6 de agosto 2014    /   BUSINESS
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Cómo revivir una ciudad muerta: el caso de Valencia

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Imagina que vives en un lugar que solía ser próspero, con actividad comercial, gente joven, áreas dinámicas y actividad en la calle. Sin embargo algo sucede, puede ser la crisis o puede ser el paso del tiempo, pero ese lugar que solía rebosar vida empieza a languidecer. Políticas equivocadas, cambios sociales o consecuencias económicas han llevado a muchos barrios o a ciudades enteras a sufrir un proceso acelerado de decadencia ¿Cómo actuar para atajar la hemorragia?
Valencia. Tercera ciudad más importante del país, capital de la cuarta comunidad autónoma por PIB, puerto importante del Mediterráneo, referencia turística mundial, conectada por alta velocidad y autovía gratuita con la capital, en pleno corredor Mediterráneo directo hacia la frontera, poseedora de uno de los Cascos Antiguos más grandes y ricos de Europa, con varias reservas naturales y cuna de gastronomía de éxito en todo el mundo. A pesar de todo lo anterior, Valencia es un gran ejemplo de ciudad muerta.
La deuda de la región es tan alta que hará falta que pasen generaciones hasta que se sanee, hasta un tercio de su Parlamento autonómico llegó a estar envuelto en casos de corrupción, la industria local se arruinó con el estallido de la burbuja y los mercados locales tradicionales (mueble, zapatos, juguetes…) no supo adaptarse a los nuevos tiempos (el bloqueo del lobby del mueble a Ikea es un ejemplo palmario). Se han construido infraestructuras para grandes eventos que ya no se utilizan (el puente del Puerto solo se cierra para la Fórmula 1 que ya no se puede pagar, y las atarazanas siguen con los emblemas de las escuderías de la Copa América que abandonaron la ciudad años atrás). Hay un esqueleto de estadio a medio construir al norte de la ciudad, y otro a medio derruir en el corazón de la misma. Hay aeropuertos fantasma, proyectos sin acabar de empezar durante décadas (como el Parque Central) y millones de cosas más. O menos.
Hay barrios enteros con deficientes servicios esenciales durante años esperando a que se degradaran para justificar su demolición. Hay la primera radiotelevisión pública del país cerrada porque se hinchó tanto como aparato propagandístico que llegó a ser mayor que Telecinco y Antena 3 juntas en número de empleados, mientras que su legado para la historia se reduce a haber realojado a quienes ya no quería la televisión nacional y a haber creado el modelo ‘Tómbola’, que tantos hijos ha tenido en los ‘Tomates’, ‘Sálvames’ y variados. Hay un partido gobernando desde hace décadas que tejió una red clientelar tan densa que idiotizó a los valencianos a ojos del resto de España, y hay también un partido de la oposición tan torpe que sigue en manos de los mismos durante esas décadas, encadenando fracasos y pensando que van por el buen camino.
Caminar por Valencia es el mejor ejemplo de ver cómo puede morir una ciudad. Decenas de persianas metálicas cerrando gran parte de los bajos comerciales. Niveles de paro por encima de la media nacional. Casi ningún conocido joven trabajando. Multitud de emigrados. Calles muchas veces sucias entre monumentos grandiosos e infraestructuras de relumbrón. Y todo paralizado a la espera de lo inexorable: que en las próximas elecciones los de siempre pierdan la mayoría (aunque sigan ganando) y un pacto entre todos los demás consiga desalojarles, como si ese pacto ofreciera estabilidad alguna y el cambiar de dirigentes fuera a solucionar algo.
La deuda está para quedarse, y gobiernen unos u otros será igual de grande.
¿Cómo devolver a la vida algo así?
En los últimos años, vinculado al imparable proceso de desafección política, han aparecido multitud de plataformas de participación urbana en muchos núcleos de España. Reuniones de activistas preocupados, en ocasiones contagiados por el espíritu del 15M, que promueven herramientas de participación, de reactivación municipal y de reestablecimiento del tejido social de cada barrio, de cada gota de riqueza que pueda atesorar un rincón de la ciudad, por pequeño que sea. Empezando por depurar el propio concepto, urbanismo, que antes de asociarse a chanchullos, pelotazos y corrupción significaba otra cosa.
En eso trabaja desde hace siete años Paisaje Transversal, una oficina de innovación urbana (así se definen) formada por cinco arquitectos que intenta regenerar urbanísticamente áreas combinando tres actores: los poderes públicos, los habitantes del lugar y las entidades privadas. Accesibilidad, desarrollo sostenible, regeneración de tejidos productivos, reactivación de espacios vacíos… Todo ello involucrando a quienes son partícipes, a quienes actúan sobre el lugar y a quienes viven en él. Su actividad se desarrolla actualmente en puntos tan diversos como Madrid, Zaragoza, Girona o la propia Valencia.

Y, volviendo a Valencia, hay dos ejemplos muy diversos.
El primero es València Vibrant, una especie de lobby urbano que pretende poner en valor los activos de la ciudad para reimpulsar su esencia. Según explican en su proyecto, “nace de la detección de demasiadas posibilidades no aprovechadas en la ciudad”. Su objetivo es “fomentar la fidelidad entre la actividad económica y el territorio a través de las ideas, el debate y la acción, superando la dicotomía entre la euforia irracional y el falso victimismo”.
Es, por tanto, una puesta en común de ideas y sentimientos, de intenciones de superación de una situación terrible.

Yendo a lo concreto, y antes de la devastadora crisis que se llevó por delante, los grandes problemas de Valencia podían resumirse en uno genérico que mucho tiene que ver con esto: el hecho de dar la espalda a sus grandes activos.
Una de sus manifestaciones era “Valencia vive de espaldas al mar”, una especie de mantra que, por más que se repitiera, no dejaba de ser cierto: la playa carecía prácticamente de actividad de ocio o cultural, mientras a la vez era uno de los posibles activos más infrautilizados de la ciudad.  Otra de sus manifestaciones, el menosprecio a su importante legado culinario, tan aprovechable para la inmensa actividad turística de la zona.
Pongamos un ejemplo aparentemente insignificante
¿Qué encuentra el turista cuando llega a Valencia? Miles de locales anunciando que hacen paella ¿Qué paella? Arroz con cosas. A veces, incluso, Paellador. Demasiadas veces. Casi siempre. ¿Puede una ciudad como Valencia, cuna de un plato copiado en todo el mundo, permitir que los centenares de miles de turistas, su principal activo económico, encuentren paellas de mierda en la ciudad? Sonará a broma, pero no lo es: el desprecio por el propio patrimonio gastronómico y, a la vez, por el servicio al turista, son muy sintomáticos.
Ahí es donde entra otra plataforma, la Comunidad de la Paella, en una peculiar cruzada: desenmascarar a los impostores de la paella mientras a la vez, desde el proyecto WikiPaella, intentan poner en valor a la auténtica tradición paellera, que no es una, sino diversa.
¿Qué pueden hacer un lobby ciudadano que pulsa el estado de ánimo local y una comunidad que castiga a quienes hacen mala paella y promocionan a los que la hacen buena para revivir Valencia? Por lo pronto, mostrar ejemplo de que hay gente con talento, ganas e ilusión en la ciudad, a la vez que otros intentan defender el patrimonio de lo propio para situarlo por encima de la oferta barata y de mala calidad.
Pero Valencia, como las paellas, hay más de una. Ahí fuera hay un montón de ciudades muertas, o incluso barrios muertos en ciudades vivas. Y en ellos, como sucede con València Vibrant o Wikipaella, hay un trabajo previo de recuperación de lo propio y bueno.

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Valencia. Tercera ciudad más importante del país, capital de la cuarta comunidad autónoma por PIB, puerto importante del Mediterráneo, referencia turística mundial, conectada por alta velocidad y autovía gratuita con la capital, en pleno corredor Mediterráneo directo hacia la frontera, poseedora de uno de los Cascos Antiguos más grandes y ricos de Europa, con varias reservas naturales y cuna de gastronomía de éxito en todo el mundo. A pesar de todo lo anterior, Valencia es un gran ejemplo de ciudad muerta.
La deuda de la región es tan alta que hará falta que pasen generaciones hasta que se sanee, hasta un tercio de su Parlamento autonómico llegó a estar envuelto en casos de corrupción, la industria local se arruinó con el estallido de la burbuja y los mercados locales tradicionales (mueble, zapatos, juguetes…) no supo adaptarse a los nuevos tiempos (el bloqueo del lobby del mueble a Ikea es un ejemplo palmario). Se han construido infraestructuras para grandes eventos que ya no se utilizan (el puente del Puerto solo se cierra para la Fórmula 1 que ya no se puede pagar, y las atarazanas siguen con los emblemas de las escuderías de la Copa América que abandonaron la ciudad años atrás). Hay un esqueleto de estadio a medio construir al norte de la ciudad, y otro a medio derruir en el corazón de la misma. Hay aeropuertos fantasma, proyectos sin acabar de empezar durante décadas (como el Parque Central) y millones de cosas más. O menos.
Hay barrios enteros con deficientes servicios esenciales durante años esperando a que se degradaran para justificar su demolición. Hay la primera radiotelevisión pública del país cerrada porque se hinchó tanto como aparato propagandístico que llegó a ser mayor que Telecinco y Antena 3 juntas en número de empleados, mientras que su legado para la historia se reduce a haber realojado a quienes ya no quería la televisión nacional y a haber creado el modelo ‘Tómbola’, que tantos hijos ha tenido en los ‘Tomates’, ‘Sálvames’ y variados. Hay un partido gobernando desde hace décadas que tejió una red clientelar tan densa que idiotizó a los valencianos a ojos del resto de España, y hay también un partido de la oposición tan torpe que sigue en manos de los mismos durante esas décadas, encadenando fracasos y pensando que van por el buen camino.
Caminar por Valencia es el mejor ejemplo de ver cómo puede morir una ciudad. Decenas de persianas metálicas cerrando gran parte de los bajos comerciales. Niveles de paro por encima de la media nacional. Casi ningún conocido joven trabajando. Multitud de emigrados. Calles muchas veces sucias entre monumentos grandiosos e infraestructuras de relumbrón. Y todo paralizado a la espera de lo inexorable: que en las próximas elecciones los de siempre pierdan la mayoría (aunque sigan ganando) y un pacto entre todos los demás consiga desalojarles, como si ese pacto ofreciera estabilidad alguna y el cambiar de dirigentes fuera a solucionar algo.
La deuda está para quedarse, y gobiernen unos u otros será igual de grande.
¿Cómo devolver a la vida algo así?
En los últimos años, vinculado al imparable proceso de desafección política, han aparecido multitud de plataformas de participación urbana en muchos núcleos de España. Reuniones de activistas preocupados, en ocasiones contagiados por el espíritu del 15M, que promueven herramientas de participación, de reactivación municipal y de reestablecimiento del tejido social de cada barrio, de cada gota de riqueza que pueda atesorar un rincón de la ciudad, por pequeño que sea. Empezando por depurar el propio concepto, urbanismo, que antes de asociarse a chanchullos, pelotazos y corrupción significaba otra cosa.
En eso trabaja desde hace siete años Paisaje Transversal, una oficina de innovación urbana (así se definen) formada por cinco arquitectos que intenta regenerar urbanísticamente áreas combinando tres actores: los poderes públicos, los habitantes del lugar y las entidades privadas. Accesibilidad, desarrollo sostenible, regeneración de tejidos productivos, reactivación de espacios vacíos… Todo ello involucrando a quienes son partícipes, a quienes actúan sobre el lugar y a quienes viven en él. Su actividad se desarrolla actualmente en puntos tan diversos como Madrid, Zaragoza, Girona o la propia Valencia.

Y, volviendo a Valencia, hay dos ejemplos muy diversos.
El primero es València Vibrant, una especie de lobby urbano que pretende poner en valor los activos de la ciudad para reimpulsar su esencia. Según explican en su proyecto, “nace de la detección de demasiadas posibilidades no aprovechadas en la ciudad”. Su objetivo es “fomentar la fidelidad entre la actividad económica y el territorio a través de las ideas, el debate y la acción, superando la dicotomía entre la euforia irracional y el falso victimismo”.
Es, por tanto, una puesta en común de ideas y sentimientos, de intenciones de superación de una situación terrible.

Yendo a lo concreto, y antes de la devastadora crisis que se llevó por delante, los grandes problemas de Valencia podían resumirse en uno genérico que mucho tiene que ver con esto: el hecho de dar la espalda a sus grandes activos.
Una de sus manifestaciones era “Valencia vive de espaldas al mar”, una especie de mantra que, por más que se repitiera, no dejaba de ser cierto: la playa carecía prácticamente de actividad de ocio o cultural, mientras a la vez era uno de los posibles activos más infrautilizados de la ciudad.  Otra de sus manifestaciones, el menosprecio a su importante legado culinario, tan aprovechable para la inmensa actividad turística de la zona.
Pongamos un ejemplo aparentemente insignificante
¿Qué encuentra el turista cuando llega a Valencia? Miles de locales anunciando que hacen paella ¿Qué paella? Arroz con cosas. A veces, incluso, Paellador. Demasiadas veces. Casi siempre. ¿Puede una ciudad como Valencia, cuna de un plato copiado en todo el mundo, permitir que los centenares de miles de turistas, su principal activo económico, encuentren paellas de mierda en la ciudad? Sonará a broma, pero no lo es: el desprecio por el propio patrimonio gastronómico y, a la vez, por el servicio al turista, son muy sintomáticos.
Ahí es donde entra otra plataforma, la Comunidad de la Paella, en una peculiar cruzada: desenmascarar a los impostores de la paella mientras a la vez, desde el proyecto WikiPaella, intentan poner en valor a la auténtica tradición paellera, que no es una, sino diversa.
¿Qué pueden hacer un lobby ciudadano que pulsa el estado de ánimo local y una comunidad que castiga a quienes hacen mala paella y promocionan a los que la hacen buena para revivir Valencia? Por lo pronto, mostrar ejemplo de que hay gente con talento, ganas e ilusión en la ciudad, a la vez que otros intentan defender el patrimonio de lo propio para situarlo por encima de la oferta barata y de mala calidad.
Pero Valencia, como las paellas, hay más de una. Ahí fuera hay un montón de ciudades muertas, o incluso barrios muertos en ciudades vivas. Y en ellos, como sucede con València Vibrant o Wikipaella, hay un trabajo previo de recuperación de lo propio y bueno.

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Opiniones 32
  • Valencia, tierra de la naranja… Prueba a tomarte un zumo de naranja natural y recién hecho en algún sitio de toda la provincia -.-‘

  • Esta es la Valencia real, la que apesta a mierda, a basura, a excesos, a eventos millonarios, a colchón sudado, a yates y canapés en la borda, a sueños rotos, a perfume barato de puta, a mierda. La Valencia que nos han dejado. La Valencia que apesta. La Valencia que no quiso ser pero que es.

  • Los valencianos comen de la basura y se pinchan en los aeropuertos fantasmas defendiendose de las tribus urbanas con escopetas para cazar patos en la albufera.
    Valencia no es Detroit!! Menudo panorama has pintado, totalmente injusto. Valencia sigue siendo uno de los destinos turisticos mas importantes de Espanya. Sin ir mas lejos es el destino Erasmus mas demandado de Europa. Es cierto que hay zonas desaprobechadas, que se activaran con el tiempo. El puerto es un ejemplo de ello (aunque tu lo pintes como lo contrario), antes de la copa america (5 anyos aprox.) en el puerto solo habia pecadores y fardos de redes por remendar; ahora en verano es una de las zonas de fiesta mas populares de la ciudad. (Por cierto, las sedes de los equipos de la CA ya se han vendido)
    Que Valencia vive de espaldas al mar es otro problema que se esta intentando solucionar, no sin problemas, con la extension de Blasco Ibanyez hasta la malvarrosa y el saneamiento del barrio del cabanyal.
    Aeropuertos fantasma hay por toda Espanya y es injusto poner a la comunitat como estandarte de la corrupcion urbanistica. Y mas cuando el Aeropuerto de Castellon ya tiene tanto explotador como clientes (para los nuevos del sector aeronautico: clientes=Aerolineas). Ejemplos de aeropuertos fantasma en Espana hay muchos, el de Huesca, el de Badajoz, Leon, Lleida, Burgos, Logronyo o por supuesto Ciudad Real, que es el aeropuerto mas costoso de la historia de nuestro pais (1100 Millones de Euros solo en la construccion). Siguiendo con estadisticas aeroportuarias, en Julio, el aeropuerto de Alicante ha sido el 4 con mayor numero de pasajeros en Espanya y el dimituto (e imposibilitado por falta de espacio para futuras ampliaciones) aeropuerto de Valencia ha sido el 8° en trafico de mercancias. (Sin olvidar que el puerto es el 1° en trafico de contenedores y esta en el top 10 europeo)
    La industria del mueble y la zapatera no es un secreto que esta muerta, pero lo esta desde antes de la crisis y de la venida de Ikea. De cualquier modo la Comunidad sigue siendo uno de los principales exportadores mundiales de ceramica. Y en Valencia tiene su asiento en Espanya tanto la industria ferroviaria (Vossloh – industria lider del sector) y la factoria de Ford. Tampoco se puede olvidar que en Valencia esta la base de Cessna (Uno de los principales constructores de jets de negocios) en Europa. Ademas la Comunitat tambien es la cuarta comunidad en exportacion vinicola. Estoy seguro que si me pongo a googlear puedo encontrar muchas mas cosas.
    En fin, que la Comunidad Valenciana tiene problemas es evidente pero Valencia muerta? no!!
    Jorge, sitios para tomar zumo recien exprimido los hay (Sin ir mas lejos la cafeteria de uni, no me jodas), igual que sitios donde la paella es autentica.

    • – El panorama está relatado tal cual es.
      – El Cabanyal no se pretende sanear, se pretende demoler, desde hace décadas está abandonado, deteriorándose a toda velocidad. Luego dirán que no hay nada de valor, que todo el patrimonio se encuentra en ruinas. En lugar de tratarlo como algo único, y darle el valor que tiene, lo que harán es prolongar Blasco Ibañez, echar a los que viven allí y mandar las grúas a demolerlo. Vas a cualquier ciudad europea y es todo lo contrario, todo el patrimonio en perfecto estado de conservación, barrios llenos de turistas haciéndose fotos.
      – La comunidad valenciana es la que más imputados tiene en el parlamento, Gürtel, trajes, papa, F1, Emarsa, Ayudas cooperación, Brugal, Ciudad de la luz, aeropuerto Castellón, centro de convenciones de Castellón, Terra Mítica, Ciudad de las Artes,… Apenas hay corrupción.
      – La imagen de la comunidad valenciana es la de Sonia Castedo, Cotino, Camps,… La Ciudad de las Artes costó miles de millones, se cae a pedazos, las grandes obras para gloria del cacique de turno (f1, ciudad de la luz,…), abandonadas, la nueva dársena sin un barco amarrado, los niños estudiando en barracones, la comunidad más endeudada (no puede pagar lo que debe, pidió rescate al gobierno), bono basura,…
      – Si no está muerta, está en coma profundo.

      • Valencia no esta muerta porque los valencianos no estamos muertos. Tenemos una ciudad preciosa que nos han llenado de cosas absurdas carisimas que ahora no podemos pagar, tenemos una corrupción rampante como en otras tantas comunidades peperas y no peperas (como dices Pujol?), tenemos a niños en barracones y el hospital mas grande de europa con la mitad de las habitaciones vacias. Tenemos, tenemos, tenemos… Muchas cosas tenemos, pero sobretodo dignidad.
        Como valenciano estoy harto de que nos pongan de ejemplo de todo lo malo. Aqui hay mucha gente luchando para salir adelante y para dar otra cara de Valencia y de los Valencianos, no todos somos peperos. Valencia no esta muerta, Valencia es una ciudad vibrante y llena de gente y de actividades. Solo hace falta darse una vuelta por los barrios, por las terrazas de los bares o por los centros comerciales. Lo único muerto que tiene son los delirios de grandeza de algunos politicos a los que toda la crisis y el endeudamiento les bajaran los humos hasta dentro de algunos años. Que por cierto, si hablamos de endeudamiento hablemos también del injusto reparto ingresos en España, en el cual Valencia es la tercera autonomía que recibe menos por lo que recauda y a la que le debieran incrementar según población y no le incrementan nada de nada (antes la culpa era del “gobierno central sociata”, ahora…)
        Dejemos a Valencia un poco en paz que bastante tenemos ya los valencianos per que vinguen a tocarnos els collons. Que els fills de puta que fotut tot aixo u han fet amb els meus diners i no amb el meu vot.

    • – Sirve para algo el Veles i Vents actualmente? Una bonita arquitectura echada a perder como toda esa zona del puerto.
      – Por cierto la actividad del puerto comercial sigue y sigue de capa caída, consecuencia de una gestión desastrosa.
      – Nos dices los clientes del aeropuerto de Castellón? Qué aerolíneas son esas? Conoces los datos económicos y de explotación bajo los que ha firmado la empresa canadiense? Nos reímos juntos o lloramos? Ayyyy…
      – Vossloh por desgracia ha aguantado sólo gracias a los contratos de FGV, y la escasa apertura de operadores privados ferroviarios en españa deja en mala posición las magníficas locomotoras que han desarrollado.
      – Ford…ay qué sería de la CV sin Ford. Y va en serio. Todo President ha hecho la romería a Detroit en cuanto ha habido alguna duda sobre su futuro. Por qué será?
      Para hablar de los temas judiciales necesitaríamos un servidor web aparte…

      • -Lo del aeropuerto ya lo veremos, pero ya es alguien, y no deja de ser un aeropuerto “low cost” 150M no son nada. Con ello no digo que sea bueno, sino que no es tan malo.
        -http://www.vossloh-espana.com/en/press/press_releases/press_release_details_2780.html (sin buscar mucho)
        -Estuve hace unas semanas en la zona de Veles e vents y habia bastante lio de bares y gente. No te se decir datos concretos lo siento, pero bueno, date un paseo el viernes y me cuentas que hay que yo no vivo en valencia.
        Ya se que hay corrupcion, no soy idiota, en ningun momento he dicho que no. Me parece desastrosa la gestion del PP, me parecen todos basura, pero hay que ser sinceros. A veces los espanyoles i los valencianos concretamente parecemos como el del chiste: el pesimista dice “no podemos estar peor” y el optimista “claro que si, claro que si! ya veras!”

    • Miguel, por lo que leo, debes de ser joven y tener conciencia de haber vivido únicamente bajo el larga, larguísimo mandato de los nefastos políticos del PP. Valencia fue una ciudad culturalmente vibrante. Ya no lo es. Casi toda la cultura que se ha apoyado institucionalmente estos años se basaba en dos pilares: el de la cultura meramente folklórica y religiosa (léase Fallas, vírgenes, patrones, y demás), y la de los macroeventos y eventos elitistas.
      Valencia presumía de tener la feria comercial más importante de España. “Gracias” a la gestión de los políticos de turno, y a los enchufismos de gente incompetente, hoy en día no es ni la sombra de lo que era. Te lo digo casi de primera mano. Conozco a gente que estaba o está vinculada a Feria Valencia.
      Sí, Valencia tiene mucho turismo, pero a qué precio? Cuántos miles de millones gastados para ello han hecho falta? Cuándo amortizaremos eso? Queremos una ciudad de oportunidades solamente para camareros, hosteleros y albañiles? Sin ánimo de desmerecer su trabajo. Simplemente, aquí no se fomenta otra cosa. Por ejemplo en mi sector, el de la informática y la tecnología, apenas hay oportunidades. Por fortuna, tengo un trabajo mal pagado, y gracias. Valencia está casi muerta en este y otros muchos sectores.
      Hablas del puerto positivamente. Me parece acertado que se haya recuperado para la ciudad, pero para ello ha sido necesario que nos vendieran la moto con dos macroeventos que han traído más ruina que beneficio. El beneficio real en forma de cifras millonarias es el repercutido en las cuentas corrientes de muchos políticos y empresarios. Ahora, aquello es la viva imagen de la decadencia de la ciudad. Antiguas bases roídas y oxidadas. Es verdad, el dueño de Mercadona ha comprado dos de ellas. No sabemos muy bien para qué. Si será una de esas nuevas promesas con doble fondo. Sin embargo, hay muchas bases más. Hay asfalto por todas partes. Donde deberían haber jardines, árboles, gente… apenas se ve gente paseando. Paso con la bici de vez en cuando, y lo veo. Aquello da pena.
      Tu eres de los que se creen que la prolongación de Blasco Ibáñez al mar hará que, por arte de magia, Valencia deje de vivir de espaldas al mar. Los mismos que quieren hacerla, y de paso especular un poco más urbanísticamente, se han negado durante lustros a invertir en un barrio como el Cabanyal, que han dejado degradar para justificar las demoliciones. Hace años se presentó una interesante propuesta liderada por el prestigioso arquitecto Jean Nouvel, consistente en rehabilitar en vez de destruir. Te paso un enlace: http://www.publico.es/espana/305445/el-otro-cabanyal-posible
      Por cierto, has visto las calles de la ciudad? Las que no son turísticas digo, o sea, la mayoría. No puede haber más mierda incrustada en el suelo. No hay dinero ni para hacer los baldeos con agua que antes sí solían realizarse. Como en Valencia somos un poco guarros, la verdad sea dicha, en años anteriores, el ayuntamiento al menos tenía la costumbre de realizar limpieza de calles con mangueras a presión, usando agua depurada. Ahora ni eso.
      Hablemos ahora del carril-bici. Ese carril-bici con todos esos kilómetros de los que presume el ayuntamiento. El único lugar que conozco donde las bicicletas van por la acera, cuando lo más lógico sería carriles-bici en la calzada. Es normal que en esta ciudad las fricciones peatón-ciclista sean constantes, y que se siga dando excesiva prioridad al tráfico automovilístico. Carriles-bici con el firme estropeado en muchos lugares, inundados de arena en el paseo marítimo (algo bastante peligroso). Además, carriles-bici que en ocasiones terminan bruscamente. Ayer mismo, me topé con un grupo de unas 6-7 extranjeras, todas ellas en bici, a la altura de la estación de tranvía Grau-Canyamelar. Venían del puerto. Nada más cruzar la avenida que separa la ciudad del Puerto, el carril termina bruscamente en una isleta de tierra, piedras, y coches aparcados encima. Las caras de confusión que ponían eran dignas de ver. Es un pequeño ejemplo de lo que es Valencia. Cosas hechas a lo grande, pero mal hechas.

    • Vossloh = Explotación.
      Cessna = Actividad 0. Valencia es cuna de más dede 50 ingenieros aeronáuticos al año y ninguno de ellos veremos nuestro futuro en esa empresa.
      Aeropuerto de Valencia = La cantinela de que la ampliación se quedaba corta es de períodos precrisis. No sé si te has dado una vuelta últimamente, pero da lástima cómo han desplazado la actividad en la terminal intentando rellenar huecos.

  • sorry por alguna falta de ortografia, pero estoy con un teclado aleman y no es igual que es espanyol, las enys, los acentos y alguna b se puede haber escapado…

  • – Que chorrada más grande.
    – Introducir más actividad en la playa vale, más turismo. ¿Y qué pasa con el resto de los barrios?¿Solo de turismo va a vivir una ciudad grande?
    – Con una plataforma que ponga chapas allí donde le guste la paella ya está la crisis solucionada.
    – ¿Cerramos los restaurantes que ofrezcan paella a 5€? El que quiere comer buena paella no va a ir a comer de menú barato.
    – Ya está la denominación de origen para productos locales.

  • No sé si así se puede revivir o no… pero al menos para revivirla hay que admitir que está muerta, y eso cuesta horrores a los valencianos.

  • Leyendo los comentarios, pienso que hay que separar la que creo que es intención del autor, de exponer su visión de la actual Valencia y lo que se recoge en los comentarios, que no deja de ser cierto, la situación más allá de Valencia (aeropuerto de Castellón, empresas jugueteras…).
    Y si uno pasea por Valencia no puede más que asombrarse del grotesco contraste entre zonas muy poco cuidadas con construcciones que rozan lo faraónico y que no están aprovechadas al 100%. No soy una persona que viaje mucho como para comparar Valencia con otras capitales, pero el escenario es tan ridículo que uno no puede dejar de pensar en que la ciudad ha sido utilizada por quienes pudieron para lucrarse sin que haya responsabilidad alguna para quien ha guiado a Valencia hacia esta situación.
    Un saludo

  • El artículo en sí es malo, el titular habla de “Cómo revivir una ciudad muerta” y casi se habla lo mismo de la política autonómica de los últimos años que de cómo revivir la ciudad. Honestamente, no sé que tiene que ver el tema autonómico con la ciudad, lo de la F1 y la Copa América aún, pero lo de Canal 9? Es meter las cosas con calzador.
    Se puede considerar que la ciudad está muerta, sí, da pena pasear por las calles y ver basura por todas partes, un montón de bajos cerrados, solares vacíos, etc etc, y eso es así porque desde 1991 está al mando una señora que ya sabemos todos cómo es y la mentalidad de ciudad que tiene, y no una ciudad del siglo XXI precisamente. Durante todos estos años la ciudad ha crecido, se ha destruido huerta para construir y ahora simplemente sobra espacio porque la población no ha subido, por eso hay barrios medio fantasma, a lo mejor si hubieran mandado otros también habría pasado lo mismo, pero no lo sabemos.
    Decir lo de “como si ese pacto ofreciera estabilidad alguna y el cambiar de dirigentes fuera a solucionar algo.” es burlarse de los que llevamos aguantando tanto tiempo, y desconocer cómo han cambiado otras ciudades europeas gracias a las políticas llevadas por sus ayuntamientos. ¿O es que las ciudades de centro y norte europa fueron siempre amables con la bici? Pues no, eran como Valencia, con el coche por todas partes pero llegó un momento en el que las políticas cambiaron ya no se fomentaría más el coche. Ya simplemente eso cambia la ciudad por completo, y puede “revivirla”.
    O si no dile a los del Cabanyal que llevan 15 años luchando para mantener sus casas que no, “que da igual quien gobierne porque la deuda está ahí para quedarse”, pues oye a lo mejor no sería tan malo que la oposición gobierne aunque sea teniendo que pactar, no sé cual es el problema, es más, a mi personalmente me gustan más los gobiernos de coalición, primero porque es más evitable la corrupción, y segundo porque todos los proyectos nuevos o la forma de hacer ciudad o lo que sea tiene que tener más consenso.
    Y desde aquí quiero felicitar a Valencia Vibrant por lo que sea que están intentando hacer (aún no lo he conseguido entender muy bien), pero en una ciudad en la que el tejido asociativo y la sociedad civil es prácticamente nula, si queremos que la ciudad cambie, el que más puede hacer por cambiarla es el ayuntamiento.
    Tendremos deuda con otro gobierno, claro que sí, pero seguramente también haya otras prioridades, ¿o alguien justifica el empeño de que de noche se vea prácticamente igual que de día cuando eso se podría gastar en limpiar la ciudad por ejemplo?

  • Sin meterme en política, sí podría definir Valencia como una ciudad muerta o desértica. Estuve el fin de semana pasado, llegué a las 16 del sábado y no habái un alma por la calle… viniendo de Madrid acostumbrada a gente caminando por todas partes, me extrañó. Persianas bajadas en TODOS los comercios, apenas encontrabas una farmacia 24h abierta y un Mercadona. Aluciné que no hubiera ni si quiera un turista!! Pensé que sería la hora y el calor… (no hacía demasiado, y en Madrid a las 16 un sábado haya calor o no, la calle está transitada). Pero vamos que ni por la tarde ni por la noche encontré un alma en la calle, ni un bar abierto con terrazas ni nada en plena ciudad. Solo encontré ambiente cuando fui a cenar al paseo marítimo. Ahí sí había vida, gente paseando… ¡y hasta turistas! Vi muy poco la ciudad, pues volví el domingo, pero lo que pude ver me gustó bastante, lástima que esté tan desierta… Volveré algún día.
    Eso sí, la paella que me tomé fue deliciosa, nada de arroz con cosas!

  • I personalment crec que això de ignorar els actius que té València, té la seua màxima expressió en els monuments del centre, en el llegat medieval al qual ningú para atenció. Hem fet un complex milionari mal construït i sense utilitat, la Ciutat de les Arts i les Ciències, perquè els turistes vingueren i se’n meravellaren, quan resulta que podríem traure molt més partit de la Llotja de la Seda, el Mercat Central, el Palau del Marqués de Duesaigües, l’Estació del Nord… València té molt a oferir però seguim encabotats que València no té res i necessitem posar-la al mapa.

  • Hola. Interesante lo que comenta, pero confunde lo que es Valencia ciudad con la provincia de Valencia e incluso con la Comunitat Valenciana.
    Y en cuanto a ejemplo de ciudad muerta, se puede dar un paseo por los barrios de Russafa y Ciutat Vella (el Carmen) y me dice si esos barrios han muerto o están en el mayor explendor de los últimos 50 años…

  • Me ha encantado este artículo, llevo un año viviendo en Valencia y la verdad es que la peor paella que he comido en mi vida, fue la primera vez que vine, en plena playa de la Malvarrosa

  • Me daría vergüenza a ver escrito un artículo así. Tan sumamente mal documentado y con algunos ataques tan genéricos e infundados. Parece que el “periodista” que firma no sabe que el aeropuerto fantasma está en la ciudad de Castellón y no en la de Valencia, un fallo imperdonable que demuestra el desconocimiento del autor. La corrupción es un mal que sufrimos no solo los valencianos, sino tb en muchísimas provincias y comunidades autónomas en toda España. Incluso fuera de nuestras fronteras. Y desd el resto del país parece que solo sepan mirar la corrupción valenciana cuando si hiciéramos un cómputo de dinero público malversado encontraríamos comunidades con cotas más altas que la valenciana. Como son Cataluña, Andalucía o Madrid. Uno de los motivos por la fijación por Valencia viene por parte de los madrileños a los que les interesa tirar la mierda de la Gürtel a nuestra comunidad cuando la verdadera mierda la tienen ellos. Así como por otras televisiones y medios generalistas que parece q solo sepan mirar hacia Valencia. Los valencianos amamos profundamente nuestra ciudad y este tipo de ataques tan generalistas se deben hacer con cautela. No estoy negando una mala gestión en algunos ámbitos y una corrupción indiscutible pero ni se puede valorar a todos los políticos igual ni considerar q la sociedad valenciana es cómplice de ellos. En cuanto al hecho de comercios cerrados, tejido empresarial destruido, ciudad vacía y muerta… Invito a todos a que os deis una vuelta por Valencia y descubráis la realidad. Ya esta bien de querer enterarnos cuando todavía estamos muy vivo y los valencianos saldremos de esta como hemos salido en muchas otras ocasiones. La responsabilidad política y la corrupción que se pague pero ante los tribunales y no con juicios paralelos mediáticos que lo único que hacen es perjudicar la imagen de nuestra ciudad y de todos los valencianos.

    • Arturo, a mi me daría vergüenza haber escrito “a ver escrito”. O decir que el aeropuerto de Castellón está en la ciudad de Castellón, cuando se encuentra en Benlloch, a más de 30 km de Castellón, lo que debe tratarse de un fallo imperdonable que demuestra tu desconocimiento. Yo te invito a ti que te des una vuelta por cualquier otra ciudad para que veas con tus propios ojos que sí, que Valencia está muerta. Y sobre lo de que la corrupción no es tan grave porque en otras ciudades están peor mejor ni hablamos.

      • Y que conste que tampoco es que el artículo me haya encantado. Estoy de acuerdo, en general, con la visión de Valencia que da Jorge y con que la acción ciudadana es un paso impepinable para la reactivación cultural, empresarial, o lo que te guste más de una ciudad. Pero para nada comparto su opinión sobre proyectos pijoflauta vende-humo como Valencia Vibrant y similares.

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  • Para quien se haya escandalizado por nombrar el aeropuerto de Castellón en un análisis sobre la ciudad de Valencia, defenderé a su autor invitando al lector a recordar que, en ese párrafo, hacía un recorrido por “la región”, no sólo la ciudad de Valencia.
    Sobre el resto de comentarios, compruebo que, si Valencia está así, es porque sus ciudadanos así lo desean. Ya que ver a tanta gente revolverse diciendo que “no es pa tanto” o que todo es falso, lo que hace es demostrar que Valencia está destrozada porque ni sus habitantes tienen valor para admitirlo.
    Si algún valenciano (de Valencia) desea una recuperación en su ciudad, lo último que debe hacer es restarle hierro al asunto o tratar de minimizarlo “porque en otras ciudades están peor”. Decir eso es condenar tu ciudad a la ruina por más años, aún.

  • Me sorprén que per a parlar del País Valencià i al seua capital es parle tant de la corrupció i les barbaritats de la generalitat de la epoca del PP però també les anteriors i es passe totalment per alt d’altres fets no menys greus que conformen esta imatge d’aquesta terreta.
    Al cap i a la fi, la corrupció ha aguantat tants anys per l’atemoriment de la oposició. no és casualitat que València ocupe un lloc destacat en l’informe Raxen editat per la unió europea que recull els casos de racisme i xenofòbia. LA ultradreta espanyolista campa ” a sus anchas” la violència, a voltes armada, de la ultradreta contra tot allò que faça olor de progrès o valencianista viu en la més asquerosa de les impunitats. No hi podia haver canvi, ni critica si el règim del terror que fomentava la dreta pepera no tenia qui li fotés clatellada.
    les múltiples denúncies per atacs de feixistes a manifestacions culturals valencianes, a moviments en defensa de la llengua i a llibreries que especialitzades en publicacions en la nostra llengua ( sí sí, aquella que també utilitzen els Mallorquins) no han trobat casi mai resposta sinó precisament el silenci de l’administració.
    Fa dècades varen ser les bombes a la casa de Joan Fuster, fa temps va ser l’assassinat a Guillem Agulló, fa poc ha estat la “accidental” destrucció de proves en el cas panzer contra organitzacions nazis que traficaven ilegalment en armes.
    LA burgesia Valenciana que s’ha beneficiat del clentelisme i la violència ha tingut el seu premi per espanyolitzar el País Valencià.

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