27 de mayo 2015    /   ENTRETENIMIENTO
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Contar una historia cualquiera como si fuera la Ășnica

27 de mayo 2015    /   ENTRETENIMIENTO     por          
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Una historia como un Macguffin. Alfred Hitchcock utilizaba este elemento de suspenso, una expresión que usaba para designar «una excusa argumental» que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, y que en realidad carece de relevancia por sí misma. ¿Qué ocurriría si utilizamos este recurso cinematogråfico para la redacción de una crónica periodística?
En la crónica En el Hotel California no hay siquiera un cuadro de los Eagles, finalista en los Premios Excelencia Periodística 2015 de la Sociedad Interamericana de Prensa, he usado como resorte narrativo la excusa del Macguffin de Hitchcock. Una crónica es un debate, es un género híbrido que se expande y tuerce las estructuras piramidales y rígidas del periodismo. Aunque la estética jamås vence a la ética.
El móvil para narrar esta historia estå anclado en el título mismo de la obra: la canción Hotel California del grupo Eagles (un viaje, un relato como una road movie). Pero esa excusa me permitió indagar sobre un territorio olvidado: la Baja California Sur, sobre las tensiones político-económicas, sobre la cultura popular y descubrir la historia de un personaje particular: el señor Wong, un chino que se autodenominó Antonio Tabasco, un oriental empecinado en querer ser mås mexicano que los mexicanos.
Es una crónica escrita por capas, en lo superficial el rastreo del mito, la hipótesis que late en cada rincón de la Baja California y la canción que fue hit en los años 80. En lo profundo, la realidad histórica de los pueblerinos montañeses que se enteraban de las noticias del continente dos años después de cada acontecimiento, los todosanteños que estaban siempre listos para cada guerra, cada invasión a la península. El brazo descarnado de la patria mexicana que históricamente fue ajeno al macizo continental.
«La crĂłnica de Juan Mascardi sobre Todos Santos es excelsa, maravillosa y completa. No tengo otros adjetivos para describirla. Y quiero reconocer que tuvo que venir desde miles de kilĂłmetros para regalarnos una historia jamĂĄs contada. Y eso es lo mĂĄs trascendente», escribiĂł el periodista sudcaliforniano JesĂșs ChĂĄvez JimĂ©nez, quien ha sido director y miembro fundador de medios impresos de circulaciĂłn estatal y corresponsal de periĂłdicos de distribuciĂłn nacional en MĂ©xico.
El hecho que esta historia hiperlocal haya sido escrita por un periodista argentino, viajando durante mås de una semana en la Baja California Sur de México y que se publique en un medio español como Yorokubu ha facilitado que el relato se distribuya en distintos países, haciendo de un historia local, un relato sin fronteras.
Durante toda mi carrera fui trazando un paralelo entre la producción audiovisual, la docencia y la escritura. Mientras iba buceando en algunas historias para transformarlas en crónicas audiovisuales también fui generando mi libreta de apuntes como antesala de mis crónicas. Desde que comencé a escribir, he decido hacerlo desde una perspectiva horizontal. Contarnos: nuestros entornos, nuestros contextos, nuestros dolores, nuestros afectos y nuestra esperanza miråndonos a los ojos. Utilizando y reutilizando el material que suele quedar afuera de un noticiero, alejåndonos del momento cumbre que suele estar plagado de morbo e invitar a escena a los personajes que solo tienen espacio en los medios cuando son víctimas o victimarios, asesinos o asesinados, prisioneros o cadåveres. Siempre quisimos hacer un periodismo humano, sensible y no por ello menos entretenido. El periodismo como experiencia, como servicio social. Y así fue que en medio de la crisis nos lanzamos a contar historias. Sobrevivimos.
En 2014 gané dos premios: Primer Premio La Buena Prensa de España y el Primer Premio UBA (Universidad de Buenos Aires) por la crónica Marcelo Bielsa: el DT que admira la capacidad de trabajar con el dolor publicado en La Nación. Este relato también fue finalista en los Premios SIP en la categoría crónica. En 2013 fui finalista en los Premios SIP con la crónica: El triatleta que sobrevivió al atentado a la AMIA.
Cuando aĂșn no habĂ­a nacido YouTube ya pensĂĄbamos que podĂ­amos hacer periodismo afuera de los medios, recorriendo circuitos no formales, universalizando historias hiperlocales. Si Juan Pablo Meneses saliĂł al mundo con su ‘equipaje de mano’ (una notebook, una cĂĄmara de fotos y poca ropa) inventando asĂ­ el periodismo ambulante, nosotros procuramos invertir el axioma: recorrer el barrio mĂĄs prĂłximo, contar la historia mĂĄs cercana mundializando la distribuciĂłn del relato.
«Una canciĂłn, una leyenda y una historia elaborada en base a la bĂșsqueda personal posibilitan al compartirse el disfrutar interpretaciones personales de realidades alternativas a que somos tan afectos los humanos», escribiĂł el periodista y psicĂłlogo sudcaliforniano Alejandrino De La Rosa. En tanto, la escritora uruguaya Irene Vesna asegurĂł: «Una crĂłnica periodĂ­stica es un viaje, un tiempo entre parĂ©ntesis, el viejo y querido oficio de contar una historia cualquiera como si fuera la Ășnica. Juan lo hace».

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En la crónica En el Hotel California no hay siquiera un cuadro de los Eagles, finalista en los Premios Excelencia Periodística 2015 de la Sociedad Interamericana de Prensa, he usado como resorte narrativo la excusa del Macguffin de Hitchcock. Una crónica es un debate, es un género híbrido que se expande y tuerce las estructuras piramidales y rígidas del periodismo. Aunque la estética jamås vence a la ética.
El móvil para narrar esta historia estå anclado en el título mismo de la obra: la canción Hotel California del grupo Eagles (un viaje, un relato como una road movie). Pero esa excusa me permitió indagar sobre un territorio olvidado: la Baja California Sur, sobre las tensiones político-económicas, sobre la cultura popular y descubrir la historia de un personaje particular: el señor Wong, un chino que se autodenominó Antonio Tabasco, un oriental empecinado en querer ser mås mexicano que los mexicanos.
Es una crónica escrita por capas, en lo superficial el rastreo del mito, la hipótesis que late en cada rincón de la Baja California y la canción que fue hit en los años 80. En lo profundo, la realidad histórica de los pueblerinos montañeses que se enteraban de las noticias del continente dos años después de cada acontecimiento, los todosanteños que estaban siempre listos para cada guerra, cada invasión a la península. El brazo descarnado de la patria mexicana que históricamente fue ajeno al macizo continental.
«La crĂłnica de Juan Mascardi sobre Todos Santos es excelsa, maravillosa y completa. No tengo otros adjetivos para describirla. Y quiero reconocer que tuvo que venir desde miles de kilĂłmetros para regalarnos una historia jamĂĄs contada. Y eso es lo mĂĄs trascendente», escribiĂł el periodista sudcaliforniano JesĂșs ChĂĄvez JimĂ©nez, quien ha sido director y miembro fundador de medios impresos de circulaciĂłn estatal y corresponsal de periĂłdicos de distribuciĂłn nacional en MĂ©xico.
El hecho que esta historia hiperlocal haya sido escrita por un periodista argentino, viajando durante mås de una semana en la Baja California Sur de México y que se publique en un medio español como Yorokubu ha facilitado que el relato se distribuya en distintos países, haciendo de un historia local, un relato sin fronteras.
Durante toda mi carrera fui trazando un paralelo entre la producción audiovisual, la docencia y la escritura. Mientras iba buceando en algunas historias para transformarlas en crónicas audiovisuales también fui generando mi libreta de apuntes como antesala de mis crónicas. Desde que comencé a escribir, he decido hacerlo desde una perspectiva horizontal. Contarnos: nuestros entornos, nuestros contextos, nuestros dolores, nuestros afectos y nuestra esperanza miråndonos a los ojos. Utilizando y reutilizando el material que suele quedar afuera de un noticiero, alejåndonos del momento cumbre que suele estar plagado de morbo e invitar a escena a los personajes que solo tienen espacio en los medios cuando son víctimas o victimarios, asesinos o asesinados, prisioneros o cadåveres. Siempre quisimos hacer un periodismo humano, sensible y no por ello menos entretenido. El periodismo como experiencia, como servicio social. Y así fue que en medio de la crisis nos lanzamos a contar historias. Sobrevivimos.
En 2014 gané dos premios: Primer Premio La Buena Prensa de España y el Primer Premio UBA (Universidad de Buenos Aires) por la crónica Marcelo Bielsa: el DT que admira la capacidad de trabajar con el dolor publicado en La Nación. Este relato también fue finalista en los Premios SIP en la categoría crónica. En 2013 fui finalista en los Premios SIP con la crónica: El triatleta que sobrevivió al atentado a la AMIA.
Cuando aĂșn no habĂ­a nacido YouTube ya pensĂĄbamos que podĂ­amos hacer periodismo afuera de los medios, recorriendo circuitos no formales, universalizando historias hiperlocales. Si Juan Pablo Meneses saliĂł al mundo con su ‘equipaje de mano’ (una notebook, una cĂĄmara de fotos y poca ropa) inventando asĂ­ el periodismo ambulante, nosotros procuramos invertir el axioma: recorrer el barrio mĂĄs prĂłximo, contar la historia mĂĄs cercana mundializando la distribuciĂłn del relato.
«Una canciĂłn, una leyenda y una historia elaborada en base a la bĂșsqueda personal posibilitan al compartirse el disfrutar interpretaciones personales de realidades alternativas a que somos tan afectos los humanos», escribiĂł el periodista y psicĂłlogo sudcaliforniano Alejandrino De La Rosa. En tanto, la escritora uruguaya Irene Vesna asegurĂł: «Una crĂłnica periodĂ­stica es un viaje, un tiempo entre parĂ©ntesis, el viejo y querido oficio de contar una historia cualquiera como si fuera la Ășnica. Juan lo hace».

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