‘Canales demanda teatro’, el intento de un pequeƱo pueblo riojano para atraer población
Canales de la Sierra, con apenas 20 habitantes, recupera su corral de comedias del siglo XVIII para tratar de paliar la despoblación y atraer turismo con un festival de teatro

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Mucho se habla de la EspaƱa vaciada, pero poco parece estar haciĆ©ndose desde las Administraciones para solucionar el problema. Canales de la Sierra, en La Rioja, es uno mĆ”s de esos pueblos que un dĆa fueron grandes y tuvieron vida y que hoy apenas conserva 20 habitantes en invierno. Pero cuenta con algo que otros pequeƱos villorrios semiabandonados del paĆs no tienen: un corral de comedias del siglo XVIII.
Domingo GarcĆa, diseƱador riojano que tiene sus orĆgenes en Canales, quiso impulsar aquel viejo edificio que se mantuvo en uso hasta los aƱos ochenta y que un dĆa acogió su propia compaƱĆa de teatro. Verano tras verano, Ć©l y otros amigos llevaban planteĆ”ndose la posibilidad de recuperar ese espacio y tratar de atraer turismo a un pueblo perdido en la nada, a mĆ”s de una hora y media de cualquier nĆŗcleo de población mĆ”s grande y al que no resulta fĆ”cil llegar ni siquiera para aquellos que pasan allĆ sus vacaciones. El pasado mes de noviembre tomó la decisión. «”Venga, vamos a hacer algo y lo vamos a hacer bien!Ā».
Apoyado por el Ayuntamiento de Canales, lo primero que hizo fue preparar un proyecto con el que acudir al Gobierno de La Rioja para solicitar subvenciones. Lo mĆ”s gordo estaba hecho: el teatro habĆa sido restaurado en los aƱos noventa, aunque permanecĆa abandonado.
Tan solo era necesaria alguna pequeƱa labor de mantenimiento y equiparlo de luz y sonido para poder programar las actuaciones. Esa parte no era difĆcil: GarcĆa tiene su propio estudio de diseƱo de espacios efĆmeros y el trabajo no le era desconocido.
Las ayudas autonómicas llegaron, aunque no fueron muy grandes. Pero como las ganas de trabajar sĆ lo eran, el proyecto salió adelante. Pronto se le unió el periodista BenjamĆn Blanco, Ā«mi mano derechaĀ», comenta GarcĆa. Y se quisieron implicar tambiĆ©n otros vecinos. TenĆan el espacio, un teatro de titularidad municipal que querĆa volver a la vida. Ahora necesitaban llenarlo. Para la primavera de este aƱo, ya tenĆan definido todo el programa.
Ā«Me lie la manta a la cabeza y dije āno vamos a tener aquĆ cuatro obritas de aficionados. Vamos a traer algo mĆ”s profesionalāĀ», explica Domingo GarcĆa, Ā«y me he montado un festival de la hostiaĀ». Ese festival es el Canales Demanda teatro, Ā«con 16 funciones de compaƱĆas profesionales, con una exposición, con un campamento de formación en teatro, con lo que supone para un pueblo que en invierno tiene menos de 20 habitantes. Y estĆ” teniendo una repercusión brutalĀ», confirma satisfecho su creador.
El programa abarca todos los estilos: desde el teatro clĆ”sico, con Cervantes a la cabeza, a un concierto de rock ofrecido por Los Gandules; monologuistas, revista, varietĆ©s… Ā«Partimos de la premisa de que tenĆamos que hacer algo que funcionara muy bien, que nos asegurara la asistencia del pĆŗblico, y nos lo planteamos como algo muy variado que diera cabida a todas las sensibilidadesĀ», aclara GarcĆa. Ā«Hemos ido pasando por casi todo el abanico de estilos del teatro con la intención de que todo el mundo pueda encontrar una obra en la que se sienta cómodoĀ».
Aunque la intención original de GarcĆa, Blanco y otras personas del pueblo que se han unido al proyecto era la de recuperar el teatro, en el fondo vivĆa tambiĆ©n la intención de atraer y devolver algo de vida a Canales de la Sierra. Ā«Mi intención primera era darle un uso al teatro, pero tambiĆ©n sabiendo que eso puede tener otro tipo de consecuencias en cuanto a la población, porque la asistencia estĆ” siendo una pasadaĀ», confirma el diseƱador.
«En un sitio en el que no hay casi turismo, en un valle que no recibe prÔcticamente a nadie, pues de repente lo empieza a recibir. Y esto, no sé qué, espero que pueda tener alguna pequeña consecuencia: que esto genere algo de turismo, que sigamos teniendo este festival de teatro y que en plan de algunas funciones siga funcionando igual».

La financiación fue una de las mayores dificultades del Canales demanda teatro. Ā«Aunque tenemos una pequeƱa ayuda pĆŗblica que nos dio el Gobierno de La Rioja, que nos da para muy poco, lo que ha estado muy bien es que todas las compaƱĆas y artistas que vienen han empatizado totalmente con el proyecto y son los que realmente nos han financiado. Nos ha venido gente que les ha encantado, cobrĆ”ndonos lo justoĀ».
El primero en decir sĆ a la propuesta de GarcĆa y Blanco fue un paisano, el actor y clown Pepe Viyuela, al que entusiasmó el proyecto desde el primer momento. No solo inauguró el festival con una doble función de su espectĆ”culo de mĆ”s Ć©xito, Encerrona, sino que ha ejercido de padrino. Al cartel se incorporaron tambiĆ©n otras compaƱĆas: La Garnacha, El Patio Teatro, Sapo Producciones o Mon Teatro son solo algunas de ellas.
Ā«Lo quijotesco de esta historia lo resumo un poco en que, por un lado, es un pueblo despoblado; un edificio abandonado; una carretera horrorosa y alejada de cualquier nĆŗcleo de población importante. La ciudad grande mĆ”s cercana estĆ” a hora y media. Encima, queremos abrir con cosas profesionales, con funciones importantes. Por eso te digo que no sĆ© si es quijotesco o somos gilipollas⦠O quizĆ” sea lo mismoĀ», bromea Domingo GarcĆa sobre su proyecto. Pero el caso es que la cosa funciona. Y muy bien.
El mayor reto, sin embargo, se presenta de cara al invierno. En verano todo parece mÔs fÔcil. Los veraneantes, hijos del pueblo que se marcharon en su momento por la falta de oportunidades, vuelven a sus casas familiares para pasar sus vacaciones y se convierten en el público principal del festival. «Pero, claro, el gran reto es esos fines de semana en los que hay 20 personas en el pueblo; intentar volver a programar funciones y que siga viniendo mÔs gente (aunque no sea tanta)».
En los planes de GarcĆa y su equipo estĆ” programar dos o tres funciones durante todo el invierno para no dejar morir el proyecto y reavivarlo en parte en fechas especiales como Semana Santa o Navidad. Ā«Pero no queremos hacer un festival temĆ”tico o de teatro clĆ”sico, que parece que serĆa acorde al espacio, sino que tengamos variedadĀ».
Cuando llegue de nuevo el verano, la intención de GarcĆa y del Ayuntamiento de Canales es hacer mĆ”s grande el proyecto. Ā«Con toda la repercusión que estamos teniendo este aƱo, lo que queremos es que el aƱo que viene haya una ayuda real, no lo poquito que hemos tenido este aƱo. Y hacer un festival con repercusión nacional, que creo que sĆ estamos consiguiendo porque estamos llegando a medios que parecĆan impensables y que estĆ”n siendo un gran apoyo. EstĆ” gustando el proyecto y estamos saliendo en todas partesĀ».
LA ESPAĆA VACIADA
Ante la falta de oportunidades económicas, la población rural abandona sus pueblos y emigra a otros grandes nĆŗcleos de población en busca de un futuro, no ya mejor, sino futuro. Fue Sergio del Molino quien publicó en 2016 el libro La EspaƱa vacĆa para abordar el problema de la despoblación del campo. Sin embargo, quienes padecen este problema prefirieron el tĆ©rmino vaciada a vacĆa. Domingo GarcĆa es uno de ellos.
Ā«Creo que estĆ” bien que sea asĆ porque sĆ que creo que tiene cierta parte de responsabilidad polĆticaĀ», opina. Ā«Al final, es la consecuencia de un montón de aƱos de abandono de estas zonas. AquĆ, ahora estamos un poco invirtiendo en cultura, pero realmente que se vacĆe es la consecuencia lógica de cómo se les ha estado tratando todos estos aƱos, en estas dĆ©cadas. Tenemos un problema grave de infraestructuras, de coberturas bĆ”sicas de telefonĆa, sanitarias, de acceso⦠Es una consecuencia lógica. Yo mismo no vivo aquĆ. Los que estamos realmente moviendo esto somos descendientes que pasamos aquĆ los veranos, los fines de semana, pero nos resulta imposible vivir aquĆ. Resulta incluso difĆcil venir de turista, con que vivir aquĆ un invierno enteroā¦Ā».
Invertir en cultura es el pequeƱo grano de arena que GarcĆa y otros como Ć©l aportan para tratar de paliar el problema. Pero no es, ni de lejos, suficiente. Ā«Hay un montón de cosas que yo creo que colaborarĆan con el turismo y la intención de retener población, que no son solo culturalesĀ», apunta. Ā«Que son desde la gestión de los montes, de carreteras, de infraestructuras⦠Hay un montón de aspectos que pueden hacer que esto funcione. Comunicación, comunicación institucional, turismo⦠Tenemos muchas deficiencias que podĆan corregirse un poquitoĀ».
Mientras todo eso llega, en Canales de la Sierra se sienten satisfechos (y mucho) con la iniciativa de su paisano. La población vive con ilusión este proyecto teatral y cultural. Ā«Vuelven a tener orgullo por su pueblo que contrasta con un cierto sentimiento depresivo ligado a la despoblaciónĀ», comenta GarcĆa. Ā«A la gente le da mucha pena lo vacĆo que estĆ” el pueblo y ve esto como una oportunidad, como un clavo ardiendo para que el pueblo recupere en parte lo que tenĆa. Y lo ven tambiĆ©n como una oportunidad de sentir mĆ”s orgullo por su pueblo, que lo estaban perdiendoĀ».
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Mucho se habla de la EspaƱa vaciada, pero poco parece estar haciĆ©ndose desde las Administraciones para solucionar el problema. Canales de la Sierra, en La Rioja, es uno mĆ”s de esos pueblos que un dĆa fueron grandes y tuvieron vida y que hoy apenas conserva 20 habitantes en invierno. Pero cuenta con algo que otros pequeƱos villorrios semiabandonados del paĆs no tienen: un corral de comedias del siglo XVIII.
Domingo GarcĆa, diseƱador riojano que tiene sus orĆgenes en Canales, quiso impulsar aquel viejo edificio que se mantuvo en uso hasta los aƱos ochenta y que un dĆa acogió su propia compaƱĆa de teatro. Verano tras verano, Ć©l y otros amigos llevaban planteĆ”ndose la posibilidad de recuperar ese espacio y tratar de atraer turismo a un pueblo perdido en la nada, a mĆ”s de una hora y media de cualquier nĆŗcleo de población mĆ”s grande y al que no resulta fĆ”cil llegar ni siquiera para aquellos que pasan allĆ sus vacaciones. El pasado mes de noviembre tomó la decisión. «”Venga, vamos a hacer algo y lo vamos a hacer bien!Ā».
Apoyado por el Ayuntamiento de Canales, lo primero que hizo fue preparar un proyecto con el que acudir al Gobierno de La Rioja para solicitar subvenciones. Lo mĆ”s gordo estaba hecho: el teatro habĆa sido restaurado en los aƱos noventa, aunque permanecĆa abandonado.
Tan solo era necesaria alguna pequeƱa labor de mantenimiento y equiparlo de luz y sonido para poder programar las actuaciones. Esa parte no era difĆcil: GarcĆa tiene su propio estudio de diseƱo de espacios efĆmeros y el trabajo no le era desconocido.
Las ayudas autonómicas llegaron, aunque no fueron muy grandes. Pero como las ganas de trabajar sĆ lo eran, el proyecto salió adelante. Pronto se le unió el periodista BenjamĆn Blanco, Ā«mi mano derechaĀ», comenta GarcĆa. Y se quisieron implicar tambiĆ©n otros vecinos. TenĆan el espacio, un teatro de titularidad municipal que querĆa volver a la vida. Ahora necesitaban llenarlo. Para la primavera de este aƱo, ya tenĆan definido todo el programa.
Ā«Me lie la manta a la cabeza y dije āno vamos a tener aquĆ cuatro obritas de aficionados. Vamos a traer algo mĆ”s profesionalāĀ», explica Domingo GarcĆa, Ā«y me he montado un festival de la hostiaĀ». Ese festival es el Canales Demanda teatro, Ā«con 16 funciones de compaƱĆas profesionales, con una exposición, con un campamento de formación en teatro, con lo que supone para un pueblo que en invierno tiene menos de 20 habitantes. Y estĆ” teniendo una repercusión brutalĀ», confirma satisfecho su creador.
El programa abarca todos los estilos: desde el teatro clĆ”sico, con Cervantes a la cabeza, a un concierto de rock ofrecido por Los Gandules; monologuistas, revista, varietĆ©s… Ā«Partimos de la premisa de que tenĆamos que hacer algo que funcionara muy bien, que nos asegurara la asistencia del pĆŗblico, y nos lo planteamos como algo muy variado que diera cabida a todas las sensibilidadesĀ», aclara GarcĆa. Ā«Hemos ido pasando por casi todo el abanico de estilos del teatro con la intención de que todo el mundo pueda encontrar una obra en la que se sienta cómodoĀ».
Aunque la intención original de GarcĆa, Blanco y otras personas del pueblo que se han unido al proyecto era la de recuperar el teatro, en el fondo vivĆa tambiĆ©n la intención de atraer y devolver algo de vida a Canales de la Sierra. Ā«Mi intención primera era darle un uso al teatro, pero tambiĆ©n sabiendo que eso puede tener otro tipo de consecuencias en cuanto a la población, porque la asistencia estĆ” siendo una pasadaĀ», confirma el diseƱador.
«En un sitio en el que no hay casi turismo, en un valle que no recibe prÔcticamente a nadie, pues de repente lo empieza a recibir. Y esto, no sé qué, espero que pueda tener alguna pequeña consecuencia: que esto genere algo de turismo, que sigamos teniendo este festival de teatro y que en plan de algunas funciones siga funcionando igual».

La financiación fue una de las mayores dificultades del Canales demanda teatro. Ā«Aunque tenemos una pequeƱa ayuda pĆŗblica que nos dio el Gobierno de La Rioja, que nos da para muy poco, lo que ha estado muy bien es que todas las compaƱĆas y artistas que vienen han empatizado totalmente con el proyecto y son los que realmente nos han financiado. Nos ha venido gente que les ha encantado, cobrĆ”ndonos lo justoĀ».
El primero en decir sĆ a la propuesta de GarcĆa y Blanco fue un paisano, el actor y clown Pepe Viyuela, al que entusiasmó el proyecto desde el primer momento. No solo inauguró el festival con una doble función de su espectĆ”culo de mĆ”s Ć©xito, Encerrona, sino que ha ejercido de padrino. Al cartel se incorporaron tambiĆ©n otras compaƱĆas: La Garnacha, El Patio Teatro, Sapo Producciones o Mon Teatro son solo algunas de ellas.
Ā«Lo quijotesco de esta historia lo resumo un poco en que, por un lado, es un pueblo despoblado; un edificio abandonado; una carretera horrorosa y alejada de cualquier nĆŗcleo de población importante. La ciudad grande mĆ”s cercana estĆ” a hora y media. Encima, queremos abrir con cosas profesionales, con funciones importantes. Por eso te digo que no sĆ© si es quijotesco o somos gilipollas⦠O quizĆ” sea lo mismoĀ», bromea Domingo GarcĆa sobre su proyecto. Pero el caso es que la cosa funciona. Y muy bien.
El mayor reto, sin embargo, se presenta de cara al invierno. En verano todo parece mÔs fÔcil. Los veraneantes, hijos del pueblo que se marcharon en su momento por la falta de oportunidades, vuelven a sus casas familiares para pasar sus vacaciones y se convierten en el público principal del festival. «Pero, claro, el gran reto es esos fines de semana en los que hay 20 personas en el pueblo; intentar volver a programar funciones y que siga viniendo mÔs gente (aunque no sea tanta)».
En los planes de GarcĆa y su equipo estĆ” programar dos o tres funciones durante todo el invierno para no dejar morir el proyecto y reavivarlo en parte en fechas especiales como Semana Santa o Navidad. Ā«Pero no queremos hacer un festival temĆ”tico o de teatro clĆ”sico, que parece que serĆa acorde al espacio, sino que tengamos variedadĀ».
Cuando llegue de nuevo el verano, la intención de GarcĆa y del Ayuntamiento de Canales es hacer mĆ”s grande el proyecto. Ā«Con toda la repercusión que estamos teniendo este aƱo, lo que queremos es que el aƱo que viene haya una ayuda real, no lo poquito que hemos tenido este aƱo. Y hacer un festival con repercusión nacional, que creo que sĆ estamos consiguiendo porque estamos llegando a medios que parecĆan impensables y que estĆ”n siendo un gran apoyo. EstĆ” gustando el proyecto y estamos saliendo en todas partesĀ».
LA ESPAĆA VACIADA
Ante la falta de oportunidades económicas, la población rural abandona sus pueblos y emigra a otros grandes nĆŗcleos de población en busca de un futuro, no ya mejor, sino futuro. Fue Sergio del Molino quien publicó en 2016 el libro La EspaƱa vacĆa para abordar el problema de la despoblación del campo. Sin embargo, quienes padecen este problema prefirieron el tĆ©rmino vaciada a vacĆa. Domingo GarcĆa es uno de ellos.
Ā«Creo que estĆ” bien que sea asĆ porque sĆ que creo que tiene cierta parte de responsabilidad polĆticaĀ», opina. Ā«Al final, es la consecuencia de un montón de aƱos de abandono de estas zonas. AquĆ, ahora estamos un poco invirtiendo en cultura, pero realmente que se vacĆe es la consecuencia lógica de cómo se les ha estado tratando todos estos aƱos, en estas dĆ©cadas. Tenemos un problema grave de infraestructuras, de coberturas bĆ”sicas de telefonĆa, sanitarias, de acceso⦠Es una consecuencia lógica. Yo mismo no vivo aquĆ. Los que estamos realmente moviendo esto somos descendientes que pasamos aquĆ los veranos, los fines de semana, pero nos resulta imposible vivir aquĆ. Resulta incluso difĆcil venir de turista, con que vivir aquĆ un invierno enteroā¦Ā».
Invertir en cultura es el pequeƱo grano de arena que GarcĆa y otros como Ć©l aportan para tratar de paliar el problema. Pero no es, ni de lejos, suficiente. Ā«Hay un montón de cosas que yo creo que colaborarĆan con el turismo y la intención de retener población, que no son solo culturalesĀ», apunta. Ā«Que son desde la gestión de los montes, de carreteras, de infraestructuras⦠Hay un montón de aspectos que pueden hacer que esto funcione. Comunicación, comunicación institucional, turismo⦠Tenemos muchas deficiencias que podĆan corregirse un poquitoĀ».
Mientras todo eso llega, en Canales de la Sierra se sienten satisfechos (y mucho) con la iniciativa de su paisano. La población vive con ilusión este proyecto teatral y cultural. Ā«Vuelven a tener orgullo por su pueblo que contrasta con un cierto sentimiento depresivo ligado a la despoblaciónĀ», comenta GarcĆa. Ā«A la gente le da mucha pena lo vacĆo que estĆ” el pueblo y ve esto como una oportunidad, como un clavo ardiendo para que el pueblo recupere en parte lo que tenĆa. Y lo ven tambiĆ©n como una oportunidad de sentir mĆ”s orgullo por su pueblo, que lo estaban perdiendoĀ».