26 de noviembre 2012    /   IDEAS
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Breve historia del papel higiƩnico

26 de noviembre 2012    /   IDEAS     por          
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El grado de progreso de una civilización se puede medir por muy diversos parÔmetros, y uno de ellos es sin duda su relación con esa función fisiológica tan inevitable como grosera.

El papel de periódico destiñe, y no es suficientemente poroso; la prensa del corazón, es demasiado satinada para ese propósito; la celulosa es pues el interfaz que nos distingue de los grandes simios.

Tradicionalmente se ha utilizado hierba, conchas, o restos de mazorcas de maíz (estas últimas muy extendidas incluso hoy en el medio oeste americano). En algunas zonas de oriente próximo limpiarse con la mano izquierda se sigue considerando adecuado, lo que dificulta enormemente el atractivo turístico de ciudades santas como La Meca o Medina.

Eso me recuerda un accidente doméstico que este cronista padeció, y que desembocó en tener el brazo derecho escayolado durante un tiempo. Recién intervenido, y antes de volver a casa entré en un bar a tomarme un vermut, y un parroquiano octogenario y desdentado a quien no había visto en mi vida me señaló riéndose con su boca llena de orificios

”Ja, ja, ja! ”Ya verÔs para limpiarte el culo!

El mamarracho tenía razón, era condenadamente difícil (el lector curioso puede hacer el experimento). Gracias a aquel paréntesis zurdo de mi vida aprendí, no solo a utilizar la izquierda para ese menester, sino también para usar el ratón del Mac con gran pericia.

Los romanos utilizaban unas esponjas pinchadas en un palo, que humedecían después en agua salada. No estÔ mal para el siglo I antes de Cristo. Sin embargo, se atribuye a los chinos (”cómo no!) la invención del primer papel manufacturado específicamente para ese propósito, ya bien avanzado en el siglo XIV.

En aras de la conservación del medio ambiente en Japón, TaiwÔn y Corea es frecuente encontrar inodoros automatizados, con un chorro perineal regulable que hace casi innecesario el concurso de la celulosa para limpiar nuestro orificio menos visible.

Precisamente en Singapur, y bajo el inteligente lema ā€œSave paper. Save treesā€, este vĆ­deo nos enseƱa el modo de cuidar el planeta y permanecer mĆ”s o menos decentes gracias al un diminuto pedazo de papel.

Aquel viejo proverbio acuƱado para bajar los humos a los periodistas: ā€œTu gran artĆ­culo de hoy servirĆ” para envolver el pescado de maƱanaā€, tiene algunas versiones mĆ”s escatológicas, como es natural. El advenimiento del iPad ha alterado esta amenaza, pues no es fĆ”cil usar una tableta (sea o no Android, no entremos en discusiones bizantinas) para resolver nuestra higiene cotidiana.

Varias fuentes atribuyen a Albany Perforated Wrapping Paper Company la invención del rollo de papel tal y como lo conocemos hoy dĆ­a, como se aprecia en la ilustración. Fue en 1880, nueve aƱos antes de que Edison inventara la bombilla elĆ©ctrica. No debĆ­a de ser fĆ”cil asearse el innombrable a la luz de un candil en pleno invierno, por lo que estos hĆ©roes del pasado merecen nuestra admiración. En 1942 los escoceses introdujeron la espectacular novedad de la ā€œdoble hojaā€, de la mano de la empresa St. Andrew’s Paper Mill.

Como papel higiƩnico alternativo y muy popular en Ʃpoca de comicios podemos seƱalar aquƭ la porosidad y el confort gratuito que ofrecen las papeletas electorales. El voto nulo por excelencia es aquel cuyo olor contamina toda la urna (cualquiera que haya presidido alguna vez una mesa electoral sabrƔ de lo que hablo).

Por una vez, y sin que sirva de precedente, se puede afirmar que en estos casos, la democracia apesta.

Foto portada: Brandon Blinkenberg bajo licencia CC.

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El grado de progreso de una civilización se puede medir por muy diversos parÔmetros, y uno de ellos es sin duda su relación con esa función fisiológica tan inevitable como grosera.

El papel de periódico destiñe, y no es suficientemente poroso; la prensa del corazón, es demasiado satinada para ese propósito; la celulosa es pues el interfaz que nos distingue de los grandes simios.

Tradicionalmente se ha utilizado hierba, conchas, o restos de mazorcas de maíz (estas últimas muy extendidas incluso hoy en el medio oeste americano). En algunas zonas de oriente próximo limpiarse con la mano izquierda se sigue considerando adecuado, lo que dificulta enormemente el atractivo turístico de ciudades santas como La Meca o Medina.

Eso me recuerda un accidente doméstico que este cronista padeció, y que desembocó en tener el brazo derecho escayolado durante un tiempo. Recién intervenido, y antes de volver a casa entré en un bar a tomarme un vermut, y un parroquiano octogenario y desdentado a quien no había visto en mi vida me señaló riéndose con su boca llena de orificios

”Ja, ja, ja! ”Ya verÔs para limpiarte el culo!

El mamarracho tenía razón, era condenadamente difícil (el lector curioso puede hacer el experimento). Gracias a aquel paréntesis zurdo de mi vida aprendí, no solo a utilizar la izquierda para ese menester, sino también para usar el ratón del Mac con gran pericia.

Los romanos utilizaban unas esponjas pinchadas en un palo, que humedecían después en agua salada. No estÔ mal para el siglo I antes de Cristo. Sin embargo, se atribuye a los chinos (”cómo no!) la invención del primer papel manufacturado específicamente para ese propósito, ya bien avanzado en el siglo XIV.

En aras de la conservación del medio ambiente en Japón, TaiwÔn y Corea es frecuente encontrar inodoros automatizados, con un chorro perineal regulable que hace casi innecesario el concurso de la celulosa para limpiar nuestro orificio menos visible.

Precisamente en Singapur, y bajo el inteligente lema ā€œSave paper. Save treesā€, este vĆ­deo nos enseƱa el modo de cuidar el planeta y permanecer mĆ”s o menos decentes gracias al un diminuto pedazo de papel.

Aquel viejo proverbio acuƱado para bajar los humos a los periodistas: ā€œTu gran artĆ­culo de hoy servirĆ” para envolver el pescado de maƱanaā€, tiene algunas versiones mĆ”s escatológicas, como es natural. El advenimiento del iPad ha alterado esta amenaza, pues no es fĆ”cil usar una tableta (sea o no Android, no entremos en discusiones bizantinas) para resolver nuestra higiene cotidiana.

Varias fuentes atribuyen a Albany Perforated Wrapping Paper Company la invención del rollo de papel tal y como lo conocemos hoy dĆ­a, como se aprecia en la ilustración. Fue en 1880, nueve aƱos antes de que Edison inventara la bombilla elĆ©ctrica. No debĆ­a de ser fĆ”cil asearse el innombrable a la luz de un candil en pleno invierno, por lo que estos hĆ©roes del pasado merecen nuestra admiración. En 1942 los escoceses introdujeron la espectacular novedad de la ā€œdoble hojaā€, de la mano de la empresa St. Andrew’s Paper Mill.

Como papel higiƩnico alternativo y muy popular en Ʃpoca de comicios podemos seƱalar aquƭ la porosidad y el confort gratuito que ofrecen las papeletas electorales. El voto nulo por excelencia es aquel cuyo olor contamina toda la urna (cualquiera que haya presidido alguna vez una mesa electoral sabrƔ de lo que hablo).

Por una vez, y sin que sirva de precedente, se puede afirmar que en estos casos, la democracia apesta.

Foto portada: Brandon Blinkenberg bajo licencia CC.

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