16 de agosto 2019    /   ENTRETENIMIENTO
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‘Canales demanda teatro’, el intento de un pequeƱo pueblo riojano para atraer población

Canales de la Sierra, con apenas 20 habitantes, recupera su corral de comedias del siglo XVIII para tratar de paliar la despoblación y atraer turismo con un festival de teatro

16 de agosto 2019    /   ENTRETENIMIENTO     por          
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Teatro de Canales de la Sierra

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Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

Mucho se habla de la EspaƱa vaciada, pero poco parece estar haciƩndose desde las Administraciones para solucionar el problema. Canales de la Sierra, en La Rioja, es uno mƔs de esos pueblos que un dƭa fueron grandes y tuvieron vida y que hoy apenas conserva 20 habitantes en invierno. Pero cuenta con algo que otros pequeƱos villorrios semiabandonados del paƭs no tienen: un corral de comedias del siglo XVIII.

Domingo García, diseñador riojano que tiene sus orígenes en Canales, quiso impulsar aquel viejo edificio que se mantuvo en uso hasta los años ochenta y que un día acogió su propia compañía de teatro. Verano tras verano, él y otros amigos llevaban planteÔndose la posibilidad de recuperar ese espacio y tratar de atraer turismo a un pueblo perdido en la nada, a mÔs de una hora y media de cualquier núcleo de población mÔs grande y al que no resulta fÔcil llegar ni siquiera para aquellos que pasan allí sus vacaciones. El pasado mes de noviembre tomó la decisión. «”Venga, vamos a hacer algo y lo vamos a hacer bien!».

Teatro de Canales de la Sierra

Apoyado por el Ayuntamiento de Canales, lo primero que hizo fue preparar un proyecto con el que acudir al Gobierno de La Rioja para solicitar subvenciones. Lo mƔs gordo estaba hecho: el teatro habƭa sido restaurado en los aƱos noventa, aunque permanecƭa abandonado.

Tan solo era necesaria alguna pequeƱa labor de mantenimiento y equiparlo de luz y sonido para poder programar las actuaciones. Esa parte no era difƭcil: Garcƭa tiene su propio estudio de diseƱo de espacios efƭmeros y el trabajo no le era desconocido.

Teatro de Canales de la Sierra

Las ayudas autonómicas llegaron, aunque no fueron muy grandes. Pero como las ganas de trabajar sí lo eran, el proyecto salió adelante. Pronto se le unió el periodista Benjamín Blanco, «mi mano derecha», comenta García. Y se quisieron implicar también otros vecinos. Tenían el espacio, un teatro de titularidad municipal que quería volver a la vida. Ahora necesitaban llenarlo. Para la primavera de este año, ya tenían definido todo el programa.

Teatro de Canales de la Sierra

Ā«Me lie la manta a la cabeza y dije ā€œno vamos a tener aquĆ­ cuatro obritas de aficionados. Vamos a traer algo mĆ”s profesionalā€Ā», explica Domingo GarcĆ­a, Ā«y me he montado un festival de la hostiaĀ». Ese festival es el Canales Demanda teatro, Ā«con 16 funciones de compaƱƭas profesionales, con una exposición, con un campamento de formación en teatro, con lo que supone para un pueblo que en invierno tiene menos de 20 habitantes. Y estĆ” teniendo una repercusión brutalĀ», confirma satisfecho su creador.

El programa abarca todos los estilos: desde el teatro clĆ”sico, con Cervantes a la cabeza, a un concierto de rock ofrecido por Los Gandules; monologuistas, revista, varietĆ©s… Ā«Partimos de la premisa de que tenĆ­amos que hacer algo que funcionara muy bien, que nos asegurara la asistencia del pĆŗblico, y nos lo planteamos como algo muy variado que diera cabida a todas las sensibilidadesĀ», aclara GarcĆ­a. Ā«Hemos ido pasando por casi todo el abanico de estilos del teatro con la intención de que todo el mundo pueda encontrar una obra en la que se sienta cómodoĀ».

Teatro de Canales de la Sierra

Aunque la intención original de García, Blanco y otras personas del pueblo que se han unido al proyecto era la de recuperar el teatro, en el fondo vivía también la intención de atraer y devolver algo de vida a Canales de la Sierra. «Mi intención primera era darle un uso al teatro, pero también sabiendo que eso puede tener otro tipo de consecuencias en cuanto a la población, porque la asistencia estÔ siendo una pasada», confirma el diseñador.

«En un sitio en el que no hay casi turismo, en un valle que no recibe prÔcticamente a nadie, pues de repente lo empieza a recibir. Y esto, no sé qué, espero que pueda tener alguna pequeña consecuencia: que esto genere algo de turismo, que sigamos teniendo este festival de teatro y que en plan de algunas funciones siga funcionando igual».

Teatro de Canales de la Sierra
Foto: JesĆŗs Rocandio

La financiación fue una de las mayores dificultades del Canales demanda teatro. «Aunque tenemos una pequeña ayuda pública que nos dio el Gobierno de La Rioja, que nos da para muy poco, lo que ha estado muy bien es que todas las compañías y artistas que vienen han empatizado totalmente con el proyecto y son los que realmente nos han financiado. Nos ha venido gente que les ha encantado, cobrÔndonos lo justo».

El primero en decir sí a la propuesta de García y Blanco fue un paisano, el actor y clown Pepe Viyuela, al que entusiasmó el proyecto desde el primer momento. No solo inauguró el festival con una doble función de su espectÔculo de mÔs éxito, Encerrona, sino que ha ejercido de padrino. Al cartel se incorporaron también otras compañías: La Garnacha, El Patio Teatro, Sapo Producciones o Mon Teatro son solo algunas de ellas.

Teatro de Canales de la Sierra

Ā«Lo quijotesco de esta historia lo resumo un poco en que, por un lado, es un pueblo despoblado; un edificio abandonado; una carretera horrorosa y alejada de cualquier nĆŗcleo de población importante. La ciudad grande mĆ”s cercana estĆ” a hora y media. Encima, queremos abrir con cosas profesionales, con funciones importantes. Por eso te digo que no sĆ© si es quijotesco o somos gilipollas… O quizĆ” sea lo mismoĀ», bromea Domingo GarcĆ­a sobre su proyecto. Pero el caso es que la cosa funciona. Y muy bien.

El mayor reto, sin embargo, se presenta de cara al invierno. En verano todo parece mÔs fÔcil. Los veraneantes, hijos del pueblo que se marcharon en su momento por la falta de oportunidades, vuelven a sus casas familiares para pasar sus vacaciones y se convierten en el público principal del festival. «Pero, claro, el gran reto es esos fines de semana en los que hay 20 personas en el pueblo; intentar volver a programar funciones y que siga viniendo mÔs gente (aunque no sea tanta)».

En los planes de García y su equipo estÔ programar dos o tres funciones durante todo el invierno para no dejar morir el proyecto y reavivarlo en parte en fechas especiales como Semana Santa o Navidad. «Pero no queremos hacer un festival temÔtico o de teatro clÔsico, que parece que sería acorde al espacio, sino que tengamos variedad».

Cuando llegue de nuevo el verano, la intención de García y del Ayuntamiento de Canales es hacer mÔs grande el proyecto. «Con toda la repercusión que estamos teniendo este año, lo que queremos es que el año que viene haya una ayuda real, no lo poquito que hemos tenido este año. Y hacer un festival con repercusión nacional, que creo que sí estamos consiguiendo porque estamos llegando a medios que parecían impensables y que estÔn siendo un gran apoyo. EstÔ gustando el proyecto y estamos saliendo en todas partes».

LA ESPAƑA VACIADA

Ante la falta de oportunidades económicas, la población rural abandona sus pueblos y emigra a otros grandes núcleos de población en busca de un futuro, no ya mejor, sino futuro. Fue Sergio del Molino quien publicó en 2016 el libro La España vacía para abordar el problema de la despoblación del campo. Sin embargo, quienes padecen este problema prefirieron el término vaciada a vacía. Domingo García es uno de ellos.

Ā«Creo que estĆ” bien que sea asĆ­ porque sĆ­ que creo que tiene cierta parte de responsabilidad polĆ­ticaĀ», opina. Ā«Al final, es la consecuencia de un montón de aƱos de abandono de estas zonas. AquĆ­, ahora estamos un poco invirtiendo en cultura, pero realmente que se vacĆ­e es la consecuencia lógica de cómo se les ha estado tratando todos estos aƱos, en estas dĆ©cadas. Tenemos un problema grave de infraestructuras, de coberturas bĆ”sicas de telefonĆ­a, sanitarias, de acceso… Es una consecuencia lógica. Yo mismo no vivo aquĆ­. Los que estamos realmente moviendo esto somos descendientes que pasamos aquĆ­ los veranos, los fines de semana, pero nos resulta imposible vivir aquĆ­. Resulta incluso difĆ­cil venir de turista, con que vivir aquĆ­ un invierno entero…».

Teatro de Canales de la Sierra

Invertir en cultura es el pequeƱo grano de arena que GarcĆ­a y otros como Ć©l aportan para tratar de paliar el problema. Pero no es, ni de lejos, suficiente. Ā«Hay un montón de cosas que yo creo que colaborarĆ­an con el turismo y la intención de retener población, que no son solo culturalesĀ», apunta. Ā«Que son desde la gestión de los montes, de carreteras, de infraestructuras… Hay un montón de aspectos que pueden hacer que esto funcione. Comunicación, comunicación institucional, turismo… Tenemos muchas deficiencias que podĆ­an corregirse un poquitoĀ».

Mientras todo eso llega, en Canales de la Sierra se sienten satisfechos (y mucho) con la iniciativa de su paisano. La población vive con ilusión este proyecto teatral y cultural. «Vuelven a tener orgullo por su pueblo que contrasta con un cierto sentimiento depresivo ligado a la despoblación», comenta García. «A la gente le da mucha pena lo vacío que estÔ el pueblo y ve esto como una oportunidad, como un clavo ardiendo para que el pueblo recupere en parte lo que tenía. Y lo ven también como una oportunidad de sentir mÔs orgullo por su pueblo, que lo estaban perdiendo».

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Mucho se habla de la EspaƱa vaciada, pero poco parece estar haciƩndose desde las Administraciones para solucionar el problema. Canales de la Sierra, en La Rioja, es uno mƔs de esos pueblos que un dƭa fueron grandes y tuvieron vida y que hoy apenas conserva 20 habitantes en invierno. Pero cuenta con algo que otros pequeƱos villorrios semiabandonados del paƭs no tienen: un corral de comedias del siglo XVIII.

Domingo García, diseñador riojano que tiene sus orígenes en Canales, quiso impulsar aquel viejo edificio que se mantuvo en uso hasta los años ochenta y que un día acogió su propia compañía de teatro. Verano tras verano, él y otros amigos llevaban planteÔndose la posibilidad de recuperar ese espacio y tratar de atraer turismo a un pueblo perdido en la nada, a mÔs de una hora y media de cualquier núcleo de población mÔs grande y al que no resulta fÔcil llegar ni siquiera para aquellos que pasan allí sus vacaciones. El pasado mes de noviembre tomó la decisión. «”Venga, vamos a hacer algo y lo vamos a hacer bien!».

Teatro de Canales de la Sierra

Apoyado por el Ayuntamiento de Canales, lo primero que hizo fue preparar un proyecto con el que acudir al Gobierno de La Rioja para solicitar subvenciones. Lo mƔs gordo estaba hecho: el teatro habƭa sido restaurado en los aƱos noventa, aunque permanecƭa abandonado.

Tan solo era necesaria alguna pequeƱa labor de mantenimiento y equiparlo de luz y sonido para poder programar las actuaciones. Esa parte no era difƭcil: Garcƭa tiene su propio estudio de diseƱo de espacios efƭmeros y el trabajo no le era desconocido.

Teatro de Canales de la Sierra

Las ayudas autonómicas llegaron, aunque no fueron muy grandes. Pero como las ganas de trabajar sí lo eran, el proyecto salió adelante. Pronto se le unió el periodista Benjamín Blanco, «mi mano derecha», comenta García. Y se quisieron implicar también otros vecinos. Tenían el espacio, un teatro de titularidad municipal que quería volver a la vida. Ahora necesitaban llenarlo. Para la primavera de este año, ya tenían definido todo el programa.

Teatro de Canales de la Sierra

Ā«Me lie la manta a la cabeza y dije ā€œno vamos a tener aquĆ­ cuatro obritas de aficionados. Vamos a traer algo mĆ”s profesionalā€Ā», explica Domingo GarcĆ­a, Ā«y me he montado un festival de la hostiaĀ». Ese festival es el Canales Demanda teatro, Ā«con 16 funciones de compaƱƭas profesionales, con una exposición, con un campamento de formación en teatro, con lo que supone para un pueblo que en invierno tiene menos de 20 habitantes. Y estĆ” teniendo una repercusión brutalĀ», confirma satisfecho su creador.

El programa abarca todos los estilos: desde el teatro clĆ”sico, con Cervantes a la cabeza, a un concierto de rock ofrecido por Los Gandules; monologuistas, revista, varietĆ©s… Ā«Partimos de la premisa de que tenĆ­amos que hacer algo que funcionara muy bien, que nos asegurara la asistencia del pĆŗblico, y nos lo planteamos como algo muy variado que diera cabida a todas las sensibilidadesĀ», aclara GarcĆ­a. Ā«Hemos ido pasando por casi todo el abanico de estilos del teatro con la intención de que todo el mundo pueda encontrar una obra en la que se sienta cómodoĀ».

Teatro de Canales de la Sierra

Aunque la intención original de García, Blanco y otras personas del pueblo que se han unido al proyecto era la de recuperar el teatro, en el fondo vivía también la intención de atraer y devolver algo de vida a Canales de la Sierra. «Mi intención primera era darle un uso al teatro, pero también sabiendo que eso puede tener otro tipo de consecuencias en cuanto a la población, porque la asistencia estÔ siendo una pasada», confirma el diseñador.

«En un sitio en el que no hay casi turismo, en un valle que no recibe prÔcticamente a nadie, pues de repente lo empieza a recibir. Y esto, no sé qué, espero que pueda tener alguna pequeña consecuencia: que esto genere algo de turismo, que sigamos teniendo este festival de teatro y que en plan de algunas funciones siga funcionando igual».

Teatro de Canales de la Sierra
Foto: JesĆŗs Rocandio

La financiación fue una de las mayores dificultades del Canales demanda teatro. «Aunque tenemos una pequeña ayuda pública que nos dio el Gobierno de La Rioja, que nos da para muy poco, lo que ha estado muy bien es que todas las compañías y artistas que vienen han empatizado totalmente con el proyecto y son los que realmente nos han financiado. Nos ha venido gente que les ha encantado, cobrÔndonos lo justo».

El primero en decir sí a la propuesta de García y Blanco fue un paisano, el actor y clown Pepe Viyuela, al que entusiasmó el proyecto desde el primer momento. No solo inauguró el festival con una doble función de su espectÔculo de mÔs éxito, Encerrona, sino que ha ejercido de padrino. Al cartel se incorporaron también otras compañías: La Garnacha, El Patio Teatro, Sapo Producciones o Mon Teatro son solo algunas de ellas.

Teatro de Canales de la Sierra

Ā«Lo quijotesco de esta historia lo resumo un poco en que, por un lado, es un pueblo despoblado; un edificio abandonado; una carretera horrorosa y alejada de cualquier nĆŗcleo de población importante. La ciudad grande mĆ”s cercana estĆ” a hora y media. Encima, queremos abrir con cosas profesionales, con funciones importantes. Por eso te digo que no sĆ© si es quijotesco o somos gilipollas… O quizĆ” sea lo mismoĀ», bromea Domingo GarcĆ­a sobre su proyecto. Pero el caso es que la cosa funciona. Y muy bien.

El mayor reto, sin embargo, se presenta de cara al invierno. En verano todo parece mÔs fÔcil. Los veraneantes, hijos del pueblo que se marcharon en su momento por la falta de oportunidades, vuelven a sus casas familiares para pasar sus vacaciones y se convierten en el público principal del festival. «Pero, claro, el gran reto es esos fines de semana en los que hay 20 personas en el pueblo; intentar volver a programar funciones y que siga viniendo mÔs gente (aunque no sea tanta)».

En los planes de García y su equipo estÔ programar dos o tres funciones durante todo el invierno para no dejar morir el proyecto y reavivarlo en parte en fechas especiales como Semana Santa o Navidad. «Pero no queremos hacer un festival temÔtico o de teatro clÔsico, que parece que sería acorde al espacio, sino que tengamos variedad».

Cuando llegue de nuevo el verano, la intención de García y del Ayuntamiento de Canales es hacer mÔs grande el proyecto. «Con toda la repercusión que estamos teniendo este año, lo que queremos es que el año que viene haya una ayuda real, no lo poquito que hemos tenido este año. Y hacer un festival con repercusión nacional, que creo que sí estamos consiguiendo porque estamos llegando a medios que parecían impensables y que estÔn siendo un gran apoyo. EstÔ gustando el proyecto y estamos saliendo en todas partes».

LA ESPAƑA VACIADA

Ante la falta de oportunidades económicas, la población rural abandona sus pueblos y emigra a otros grandes núcleos de población en busca de un futuro, no ya mejor, sino futuro. Fue Sergio del Molino quien publicó en 2016 el libro La España vacía para abordar el problema de la despoblación del campo. Sin embargo, quienes padecen este problema prefirieron el término vaciada a vacía. Domingo García es uno de ellos.

Ā«Creo que estĆ” bien que sea asĆ­ porque sĆ­ que creo que tiene cierta parte de responsabilidad polĆ­ticaĀ», opina. Ā«Al final, es la consecuencia de un montón de aƱos de abandono de estas zonas. AquĆ­, ahora estamos un poco invirtiendo en cultura, pero realmente que se vacĆ­e es la consecuencia lógica de cómo se les ha estado tratando todos estos aƱos, en estas dĆ©cadas. Tenemos un problema grave de infraestructuras, de coberturas bĆ”sicas de telefonĆ­a, sanitarias, de acceso… Es una consecuencia lógica. Yo mismo no vivo aquĆ­. Los que estamos realmente moviendo esto somos descendientes que pasamos aquĆ­ los veranos, los fines de semana, pero nos resulta imposible vivir aquĆ­. Resulta incluso difĆ­cil venir de turista, con que vivir aquĆ­ un invierno entero…».

Teatro de Canales de la Sierra

Invertir en cultura es el pequeƱo grano de arena que GarcĆ­a y otros como Ć©l aportan para tratar de paliar el problema. Pero no es, ni de lejos, suficiente. Ā«Hay un montón de cosas que yo creo que colaborarĆ­an con el turismo y la intención de retener población, que no son solo culturalesĀ», apunta. Ā«Que son desde la gestión de los montes, de carreteras, de infraestructuras… Hay un montón de aspectos que pueden hacer que esto funcione. Comunicación, comunicación institucional, turismo… Tenemos muchas deficiencias que podĆ­an corregirse un poquitoĀ».

Mientras todo eso llega, en Canales de la Sierra se sienten satisfechos (y mucho) con la iniciativa de su paisano. La población vive con ilusión este proyecto teatral y cultural. «Vuelven a tener orgullo por su pueblo que contrasta con un cierto sentimiento depresivo ligado a la despoblación», comenta García. «A la gente le da mucha pena lo vacío que estÔ el pueblo y ve esto como una oportunidad, como un clavo ardiendo para que el pueblo recupere en parte lo que tenía. Y lo ven también como una oportunidad de sentir mÔs orgullo por su pueblo, que lo estaban perdiendo».

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