La civilización confundida con la Atlántida no fue engullida por un tsunami
El estudio de Abril ha revisado los efectos de un hipotético tsunami en ocho de las localizaciones propuestas por los historiadores como posible sede de la capital perdida de Tartessos. Solo dos de ellas, el Cerro del Trigo, un lugar propuesto en 1924 dentro del Parque Nacional de Doñana, y La Algaida, cerca de San Lúcar de Barrameda (Cádiz), “podrían haber sufrido un daño entre moderado y grave, pero difícilmente habría sido suficiente como para justificar el colapso de los Tartessos”, afirma el estudio.
El modelo informático, validado con otros tsunamis históricos y bien documentados, sí que dibuja daños potencialmente catastróficos en otras costas alejadas del golfo de Tartessos. “Una ola de 9,3 metros alcanzaría Cádiz 70 minutos después del terremoto que originaría el tsunami”, advierte el estudio. “En Huelva, una primera ola de cuatro metros llegaría dos minutos después que en Cádiz, pero sus réplicas serían más potentes, con una tercera ola de unos tres metros llegando 80 minutos después”, alertan los autores.
Mentiras
El trabajo, publicado en el Journal of Archaeological Science, cuenta también con la firma del prehistoriador José Luis Escacena, experto en el mundo de los tartesios.
En cuanto a la Atlántida que el documental de National Geographic sugería haber encontrado bajo las marismas del Guadalquivir, era todo mentira, según explicó en su momento el investigador Sebastián Celestino, del Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC). Celestino buscó en 2009 restos arqueológicos en el subsuelo de la marisma de Hinojos, el punto del Parque Nacional de Doñana en el que el arqueólogo estadounidense Richard Freund rastreó la Atlántida tras detectar supuestos restos de templos mediante fotos de satélite.
A juicio de Celestino, según denunció en una entrevista en Esradio, los autores del documental de National Geographic tenían “una intención fundamentalmente económica”, porque “debajo de las marismas, a 12 metros de profundidad, no hay absolutamente nada”.
El estudio de Abril ha revisado los efectos de un hipotético tsunami en ocho de las localizaciones propuestas por los historiadores como posible sede de la capital perdida de Tartessos. Solo dos de ellas, el Cerro del Trigo, un lugar propuesto en 1924 dentro del Parque Nacional de Doñana, y La Algaida, cerca de San Lúcar de Barrameda (Cádiz), “podrían haber sufrido un daño entre moderado y grave, pero difícilmente habría sido suficiente como para justificar el colapso de los Tartessos”, afirma el estudio.
El modelo informático, validado con otros tsunamis históricos y bien documentados, sí que dibuja daños potencialmente catastróficos en otras costas alejadas del golfo de Tartessos. “Una ola de 9,3 metros alcanzaría Cádiz 70 minutos después del terremoto que originaría el tsunami”, advierte el estudio. “En Huelva, una primera ola de cuatro metros llegaría dos minutos después que en Cádiz, pero sus réplicas serían más potentes, con una tercera ola de unos tres metros llegando 80 minutos después”, alertan los autores.
Mentiras
El trabajo, publicado en el Journal of Archaeological Science, cuenta también con la firma del prehistoriador José Luis Escacena, experto en el mundo de los tartesios.
En cuanto a la Atlántida que el documental de National Geographic sugería haber encontrado bajo las marismas del Guadalquivir, era todo mentira, según explicó en su momento el investigador Sebastián Celestino, del Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC). Celestino buscó en 2009 restos arqueológicos en el subsuelo de la marisma de Hinojos, el punto del Parque Nacional de Doñana en el que el arqueólogo estadounidense Richard Freund rastreó la Atlántida tras detectar supuestos restos de templos mediante fotos de satélite.
A juicio de Celestino, según denunció en una entrevista en Esradio, los autores del documental de National Geographic tenían “una intención fundamentalmente económica”, porque “debajo de las marismas, a 12 metros de profundidad, no hay absolutamente nada”.
Acabo de leer la publicación base de la noticia. “Modeling tides and tsunami propagation in the former Gulf of Tartessos, as a tool for Archaeological Science, por José-María Abrila, Raúl Periáñeza y José-Luis Escacenab, publicado en Journal of Archaeological Science, 10 July 2013, y, en efecto, sólo usaron una simulación idéntica al tsunami de Lisboa, o sea, con el epicentro bien lejos de las costas de Doñana, al suroeste del Cabo de San Vicente. Por consiguiente, el citado estudio no invalida para nada la tesis de que Tartessos o Atlantis haya sido realmente arrasada por un tsunami, suponiendo que estas dos ciudades se hallaran en algún punto cercano a las costas de Huelva. Lo único que demuestra este estudio -de acuerdo al único modelo usado- es que no sería posible tal daño catastrófico con un tsunami que hubiera sido igual en intensidad al de Lisboa y con el mismo epicentro situado bajo el mar, al suroeste del Cabo de San Vicente. Acabo de actualizar mi réplica con una foto del mismo estudio donde se puede apreciar cómo el modelo usado fue el del tsunami de Lisboa de 1755. Recomiendo a los cultos lectores de esta web científica mi respuesta a este estudio: http://georgeosdiazmontexano.wordpress.com/2013/07/13/replica-publica-de-georgeos-diaz-montexano-a-la-noticia-la-civilizacion-confundida-con-la-atlantida-no-fue-engullida-por-un-tsunami/
Un cordial saludo,
Georgeos
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