Los datos son dramĆ”ticos: la presencia de mujeres en el mundo de la tecnologĆa es casi anecdótica. Haberlas, haylas, pero son pocas y tienen que lidiar con una brecha de gĆ©nero que avergüenza – o deberĆa avergonzar – a las grandes compaƱĆas de internet.
Solo hay mirar las cifras. Esas compaƱĆas que se han metido en nuestras vidas en forma de buscadores o redes sociales tienen un problema y, al menos, lo reconocen. No es solo que los consejeros delegados sean hombres – salvo Marissa Mayer, mandamĆ”s de Yahoo -, sino que ademĆ”s la distribución de sus empleados por gĆ©nero son para echarse las manos a la cabeza.
Para no aburrir con porcentajes, un solo dato antes del grĆ”fico de la vergüenza: ninguna de las grandes compaƱĆas de internet (a excepción de eBay) tiene entre sus empleados a mĆ”s de un 40% de mujeres.
Distribución por gĆ©nero de los empleados de las grandes compaƱĆas tecnológicas
Estos datos, que ya son preocupantes de por sĆ, todavĆa van a peor si nos fijamos solamente en los puestos tĆ©cnicos, los que ocupan ingenieros e ingenieras. Distribución por gĆ©nero de los empleados que ocupan un puesto tĆ©cnico en las grandes compaƱĆas tecnológicas Ā
Razones se pueden buscar las que se quieran, y en el caso de la tecnologĆa es sencillo. El principal argumento que esgrimen las grandes compaƱĆas es la falta de mujeres interesadas en la ingenierĆa y el mundillo geek.
Es, hasta cierto punto, cierto. Sin ir mĆ”s lejos, en EspaƱa, solo el 15% de los estudiantes matriculados en ingenierĆa informĆ”tica son mujeres. AsĆ que, sĆ, una de las razones por las que hay muchos mĆ”s hombres que mujeres en empresas como Facebook o Google es porque a la mayorĆa no les interesa mucho el mundo de la programación.
Por suerte, hay un buen puñado de iniciativas que pretenden aumentar la presencia de mujeres en el masculino mundo de los desarrolladores, tratando de acercar el código al sector femenino, sobre todo a las niñas y a las chicas jóvenes. Se trata de organizaciones sin Ônimo de lucro que, a través de muy diversas actividades, pretenden dar visibilidad a las mujeres que ya se dedican a esto de la programación y, ademÔs, asegurar un futuro informÔtico en femenino.

No son pocas estas iniciativas aunque, mayoritariamente, se concentran en Estados Unidos. Con proyectos como Girls Who Code, Girl Develope It, Ladies Learning Code o Women Who Code, las mujeres norteamericanas ponen en prĆ”ctica aquello de que el movimiento se demuestra andando: conferencias en las que se comparten experiencias personales, cursos, premios, proyectos para llevar el código a los institutos… Cualquier ideaĀ es buena para poner en órbita el sector femenino dentro del universo informĆ”tico.
Lo curioso es que algunas de estas iniciativas estĆ”n financiadas por las mismas compaƱĆas que contratan a mĆ”s hombres que a mujeres. Parece que quieren acabar a toda costa con una brecha de gĆ©nero que les avergüenza o, al menos, dar la imagen de que hacen todo lo que pueden.
Por ejemplo, gigantes como Microsoft, HP, Intel o Google colaboran con el Centro Nacional para las Mujeres y la TecnologĆa de la Información, una de las grandes instituciones que luchan por la igualdad entre hombres y mujeres en este sector. Pero es que, ademĆ”s, los de Mountain View cuentan tambiĆ©n con un proyecto propio para acercar el código a las mĆ”s pequeƱas: Made With Code, una iniciativa no exenta de polĆ©mica porque eso de enseƱar código entre tintes rosas y unicornios es, ademĆ”s de remilgado, poco igualitario. Vamos, que Google parece empeƱada en encasillar al sector femenino en Ā«cosas de mujeresĀ». Mal punto de partida.
https://www.youtube.com/watch?v=Bo11JJgj1cU
Otras iniciativas mucho mĆ”s especĆficas, encaminadas tambiĆ©n a romper barreras y acercar a las mujeres al desarrollo, son Girls Make Games y Black Girls Code. Luchan por objetivos mucho mĆ”s concretos, contra problemas mucho mayores y, por lo tanto, por soluciones que estĆ”n mucho mĆ”s lejos.
Por una parte, Girls Make Games organiza unos campamentos de verano que se llevan a cabo en varios puntos de Estados Unidos, Europa (Reino Unido, Polonia y Dinamarca) y hasta en lugares como Dubai o Melbourne, y en los que las chicas se introducen en el diseño y la programación de videojuegos.
QuizĆ”s suene raro eso de adolescentes invirtiendo sus veranos en aprender el arte de crear videojuegos, pero si hay machismo entre los jugadores, Āæno va a haberlo entre los desarrolladores? Obviamente sĆ. SegĆŗn los datos que ofrecen desde Girls Make Games, si bien el 47% de los jugadores son mujeres, tan solo hay un 12% de mujeres dentro de la industria de los videojuegos.
Por otra parte, la lucha que llevan a cabo desde Black Girls Code es propia de mujeres ninja. Todo un combo mortal eso de mezclar código, brecha de género y racismo. Como se intuye por el nombre, el proyecto pretende «demostrarle al mundo que las chicas negras pueden programar y hacer mucho mÔs», tal y como se puede leer en su web.
Si luchar por un hueco para las mujeres en el mundo de la programación es mĆ”s que necesario, solo hace falta conocer un par de datos mĆ”s para ver la necesidad de luchar por un hueco para las mujeres – y en general todas las personas – que no son blancas.
En Twitter, los empleados negros representan solo el 2%, en Google tan solo el 1%… Por supuesto, en ambas compaƱĆas la mayorĆa blanca es aplastante: en la red social hay un 59% de empleados blancos, en el buscador un 60% y en Facebook un 57%. En otras palabras: ser mujer y querer dedicarse a la programación sin ser blanca es mĆ”s complicado que cazar un dragón en lo alto del Everest.
Pero ahĆ estĆ”n ellas, detrĆ”s de todas esas iniciativas, remando para derrumbar la barrera de gĆ©nero que existe en el sector. Si alguien puede hacerlo no serĆ”n las grandes compaƱĆas, y tampoco las startups; serĆ”n las propias mujeres, que habrĆ”n luchado por algo que deberĆa estar garantizado: tener las mismas oportunidades que los hombres.
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Las imĆ”genes de este artĆculo son propiedad, por orden de aparición, de itupictures yĀ Erik (HASH) Hersman.
En resumen: son las propias mujeres las desinteresadas por el mundo tecnológico, y deben ser las empresas las que se avergüencen de no contratar mÔs a esas mujeres que no se interesan por el mundo tecnológico.
Si quiere el redactor, ponemos tambiĆ©n discriminación “positiva”: no se contrata a mĆ”s hombres hasta que esas mujeres desinteresadas se interesen y sean contratadas, valgan o no valgan.
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