El cine y la televisión contra Netflix

”Yorokobu gratis en formato digital!
Como en un duelo a tresĀ con pistola filmado por Leone, el Cine y la Televisión āenemigos Ćntimosā sin previo acuerdo disparan a la vez a un enemigo comĆŗn: Netflix.
”Bang, bang!
Las balas, mÔs que balas, quejas: «Netflix acabarÔ con nosotros».
Cada cualĀ con sus razones aunque una comĆŗn: por una montaƱa de dólares, la que deja el pĆŗblico.Ā Una razón tan vieja como el show business. La historia del arte y negocio del entretenimientoĀ son una historia de luchas de viejas contra nuevas tecnologĆas; de viejos modelos de negocio contra los nuevos; de las viejas formas de contar contra las nuevas.
El arte y negocio del entretenimiento ha evolucionado contra los enemigos internos y externos: el cine contra el cine; el cine contra la televisión; el cine y la televisión contra internet y los productores de contenidos online.
Edison contra el cine
En 1891 el kinetoscopio del inventor americano obligaba al usuario a mirar por una abertura para ver una pelĆcula corta. El cliente pagaba por cada visionado. Era la gran diferencia con la proyección en pantalla de los Lumiere.
Edison creó la MPCC (CompaƱĆa de Patentes de Cine, en inglĆ©s) para explotar el kinetoscopio e impedir el uso de inventos similares en Estados Unidos.Ā Las empresas que querĆan producir y distribuir otras tecnologĆas debĆan pagar un precio a Edison por patentes y derechos de autor.
Quienes producĆan y exhibĆan cine fuera de la órbita de Edison encontraban trabas legales, multas y en el peor de los casosĀ accidentes provocados por los matones del inventor.Ā Entonces, losĀ productores de cine operaban desde Nueva York.
La fƔbrica de sueƱos contra Edison
En 1909, D.W. Griffith descubrió en Hollywood, California, el clima perfecto para rodar todo el año y el lugar donde la justicia era lenta con los derechos de autor. Los futuros magnates de Fox, Metro Goldwyn Mayer y Paramount se mudaron allÔ.
La balbuceante fÔbrica de sueños que nació contra la ley tomó impulso cuando en 1915 una sentencia judicial decretó que los métodos de la MPCC «iban mucho mÔs lejos de lo tolerable para defender la propiedad intelectual».
El sonido contraĀ el silencio
Ante el Ć©xito de El cantor de Jazz (1927), la vieja guardia de Hollywood mostró su disconformidad: «¿QuiĆ©nĀ soportarĆ” aĀ los actores hablando dos horas?Ā», decĆan escĆ©pticos y detractores, tanto artistas como productores. La nueva tĆ©cnica era cara y encerró las cĆ”maras (como rememora Cantando bajo la lluvia, 1952)Ā provocando el retroceso de la narrativa. Las primeras pelĆculas sonoras eran teatro filmado.
Al pĆŗblico no le importó: querĆa escuchar a los actores. La industria se plegó al pĆŗblico y muchas producciones mudas en rodaje se adaptaron al sonido.
El cine sonoro avanzó. La cĆ”mara ganó libertad. Aun asĆ, persistĆa cierta resistenciaĀ artĆstica, resistencia ya inĆŗtil, encabezada por Chaplin.
Ā«El cine sonoro aniquila la gran belleza del silencioĀ», dijo el director de Tiempos modernos (1936). Esta pelĆcula recoge por primera vez la voz de Chaplin ocho aƱos despuĆ©s de El cantor de Jazz.
El cine contra la televisión
El auge de la televisión en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial obligó al cine a filmar en color y exhibir en pantallas cada vez mÔs grandes.
La televisión fue y es objeto de burla para las gentes del cine, una parte de la intelectualidad y los cinéfilos. A los productores y exhibidores les molestaba la pérdida de ingresos por disminución de la audiencia; a los intelectuales, que la televisión acabara con la cultura escrita.
La lucha en nuestros dĆasĀ intenta desprestigiar las series de televisión. La crĆtica de cine dedica artĆculos extensos a establecer la supuesta superioridad intelectual y artĆstica del cine.
El cine contraĀ Lucas & Spielberg
El cine norteamericano de los 70 trabajó nuevos temas y formas de contar las historias. Fue un cine minimalista. Contestatario (Easy Ryder). Protagonizado por antihĆ©roes (Bonnie and Clyde).Ā Sin maniqueĆsmo. Cine que surgió comoĀ oposición a Vietnam y a la autoridad.
George Lucas acabó con el cine de los 70 tras La guerra de las galaxias. Sustituyó la experimentación por la narrativa clÔsica. Acabó con el antihéroe. Recuperó el cine de buenos y malos. Un año antes, su amigo Steven Spielberg rompe las taquillas con Tiburón.
Lucas y Spielberg se convirtieron, a su pesar, en enemigos de Hollywood. La vieja guardia acusó a los jóvenes de prestar mÔs atención al espectÔculo que a los personajes y los compañeros de generación de destruir las nuevas narrativas.
La crĆtica de la Ć©poca consideraba el cine de Spielberg y Lucas como infantil. CrĆticos reputados como Peter Biskind, (American Film, Rolling Stones, Washington Post) escribieron aƱos despuĆ©s que Lucas y Spielberg contribuyeron al estancamiento cultural y artĆstico de los Estados Unidos.
El viejo Hollywood quiso dar una lección a Spielberg: El color pĆŗrpura (1983) tenĆa 11 nominaciones a los Ćscar, pero no recibió ninguno.
Ā«Hollywood me perdonarĆ” algĆŗn dĆaĀ», dijo Spielberg.
Spielberg contra Netflix
Con el tiempo, SpielbergĀ pasó a ser considerado un cineastaĀ clĆ”sico por Hollywood y la crĆtica especializada.Ā Ha pasado de escuchar: Ā«Spielberg acabarĆ” con el cineĀ» a decir Ā«Netflix acabarĆ” con el cineĀ».Ā Alega que cine es lo que se exhibe en una sala. (Un pensamiento que comporten otros cineastas).
Si Edison resucitarĆ” dirĆa que cine es lo que puede verse a travĆ©s deĀ una ranura algo menor queĀ la pantalla de unĀ telĆ©fono inteligenteĀ donde millones de personas ven pelĆculas con superhĆ©roes y batallas Ć©picas.
Las gentes del cine y los cinĆ©filos (que en su mayorĆa se criaron viendo cine en televisión) emplean contra Netflix el mismo discurso empleado contra la televisión: anula la voluntad y el pensamiento crĆtico, es ruido mĆ”s que contenido… (Los defensores del cine olvidanĀ las pelĆculasĀ de robots gigantes y catĆ”strofes).
De alguna manera, Netflix emula a los pioneros del cine: a quienes huyeron de Edison para instalarse en California. Las intenciones de los pioneros y de Netflix son similares:Ā acceder a un pĆŗblico amplio. Quienes se asentaron en Hollywood a comienzos del siglo pasado querĆan mostrar sus pelĆculas a la vez a muchas personas en pantallas grandes. Internet es la pantalla grande de Netflix.
Nada nuevo bajo el sol. Lo viejo (el arte, la técnica, los modelos de negocios) rechaza lo nuevo; cuando lo nuevo se hace viejo, rechaza a su sucesor. Cuando Netflix sea un jugador asentado en el terreno, quizÔ aparezca otra forma de hacer arte, entretenimiento y negocio que serÔ el nuevo enemigo en el mercado. Qué es cine y qué no es un debate estéril para el público. El público demanda historias que emocionen y concede su favor a quien satisface esta necesidad.
”Yorokobu gratis en formato digital!
Como en un duelo a tresĀ con pistola filmado por Leone, el Cine y la Televisión āenemigos Ćntimosā sin previo acuerdo disparan a la vez a un enemigo comĆŗn: Netflix.
”Bang, bang!
Las balas, mÔs que balas, quejas: «Netflix acabarÔ con nosotros».
Cada cualĀ con sus razones aunque una comĆŗn: por una montaƱa de dólares, la que deja el pĆŗblico.Ā Una razón tan vieja como el show business. La historia del arte y negocio del entretenimientoĀ son una historia de luchas de viejas contra nuevas tecnologĆas; de viejos modelos de negocio contra los nuevos; de las viejas formas de contar contra las nuevas.
El arte y negocio del entretenimiento ha evolucionado contra los enemigos internos y externos: el cine contra el cine; el cine contra la televisión; el cine y la televisión contra internet y los productores de contenidos online.
Edison contra el cine
En 1891 el kinetoscopio del inventor americano obligaba al usuario a mirar por una abertura para ver una pelĆcula corta. El cliente pagaba por cada visionado. Era la gran diferencia con la proyección en pantalla de los Lumiere.
Edison creó la MPCC (CompaƱĆa de Patentes de Cine, en inglĆ©s) para explotar el kinetoscopio e impedir el uso de inventos similares en Estados Unidos.Ā Las empresas que querĆan producir y distribuir otras tecnologĆas debĆan pagar un precio a Edison por patentes y derechos de autor.
Quienes producĆan y exhibĆan cine fuera de la órbita de Edison encontraban trabas legales, multas y en el peor de los casosĀ accidentes provocados por los matones del inventor.Ā Entonces, losĀ productores de cine operaban desde Nueva York.
La fƔbrica de sueƱos contra Edison
En 1909, D.W. Griffith descubrió en Hollywood, California, el clima perfecto para rodar todo el año y el lugar donde la justicia era lenta con los derechos de autor. Los futuros magnates de Fox, Metro Goldwyn Mayer y Paramount se mudaron allÔ.
La balbuceante fÔbrica de sueños que nació contra la ley tomó impulso cuando en 1915 una sentencia judicial decretó que los métodos de la MPCC «iban mucho mÔs lejos de lo tolerable para defender la propiedad intelectual».
El sonido contraĀ el silencio
Ante el Ć©xito de El cantor de Jazz (1927), la vieja guardia de Hollywood mostró su disconformidad: «¿QuiĆ©nĀ soportarĆ” aĀ los actores hablando dos horas?Ā», decĆan escĆ©pticos y detractores, tanto artistas como productores. La nueva tĆ©cnica era cara y encerró las cĆ”maras (como rememora Cantando bajo la lluvia, 1952)Ā provocando el retroceso de la narrativa. Las primeras pelĆculas sonoras eran teatro filmado.
Al pĆŗblico no le importó: querĆa escuchar a los actores. La industria se plegó al pĆŗblico y muchas producciones mudas en rodaje se adaptaron al sonido.
El cine sonoro avanzó. La cĆ”mara ganó libertad. Aun asĆ, persistĆa cierta resistenciaĀ artĆstica, resistencia ya inĆŗtil, encabezada por Chaplin.
Ā«El cine sonoro aniquila la gran belleza del silencioĀ», dijo el director de Tiempos modernos (1936). Esta pelĆcula recoge por primera vez la voz de Chaplin ocho aƱos despuĆ©s de El cantor de Jazz.
El cine contra la televisión
El auge de la televisión en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial obligó al cine a filmar en color y exhibir en pantallas cada vez mÔs grandes.
La televisión fue y es objeto de burla para las gentes del cine, una parte de la intelectualidad y los cinéfilos. A los productores y exhibidores les molestaba la pérdida de ingresos por disminución de la audiencia; a los intelectuales, que la televisión acabara con la cultura escrita.
La lucha en nuestros dĆasĀ intenta desprestigiar las series de televisión. La crĆtica de cine dedica artĆculos extensos a establecer la supuesta superioridad intelectual y artĆstica del cine.
El cine contraĀ Lucas & Spielberg
El cine norteamericano de los 70 trabajó nuevos temas y formas de contar las historias. Fue un cine minimalista. Contestatario (Easy Ryder). Protagonizado por antihĆ©roes (Bonnie and Clyde).Ā Sin maniqueĆsmo. Cine que surgió comoĀ oposición a Vietnam y a la autoridad.
George Lucas acabó con el cine de los 70 tras La guerra de las galaxias. Sustituyó la experimentación por la narrativa clÔsica. Acabó con el antihéroe. Recuperó el cine de buenos y malos. Un año antes, su amigo Steven Spielberg rompe las taquillas con Tiburón.
Lucas y Spielberg se convirtieron, a su pesar, en enemigos de Hollywood. La vieja guardia acusó a los jóvenes de prestar mÔs atención al espectÔculo que a los personajes y los compañeros de generación de destruir las nuevas narrativas.
La crĆtica de la Ć©poca consideraba el cine de Spielberg y Lucas como infantil. CrĆticos reputados como Peter Biskind, (American Film, Rolling Stones, Washington Post) escribieron aƱos despuĆ©s que Lucas y Spielberg contribuyeron al estancamiento cultural y artĆstico de los Estados Unidos.
El viejo Hollywood quiso dar una lección a Spielberg: El color pĆŗrpura (1983) tenĆa 11 nominaciones a los Ćscar, pero no recibió ninguno.
Ā«Hollywood me perdonarĆ” algĆŗn dĆaĀ», dijo Spielberg.
Spielberg contra Netflix
Con el tiempo, SpielbergĀ pasó a ser considerado un cineastaĀ clĆ”sico por Hollywood y la crĆtica especializada.Ā Ha pasado de escuchar: Ā«Spielberg acabarĆ” con el cineĀ» a decir Ā«Netflix acabarĆ” con el cineĀ».Ā Alega que cine es lo que se exhibe en una sala. (Un pensamiento que comporten otros cineastas).
Si Edison resucitarĆ” dirĆa que cine es lo que puede verse a travĆ©s deĀ una ranura algo menor queĀ la pantalla de unĀ telĆ©fono inteligenteĀ donde millones de personas ven pelĆculas con superhĆ©roes y batallas Ć©picas.
Las gentes del cine y los cinĆ©filos (que en su mayorĆa se criaron viendo cine en televisión) emplean contra Netflix el mismo discurso empleado contra la televisión: anula la voluntad y el pensamiento crĆtico, es ruido mĆ”s que contenido… (Los defensores del cine olvidanĀ las pelĆculasĀ de robots gigantes y catĆ”strofes).
De alguna manera, Netflix emula a los pioneros del cine: a quienes huyeron de Edison para instalarse en California. Las intenciones de los pioneros y de Netflix son similares:Ā acceder a un pĆŗblico amplio. Quienes se asentaron en Hollywood a comienzos del siglo pasado querĆan mostrar sus pelĆculas a la vez a muchas personas en pantallas grandes. Internet es la pantalla grande de Netflix.
Nada nuevo bajo el sol. Lo viejo (el arte, la técnica, los modelos de negocios) rechaza lo nuevo; cuando lo nuevo se hace viejo, rechaza a su sucesor. Cuando Netflix sea un jugador asentado en el terreno, quizÔ aparezca otra forma de hacer arte, entretenimiento y negocio que serÔ el nuevo enemigo en el mercado. Qué es cine y qué no es un debate estéril para el público. El público demanda historias que emocionen y concede su favor a quien satisface esta necesidad.