
El grado de progreso de una civilización se puede medir por muy diversos parÔmetros, y uno de ellos es sin duda su relación con esa función fisiológica tan inevitable como grosera.
El papel de periódico destiñe, y no es suficientemente poroso; la prensa del corazón, es demasiado satinada para ese propósito; la celulosa es pues el interfaz que nos distingue de los grandes simios.
Tradicionalmente se ha utilizado hierba, conchas, o restos de mazorcas de maĆz (estas Ćŗltimas muy extendidas incluso hoy en el medio oeste americano). En algunas zonas de oriente próximo limpiarse con la mano izquierda se sigue considerando adecuado, lo que dificulta enormemente el atractivo turĆstico de ciudades santas como La Meca o Medina.
Eso me recuerda un accidente domĆ©stico que este cronista padeció, y que desembocó en tener el brazo derecho escayolado durante un tiempo. ReciĆ©n intervenido, y antes de volver a casa entrĆ© en un bar a tomarme un vermut, y un parroquiano octogenario y desdentado a quien no habĆa visto en mi vida me seƱaló riĆ©ndose con su boca llena de orificios
”Ja, ja, ja! ”Ya verÔs para limpiarte el culo!

El mamarracho tenĆa razón, era condenadamente difĆcil (el lector curioso puede hacer el experimento). Gracias a aquel parĆ©ntesis zurdo de mi vida aprendĆ, no solo a utilizar la izquierda para ese menester, sino tambiĆ©n para usar el ratón del Mac con gran pericia.
Los romanos utilizaban unas esponjas pinchadas en un palo, que humedecĆan despuĆ©s en agua salada. No estĆ” mal para el siglo I antes de Cristo. Sin embargo, se atribuye a los chinos (Ā”cómo no!) la invención del primer papel manufacturado especĆficamente para ese propósito, ya bien avanzado en el siglo XIV.
En aras de la conservación del medio ambiente en Japón, TaiwÔn y Corea es frecuente encontrar inodoros automatizados, con un chorro perineal regulable que hace casi innecesario el concurso de la celulosa para limpiar nuestro orificio menos visible.
Precisamente en Singapur, y bajo el inteligente lema āSave paper. Save treesā, este vĆdeo nos enseƱa el modo de cuidar el planeta y permanecer mĆ”s o menos decentes gracias al un diminuto pedazo de papel.
Aquel viejo proverbio acuƱado para bajar los humos a los periodistas: āTu gran artĆculo de hoy servirĆ” para envolver el pescado de maƱanaā, tiene algunas versiones mĆ”s escatológicas, como es natural. El advenimiento del iPad ha alterado esta amenaza, pues no es fĆ”cil usar una tableta (sea o no Android, no entremos en discusiones bizantinas) para resolver nuestra higiene cotidiana.

Varias fuentes atribuyen a Albany Perforated Wrapping Paper Company la invención del rollo de papel tal y como lo conocemos hoy dĆa, como se aprecia en la ilustración. Fue en 1880, nueve aƱos antes de que Edison inventara la bombilla elĆ©ctrica. No debĆa de ser fĆ”cil asearse el innombrable a la luz de un candil en pleno invierno, por lo que estos hĆ©roes del pasado merecen nuestra admiración. En 1942 los escoceses introdujeron la espectacular novedad de la ādoble hojaā, de la mano de la empresa St. Andrew’s Paper Mill.
Como papel higiénico alternativo y muy popular en época de comicios podemos señalar aquà la porosidad y el confort gratuito que ofrecen las papeletas electorales. El voto nulo por excelencia es aquel cuyo olor contamina toda la urna (cualquiera que haya presidido alguna vez una mesa electoral sabrÔ de lo que hablo).
Por una vez, y sin que sirva de precedente, se puede afirmar que en estos casos, la democracia apesta.
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Foto portada: Brandon Blinkenberg bajo licencia CC.
Mira, no conocĆa sus orĆgenes. Nunca te acostarĆ”s sin saber algo nuevo si lees yorokobu.
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