Mindo Cikanavicius no lleva barba. «Una barba es demasiado complicada, necesitas cuidarla, recortarla para que quede bien. Afeitarse es fácil».

Cuando era un veinteañero sĂ la luciĂł. Entonces suponĂa una novedad y no un incordio matutino.
La devociĂłn por el vello facial ha demostrado ser recurrente. Ahora nos encontramos en un nuevo renacer de esta moda que no sabemos cuándo terminará, pero Cikanavicius está «bastante seguro» de que lo hará en algĂşn momento. «Todo es cĂclico, la moda tambiĂ©n», recuerda.
Inspirado precisamente por la fugacidad de este fervor colectivo, el fotĂłgrafo ha ideado su colecciĂłn Bubbleissimo. En ella se ven hombres de distintas edades y razas luciendo barbas hechas con espuma. Más efĂmeras, imposible. La metáfora subyacente es clara: «EscogĂ las burbujas porque son temporales, como una tendencia: explotan cuando alcanzan su fin».

Las fotos tienen un punto inevitable de comicidad y guasa. «Retratos herĂłicos de hombres con barbas de espuma deberĂa ser algo bastante humorĂstico». Pero encierran una reflexiĂłn más profunda más allá de esa primera impresiĂłn: «Este proyecto examina a los hombres modernos, su obsesiĂłn por acicalarse el vello facial y cĂłmo este personifica la masculinidad».
Algunos dicen que la barba es «el maquillaje de los hombres» o un aliado para los menos agraciados. Cikanavicius no lo tiene tan claro. «A veces la barba puede hacer que un chico se vea mucho mejor, y a veces que se vea mucho peor. Puede ser de ambas formas».
De momento, no es difĂcil ver bigotes y barbas en las series, las pelĂculas y los soportes publicitarios. Las agencias y los fotĂłgrafos reciben encargos de barbas por doquier. «Si la barba está de moda, es lĂłgico que se vean en publicidad cuando los anuncios van dirigidos a un target determinado», considera Cikanavicius.
La parte práctica de la sesiĂłn de fotos no fue sencilla, segĂşn explica el autor. «Lo más difĂcil fue darle forma a las barbas y hacer que permanecieran al menos durante un minuto para poder hacer las foto». Por suerte, contĂł con la ayuda de una estilista especial de FX que le ayudĂł a dar forma a las barbas. «Tuve que disparar super rápido», recuerda.
En la colecciĂłn pueden verse barbas pobladas, perillas, largos bigotes, patillas prominentes… Ninguno de los modelos sonrĂe. Todos lucen su falso vello facial con orgullo y altivez. Algunas de las personas que se interesan por el proyecto o lucen las fotos en su casa tienen barbas; otras no. «El objetivo era hacer un proyecto de entretenimiento para todos».






