En los aƱos 20, la humanidad alcanzó uno de sus grandes sueƱos: Ā”volar! Arrancó la aviación comercial y el mundo enloqueció de alegrĆa. La fe en el progreso llenaba muchas pĆ”ginas de prensa y el 19 de julio de 1928 el Heraldo de Madrid anunció: Ā«Nuestro redactor jefe, seƱor Chaves Nogales, darĆ” la vuelta a Europa en avión. El periódico actual no puede tener la fisonomĆa sedentaria de las hojas que leĆan nuestros padres. Las distancias han quedado virtualmente destruidas por la navegación aĆ©reaĀ».
Manuel Chaves Nogales (1897-1944) recorrió 16.000 kilómetros para retratar este continente en una serie de artĆculos. La hazaƱa se vio amenazada por tres accidentes aĆ©reos pero el sevillano sobrevivió a todos.

Ā«La Tierra es una vieja calva, fea, llena de arrugas, basta y grandota, con la que no puede uno entenderse. MĆ”s que nuestra madre, la Tierra es nuestra tĆa, nuestra tĆa abuelaĀ», contó. Ā«A nosotros nos tolera por desidia. Es una vieja sucia que por no sacudirse, aguanta este enjambre de piojos que es la humanidadĀ».
La Tierra, decĆa, Ā«hasta que los aviones empezaron a surcarla, no tenĆa la medida de lo humano. Era demasiado grande para nosotros. Hoy hemos tomado posesión de ella y ya podemos poner en nuestras tarjetas de visita, sin ninguna prosopopeya: Fulano de Tal, habitante del planeta Tierra. Esto era lo que nos faltaba: tomar posesión autĆ©nticamenteĀ».
Euforia. Estaban borrachos de euforia: «Todos los esfuerzos de la humanidad han sido para esto. Para que yo ahora, sencillamente, sin ninguna molestia ni heroicidad, me acomode en un butacón de la confortable cabina de uno de estos pajarracos metÔlicos y salga a dar la vuelta a Europa en unas cuantas jornadas con mi estuche de aseo, unas camisas, unos pijamas y unos libros. Los quince kilos de equipaje reglamentario. No se necesita mÔs».
Chaves Nogales, al sobrevolar Madrid, desde la aeronave, miró por la ventanilla y escribió: Ā«Madrid es feo. EstĆ” demasiado poblado. Este millón de manchegos apelotonados en la llanura da una impresión poco grata. TodavĆa los barrios modernos, con sus festones de verdura y sus terrazas, son tolerables, pero el viejo Madrid de los barrios bajos, visto desde arriba, es una monstruosidad. AsĆ son casi todas las ciudadesĀ».
Aquel avión se dirigĆa a la Ciudad Condal. Ā«Hemos encontrado la primera nube artificial. La va formando pacientemente una alta chimenea que, todavĆa a muchos kilómetros de Barcelona, anuncia ya el poderĆo industrial de la tierra catalanaĀ».
El periodista sevillano describió una Alemania impaciente por divertirse, una Suiza de burócratas aburguesados en los organismos internacionales y una Rusia soviética que igualó los sueldos de hombres y mujeres.
«Andar y contar es mi oficio».
grande ,Chaves Nogales
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