
No es que sea una nueva estĂ©tica de escaparatismo, es que la crisis econĂłmica se ha cebado –y sigue haciĂ©ndolo dĂa a dĂa– con los locales comerciales de la ciudad, que no han tenido más opciĂłn que la de poner fin a sus actividades, fruto en muchos casos de la paralizaciĂłn del mercado. Como consecuencia de este hecho, los ciudadanos se han convertido en espectadores obligados a presenciar un horizonte de ruina y desamparo que reina allá donde se dirijan sus pasos.
NingĂşn nĂşcleo urbano se libra, ni siquiera aquĂ©llos más cĂ©ntricos cerca de los cascos histĂłricos que en su dĂa supusieron un alto porcentaje de la actividad comercial de las ciudades. Tanto negocios de toda la vida como tiendas pertenecientes a nuevos propietarios están sufriendo la desaceleraciĂłn econĂłmica.
Crack es una serie de fotografĂas de la ciudad de LeĂłn, que muestra un paisaje extrapolable al de cualquier ciudad española, y que pretende ser la constataciĂłn tangible de la existencia de la crisis a golpe de vista. Un recorrido fotográfico realizado por Pablo GarcĂa.
El proyecto se ideĂł meses atrás, durante una primera etapa de observaciĂłn y paseos itinerantes por la ciudad. A partir de este paso y ante la cantidad ingente de locales repartidos por todas las zonas, se decidiĂł que el proyecto final contuviese cien fotografĂas, todas realizadas en el mes de febrero de 2013.
Nunca se concibiĂł con la intenciĂłn de que fuese un censo catastral de establecimientos clausurados, sino que por un lado debĂa tratarse de una representaciĂłn veraz en espacio y tiempo de los locales fotografiados y, por otra parte, debĂa ser una representaciĂłn simbĂłlica de todos los negocios españoles que en los Ăşltimos años han tenido que poner fin al sueño que una vez les llevĂł a emprender.
Lo que un dĂa fueron vitrinas coloridas y brillantes con anhelados objetos y carteles fluorescentes, hoy han pasado a ser cortinas de ceniza sucesivas, grises y raĂdas, asaltadas por carteles publicitarios superpuestos a medio desgarrar, y con señales de embestidas y atentados en sus cerraduras.
Un panorama de depresiĂłn progresivo transforma zonas de gran actividad comercial en barrios pletĂłricos de suciedad, ruina e insalubridad. QuiĂ©n sabe si quizás estamos solo a un paso de convertir el nuestro en El PaĂs de las Ăşltimas cosas de Paul Auster.


























No es que sea una nueva estĂ©tica de escaparatismo, es que la crisis econĂłmica se ha cebado –y sigue haciĂ©ndolo dĂa a dĂa– con los locales comerciales de la ciudad, que no han tenido más opciĂłn que la de poner fin a sus actividades, fruto en muchos casos de la paralizaciĂłn del mercado. Como consecuencia de este hecho, los ciudadanos se han convertido en espectadores obligados a presenciar un horizonte de ruina y desamparo que reina allá donde se dirijan sus pasos.
NingĂşn nĂşcleo urbano se libra, ni siquiera aquĂ©llos más cĂ©ntricos cerca de los cascos histĂłricos que en su dĂa supusieron un alto porcentaje de la actividad comercial de las ciudades. Tanto negocios de toda la vida como tiendas pertenecientes a nuevos propietarios están sufriendo la desaceleraciĂłn econĂłmica.
Crack es una serie de fotografĂas de la ciudad de LeĂłn, que muestra un paisaje extrapolable al de cualquier ciudad española, y que pretende ser la constataciĂłn tangible de la existencia de la crisis a golpe de vista. Un recorrido fotográfico realizado por Pablo GarcĂa.
El proyecto se ideĂł meses atrás, durante una primera etapa de observaciĂłn y paseos itinerantes por la ciudad. A partir de este paso y ante la cantidad ingente de locales repartidos por todas las zonas, se decidiĂł que el proyecto final contuviese cien fotografĂas, todas realizadas en el mes de febrero de 2013.
Nunca se concibiĂł con la intenciĂłn de que fuese un censo catastral de establecimientos clausurados, sino que por un lado debĂa tratarse de una representaciĂłn veraz en espacio y tiempo de los locales fotografiados y, por otra parte, debĂa ser una representaciĂłn simbĂłlica de todos los negocios españoles que en los Ăşltimos años han tenido que poner fin al sueño que una vez les llevĂł a emprender.
Lo que un dĂa fueron vitrinas coloridas y brillantes con anhelados objetos y carteles fluorescentes, hoy han pasado a ser cortinas de ceniza sucesivas, grises y raĂdas, asaltadas por carteles publicitarios superpuestos a medio desgarrar, y con señales de embestidas y atentados en sus cerraduras.
Un panorama de depresiĂłn progresivo transforma zonas de gran actividad comercial en barrios pletĂłricos de suciedad, ruina e insalubridad. QuiĂ©n sabe si quizás estamos solo a un paso de convertir el nuestro en El PaĂs de las Ăşltimas cosas de Paul Auster.

























Creo que es la caĂda de la empresa familiar (la pequeña empresa) que, inevitablemente, puede dar paso a la capitalizaciĂłn de la comercializaciĂłn como las nuevas generaciones frecuentan la Zaras y H & M, sucumbiendo a los centros comerciales y las marcas de la calle principal. España y Barcelona industrializaron tarde y ahora se están modernizando y aunque el mundo occidental está ahora impulsando la idea de la pequeña empresa, el continente sigue jugando con la idea del capitalismo a pesar de que no es sostenible.
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