A diferencia de otros materiales naturales, el cabello no se descompone con el paso del tiempo. El pelo humano tiene unas cualidades quÃmicas que permiten su conservación durante cientos o incluso puede que miles de años. Por otro lado, el hecho de que las pelucas que tanto furor causaron en los nobles de los siglos XVII y XVIII pasaran de moda, provocó que no pocos peluqueros y artistas del cabello perdieran su trabajo.
Esta vena sentimental y romántica del XIX les ofreció una nueva oportunidad de volver a ganarse el pan con la herramienta que tan bien sabÃan manejar: el cabello. De ahà que las primeras joyas de este tipo estuvieran hechas para las clases más altas ya que incluÃan además elementos decorativos lujosos como perlas o piedras preciosas. Pero poco a poco esta artesanÃa capilar fue democratizándose cada vez más hasta pasar a ser un trabajo común dentro de la rutina femenina.
From the collection of Evan Michelson. Image courtesy of The College of Physicians of Philadelphia. Photograph by Evi Numen.
From the collection of Eden Daniels. Image courtesy of The College of Physicians of Philadelphia. Photograph by Evi Numen.
No es el arte más conocido quizá por que estas creaciones estaban destinadas a lucirse en la intimidad de los hogares. Sin embargo, son muchas las que se conservan aunque todavÃa se las considera como un raro ejemplo de labor. «Como una forma de arte muy personal, históricamente, el arte capilar se hizo en el hogar para exhibirlo en el hogar, que es parte de la razón por la cual no se ha difundido tan rápido como otras artes de salón», confirma la special project manager del College of Physicians.
From the collection of Jennifer Berman. Image courtesy of The College of Physicians of Philadelphia. Photograph by Evi Numen
«Posiblemente se ha pasado por alto este tipo de material porque es parte del cuerpo humano». Y porque por muy Ãntimo y cariñoso que pudiera ser para la sociedad victoriana, hoy da un poco de repelús contemplarlo.
Si se contemplan desde lejos, parecen bordados primorosos realizados con paciencia y meticulosidad con delicados hilos de seda. Flores de lis, coronas que rodean retratos familiares, cadenas trenzadas… Solo al acercarte y observar de cerca esas filigranas, te darás cuenta de que no son hilos ni es seda: es pelo humano.
From the collection of John Whitenight and Frederick LaValley. Image courtesy John Whitenight and Frederick LaValley. Photograph by Alan Kolc.
Alrededor del pelo se creó una especie de culto que hizo proliferar el arte realizado con cabello. Igual servÃa para recordar a la persona amada y ausente que al difunto. «En gran medida se consideraba como una forma de retrato», explica Emily Snedden Yates, special project manager en The College of Physicians de Filadelfia (EEUU).
«Algunos se crearon a partir del cabello de un difunto como señal de luto y se convertÃan en recuerdos muy queridos. Otros se creaban con el pelo de alguien vivo para trazar un árbol genealógico o para ser intercambiados como muestra de amistad».
En Gran Bretaña, la muerte producida por unas fiebres tifoideas del esposo de la reina Victoria, el prÃncipe Alberto, sumió a la monarca en un estado de luto que durarÃa todo su largo reinado y que contagió a sus súbditos. En Estados Unidos, por otro lado, la Guerra Civil (1861-1865) afectó a millones de personas causando bajas que supusieron un 3,7% de la población.
A diferencia de otros materiales naturales, el cabello no se descompone con el paso del tiempo. El pelo humano tiene unas cualidades quÃmicas que permiten su conservación durante cientos o incluso puede que miles de años. Por otro lado, el hecho de que las pelucas que tanto furor causaron en los nobles de los siglos XVII y XVIII pasaran de moda, provocó que no pocos peluqueros y artistas del cabello perdieran su trabajo.
Esta vena sentimental y romántica del XIX les ofreció una nueva oportunidad de volver a ganarse el pan con la herramienta que tan bien sabÃan manejar: el cabello. De ahà que las primeras joyas de este tipo estuvieran hechas para las clases más altas ya que incluÃan además elementos decorativos lujosos como perlas o piedras preciosas. Pero poco a poco esta artesanÃa capilar fue democratizándose cada vez más hasta pasar a ser un trabajo común dentro de la rutina femenina.
From the collection of Evan Michelson. Image courtesy of The College of Physicians of Philadelphia. Photograph by Evi Numen.
From the collection of Eden Daniels. Image courtesy of The College of Physicians of Philadelphia. Photograph by Evi Numen.
No es el arte más conocido quizá por que estas creaciones estaban destinadas a lucirse en la intimidad de los hogares. Sin embargo, son muchas las que se conservan aunque todavÃa se las considera como un raro ejemplo de labor. «Como una forma de arte muy personal, históricamente, el arte capilar se hizo en el hogar para exhibirlo en el hogar, que es parte de la razón por la cual no se ha difundido tan rápido como otras artes de salón», confirma la special project manager del College of Physicians.
From the collection of Jennifer Berman. Image courtesy of The College of Physicians of Philadelphia. Photograph by Evi Numen
«Posiblemente se ha pasado por alto este tipo de material porque es parte del cuerpo humano». Y porque por muy Ãntimo y cariñoso que pudiera ser para la sociedad victoriana, hoy da un poco de repelús contemplarlo.