El penĂșltimo pastor de cabras (bis)

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Este reportaje se iba a titular ‘el penĂșltimo pastor de cabras’ a secas, pero resulta que ya le habĂan otorgado ese tĂtulo a un pastor en otro reportaje y claro, el mĂo, Pepe Campanero, ya no podĂa ser el penĂșltimo. QuizĂĄs el Ășltimo pero eso hubiese sido demasiado pretencioso. ÂżPor quĂ© esa insistencia en vestir al pastoreo con el mĂĄs exĂłtico de los romanticismos? QuizĂĄs porque los urbanitas ya no vemos una cabra ni pintada y cada vez que vemos una exclamamos: ÂĄoh, mira, oh, una cabra! Pero, Âżse estĂĄ perdiendo de verdad el pastoreo de cabras en España? Todo indica que sĂ.
El enunciado sensato serĂa: cada vez hay menos rebaños de cabras en los montes porque cada vez hay menos Pepes que quieran subir con ellas todos los dĂas, llueva, truene, nieve o haga un tiempo cojonudo. Sin embargo, los datos del Ministerio de Agricultura, AlimentaciĂłn y Medio Ambiente (Magrama) señalan un ligero aumento de la cabaña caprina durante el Ășltimo año al tiempo que el litro de leche se paga a precios histĂłricos. Pepe, sin embargo lo tiene muy claro, «aquĂ en Pedro Bernardo, como en los demĂĄs pueblos de la sierra, antes eramos 4 o 5. Ahora solo hay uno por pueblo. Vivir del campo es muy duro», insiste. «Vosotros, los de la ciudad, no os enterĂĄis».
España se sitĂșa en el segundo lugar en el conjunto de la cabaña caprina comunitaria europea, con el 21% del censo, solo superada por Grecia (34%). Somos tierra de cabras pero, sobre el terreno, la disminuciĂłn del pastoreo es evidente. «La gente ya no quiere vivir en el campo. A mi sobrino no le subes al monte ni atao», afirma Pepe. El relevo generacional estĂĄ en el aire para una actividad realizada actualmente por gente de mediana y avanzada edad en lugares que sufren un Ă©xodo rural sangrante.
En Pedro Bernardo (el pueblo abulense de Pepe), las cifras asustan. En 1950, la localidad contaba con 3.332 vecinos, mientras que en 2013 se censaron 938. Otra de las causas del abandono del pastoreo, en este caso coyuntural, es el desacoplamiento de las ayudas de la PolĂtica AgrĂcola ComĂșn de la UniĂłn Europea (PAC). Cada vez las ayudas directas son menores. A Pepe, por ejemplo, le dan 2.000 pesetas por cabra al año (12 euros).
Aun asĂ es muy difĂcil determinar cuĂĄntos pastores de cabras quedan en España. Si el lector encuentra algĂșn dato ocupacional, le agradecerĂa mucho que lo compartiese. Lo que estĂĄ mĂĄs claro es el nĂșmero de cabras, al menos las censadas. Si bien nuestra cabaña de caprino experimentĂł una ligera evoluciĂłn al alza en el periodo 2004/2008 coincidiendo con un periodo de fortaleza en la demanda de su leche, esa situaciĂłn se truncĂł en 2009. Desde entonces, los censos totales muestran una tendencia clara a la disminuciĂłn, hasta el 2012, cuando se produjo un aumento del 4,9% respecto al año anterior. Año en el que los precios de la leche subieron.
Las principales tierras ‘cabreras’ son: AndalucĂa, Castilla-La Mancha, Canarias, Extremadura, Murcia y Castilla-LeĂłn (a donde pertenece Pedro Bernardo, el pueblo de Pepe). Estas CC AA concentran en conjunto el 84,9 % del censo nacional.
En España, en 2013, el nĂșmero de sacrificios disminuyĂł tanto en nĂșmero de cabezas como en peso total en canales. En total se sacrificaron alrededor de 1.194.500 cabezas y 8.852 toneladas, un 8,7% menos de cabezas y un 8,6% menos en peso, respecto a la cifra del año anterior. A su vez, el consumo medio aparente de carne de ovino y caprino se ha rebajado notablemente desde los 5,94 kg per cĂĄpita en 2003, hasta los 1,82 kg per cĂĄpita en 2013. Si hay menos consumo, hay menos demanda y los precios se tienen que ajustar.
La leche es otra historia. Que oscile su precio no es bueno para el sector, excepto cuando alcanza el precio mĂĄximo de su historia, como ocurre ahora. AsĂ me sorprendiĂł cuando Pepe me contĂł que le pagaban el litro de leche a 1 euro mĂĄs o menos, dependiendo de la cantidad de grasa y proteĂnas que tuviera. Esto es el punto porcentual de extracto seco quesero (ESQ) que contiene cada litro y varĂa segĂșn la Ă©poca del año y la raza.
SegĂșn Magrama, que recopila desde febrero de 2014 los precios medios ponderados, el Ășltimo precio disponible del litro de leche de cabra para el productor se situĂł en diciembre de 2013 en los 8,33 euros/hectogrado, es decir, en 0,0833 cĂ©ntimos de euro por punto porcentual de ESQ en cada litro. El ESQ medio en las razas de cabras españolas varĂa segĂșn la Ă©poca del año entre los 7 y los 11 puntos porcentuales. El precio que consigue Pepe por el litro es por tanto mayor que el de la media, pero Ă©l no estĂĄ satisfecho.
«SĂ, la leche de cabra es de lo que mĂĄs dinero da, pero no es suficiente. Nosotros en realidad vivimos del higo. El ganado da demasiado trabajo para el dinero que da». Ăl y sus otros dos hermanos tienen alrededor de 260 cabezas de las que sacan 100 litros al dĂa. Cada dos dĂas hĂĄbiles le venden 200 litros a la que Ă©l llama la central del valle, una cooperativa en Talavera de la Reina que exporta casi todo a Francia, que es en gran parte responsable, junto con otros paĂses como Holanda e Italia, de que el precio del ESQ por litro haya alcanzado esas cotas. En el caso de Francia, porque produce mucho queso y derivados lĂĄcteos, pero solo cuenta con el 11% del censo de ganado caprino de la UE.
El pastoreo es vital para el campo español. El primer beneficiado es el consumidor ya que accede a productos alimenticios de gran calidad. La producciĂłn cĂĄrnica y lactaria de Pepe, sin ir mĂĄs lejos, se deriva de un cuidado exhaustivo de los animales que se alimentan solamente de los brotes mĂĄs verdes del monte. Sin piensos. El segundo beneficiado es el monte ya que el ganado aprovecha y mantiene agroecosistemas de enorme valor ecolĂłgico y ambiental, difĂciles de utilizar de otra manera, al tiempo que controla la proliferaciĂłn arbustiva y previene la apariciĂłn de incendios. AdemĂĄs, en climas ĂĄridos o semiĂĄridos, contribuye a incrementar la materia orgĂĄnica y a conservar la cubierta vegetal de los suelos mĂĄs pobres.
A nivel polĂtico, la ganaderĂa extensiva es una actividad productiva humana verdaderamente sostenible que ademĂĄs consolida la autosuficiencia y la soberanĂa alimenticia de los habitantes del campo. Esto ‘mantiene vivos’ los pueblos ya que de su actividad derivan directa o indirectamente otros sectores econĂłmicos locales como las industrias de transformaciĂłn de alimentos, la artesanĂa, el turismo y la hostelerĂa, que a su vez dependen de esos productos generados directamente y del mantenimiento de los paisajes y ecosistemas. Al final todo esto incide en que se fije la poblaciĂłn de las localidades rurales y se amortigĂŒe el Ă©xodo a la ciudad.
*
Hoy me he despertado a las seis de la mañana para acompañar a Pepe y a su hermano Javi durante su jornada. La noche desaparecĂa sigilosamente como quien retira lentamente una sĂĄbana monte arriba. Nos hemos montado en su destartalada camioneta y hemos subido donde tienen el saltadero. «Me duele el demonio en el oĂdo», nos ha confesado Javi. Su expresiĂłn de desasosiego buscaba algo de comprensiĂłn en nosotros, pero no respuesta. Dentro del recinto, las cabras esperaban ansiosas el pistoletazo de salida de una rutina que no comprenden totalmente pero que tienen grabada a fuego en su memoria.
«Antonia, tranquila, Antonia», susurra Pepe a una cabra mientras la ordeña.
El sol baña el recinto exterior del saltadero descubriendo infinitas partĂculas ĂĄcidas que se desprenden del suelo: una mezcla de estiĂ©rcol, paja y tierra. Los ojos me lloran y la garganta me pica. No paro de toser. «¿Antonia se llama?», pregunto. «Antonia se llaman toas», contesta. «Y no te muevas tanto, que levantas polvo y nos ahogamos».
Se oyen gritos en otra estancia. Javi se pelea con algunas Antonias que estĂĄn hoy un poco mĂĄs nerviosas de lo habitual. Probablemente por mi presencia.
A las ocho y pico han llenado dos cubetas de 50 litros cada una y las han subido a la camioneta. Entonces, han abierto el saltadero y las cabras han conquistado el terreno. 260 balando, cagando y pisando el extinto rocĂo.
Una vez en el camino me he visto sumergido en una procesiĂłn de 1.040 patas acompañada de algĂșn que otro cencerro y los gritos autoritarios de Pepe.
Luego le he perdido monte arriba y me he puesto a trabajar la tierra de mi tĂa. Tiene varias suertes de cultivos orgĂĄnicos en la ladera que afortunadamente se benefician del estiĂ©rcol que producen las cabras de Pepe. Esto provoca que las plantas alcancen tamaños sobrenaturales.
Por la tarde, he subido la montaña y le he vuelto a pillar en un pasto. Las hemos bajado tranquilamente entre jaras y retamas. «Las cabras son muy listas, solo comen los brotes mĂĄs verdes». Le pregunto cĂłmo se siente pastoreando. «A mĂ esto me ha dao la vida… Pero no te pienses que es siempre tan bonito. Cuando llueve se me calan to los huesos». Le imagino con un buen abrigo y un gorro dirigiendo su rebaño de nubes pardas sobre la nieve y no puedo evitar idealizar lo que hace. «TĂș sube conmigo tos los dĂas, ya verĂĄs quĂ© pronto te cansas».
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Este reportaje se iba a titular ‘el penĂșltimo pastor de cabras’ a secas, pero resulta que ya le habĂan otorgado ese tĂtulo a un pastor en otro reportaje y claro, el mĂo, Pepe Campanero, ya no podĂa ser el penĂșltimo. QuizĂĄs el Ășltimo pero eso hubiese sido demasiado pretencioso. ÂżPor quĂ© esa insistencia en vestir al pastoreo con el mĂĄs exĂłtico de los romanticismos? QuizĂĄs porque los urbanitas ya no vemos una cabra ni pintada y cada vez que vemos una exclamamos: ÂĄoh, mira, oh, una cabra! Pero, Âżse estĂĄ perdiendo de verdad el pastoreo de cabras en España? Todo indica que sĂ.
El enunciado sensato serĂa: cada vez hay menos rebaños de cabras en los montes porque cada vez hay menos Pepes que quieran subir con ellas todos los dĂas, llueva, truene, nieve o haga un tiempo cojonudo. Sin embargo, los datos del Ministerio de Agricultura, AlimentaciĂłn y Medio Ambiente (Magrama) señalan un ligero aumento de la cabaña caprina durante el Ășltimo año al tiempo que el litro de leche se paga a precios histĂłricos. Pepe, sin embargo lo tiene muy claro, «aquĂ en Pedro Bernardo, como en los demĂĄs pueblos de la sierra, antes eramos 4 o 5. Ahora solo hay uno por pueblo. Vivir del campo es muy duro», insiste. «Vosotros, los de la ciudad, no os enterĂĄis».
España se sitĂșa en el segundo lugar en el conjunto de la cabaña caprina comunitaria europea, con el 21% del censo, solo superada por Grecia (34%). Somos tierra de cabras pero, sobre el terreno, la disminuciĂłn del pastoreo es evidente. «La gente ya no quiere vivir en el campo. A mi sobrino no le subes al monte ni atao», afirma Pepe. El relevo generacional estĂĄ en el aire para una actividad realizada actualmente por gente de mediana y avanzada edad en lugares que sufren un Ă©xodo rural sangrante.
En Pedro Bernardo (el pueblo abulense de Pepe), las cifras asustan. En 1950, la localidad contaba con 3.332 vecinos, mientras que en 2013 se censaron 938. Otra de las causas del abandono del pastoreo, en este caso coyuntural, es el desacoplamiento de las ayudas de la PolĂtica AgrĂcola ComĂșn de la UniĂłn Europea (PAC). Cada vez las ayudas directas son menores. A Pepe, por ejemplo, le dan 2.000 pesetas por cabra al año (12 euros).
Aun asĂ es muy difĂcil determinar cuĂĄntos pastores de cabras quedan en España. Si el lector encuentra algĂșn dato ocupacional, le agradecerĂa mucho que lo compartiese. Lo que estĂĄ mĂĄs claro es el nĂșmero de cabras, al menos las censadas. Si bien nuestra cabaña de caprino experimentĂł una ligera evoluciĂłn al alza en el periodo 2004/2008 coincidiendo con un periodo de fortaleza en la demanda de su leche, esa situaciĂłn se truncĂł en 2009. Desde entonces, los censos totales muestran una tendencia clara a la disminuciĂłn, hasta el 2012, cuando se produjo un aumento del 4,9% respecto al año anterior. Año en el que los precios de la leche subieron.
Las principales tierras ‘cabreras’ son: AndalucĂa, Castilla-La Mancha, Canarias, Extremadura, Murcia y Castilla-LeĂłn (a donde pertenece Pedro Bernardo, el pueblo de Pepe). Estas CC AA concentran en conjunto el 84,9 % del censo nacional.
En España, en 2013, el nĂșmero de sacrificios disminuyĂł tanto en nĂșmero de cabezas como en peso total en canales. En total se sacrificaron alrededor de 1.194.500 cabezas y 8.852 toneladas, un 8,7% menos de cabezas y un 8,6% menos en peso, respecto a la cifra del año anterior. A su vez, el consumo medio aparente de carne de ovino y caprino se ha rebajado notablemente desde los 5,94 kg per cĂĄpita en 2003, hasta los 1,82 kg per cĂĄpita en 2013. Si hay menos consumo, hay menos demanda y los precios se tienen que ajustar.
La leche es otra historia. Que oscile su precio no es bueno para el sector, excepto cuando alcanza el precio mĂĄximo de su historia, como ocurre ahora. AsĂ me sorprendiĂł cuando Pepe me contĂł que le pagaban el litro de leche a 1 euro mĂĄs o menos, dependiendo de la cantidad de grasa y proteĂnas que tuviera. Esto es el punto porcentual de extracto seco quesero (ESQ) que contiene cada litro y varĂa segĂșn la Ă©poca del año y la raza.
SegĂșn Magrama, que recopila desde febrero de 2014 los precios medios ponderados, el Ășltimo precio disponible del litro de leche de cabra para el productor se situĂł en diciembre de 2013 en los 8,33 euros/hectogrado, es decir, en 0,0833 cĂ©ntimos de euro por punto porcentual de ESQ en cada litro. El ESQ medio en las razas de cabras españolas varĂa segĂșn la Ă©poca del año entre los 7 y los 11 puntos porcentuales. El precio que consigue Pepe por el litro es por tanto mayor que el de la media, pero Ă©l no estĂĄ satisfecho.
«SĂ, la leche de cabra es de lo que mĂĄs dinero da, pero no es suficiente. Nosotros en realidad vivimos del higo. El ganado da demasiado trabajo para el dinero que da». Ăl y sus otros dos hermanos tienen alrededor de 260 cabezas de las que sacan 100 litros al dĂa. Cada dos dĂas hĂĄbiles le venden 200 litros a la que Ă©l llama la central del valle, una cooperativa en Talavera de la Reina que exporta casi todo a Francia, que es en gran parte responsable, junto con otros paĂses como Holanda e Italia, de que el precio del ESQ por litro haya alcanzado esas cotas. En el caso de Francia, porque produce mucho queso y derivados lĂĄcteos, pero solo cuenta con el 11% del censo de ganado caprino de la UE.
El pastoreo es vital para el campo español. El primer beneficiado es el consumidor ya que accede a productos alimenticios de gran calidad. La producciĂłn cĂĄrnica y lactaria de Pepe, sin ir mĂĄs lejos, se deriva de un cuidado exhaustivo de los animales que se alimentan solamente de los brotes mĂĄs verdes del monte. Sin piensos. El segundo beneficiado es el monte ya que el ganado aprovecha y mantiene agroecosistemas de enorme valor ecolĂłgico y ambiental, difĂciles de utilizar de otra manera, al tiempo que controla la proliferaciĂłn arbustiva y previene la apariciĂłn de incendios. AdemĂĄs, en climas ĂĄridos o semiĂĄridos, contribuye a incrementar la materia orgĂĄnica y a conservar la cubierta vegetal de los suelos mĂĄs pobres.
A nivel polĂtico, la ganaderĂa extensiva es una actividad productiva humana verdaderamente sostenible que ademĂĄs consolida la autosuficiencia y la soberanĂa alimenticia de los habitantes del campo. Esto ‘mantiene vivos’ los pueblos ya que de su actividad derivan directa o indirectamente otros sectores econĂłmicos locales como las industrias de transformaciĂłn de alimentos, la artesanĂa, el turismo y la hostelerĂa, que a su vez dependen de esos productos generados directamente y del mantenimiento de los paisajes y ecosistemas. Al final todo esto incide en que se fije la poblaciĂłn de las localidades rurales y se amortigĂŒe el Ă©xodo a la ciudad.
*
Hoy me he despertado a las seis de la mañana para acompañar a Pepe y a su hermano Javi durante su jornada. La noche desaparecĂa sigilosamente como quien retira lentamente una sĂĄbana monte arriba. Nos hemos montado en su destartalada camioneta y hemos subido donde tienen el saltadero. «Me duele el demonio en el oĂdo», nos ha confesado Javi. Su expresiĂłn de desasosiego buscaba algo de comprensiĂłn en nosotros, pero no respuesta. Dentro del recinto, las cabras esperaban ansiosas el pistoletazo de salida de una rutina que no comprenden totalmente pero que tienen grabada a fuego en su memoria.
«Antonia, tranquila, Antonia», susurra Pepe a una cabra mientras la ordeña.
El sol baña el recinto exterior del saltadero descubriendo infinitas partĂculas ĂĄcidas que se desprenden del suelo: una mezcla de estiĂ©rcol, paja y tierra. Los ojos me lloran y la garganta me pica. No paro de toser. «¿Antonia se llama?», pregunto. «Antonia se llaman toas», contesta. «Y no te muevas tanto, que levantas polvo y nos ahogamos».
Se oyen gritos en otra estancia. Javi se pelea con algunas Antonias que estĂĄn hoy un poco mĂĄs nerviosas de lo habitual. Probablemente por mi presencia.
A las ocho y pico han llenado dos cubetas de 50 litros cada una y las han subido a la camioneta. Entonces, han abierto el saltadero y las cabras han conquistado el terreno. 260 balando, cagando y pisando el extinto rocĂo.
Una vez en el camino me he visto sumergido en una procesiĂłn de 1.040 patas acompañada de algĂșn que otro cencerro y los gritos autoritarios de Pepe.
Luego le he perdido monte arriba y me he puesto a trabajar la tierra de mi tĂa. Tiene varias suertes de cultivos orgĂĄnicos en la ladera que afortunadamente se benefician del estiĂ©rcol que producen las cabras de Pepe. Esto provoca que las plantas alcancen tamaños sobrenaturales.
Por la tarde, he subido la montaña y le he vuelto a pillar en un pasto. Las hemos bajado tranquilamente entre jaras y retamas. «Las cabras son muy listas, solo comen los brotes mĂĄs verdes». Le pregunto cĂłmo se siente pastoreando. «A mĂ esto me ha dao la vida… Pero no te pienses que es siempre tan bonito. Cuando llueve se me calan to los huesos». Le imagino con un buen abrigo y un gorro dirigiendo su rebaño de nubes pardas sobre la nieve y no puedo evitar idealizar lo que hace. «TĂș sube conmigo tos los dĂas, ya verĂĄs quĂ© pronto te cansas».
ÂĄÂĄustado mucho el
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