La creatividad puede surgir tras un garabato: Dostoievski, Borges, Balzac, Faulkner, Tolkien…, crearon distrayéndose con garabatos.
Para un escritor que escribe a mano, el garabato es una parada junto al río, una cerveza en la fonda, que no pierde de vista el camino principal. De alguna manera, todo garabato tiene como trazo final la nueva línea que continúa la narración.
Los garabatos mantienen al autor en el papel
El ordenador no permite el caramelo del garabato, mitad calmante, mitad estimulante.
El escritor bloqueado no puede dejar fluir sus pensamientos con libertad. Debe aparcar el siguiente párrafo con un café o caer en la tentación de mirar en otro lado: las redes sociales, los minijuegos, consultar el correo electrónico…
En cualquier caso, nada funciona como los garabatos, sino todo lo contrario. Los dibujos esbozados con parsimonia ayudan a la inspiración porque mantienen a los autores concentrados en el papel.
Puede que la descripción y disección precisa que hace Dostoievski de las personas se deba a sus esbozos meticulosos de personajes y ambientes en los que se mueven.
Tolkien necesita los garabatos para dar fisicidad a sus mundos de fantasía.
Balzac reordena su caos con café —al que era adicto— y garabatos.
Los tres escritores de arriba son autores complejos, escritores de voluminosa producción. Los garabatos no impiden a Tolkien escribir un millón de palabras cada año, al contrario, le empujan a seguir adelante por las montañas que retrata.
Henry Miller con insomnio no escribe, garabatea mujeres desnudas, chimeneas, flechas como falos (etiquetadas con la palabra KAMASUTRA). Los garabatos de Miller, como borradores de descripciones de mujeres y momentos se traducen sin pudor a palabras en Trópico de Cáncer y Sexus.
Kafka se desespera. Lo escribe, lo garabatea. Lo necesita para no reventar, ante una realidad que no soporta.
Garabatos de Kafka
“Ozymandias, Rey de Reyes”, poema de Percy B. Shelley conocido por un público contemporáneo por las referencias de la novela gráfica Watchmen y la serie Breaking bad, nace en medio de garabatos y cuentas (las cuentas de Shelley).
garabatos
Con la tecnificación perdemos oportunidades de dar vueltas dentro de nosotros
Hans Christian Andersen, Borges, Cortázar, Kurt Cobain, Faulkner, Ginsberg, Nabokov… Son otros escritores con mundos complejos, llenos de fantasía, que realizan garabatos de sí mismos o de lo que escriben.
Tras acabar el borrador de Rayuela, Julio Cortázar lo lee como “lector 0” y “crítico literario”. Reflexiona sobre el material, añade citas, sueños, mapas… Atribuye a cada parte del cuerpo de la Maga un lugar en la casa.
Garabatos de Cortázar
¿Es posible crear obras complejas, ricas en detalles, como las de estos autores, con un procesador de textos, todo limpio, todo ordenado, sin un garabato que salga de la senda?
Con la tecnificación perdemos oportunidades de dar vueltas dentro de nosotros, porque el tiempo para los garabatos se destina a tiempo para distracciones digitales. A pesar de todo, sin embargo, hay quienes se resisten. Guionistas como Tarantino o Wes Anderson escriben a mano.
«Mi primera borrador de guion es como el diario de un loco sin trabas de ningún tipo», dice Tarantino. Diario que incluye monigotes…
Para nosotros, estos manuscritos con sus garabatos nos ayuda a entender mejor “la cocina de la escritura” de grandes obras, y se convierten en delicias visuales recopiladas en páginas como Fuck yeah, manuscripts y colecciones de Pinterest como Ccouk – mnscrpt y Cartoon art by writer.
La creatividad puede surgir tras un garabato: Dostoievski, Borges, Balzac, Faulkner, Tolkien…, crearon distrayéndose con garabatos.
Para un escritor que escribe a mano, el garabato es una parada junto al río, una cerveza en la fonda, que no pierde de vista el camino principal. De alguna manera, todo garabato tiene como trazo final la nueva línea que continúa la narración.
Los garabatos mantienen al autor en el papel
El ordenador no permite el caramelo del garabato, mitad calmante, mitad estimulante.
El escritor bloqueado no puede dejar fluir sus pensamientos con libertad. Debe aparcar el siguiente párrafo con un café o caer en la tentación de mirar en otro lado: las redes sociales, los minijuegos, consultar el correo electrónico…
En cualquier caso, nada funciona como los garabatos, sino todo lo contrario. Los dibujos esbozados con parsimonia ayudan a la inspiración porque mantienen a los autores concentrados en el papel.
Puede que la descripción y disección precisa que hace Dostoievski de las personas se deba a sus esbozos meticulosos de personajes y ambientes en los que se mueven.
Tolkien necesita los garabatos para dar fisicidad a sus mundos de fantasía.
Balzac reordena su caos con café —al que era adicto— y garabatos.
Los tres escritores de arriba son autores complejos, escritores de voluminosa producción. Los garabatos no impiden a Tolkien escribir un millón de palabras cada año, al contrario, le empujan a seguir adelante por las montañas que retrata.
Henry Miller con insomnio no escribe, garabatea mujeres desnudas, chimeneas, flechas como falos (etiquetadas con la palabra KAMASUTRA). Los garabatos de Miller, como borradores de descripciones de mujeres y momentos se traducen sin pudor a palabras en Trópico de Cáncer y Sexus.
Kafka se desespera. Lo escribe, lo garabatea. Lo necesita para no reventar, ante una realidad que no soporta.
Garabatos de Kafka
“Ozymandias, Rey de Reyes”, poema de Percy B. Shelley conocido por un público contemporáneo por las referencias de la novela gráfica Watchmen y la serie Breaking bad, nace en medio de garabatos y cuentas (las cuentas de Shelley).
garabatos
Con la tecnificación perdemos oportunidades de dar vueltas dentro de nosotros
Hans Christian Andersen, Borges, Cortázar, Kurt Cobain, Faulkner, Ginsberg, Nabokov… Son otros escritores con mundos complejos, llenos de fantasía, que realizan garabatos de sí mismos o de lo que escriben.
Tras acabar el borrador de Rayuela, Julio Cortázar lo lee como “lector 0” y “crítico literario”. Reflexiona sobre el material, añade citas, sueños, mapas… Atribuye a cada parte del cuerpo de la Maga un lugar en la casa.
Garabatos de Cortázar
¿Es posible crear obras complejas, ricas en detalles, como las de estos autores, con un procesador de textos, todo limpio, todo ordenado, sin un garabato que salga de la senda?
Con la tecnificación perdemos oportunidades de dar vueltas dentro de nosotros, porque el tiempo para los garabatos se destina a tiempo para distracciones digitales. A pesar de todo, sin embargo, hay quienes se resisten. Guionistas como Tarantino o Wes Anderson escriben a mano.
«Mi primera borrador de guion es como el diario de un loco sin trabas de ningún tipo», dice Tarantino. Diario que incluye monigotes…
Para nosotros, estos manuscritos con sus garabatos nos ayuda a entender mejor “la cocina de la escritura” de grandes obras, y se convierten en delicias visuales recopiladas en páginas como Fuck yeah, manuscripts y colecciones de Pinterest como Ccouk – mnscrpt y Cartoon art by writer.
Yo no soy nadie si no escribo a mano. Es más, lo que considero más importante y mejor de todo lo que he escrito (esto suena a que hago algo decente de vez en cuando y no, pero da igual) lo escribo a mano. Para mí, es fundamental.
Y no dibujo porque soy un desastre y parece que no tengo pulgares oponibles, pero me fliparía. Creo que manejar el bolígrafo o el lápiz con la mano hace que la secuencia de pensamientos sea muy muy distinta al tecleo.
Leí hace tiempo un texto brutal sobre esto pero ahora no lo encuentro…te dejo algo que escribí yo.
Yo escribo en el ordenador, pero cuando me atasco, cuando quiero ver alguna idea que tengo difusa, utilizo un cuadernillo para escribir a mano y, también, garabatear mucho, mucho. Mientras lees el twitter te centras en lo que lees pero cuando garabateas puedes pensar en lo que quieras. Y, molinos, yo dibujo muy pero que muy mal, pero eso es lo de menos :). Así que aunque prefiero escribir en ordenador, necesito el “cuadernillo” como válvula de escape.
¿Ya ven? ¡¿YA VEN?!
Sois lo más Yorokobu merci!
🙂
Y que tengamos que morirnos para que se coticen nuestros obras…Me ha encantado este artículo. Enhorabuena Yorokobu!!! AR. Artista Visual.
Grande!!
El garabato (el dibujo) estimula la actividad en el hemisferio derecho del cerebro (ligado a algunas fases del proceso creativo), mientras que el lenguaje verbal es competencia del hemiferio izquierdo. Al escribir y garabatear se emplean ambos hemisferios cerebrales, de ahí que el resultado sean obras espectaculares.
Yo no creo que se puedan crear obras tan complejas desde la pantalla, incluso sin garabatos, la escritura a mano tiene muchas ventajas sobre la escritura en ordenador, hay estudios que han demostrado que la escritura a mano implica procesos cerebrales mucho mas complejos que la escritura en teclado. Es una práctica que merece la pena el esfuerzo de conservar.
Yo no soy nadie si no escribo a mano. Es más, lo que considero más importante y mejor de todo lo que he escrito (esto suena a que hago algo decente de vez en cuando y no, pero da igual) lo escribo a mano. Para mí, es fundamental.
Y no dibujo porque soy un desastre y parece que no tengo pulgares oponibles, pero me fliparía. Creo que manejar el bolígrafo o el lápiz con la mano hace que la secuencia de pensamientos sea muy muy distinta al tecleo.
Leí hace tiempo un texto brutal sobre esto pero ahora no lo encuentro…te dejo algo que escribí yo.
Saludos!!
http://www.cosasqmepasan.com/2013/06/una-docena-de-razones-para-seguir.html
Yo escribo en el ordenador, pero cuando me atasco, cuando quiero ver alguna idea que tengo difusa, utilizo un cuadernillo para escribir a mano y, también, garabatear mucho, mucho. Mientras lees el twitter te centras en lo que lees pero cuando garabateas puedes pensar en lo que quieras. Y, molinos, yo dibujo muy pero que muy mal, pero eso es lo de menos :). Así que aunque prefiero escribir en ordenador, necesito el “cuadernillo” como válvula de escape.
¿Ya ven? ¡¿YA VEN?!
Sois lo más Yorokobu merci!
🙂
Y que tengamos que morirnos para que se coticen nuestros obras…Me ha encantado este artículo. Enhorabuena Yorokobu!!! AR. Artista Visual.
Grande!!
El garabato (el dibujo) estimula la actividad en el hemisferio derecho del cerebro (ligado a algunas fases del proceso creativo), mientras que el lenguaje verbal es competencia del hemiferio izquierdo. Al escribir y garabatear se emplean ambos hemisferios cerebrales, de ahí que el resultado sean obras espectaculares.
Yo no creo que se puedan crear obras tan complejas desde la pantalla, incluso sin garabatos, la escritura a mano tiene muchas ventajas sobre la escritura en ordenador, hay estudios que han demostrado que la escritura a mano implica procesos cerebrales mucho mas complejos que la escritura en teclado. Es una práctica que merece la pena el esfuerzo de conservar.
Gran artículo si señor!
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