Nos cuenta Adrian Johns, en su formidable obra Piracy. The Intellectual Property Wars from Gutenberg to Gates, que el término pirata se utiliza desde el siglo XVII para fenómenos ajenos al mar. Y si entonces comenzó a aplicarse a fenómenos literarios, hoy en dÃa ya pocas cosas escapan a la posibilidad de ser piratas: hay taxis, medicamentos, ropa, artÃculos electrónicos, de lujo y complementos piratas. Todo lo que es una imitación es pirata e incluso hay mantras sobre paÃses piratas: ¿cuántas veces hemos escuchado acrÃticamente que España es uno de los paÃses donde más se piratea?
Y decimos acrÃticamente porque con 1.300 millones de chinos y 1.200 de hindúes, nos suena extraño que logremos tal tÃtulo con solo 47 millones de habitantes. En fin, quizás este mantra tantas veces repetido bobaliconamente por los medios de comunicación tenga algo que ver con los accionariados comunes en el capital de las editoras de medios y de la industria del entretenimiento, y se deba a esos amigos perversos para la verdad señalados por el filósofo del derecho italiano Ferrajoli: «dinero para hacer polÃtica e información, información para hacer dinero y polÃtica, polÃtica para hacer dinero e información».
Pero ¿quiénes nos llaman piratas? Ya Cicerón, citado por AgustÃn de Hipona, señalaba el diálogo entre Alejandro y un pirata al que habÃa apresado: «Mas porque yo ejecuto mis piraterÃas con un pequeño bajel me llaman ladrón, y a ti, porque las haces con formidables ejércitos, te llaman rey». No han cambiado mucho las cosas desde entonces ya que quizás la persona que nos ha llamado piratas con mayor vehemencia fue Teddy Bautista, antiguo emperador de la SGAE y hoy sujeto a causa criminal por apropiación indebida del dinero de los autores, esos con cuya defensa se le llenaba la boca, y en nombre de los cuales proferÃa insultos a los usuarios de ordenadores. Nada mejor que llamar piratas a los demás para acallar los propios defectos: reprochar moralmente a los demás para justificarse a sà mismo siempre ha sido táctica de bandoleros.
¿Existe lo pirata per se? La piraterÃa no es más que una infracción legal y como tal puede suponer la transformación de un objeto legal en pirata de la noche a la mañana. Asà ocurrió en Potes (Cantabria) cuando entró en vigor la ley que prohibÃa la fabricación y distribución de orujo casero. A partir de ese momento comenzaron a producirse encuentros furtivos en la calle Cántabra, la de los bares, donde en lugar de traficarse con ‘costo’, se traficaba con ‘orujo casero pirata’. Incluso cuentan que un pequeño ganadero, agradecido con el comportamiento favorable de un inspector de trabajo, le quiso obsequiar con una botella de esta bebida. Lo que no se comenta es si el inspector la aceptó. Igual ocurre con la propiedad intelectual: toda nueva tecnologÃa ha sido tildada de pirata hasta que finalmente sus usos han quedado santificados. Asà sucedió con la radio, el cine, la televisión, el vÃdeo, la fotocopiadora y el célebre «Home Taping is Killing Music» que se decÃa de esas musicassettes que iban a matar la música.
Quienes nos llaman piratas esconden su condición de corsarios. Si tienen ustedes la paciencia de mirar las memorias anuales de las entidades de gestión de la propiedad intelectual (SGAE, CEDRO y cÃa.) y suman los importes del canon por copia privada que cobraron estas organizaciones solo en los ejercicios 2009, 2010 y 2011, resulta un total de 224.043.127 euros. Los que hayan seguido el caso del canon digital sabrán que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró en sentencia de 21 de octubre de 2010 que este cobro era ilegal. Los que además lean el BoletÃn Oficial del Estado sabrán que el Real Decreto 1657/2012, de 7 de diciembre, ordenó que estas cantidades no se devolverÃan.
Asà que la próxima vez que le llamen pirata, recuerde que los corsarios y los piratas solo tenÃan una diferencia entre sÃ: mientras unos tenÃan formidables ejércitos, los otros solo operaban con un bajel.
Nos cuenta Adrian Johns, en su formidable obra Piracy. The Intellectual Property Wars from Gutenberg to Gates, que el término pirata se utiliza desde el siglo XVII para fenómenos ajenos al mar. Y si entonces comenzó a aplicarse a fenómenos literarios, hoy en dÃa ya pocas cosas escapan a la posibilidad de ser piratas: hay taxis, medicamentos, ropa, artÃculos electrónicos, de lujo y complementos piratas. Todo lo que es una imitación es pirata e incluso hay mantras sobre paÃses piratas: ¿cuántas veces hemos escuchado acrÃticamente que España es uno de los paÃses donde más se piratea?
Y decimos acrÃticamente porque con 1.300 millones de chinos y 1.200 de hindúes, nos suena extraño que logremos tal tÃtulo con solo 47 millones de habitantes. En fin, quizás este mantra tantas veces repetido bobaliconamente por los medios de comunicación tenga algo que ver con los accionariados comunes en el capital de las editoras de medios y de la industria del entretenimiento, y se deba a esos amigos perversos para la verdad señalados por el filósofo del derecho italiano Ferrajoli: «dinero para hacer polÃtica e información, información para hacer dinero y polÃtica, polÃtica para hacer dinero e información».
Pero ¿quiénes nos llaman piratas? Ya Cicerón, citado por AgustÃn de Hipona, señalaba el diálogo entre Alejandro y un pirata al que habÃa apresado: «Mas porque yo ejecuto mis piraterÃas con un pequeño bajel me llaman ladrón, y a ti, porque las haces con formidables ejércitos, te llaman rey». No han cambiado mucho las cosas desde entonces ya que quizás la persona que nos ha llamado piratas con mayor vehemencia fue Teddy Bautista, antiguo emperador de la SGAE y hoy sujeto a causa criminal por apropiación indebida del dinero de los autores, esos con cuya defensa se le llenaba la boca, y en nombre de los cuales proferÃa insultos a los usuarios de ordenadores. Nada mejor que llamar piratas a los demás para acallar los propios defectos: reprochar moralmente a los demás para justificarse a sà mismo siempre ha sido táctica de bandoleros.
¿Existe lo pirata per se? La piraterÃa no es más que una infracción legal y como tal puede suponer la transformación de un objeto legal en pirata de la noche a la mañana. Asà ocurrió en Potes (Cantabria) cuando entró en vigor la ley que prohibÃa la fabricación y distribución de orujo casero. A partir de ese momento comenzaron a producirse encuentros furtivos en la calle Cántabra, la de los bares, donde en lugar de traficarse con ‘costo’, se traficaba con ‘orujo casero pirata’. Incluso cuentan que un pequeño ganadero, agradecido con el comportamiento favorable de un inspector de trabajo, le quiso obsequiar con una botella de esta bebida. Lo que no se comenta es si el inspector la aceptó. Igual ocurre con la propiedad intelectual: toda nueva tecnologÃa ha sido tildada de pirata hasta que finalmente sus usos han quedado santificados. Asà sucedió con la radio, el cine, la televisión, el vÃdeo, la fotocopiadora y el célebre «Home Taping is Killing Music» que se decÃa de esas musicassettes que iban a matar la música.
Quienes nos llaman piratas esconden su condición de corsarios. Si tienen ustedes la paciencia de mirar las memorias anuales de las entidades de gestión de la propiedad intelectual (SGAE, CEDRO y cÃa.) y suman los importes del canon por copia privada que cobraron estas organizaciones solo en los ejercicios 2009, 2010 y 2011, resulta un total de 224.043.127 euros. Los que hayan seguido el caso del canon digital sabrán que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró en sentencia de 21 de octubre de 2010 que este cobro era ilegal. Los que además lean el BoletÃn Oficial del Estado sabrán que el Real Decreto 1657/2012, de 7 de diciembre, ordenó que estas cantidades no se devolverÃan.
Asà que la próxima vez que le llamen pirata, recuerde que los corsarios y los piratas solo tenÃan una diferencia entre sÃ: mientras unos tenÃan formidables ejércitos, los otros solo operaban con un bajel.
Hindúes o indios? Porque la penetración de internet por filiación religiosa creo que no ha sido analizada.
Veamos qué nos dicen las acepciones primera y segunda del Diccionario de la Real Academia de la lengua española:
http://lema.rae.es/drae/?val=hind%C3%BA
hindú.
(Del fr. hindou).
1. adj. Natural de la India. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a este paÃs de Asia.
Ojo con reproducir a la RAE sin haber pagado un canon , no seas “pirata”.
“La Real Academia de la Lengua prohÃbe usar o enlazar contenidos de su Diccionario”
Ya sé que es un comentario irónico 🙂 pero no está de más señalar que esos términos y condiciones no son válidos. Asà lo establece la sentencia Svensson http://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?docid=147847&doclang=ES
¿Entonces la RAE es ahora propietaria de las definiciones de las palabras? jejeje
Nosotros eramos mas de “pacharan casero pirata”. Va por usted maestro!
https://www.youtube.com/watch?v=YAPQkaPj5sQ
Muchas gracias. Fantástico vÃdeo 🙂
Os dejamos un proyecto de difusión que preparamos hace unos 5 años, de cuando Teddy era caudillo.
https://vimeo.com/6863286
Esperando que os aporte.
Salute,
Excelente artÃculo.
En mi opinión, los dos grandes problemas que aterrorizan a los corsarios son el dejar de obtener enormes beneficios por el simple hecho de duplicar y que el precio se pague por el valor añadido.
Si un artÃculo se ofrece a un precio razonable, o incluso como hay muchos productores que ofertan el producto al precio que uno quiera pagar, nadie se verÃa ante la tentación de comprar la copia, pudiendo tener el original.
Centrándonos en quién de verdad se lucra sin hacer nada probablemente evitarÃamos muchos de los “males” que estamos sufriendo por “querer poner puertas al campo”, la tecnologÃa persistirá y avanzará a pesar de muchos.
Un gran artÃculo. ¡Muchas gracias por el aporte!
Por no hablar del espionaje industrial que llevan a cabo los Yunaited Esteits.
Felicidades por el artÃculo.
Esto es el colmo.
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