Como los tuits robados y repetidos ad infinitum, las coplas empiezan a ser coplas cuando la gente se las apropia y pierden su autorÃa. Ya lo dijo Manuel Machado:
Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor. (112Â caracteres)
¿Quieren un ejemplo que ha llegado hasta la actualidad?
Asómate a la vergüenza cara de poca ventana y dame un jarro de sed que vengo muerto de agua.
Pero, a pesar del juego de palabras casi surrealista, no piensen que es moderna: hay antecedentes de su uso en entremeses de Ambrosio de Cuenca y Vicente Suárez de Deza allá por el siglo XVII.
La copla ha rolado por los paÃses, por los siglos, entre los autores y, ya desde hace mucho, pertenece al pueblo.
Utilizadas siempre para criticar al poder, como en tiempos de Carlos II, el Hechizado, al que se suponÃa que su debilidad fÃsica, y la tardanza en aprender a hablar y caminar provenÃan de algún maleficio.
El prÃncipe, al parecer, por lo endeble y patiblando, es hijo de contrabando, pues no se puede tener.
Por supuesto la crÃtica a los polÃticos se redobla en la actualidad y, además, las coplas circulan por las redes sociales por lo que su difusión y su proceso de popularización es más rápido. Asà fue con la que provocó la ira –llegando a denuncia ante a la PolicÃa (?)– por parte de Fernando Manzano, presidente de la Asamblea de Extremadura, al que no le hicieron ninguna gracia las «coplas del chófer» creadas por una tuitera:
Al sobrino de mi tÃo lo enchufo de chófer mÃo y a los extremeños timo a mi primo me lo arrimo…
Seguramente no ganarÃa el concurso de poesÃa ‘El Vuelo de la palabra’ del ayuntamiento de Badajoz pero fue suficiente para sacar de sus casillas a los polÃticos locales.
Pero volvamos a las coplas que están compuestas de tres o cuatro versos con forma de:
Como los tuits robados y repetidos ad infinitum, las coplas empiezan a ser coplas cuando la gente se las apropia y pierden su autorÃa. Ya lo dijo Manuel Machado:
Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor. (112Â caracteres)
¿Quieren un ejemplo que ha llegado hasta la actualidad?
Asómate a la vergüenza cara de poca ventana y dame un jarro de sed que vengo muerto de agua.
Pero, a pesar del juego de palabras casi surrealista, no piensen que es moderna: hay antecedentes de su uso en entremeses de Ambrosio de Cuenca y Vicente Suárez de Deza allá por el siglo XVII.
La copla ha rolado por los paÃses, por los siglos, entre los autores y, ya desde hace mucho, pertenece al pueblo.
Utilizadas siempre para criticar al poder, como en tiempos de Carlos II, el Hechizado, al que se suponÃa que su debilidad fÃsica, y la tardanza en aprender a hablar y caminar provenÃan de algún maleficio.
El prÃncipe, al parecer, por lo endeble y patiblando, es hijo de contrabando, pues no se puede tener.
Por supuesto la crÃtica a los polÃticos se redobla en la actualidad y, además, las coplas circulan por las redes sociales por lo que su difusión y su proceso de popularización es más rápido. Asà fue con la que provocó la ira –llegando a denuncia ante a la PolicÃa (?)– por parte de Fernando Manzano, presidente de la Asamblea de Extremadura, al que no le hicieron ninguna gracia las «coplas del chófer» creadas por una tuitera:
Al sobrino de mi tÃo lo enchufo de chófer mÃo y a los extremeños timo a mi primo me lo arrimo…
Seguramente no ganarÃa el concurso de poesÃa ‘El Vuelo de la palabra’ del ayuntamiento de Badajoz pero fue suficiente para sacar de sus casillas a los polÃticos locales.
Pero volvamos a las coplas que están compuestas de tres o cuatro versos con forma de: