Han hecho cartelerÃa de pelÃculas, diseñado ropa para firmas de alta costura y para teatro de revista. Han restaurado muebles, han creado cómics y fanzines. Santiago Carbonari y Franco Donati han hecho muchas cosas, pero encontraron su vocación de la forma más inesperada: decorando su casa.
Esto sucedió hace cuatro años, cuando la cantidad de ilustradores que habÃan cambiado el lienzo por la porcelana era meramente testimonial. Desde entonces las cosas han cambiado mucho y se ha puesto de moda un estilo, el de la vajilla decorativa, que parecÃa relegado a la casa de la abuela. Pero Artefacto Madrid dice distinguirse del resto por su negativa a crear nuevas vajillas, interviniendo siempre en piezas antiguas. «Hemos probado con platos nuevos, pero falta un poco de sutileza, un poco de calidez», comenta Donati. Esta necesidad de buscar sus lienzos entre las reliquias les ha convertido en expertos buscadores de antigüedades, pujando en subastas online y recorriendo los mercados de pulgas de cada ciudad que visitan, empezando por Madrid. «Venimos de un paÃs que tiene 200 años, para nosotros ir al Rastro y encontrarnos con un plato que tiene 80, al principio era como ‘¡Aaaah!, ¡Compran en Ikea y tiran esto!’», recuerdan entre divertidos y asombrados.
Desde la pared, decenas de Madonnas renacentistas con cara de perro nos miran con una enigmática expresión y unos gremlins con arreglos barrocos nos dedican una mirada sexy mientras, tres platos a la derecha, las naves imperiales cruzan los canales de Venecia. Todas estas referencias encuentran sitio en los platos de Artefacto Madrid. «Son las cosas que nos gustan», reconoce Carbonari. A juzgar por la demanda que hay por sus platos no son los únicos que parecen apreciarlas.
Han hecho cartelerÃa de pelÃculas, diseñado ropa para firmas de alta costura y para teatro de revista. Han restaurado muebles, han creado cómics y fanzines. Santiago Carbonari y Franco Donati han hecho muchas cosas, pero encontraron su vocación de la forma más inesperada: decorando su casa.
Esto sucedió hace cuatro años, cuando la cantidad de ilustradores que habÃan cambiado el lienzo por la porcelana era meramente testimonial. Desde entonces las cosas han cambiado mucho y se ha puesto de moda un estilo, el de la vajilla decorativa, que parecÃa relegado a la casa de la abuela. Pero Artefacto Madrid dice distinguirse del resto por su negativa a crear nuevas vajillas, interviniendo siempre en piezas antiguas. «Hemos probado con platos nuevos, pero falta un poco de sutileza, un poco de calidez», comenta Donati. Esta necesidad de buscar sus lienzos entre las reliquias les ha convertido en expertos buscadores de antigüedades, pujando en subastas online y recorriendo los mercados de pulgas de cada ciudad que visitan, empezando por Madrid. «Venimos de un paÃs que tiene 200 años, para nosotros ir al Rastro y encontrarnos con un plato que tiene 80, al principio era como ‘¡Aaaah!, ¡Compran en Ikea y tiran esto!’», recuerdan entre divertidos y asombrados.
Desde la pared, decenas de Madonnas renacentistas con cara de perro nos miran con una enigmática expresión y unos gremlins con arreglos barrocos nos dedican una mirada sexy mientras, tres platos a la derecha, las naves imperiales cruzan los canales de Venecia. Todas estas referencias encuentran sitio en los platos de Artefacto Madrid. «Son las cosas que nos gustan», reconoce Carbonari. A juzgar por la demanda que hay por sus platos no son los únicos que parecen apreciarlas.