La inspiración para Dickens llegaba caminando
”Yorokobu gratis en formato digital!
La prodigiosa imaginación de Charles Dickens lo llevó a escribir algunos de los libros mÔs representativos de la época victoriana. Probablemente lo que mÔs contribuyó a su creatividad fue su impresionante capacidad de observación alimentada en gran parte por su afición a realizar paseos largos a diario.
Dickens no solo era un caminante. Era de los que aceleraban el paso cuando se veĆa frente a una cuesta. PodĆa llegar a caminar 30 kilómetros en un dĆa por las calles estrechas de Londres con la misma obsesión que muestran hoy los corredores de fondo.
Afectado por insomnio durante 1859, el escritor aprovechó sus noches en vela para realizar paseos kilomĆ©tricos por la ciudad. En este entorno desprovisto de distracciones, el britĆ”nico pudo observar mĆ”s de cercaĀ la vida de los desfavorecidos Ā que tanto protagonismo adquirĆan en su obra.
“Dickens no solo era un caminante. Era de los que aceleraban el paso cuando se veĆa frente a una cuesta”
āHace algunos aƱos padecĆ de un insomnio pasajero, atribuible a una impresión dolorosa, y ese insomnio me obligó a salir a pasear por las calles durante toda la noche y por espacio de varias noches. Esa molestia habrĆa tardado mucho tiempo en curarse si hubiese permanecido desmayadamente en cama; pero la dominĆ© muy pronto, gracias al brioso tratamiento de volver a levantarme en cuanto me acostaba, saliendo a la calle para no regresar a casa hasta la salida del sol y completamente rendido de cansancioā, escribió en su ensayo Paseos nocturnos, reeditado por la editorial Taurus como parte de la serie Great Ideas.
Durante estos paseos antropológicos Dickens se colaba en hospitales, pedĆa acceso a manicomios, conversaba con niƱos de la calle y se dedicaba a observar la interacción entre los borrachos y la policĆa.
āEn el curso de aquellas noches completĆ© mi educación con una experiencia de lo que es carecer de hogar por pura afición. Como la finalidad principal que entonces perseguĆa era la de pasar la noche, esta me hizo trabar simpĆ”ticas relaciones con gentes que durante todo el aƱo no tienen sino esa misma finalidad por las nochesā.
Las rutas urbanas permitĆan a Dickens meterse en la piel de sus personajes. āEl vicio y la desgracia se ocultaban a la vista, y mi condición de persona sin hogar disponĆa de millas y millas de calles en las que podĆa ir y venir solitaria y a su gusto. Y eso era lo que yo hacĆaā.
Los paseos nocturnos eran espacios perfectos para la ensoƱación: āMe decidĆ a caminar hasta el Hospital Bethlehem (…). Se me habĆa subido a la cabeza una fantĆ”stica idea nocturna en la que yo podĆa meditar mejor a la vista de sus muros y de su cĆŗpula. La idea era esta: ĀæNo son, acaso, los cuerdos y los locos iguales por la noche cuando los cuerdos ensueƱan? ĀæNo estamos todos nosotros, los que ensoƱamos fuera de los manicomios, durante todas las noches de nuestra vida, mĆ”s o menos en la misma situación de los que se hallan dentro? (…) ĀæNo hacemos nosotros por la noche una mezcolanza de acontecimientos y personajes, tiempos y lugares que ellos mezclan durante el dĆa?ā, reflexionaba Dickens en el ensayo.
La planificación de la ruta
Antes de partir de su casa por la noche, el escritor intentaba trazar en su cabeza el destino que querĆa alcanzar: āUno de mis caprichos consiste en que hasta el mĆ”s ocioso de mis paseos debe tener siempre un destino fijado de antemano. Antes de salir de mi casa de Covent Garden para una expedición callejera me trazo una tarea, y estoy tan lejos de pensar en alterar mi ruta por el camino, o en emprender el regreso y dejar una parte de aquella tarea sin terminar como de violar de un modo fraudulento un compromiso hecho con otra personaā.
Durante estos viajes a pie, Dickens se inventaba personajes para hacer mĆ”s interesante el viaje. āAcostumbro a considerar mi paseo como una ronda mĆa y me considero a mĆ mismo como una especie mĆ”s elevada de policĆa que estĆ” de servicio: son muchos los maleantes con quienes me encuentro en las calles y a los que mentalmente agarró por el cuelloā.
Cuando nos quejamos de falta de inspiración, frecuentemente ese estado proviene de falta de contenido. De Dickens podemos aprender que Ć©l nunca daba por sentado que la inspiración vendrĆa sola. Cuando no la tenĆa, salĆa en busca de ella. No caĆa en lo impostado. Sus ideas venĆan de la brutal realidad que observaba cada noche en las calles de Londres y que solo un acto como caminar eran capaces de proporcionar con el grado de detalle necesario para escribir una novela.
”Yorokobu gratis en formato digital!
La prodigiosa imaginación de Charles Dickens lo llevó a escribir algunos de los libros mÔs representativos de la época victoriana. Probablemente lo que mÔs contribuyó a su creatividad fue su impresionante capacidad de observación alimentada en gran parte por su afición a realizar paseos largos a diario.
Dickens no solo era un caminante. Era de los que aceleraban el paso cuando se veĆa frente a una cuesta. PodĆa llegar a caminar 30 kilómetros en un dĆa por las calles estrechas de Londres con la misma obsesión que muestran hoy los corredores de fondo.
Afectado por insomnio durante 1859, el escritor aprovechó sus noches en vela para realizar paseos kilomĆ©tricos por la ciudad. En este entorno desprovisto de distracciones, el britĆ”nico pudo observar mĆ”s de cercaĀ la vida de los desfavorecidos Ā que tanto protagonismo adquirĆan en su obra.
“Dickens no solo era un caminante. Era de los que aceleraban el paso cuando se veĆa frente a una cuesta”
āHace algunos aƱos padecĆ de un insomnio pasajero, atribuible a una impresión dolorosa, y ese insomnio me obligó a salir a pasear por las calles durante toda la noche y por espacio de varias noches. Esa molestia habrĆa tardado mucho tiempo en curarse si hubiese permanecido desmayadamente en cama; pero la dominĆ© muy pronto, gracias al brioso tratamiento de volver a levantarme en cuanto me acostaba, saliendo a la calle para no regresar a casa hasta la salida del sol y completamente rendido de cansancioā, escribió en su ensayo Paseos nocturnos, reeditado por la editorial Taurus como parte de la serie Great Ideas.
Durante estos paseos antropológicos Dickens se colaba en hospitales, pedĆa acceso a manicomios, conversaba con niƱos de la calle y se dedicaba a observar la interacción entre los borrachos y la policĆa.
āEn el curso de aquellas noches completĆ© mi educación con una experiencia de lo que es carecer de hogar por pura afición. Como la finalidad principal que entonces perseguĆa era la de pasar la noche, esta me hizo trabar simpĆ”ticas relaciones con gentes que durante todo el aƱo no tienen sino esa misma finalidad por las nochesā.
Las rutas urbanas permitĆan a Dickens meterse en la piel de sus personajes. āEl vicio y la desgracia se ocultaban a la vista, y mi condición de persona sin hogar disponĆa de millas y millas de calles en las que podĆa ir y venir solitaria y a su gusto. Y eso era lo que yo hacĆaā.
Los paseos nocturnos eran espacios perfectos para la ensoƱación: āMe decidĆ a caminar hasta el Hospital Bethlehem (…). Se me habĆa subido a la cabeza una fantĆ”stica idea nocturna en la que yo podĆa meditar mejor a la vista de sus muros y de su cĆŗpula. La idea era esta: ĀæNo son, acaso, los cuerdos y los locos iguales por la noche cuando los cuerdos ensueƱan? ĀæNo estamos todos nosotros, los que ensoƱamos fuera de los manicomios, durante todas las noches de nuestra vida, mĆ”s o menos en la misma situación de los que se hallan dentro? (…) ĀæNo hacemos nosotros por la noche una mezcolanza de acontecimientos y personajes, tiempos y lugares que ellos mezclan durante el dĆa?ā, reflexionaba Dickens en el ensayo.
La planificación de la ruta
Antes de partir de su casa por la noche, el escritor intentaba trazar en su cabeza el destino que querĆa alcanzar: āUno de mis caprichos consiste en que hasta el mĆ”s ocioso de mis paseos debe tener siempre un destino fijado de antemano. Antes de salir de mi casa de Covent Garden para una expedición callejera me trazo una tarea, y estoy tan lejos de pensar en alterar mi ruta por el camino, o en emprender el regreso y dejar una parte de aquella tarea sin terminar como de violar de un modo fraudulento un compromiso hecho con otra personaā.
Durante estos viajes a pie, Dickens se inventaba personajes para hacer mĆ”s interesante el viaje. āAcostumbro a considerar mi paseo como una ronda mĆa y me considero a mĆ mismo como una especie mĆ”s elevada de policĆa que estĆ” de servicio: son muchos los maleantes con quienes me encuentro en las calles y a los que mentalmente agarró por el cuelloā.
Cuando nos quejamos de falta de inspiración, frecuentemente ese estado proviene de falta de contenido. De Dickens podemos aprender que Ć©l nunca daba por sentado que la inspiración vendrĆa sola. Cuando no la tenĆa, salĆa en busca de ella. No caĆa en lo impostado. Sus ideas venĆan de la brutal realidad que observaba cada noche en las calles de Londres y que solo un acto como caminar eran capaces de proporcionar con el grado de detalle necesario para escribir una novela.
Comentarios cerrados.