Herbert consiguió reducir el catálogo de tintas empleadas por M&J Levine a tan sólo doce y establecer unas reglas y proporciones destinadas a conseguir el resto de colores a partir de aquellas.
Ese primer catálogo fue enviado a una veintena de las principales imprentas norteamericanas que vieron en el sistema de Herbert una solución para mejorar su producción. Los clientes comprendieron que sólo con una guÃa como esa podrÃan conseguir una uniformidad en sus trabajos sin importar dónde hubieran sido impresos.
El libro es, en esencia, un catálogo de colores como los de Pantone o los que que podrÃamos en cualquier comercio de pintura industrial, con la salvedad de que está escrito a mano y hasta el momento sólo se conoce un ejemplar.
Aunque a la fecha de su escritura, la imprenta ya contaba con más de un siglo de historia, las dificultades para reproducir con exactitud las diferentes muestras de color hubieran sido muchas y los costes de producción extremadamente altos.
Tal y como está organizado el libro, cada página hubiera tenido que imprimirse tantas veces como tintas diferentes contiene. En algunas de ellas hay una decena de muestras, lo que hubiera obligado a hacer otras tantas pasadas cambiando las tintas y las matrices en cada una para poder completar una sola página.
Sea como fuere, es innegable que resulta llamativo que desde 1692 el libro no hubiera sido publicado nunca ni hubiera sido citado por otros artistas o investigadores hasta nuestro siglo.
Herbert consiguió reducir el catálogo de tintas empleadas por M&J Levine a tan sólo doce y establecer unas reglas y proporciones destinadas a conseguir el resto de colores a partir de aquellas.
Ese primer catálogo fue enviado a una veintena de las principales imprentas norteamericanas que vieron en el sistema de Herbert una solución para mejorar su producción. Los clientes comprendieron que sólo con una guÃa como esa podrÃan conseguir una uniformidad en sus trabajos sin importar dónde hubieran sido impresos.
El libro es, en esencia, un catálogo de colores como los de Pantone o los que que podrÃamos en cualquier comercio de pintura industrial, con la salvedad de que está escrito a mano y hasta el momento sólo se conoce un ejemplar.
Aunque a la fecha de su escritura, la imprenta ya contaba con más de un siglo de historia, las dificultades para reproducir con exactitud las diferentes muestras de color hubieran sido muchas y los costes de producción extremadamente altos.
Tal y como está organizado el libro, cada página hubiera tenido que imprimirse tantas veces como tintas diferentes contiene. En algunas de ellas hay una decena de muestras, lo que hubiera obligado a hacer otras tantas pasadas cambiando las tintas y las matrices en cada una para poder completar una sola página.
Sea como fuere, es innegable que resulta llamativo que desde 1692 el libro no hubiera sido publicado nunca ni hubiera sido citado por otros artistas o investigadores hasta nuestro siglo.
Comentarios cerrados.