1 de mayo 2018    /   CINE/TV
por
 

El cine y la televisión contra Netflix

1 de mayo 2018    /   CINE/TV     por          
CompƔrtelo twitter facebook whatsapp

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

Como en un duelo a tresĀ con pistola filmado por Leone, el Cine y la Televisión —enemigos Ć­ntimos— sin previo acuerdo disparan a la vez a un enemigo comĆŗn: Netflix.

”Bang, bang!

Las balas, mÔs que balas, quejas: «Netflix acabarÔ con nosotros».

Cada cual con sus razones aunque una común: por una montaña de dólares, la que deja el público. Una razón tan vieja como el show business. La historia del arte y negocio del entretenimiento son una historia de luchas de viejas contra nuevas tecnologías; de viejos modelos de negocio contra los nuevos; de las viejas formas de contar contra las nuevas.

El arte y negocio del entretenimiento ha evolucionado contra los enemigos internos y externos: el cine contra el cine; el cine contra la televisión; el cine y la televisión contra internet y los productores de contenidos online.

Edison contra el cine

En 1891 el kinetoscopio del inventor americano obligaba al usuario a mirar por una abertura para ver una película corta. El cliente pagaba por cada visionado. Era la gran diferencia con la proyección en pantalla de los Lumiere.

El kinetoscopio permitƭa ver pelƭculas de cine cortas a travƩs de una abertura.
Edison creó la MPCC (Compañía de Patentes de Cine, en inglés) para explotar el kinetoscopio e impedir el uso de inventos similares en Estados Unidos. Las empresas que querían producir y distribuir otras tecnologías debían pagar un precio a Edison por patentes y derechos de autor.

Quienes producían y exhibían cine fuera de la órbita de Edison encontraban trabas legales, multas y en el peor de los casos accidentes provocados por los matones del inventor. Entonces, los productores de cine operaban desde Nueva York.

La fƔbrica de sueƱos contra Edison

En 1909, D.W. Griffith descubrió en Hollywood, California, el clima perfecto para rodar todo el año y el lugar donde la justicia era lenta con los derechos de autor. Los futuros magnates de Fox, Metro Goldwyn Mayer y Paramount se mudaron allÔ.

La balbuceante fÔbrica de sueños que nació contra la ley tomó impulso cuando en 1915 una sentencia judicial decretó que los métodos de la MPCC «iban mucho mÔs lejos de lo tolerable para defender la propiedad intelectual».

El sonido contraĀ el silencio

Ante el éxito de El cantor de Jazz (1927), la vieja guardia de Hollywood mostró su disconformidad: «¿Quién soportarÔ a los actores hablando dos horas?», decían escépticos y detractores, tanto artistas como productores. La nueva técnica era cara y encerró las cÔmaras (como rememora Cantando bajo la lluvia, 1952) provocando el retroceso de la narrativa. Las primeras películas sonoras eran teatro filmado.

Al público no le importó: quería escuchar a los actores. La industria se plegó al público y muchas producciones mudas en rodaje se adaptaron al sonido.

Chaplin como marioneta. El circo.

El cine sonoro avanzó. La cÔmara ganó libertad. Aun así, persistía cierta resistencia artística, resistencia ya inútil, encabezada por Chaplin.

«El cine sonoro aniquila la gran belleza del silencio», dijo el director de Tiempos modernos (1936). Esta película recoge por primera vez la voz de Chaplin ocho años después de El cantor de Jazz.

El cine contra la televisión

El auge de la televisión en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial obligó al cine a filmar en color y exhibir en pantallas cada vez mÔs grandes.

La televisión fue y es objeto de burla para las gentes del cine, una parte de la intelectualidad y los cinéfilos. A los productores y exhibidores les molestaba la pérdida de ingresos por disminución de la audiencia; a los intelectuales, que la televisión acabara con la cultura escrita.

La lucha en nuestros días intenta desprestigiar las series de televisión. La crítica de cine dedica artículos extensos a establecer la supuesta superioridad intelectual y artística del cine.

El cine contraĀ Lucas & Spielberg

El cine norteamericano de los 70 trabajó nuevos temas y formas de contar las historias. Fue un cine minimalista. Contestatario (Easy Ryder). Protagonizado por antihéroes (Bonnie and Clyde). Sin maniqueísmo. Cine que surgió como oposición a Vietnam y a la autoridad.

George Lucas acabó con el cine de los 70 tras La guerra de las galaxias. Sustituyó la experimentación por la narrativa clÔsica. Acabó con el antihéroe. Recuperó el cine de buenos y malos. Un año antes, su amigo Steven Spielberg rompe las taquillas con Tiburón.

Lucas y Spielberg se convirtieron, a su pesar, en enemigos de Hollywood. La vieja guardia acusó a los jóvenes de prestar mÔs atención al espectÔculo que a los personajes y los compañeros de generación de destruir las nuevas narrativas.

La crƭtica de la Ʃpoca consideraba el cine de Spielberg y Lucas como infantil. Crƭticos reputados como Peter Biskind, (American Film, Rolling Stones, Washington Post) escribieron aƱos despuƩs que Lucas y Spielberg contribuyeron al estancamiento cultural y artƭstico de los Estados Unidos.

El viejo Hollywood quiso dar una lección a Spielberg: El color pĆŗrpura (1983) tenĆ­a 11 nominaciones a los Ɠscar, pero no recibió ninguno.

«Hollywood me perdonarÔ algún día», dijo Spielberg.

Spielberg contra Netflix

Con el tiempo, Spielberg pasó a ser considerado un cineasta clÔsico por Hollywood y la crítica especializada. Ha pasado de escuchar: «Spielberg acabarÔ con el cine» a decir «Netflix acabarÔ con el cine». Alega que cine es lo que se exhibe en una sala. (Un pensamiento que comporten otros cineastas).

Si Edison resucitarÔ diría que cine es lo que puede verse a través de una ranura algo menor que la pantalla de un teléfono inteligente donde millones de personas ven películas con superhéroes y batallas épicas.

Las gentes del cine y los cinĆ©filos (que en su mayorĆ­a se criaron viendo cine en televisión) emplean contra Netflix el mismo discurso empleado contra la televisión: anula la voluntad y el pensamiento crĆ­tico, es ruido mĆ”s que contenido… (Los defensores del cine olvidanĀ las pelĆ­culasĀ de robots gigantes y catĆ”strofes).

De alguna manera, Netflix emula a los pioneros del cine: a quienes huyeron de Edison para instalarse en California. Las intenciones de los pioneros y de Netflix son similares:Ā acceder a un pĆŗblico amplio. Quienes se asentaron en Hollywood a comienzos del siglo pasado querĆ­an mostrar sus pelĆ­culas a la vez a muchas personas en pantallas grandes. Internet es la pantalla grande de Netflix.

Nada nuevo bajo el sol. Lo viejo (el arte, la técnica, los modelos de negocios) rechaza lo nuevo; cuando lo nuevo se hace viejo, rechaza a su sucesor. Cuando Netflix sea un jugador asentado en el terreno, quizÔ aparezca otra forma de hacer arte, entretenimiento y negocio que serÔ el nuevo enemigo en el mercado. Qué es cine y qué no es un debate estéril para el público. El público demanda historias que emocionen y concede su favor a quien satisface esta necesidad.

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

Como en un duelo a tresĀ con pistola filmado por Leone, el Cine y la Televisión —enemigos Ć­ntimos— sin previo acuerdo disparan a la vez a un enemigo comĆŗn: Netflix.

”Bang, bang!

Las balas, mÔs que balas, quejas: «Netflix acabarÔ con nosotros».

Cada cual con sus razones aunque una común: por una montaña de dólares, la que deja el público. Una razón tan vieja como el show business. La historia del arte y negocio del entretenimiento son una historia de luchas de viejas contra nuevas tecnologías; de viejos modelos de negocio contra los nuevos; de las viejas formas de contar contra las nuevas.

El arte y negocio del entretenimiento ha evolucionado contra los enemigos internos y externos: el cine contra el cine; el cine contra la televisión; el cine y la televisión contra internet y los productores de contenidos online.

Edison contra el cine

En 1891 el kinetoscopio del inventor americano obligaba al usuario a mirar por una abertura para ver una película corta. El cliente pagaba por cada visionado. Era la gran diferencia con la proyección en pantalla de los Lumiere.

El kinetoscopio permitƭa ver pelƭculas de cine cortas a travƩs de una abertura.
Edison creó la MPCC (Compañía de Patentes de Cine, en inglés) para explotar el kinetoscopio e impedir el uso de inventos similares en Estados Unidos. Las empresas que querían producir y distribuir otras tecnologías debían pagar un precio a Edison por patentes y derechos de autor.

Quienes producían y exhibían cine fuera de la órbita de Edison encontraban trabas legales, multas y en el peor de los casos accidentes provocados por los matones del inventor. Entonces, los productores de cine operaban desde Nueva York.

La fƔbrica de sueƱos contra Edison

En 1909, D.W. Griffith descubrió en Hollywood, California, el clima perfecto para rodar todo el año y el lugar donde la justicia era lenta con los derechos de autor. Los futuros magnates de Fox, Metro Goldwyn Mayer y Paramount se mudaron allÔ.

La balbuceante fÔbrica de sueños que nació contra la ley tomó impulso cuando en 1915 una sentencia judicial decretó que los métodos de la MPCC «iban mucho mÔs lejos de lo tolerable para defender la propiedad intelectual».

El sonido contraĀ el silencio

Ante el éxito de El cantor de Jazz (1927), la vieja guardia de Hollywood mostró su disconformidad: «¿Quién soportarÔ a los actores hablando dos horas?», decían escépticos y detractores, tanto artistas como productores. La nueva técnica era cara y encerró las cÔmaras (como rememora Cantando bajo la lluvia, 1952) provocando el retroceso de la narrativa. Las primeras películas sonoras eran teatro filmado.

Al público no le importó: quería escuchar a los actores. La industria se plegó al público y muchas producciones mudas en rodaje se adaptaron al sonido.

Chaplin como marioneta. El circo.

El cine sonoro avanzó. La cÔmara ganó libertad. Aun así, persistía cierta resistencia artística, resistencia ya inútil, encabezada por Chaplin.

«El cine sonoro aniquila la gran belleza del silencio», dijo el director de Tiempos modernos (1936). Esta película recoge por primera vez la voz de Chaplin ocho años después de El cantor de Jazz.

El cine contra la televisión

El auge de la televisión en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial obligó al cine a filmar en color y exhibir en pantallas cada vez mÔs grandes.

La televisión fue y es objeto de burla para las gentes del cine, una parte de la intelectualidad y los cinéfilos. A los productores y exhibidores les molestaba la pérdida de ingresos por disminución de la audiencia; a los intelectuales, que la televisión acabara con la cultura escrita.

La lucha en nuestros días intenta desprestigiar las series de televisión. La crítica de cine dedica artículos extensos a establecer la supuesta superioridad intelectual y artística del cine.

El cine contraĀ Lucas & Spielberg

El cine norteamericano de los 70 trabajó nuevos temas y formas de contar las historias. Fue un cine minimalista. Contestatario (Easy Ryder). Protagonizado por antihéroes (Bonnie and Clyde). Sin maniqueísmo. Cine que surgió como oposición a Vietnam y a la autoridad.

George Lucas acabó con el cine de los 70 tras La guerra de las galaxias. Sustituyó la experimentación por la narrativa clÔsica. Acabó con el antihéroe. Recuperó el cine de buenos y malos. Un año antes, su amigo Steven Spielberg rompe las taquillas con Tiburón.

Lucas y Spielberg se convirtieron, a su pesar, en enemigos de Hollywood. La vieja guardia acusó a los jóvenes de prestar mÔs atención al espectÔculo que a los personajes y los compañeros de generación de destruir las nuevas narrativas.

La crƭtica de la Ʃpoca consideraba el cine de Spielberg y Lucas como infantil. Crƭticos reputados como Peter Biskind, (American Film, Rolling Stones, Washington Post) escribieron aƱos despuƩs que Lucas y Spielberg contribuyeron al estancamiento cultural y artƭstico de los Estados Unidos.

El viejo Hollywood quiso dar una lección a Spielberg: El color pĆŗrpura (1983) tenĆ­a 11 nominaciones a los Ɠscar, pero no recibió ninguno.

«Hollywood me perdonarÔ algún día», dijo Spielberg.

Spielberg contra Netflix

Con el tiempo, Spielberg pasó a ser considerado un cineasta clÔsico por Hollywood y la crítica especializada. Ha pasado de escuchar: «Spielberg acabarÔ con el cine» a decir «Netflix acabarÔ con el cine». Alega que cine es lo que se exhibe en una sala. (Un pensamiento que comporten otros cineastas).

Si Edison resucitarÔ diría que cine es lo que puede verse a través de una ranura algo menor que la pantalla de un teléfono inteligente donde millones de personas ven películas con superhéroes y batallas épicas.

Las gentes del cine y los cinĆ©filos (que en su mayorĆ­a se criaron viendo cine en televisión) emplean contra Netflix el mismo discurso empleado contra la televisión: anula la voluntad y el pensamiento crĆ­tico, es ruido mĆ”s que contenido… (Los defensores del cine olvidanĀ las pelĆ­culasĀ de robots gigantes y catĆ”strofes).

De alguna manera, Netflix emula a los pioneros del cine: a quienes huyeron de Edison para instalarse en California. Las intenciones de los pioneros y de Netflix son similares:Ā acceder a un pĆŗblico amplio. Quienes se asentaron en Hollywood a comienzos del siglo pasado querĆ­an mostrar sus pelĆ­culas a la vez a muchas personas en pantallas grandes. Internet es la pantalla grande de Netflix.

Nada nuevo bajo el sol. Lo viejo (el arte, la técnica, los modelos de negocios) rechaza lo nuevo; cuando lo nuevo se hace viejo, rechaza a su sucesor. Cuando Netflix sea un jugador asentado en el terreno, quizÔ aparezca otra forma de hacer arte, entretenimiento y negocio que serÔ el nuevo enemigo en el mercado. Qué es cine y qué no es un debate estéril para el público. El público demanda historias que emocionen y concede su favor a quien satisface esta necesidad.

CompƔrtelo twitter facebook whatsapp
SOS: Los vĆ­deos del viernes
Mad Men: dioses del Olimpo
El miedo al cambio es un monstruo de piedra
CampaƱas navideƱas: nuevas y viejas maneras de arruinarse la vida
 
Especiales
 
facebook twitter whatsapp