La construcción de una de las naciones mÔs pequeñas del mundo sigue su curso. Tras la elaboración de una salsa nacional y un programa espacial llega un nuevo eslabón en la formación de la república de Columbusplein: las Olimpiadas.
El pasado 20 de mayo la plaza de Columbusplein (Ćmsterdam) se cortó al trĆ”fico. Las sirenas, normalmente asociadas con el conflicto que frecuentemente acecha este barrio humilde, se desplegaron para ver desfilar a los atletas que iban a participar en los juegos. Los vecinos se asomaron a ver lo que pasaba y por una vez se encontraron con una escena positiva. NiƱos en ropa deportiva preparados para competir en diversas pruebas.
Es un elemento mĆ”s en este proyecto social inspirador que lleva desarrollando el madrileƱo Jorge MaƱes Rubio en Ćmsterdam durante el Ćŗltimo aƱo y que relatamos anteriormente en la edición de marzo de Yorokobu.

MaƱes y sus colaboradores estĆ”n contribuyendo a ensalzar la identidad del barrio a base de acciones positivas. Actividades orientadas a reforzar el sentimiento de pertenencia de estos jóvenes que viven en un limbo entre las raĆces de sus padres que provienen de lugares lejanos como Marruecos, Surinam y RepĆŗblica Dominicana y el paĆs donde nacieron.
Las olimpiadas no fueron otro proyecto faraónico destinado a engrosar las arcas del COI mientras la ciudades se quedan con una deuda descomunal. El evento se desarrolló sin pretensiones y acorde a la sencillez del lugar.Ā Ā«Para el evento me encarguĆ© de diseƱar varios elementos. El primero fue la bandera con nuestro sĆmbolo olĆmpico, que es una copia del original, pero con las lĆneas rectas, inspirado en nuestra bandera. Las enseƱas fueron creadas a mano en el barrio por madres marroquĆes que se reĆŗnen un par de veces por semana para bordar y realizar manualidadesĀ», explica MaƱes.


Ā«Por otro lado, creĆ© unas medallas de madera que fueron entregadas a los vencedores. El diseƱo lleva grabado la bandera de Columbusplein, nuestro sĆmbolo olĆmpico, y Columbusplein 2014 Olympics. Todas las medallas son iguales, tan solo cambiaba el numero de cintas y sus colores para diferenciar primero segundo y tercer puesto. Era importante que nuestras medallas no fuesen creadas a partir de metales preciosos. Utilizamos materiales sencillos y honestos como la madera que simbolizaron nuestra humildad, pero tambiĆ©n ilusión por crear unos juegosĀ».
Para su desarrollo, Mañes trabajó con una organización social llamada West Begeegt encargada de realizar actividades deportivas en la zona administrativa de Amsterdam West donde se encuentra Columbusplein. «La idea es que ellos puedan seguir haciendo este tipo de eventos una vez que nosotros dejemos de actuar en el barrio», añade Mañes.
Para dotar de significado al certamen, el artistaĀ se inspiró en momentos olĆmpicos que tuvieron un gran impacto social. Ā«Como cuando Jesse Owens en 1936 reventó los juegos Nazis de BerlĆn. El saludo Black Power de MĆ©xico 1968, o mĆ”s recientemente Sarah Attar, la primer atleta de Arabia SaudĆĀ en participar en unos juegos en Londres 2012. Los juegos de Columbusplein celebrarĆan la multiculturalidad que existe en el barrio, ya que tal y como se ve en las fotografĆas, los niƱos participantes, a pesar de ser todos holandeses y vivir en el barrio, provienen de diferentes paĆsesĀ».

Como premio a los 8 ganadores, MaƱes convenció a Converse para que donaran una serie del modelo All Stars. Ā«Dado que algunas de las familias no pueden comprarse unas, acordamos que Converse nos proporcionarĆa pares gratis para que los ganadores pudieran crear sus propios diseƱos. Ahora tenemos la lista de los ganadores y sus tallas, y en breve realizaremos un workshopĀ».
Para MaƱes, el momento estelar fue sin duda el momento en que la policĆa acordó participar en la ceremonia de apertura. Ā«Llegaron para cortar el trĆ”fico y dar un par de vueltas en torno a ella. Todos los niƱos corrieron tras de ellos con sus banderas olĆmpicas. (…) Fue increĆble porque todos lo vecinos salieron a ver quĆ© pasaba. Las sirenas en el barrio no suelen traer buenas noticias, pero esta vez todo fue distintoĀ».









Fotos: Jorge MaƱes Rubio
La construcción de una de las naciones mÔs pequeñas del mundo sigue su curso. Tras la elaboración de una salsa nacional y un programa espacial llega un nuevo eslabón en la formación de la república de Columbusplein: las Olimpiadas.
El pasado 20 de mayo la plaza de Columbusplein (Ćmsterdam) se cortó al trĆ”fico. Las sirenas, normalmente asociadas con el conflicto que frecuentemente acecha este barrio humilde, se desplegaron para ver desfilar a los atletas que iban a participar en los juegos. Los vecinos se asomaron a ver lo que pasaba y por una vez se encontraron con una escena positiva. NiƱos en ropa deportiva preparados para competir en diversas pruebas.
Es un elemento mĆ”s en este proyecto social inspirador que lleva desarrollando el madrileƱo Jorge MaƱes Rubio en Ćmsterdam durante el Ćŗltimo aƱo y que relatamos anteriormente en la edición de marzo de Yorokobu.

MaƱes y sus colaboradores estĆ”n contribuyendo a ensalzar la identidad del barrio a base de acciones positivas. Actividades orientadas a reforzar el sentimiento de pertenencia de estos jóvenes que viven en un limbo entre las raĆces de sus padres que provienen de lugares lejanos como Marruecos, Surinam y RepĆŗblica Dominicana y el paĆs donde nacieron.
Las olimpiadas no fueron otro proyecto faraónico destinado a engrosar las arcas del COI mientras la ciudades se quedan con una deuda descomunal. El evento se desarrolló sin pretensiones y acorde a la sencillez del lugar.Ā Ā«Para el evento me encarguĆ© de diseƱar varios elementos. El primero fue la bandera con nuestro sĆmbolo olĆmpico, que es una copia del original, pero con las lĆneas rectas, inspirado en nuestra bandera. Las enseƱas fueron creadas a mano en el barrio por madres marroquĆes que se reĆŗnen un par de veces por semana para bordar y realizar manualidadesĀ», explica MaƱes.


Ā«Por otro lado, creĆ© unas medallas de madera que fueron entregadas a los vencedores. El diseƱo lleva grabado la bandera de Columbusplein, nuestro sĆmbolo olĆmpico, y Columbusplein 2014 Olympics. Todas las medallas son iguales, tan solo cambiaba el numero de cintas y sus colores para diferenciar primero segundo y tercer puesto. Era importante que nuestras medallas no fuesen creadas a partir de metales preciosos. Utilizamos materiales sencillos y honestos como la madera que simbolizaron nuestra humildad, pero tambiĆ©n ilusión por crear unos juegosĀ».
Para su desarrollo, Mañes trabajó con una organización social llamada West Begeegt encargada de realizar actividades deportivas en la zona administrativa de Amsterdam West donde se encuentra Columbusplein. «La idea es que ellos puedan seguir haciendo este tipo de eventos una vez que nosotros dejemos de actuar en el barrio», añade Mañes.
Para dotar de significado al certamen, el artistaĀ se inspiró en momentos olĆmpicos que tuvieron un gran impacto social. Ā«Como cuando Jesse Owens en 1936 reventó los juegos Nazis de BerlĆn. El saludo Black Power de MĆ©xico 1968, o mĆ”s recientemente Sarah Attar, la primer atleta de Arabia SaudĆĀ en participar en unos juegos en Londres 2012. Los juegos de Columbusplein celebrarĆan la multiculturalidad que existe en el barrio, ya que tal y como se ve en las fotografĆas, los niƱos participantes, a pesar de ser todos holandeses y vivir en el barrio, provienen de diferentes paĆsesĀ».

Como premio a los 8 ganadores, MaƱes convenció a Converse para que donaran una serie del modelo All Stars. Ā«Dado que algunas de las familias no pueden comprarse unas, acordamos que Converse nos proporcionarĆa pares gratis para que los ganadores pudieran crear sus propios diseƱos. Ahora tenemos la lista de los ganadores y sus tallas, y en breve realizaremos un workshopĀ».
Para MaƱes, el momento estelar fue sin duda el momento en que la policĆa acordó participar en la ceremonia de apertura. Ā«Llegaron para cortar el trĆ”fico y dar un par de vueltas en torno a ella. Todos los niƱos corrieron tras de ellos con sus banderas olĆmpicas. (…) Fue increĆble porque todos lo vecinos salieron a ver quĆ© pasaba. Las sirenas en el barrio no suelen traer buenas noticias, pero esta vez todo fue distintoĀ».









Fotos: Jorge MaƱes Rubio