13 de marzo 2017    /   CREATIVIDAD
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El verdadero «Facebook» está en Instagram

13 de marzo 2017    /   CREATIVIDAD     por          
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«Más Bookface. Menos Facebook». Los responsables y colaboradores de Bookfacemagazine construyen fotografías a partir de portadas de libros. Alrededor añaden los elementos que faltan para convertir esa cubierta en una foto y luego la publican en Instagram.

Colocan cabezas en cuerpos, cuerpos en cabezas, manos en brazos, pájaros sobre ramas de árboles o recomponen todo tipo de objetos con una dedicación y paciencia admirable. En ocasiones, incluso se visten con ropas ad hoc o se desplazan a entornos semejantes a los de las cubiertas. Una labor de producción enfocada únicamente a que su aportación encaje como un guante con la imagen que les sirve de inspiración.


La propuesta no es nueva. Pero eso no impide que no tenga un efecto hipnótico. El sentido del humor, la creatividad y los trampantojos producidos al colocar las portadas sobre escenarios, personas u objetos reales hacen que visitar Bookface se convierta en una experiencia casi adictiva.


Con más de 3.700 seguidores, y muchos más visitantes ocasionales, Bookface se ha convertido en un juego colaborativo que, lejos de agotarse, se va retroalimentando a medida que se resuelven imágenes más complicadas. De hecho, en su archivo hay pocas imágenes mal ejecutadas o que no acaben de funcionar.



Algunos de esos colaboradores mantienen una relación más que habitual con Bookface. Librerías como la francesa Mollat o bibliotecas como la de la Universidad Autónoma de Madrid acostumbran a aportar nuevas imágenes con frecuencia.

Es comprensible. Sus trabajadores están en contacto constante con libros. Tomar una foto de estas características con el móvil es una divertida forma de animar la jornada laboral.



Pero no hace falta ser profesional del mundo del libro para participar. Cualquiera puede hacerlo. Sólo es necesario un libro, un móvil, una cuenta de Instagram, algo de imaginación y etiquetar la imagen con el hashtag #bookface. Aún hay muchas portadas esperando a ser completadas.


«Más Bookface. Menos Facebook». Los responsables y colaboradores de Bookfacemagazine construyen fotografías a partir de portadas de libros. Alrededor añaden los elementos que faltan para convertir esa cubierta en una foto y luego la publican en Instagram.

Colocan cabezas en cuerpos, cuerpos en cabezas, manos en brazos, pájaros sobre ramas de árboles o recomponen todo tipo de objetos con una dedicación y paciencia admirable. En ocasiones, incluso se visten con ropas ad hoc o se desplazan a entornos semejantes a los de las cubiertas. Una labor de producción enfocada únicamente a que su aportación encaje como un guante con la imagen que les sirve de inspiración.


La propuesta no es nueva. Pero eso no impide que no tenga un efecto hipnótico. El sentido del humor, la creatividad y los trampantojos producidos al colocar las portadas sobre escenarios, personas u objetos reales hacen que visitar Bookface se convierta en una experiencia casi adictiva.


Con más de 3.700 seguidores, y muchos más visitantes ocasionales, Bookface se ha convertido en un juego colaborativo que, lejos de agotarse, se va retroalimentando a medida que se resuelven imágenes más complicadas. De hecho, en su archivo hay pocas imágenes mal ejecutadas o que no acaben de funcionar.



Algunos de esos colaboradores mantienen una relación más que habitual con Bookface. Librerías como la francesa Mollat o bibliotecas como la de la Universidad Autónoma de Madrid acostumbran a aportar nuevas imágenes con frecuencia.

Es comprensible. Sus trabajadores están en contacto constante con libros. Tomar una foto de estas características con el móvil es una divertida forma de animar la jornada laboral.



Pero no hace falta ser profesional del mundo del libro para participar. Cualquiera puede hacerlo. Sólo es necesario un libro, un móvil, una cuenta de Instagram, algo de imaginación y etiquetar la imagen con el hashtag #bookface. Aún hay muchas portadas esperando a ser completadas.


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