Esa tarde la elegancia llevaba gafas. Apareció al fondo de la calle. Metida en una impoluta camisa blanca y detrĆ”s de unas gruesas monturas negras. Era Jose Ja ja ja y se dirigĆa a un lugar llamado Tipos Infames. AhĆ era la cita. TenĆamos un asunto pendiente: hablar de Culto Charles.
Pero antes de empezar la conversación se disolvió la noción del tiempo. Jose Ja ja ja es una mixtura de pasado y futuro. Un tipo desprovisto de rutinas del presente. De sus palabras salta una visión adelantada a su tiempo y en sus modos resiste esa atención dandi que hace tiempo se esfumó por la alcantarilla.
HabĆa llegado el momento de hablar de Culto Charles. De la secta. De su lĆder, A.S. Brandon, y de sus amigos de la Universidad de Stanford (EE UU). De los 3.327 suicidios que se produjeron entre 1960 y 1980 en busca de āEl paraĆso de Charlesā.
Ese lugar estĆ” entre la vida y la muerte. Es un desvĆo que el moribundo ha de tomar cuando se produce ese Ćŗltimo sueƱo del que hablan los mĆ©dicos justo antes de morir.
Esos agujeros negros por donde escapan los fieles de Charles estÔn dibujados en un libro que se corta con navaja. El autor es Jose Ja ja ja y por eso estamos sentados con una botella de agua y un refresco con gas. Lo ha publicado Fulgencio Pimentel y se titula Culto Charles. Hay 500 en todo el mundo. Tan solo 500 ejemplares que muestran a ese niño que encontró un perro en la calle, lo llamó Charles y lo convirtió en su mejor y único amigo. De ese niño que se quedó tuerto y arrancó un ojo al perro para hacer su amistad en estéreo. De ese niño que, de mayor, se convirtió en A.S. Brandon.
āĀæTodo es verdad o todo es mentira?
āTodo es inventado.
La historia del poeta que creó una secta suicida es la excusa para dar coherencia a un libro que muestra varias formas de morir. Ā«El primer relato es de un tipo en un ascensor. DespuĆ©s pensĆ© hacer mĆ”s del mismo tipo. LeĆ que unos cientĆficos decĆan que soƱamos antes de morir. Ese era un buen argumento para unirlas todas y asĆ inventĆ© la sectaĀ», explica el artista. Ā«Es casi como un archivo policial. No hay unión entre las historias. Lo hice con la idea de falso documentalĀ».

Si es fantasĆa o realidad es lo de menos. Lo que importa es que es una historia, y una historia puede llevar muy lejos. Tanto adonde la imaginación sea capaz de escapar. Ā«El lector puede crear otras historias. Lo dejo todo en el aire. Que cada uno construya la suyaĀ».
Esa es la palabra que utiliza Ja ja ja para citar sus obras. No habla de ānovelas grĆ”ficasā, ni de ātebeosā, ni de ācómicsā. Esos tĆ©rminos reclutan a sus espaldas bandos a favor y en contra. El dibujante prefiere hablar de āhistoriasā y ahĆ acaba su posición polĆtica.
El origen de la secta del niƱo que dejó tuerto al perro estĆ” en una pintura persa del siglo XVI. Jose Ja ja ja la vio en la British Library, en Londres, y quedó admirado al descubrir que Ā«una sola ilustración podĆa contar una historia en el tiempoĀ». El artista decidió hacer lo mismo en versión contemporĆ”nea. Ā«Quise retomar la idea de los retablos bĆblicos. En el retablo empiezas a juntar ideas y haces tu propia historia. Eso es lo que hago en Culto CharlesĀ».
Esta historia en blanco y negro huye de las convenciones. Ā«Primero, por las necesidades tĆ©cnicas. TenĆa que contar una historia a partir de una sola imagenĀ», especifica Ja ja ja. Ā«Segundo, porque tuve que pensar cómo contar una historia a raĆz de trozos de memoriaĀ». Y, por Ćŗltimo, porque Ā«es un libro intonsoĀ». Eso es lo que hablĆ”bamos antes de cortar un libro con un cuchillo. Ā«Las pĆ”ginas no estĆ”n totalmente separadas. La parte de arriba de algunos pliegos venĆan sin cortar. Fue una decisión muy acertada del editor. Le da un poco de misterio. No sabes quĆ© hay detrĆ”s. Tienes que ir abriendo las pĆ”ginas con navaja y eso hace que la lectura sea mĆ”s lenta. Vas mĆ”s despacio por la historiaĀ».

Culto Charles es la obra de un arquitecto. Eso es Jose Ja ja ja y por eso sus dibujos parecen construcciones donde todo estĆ” en su sitio. Ā«Algunas personas me preguntan si hago muchos borradores. En absoluto. TrabajĆ© siete aƱos en el estudio Amid.cero9 y ahĆ aprendĆ cómo se compone la geometrĆa. Mi cerebro estĆ” muy entrenado para hacer estas composicionesĀ», comenta. Ā«Al final esto es un tema de construir y no solo se construyen edificios. Saber cómo se construyen las cosas ayuda a construir historiasĀ».
E incluso birras. Ja ja ja elabora cervezas artesanales destinadas a maridar Ćŗnica y exclusivamente con un plato determinado. Lo hace con sus dos hermanos y, sea cual sea la variedad, siempre se llama Salvaje.
Pero quizĆ” lo mĆ”s grande que haya hecho hasta ahora haya sido crear un paĆs. Un paĆs con dos habitantes: Ć©l y su pareja, la artista china Ruohong Wu. Sunrise Kingdom es un lugar entre el rojo y el amarillo donde Ja ja ja es aristócrata y Wu es capitĆ”n.
āAsĆ que eres aristócrataā¦
āSĆ. Yo tengo la potestad de decidir quĆĆ©n soy en mi paĆs. Soy de sangre azul.
Y ahora no es el tiempo lo que se diluye. Es la identidad. Del perro, del poeta, del artista y de los infames que pasan tras el cristal.






Esa tarde la elegancia llevaba gafas. Apareció al fondo de la calle. Metida en una impoluta camisa blanca y detrĆ”s de unas gruesas monturas negras. Era Jose Ja ja ja y se dirigĆa a un lugar llamado Tipos Infames. AhĆ era la cita. TenĆamos un asunto pendiente: hablar de Culto Charles.
Pero antes de empezar la conversación se disolvió la noción del tiempo. Jose Ja ja ja es una mixtura de pasado y futuro. Un tipo desprovisto de rutinas del presente. De sus palabras salta una visión adelantada a su tiempo y en sus modos resiste esa atención dandi que hace tiempo se esfumó por la alcantarilla.
HabĆa llegado el momento de hablar de Culto Charles. De la secta. De su lĆder, A.S. Brandon, y de sus amigos de la Universidad de Stanford (EE UU). De los 3.327 suicidios que se produjeron entre 1960 y 1980 en busca de āEl paraĆso de Charlesā.
Ese lugar estĆ” entre la vida y la muerte. Es un desvĆo que el moribundo ha de tomar cuando se produce ese Ćŗltimo sueƱo del que hablan los mĆ©dicos justo antes de morir.
Esos agujeros negros por donde escapan los fieles de Charles estÔn dibujados en un libro que se corta con navaja. El autor es Jose Ja ja ja y por eso estamos sentados con una botella de agua y un refresco con gas. Lo ha publicado Fulgencio Pimentel y se titula Culto Charles. Hay 500 en todo el mundo. Tan solo 500 ejemplares que muestran a ese niño que encontró un perro en la calle, lo llamó Charles y lo convirtió en su mejor y único amigo. De ese niño que se quedó tuerto y arrancó un ojo al perro para hacer su amistad en estéreo. De ese niño que, de mayor, se convirtió en A.S. Brandon.
āĀæTodo es verdad o todo es mentira?
āTodo es inventado.
La historia del poeta que creó una secta suicida es la excusa para dar coherencia a un libro que muestra varias formas de morir. Ā«El primer relato es de un tipo en un ascensor. DespuĆ©s pensĆ© hacer mĆ”s del mismo tipo. LeĆ que unos cientĆficos decĆan que soƱamos antes de morir. Ese era un buen argumento para unirlas todas y asĆ inventĆ© la sectaĀ», explica el artista. Ā«Es casi como un archivo policial. No hay unión entre las historias. Lo hice con la idea de falso documentalĀ».

Si es fantasĆa o realidad es lo de menos. Lo que importa es que es una historia, y una historia puede llevar muy lejos. Tanto adonde la imaginación sea capaz de escapar. Ā«El lector puede crear otras historias. Lo dejo todo en el aire. Que cada uno construya la suyaĀ».
Esa es la palabra que utiliza Ja ja ja para citar sus obras. No habla de ānovelas grĆ”ficasā, ni de ātebeosā, ni de ācómicsā. Esos tĆ©rminos reclutan a sus espaldas bandos a favor y en contra. El dibujante prefiere hablar de āhistoriasā y ahĆ acaba su posición polĆtica.
El origen de la secta del niƱo que dejó tuerto al perro estĆ” en una pintura persa del siglo XVI. Jose Ja ja ja la vio en la British Library, en Londres, y quedó admirado al descubrir que Ā«una sola ilustración podĆa contar una historia en el tiempoĀ». El artista decidió hacer lo mismo en versión contemporĆ”nea. Ā«Quise retomar la idea de los retablos bĆblicos. En el retablo empiezas a juntar ideas y haces tu propia historia. Eso es lo que hago en Culto CharlesĀ».
Esta historia en blanco y negro huye de las convenciones. Ā«Primero, por las necesidades tĆ©cnicas. TenĆa que contar una historia a partir de una sola imagenĀ», especifica Ja ja ja. Ā«Segundo, porque tuve que pensar cómo contar una historia a raĆz de trozos de memoriaĀ». Y, por Ćŗltimo, porque Ā«es un libro intonsoĀ». Eso es lo que hablĆ”bamos antes de cortar un libro con un cuchillo. Ā«Las pĆ”ginas no estĆ”n totalmente separadas. La parte de arriba de algunos pliegos venĆan sin cortar. Fue una decisión muy acertada del editor. Le da un poco de misterio. No sabes quĆ© hay detrĆ”s. Tienes que ir abriendo las pĆ”ginas con navaja y eso hace que la lectura sea mĆ”s lenta. Vas mĆ”s despacio por la historiaĀ».

Culto Charles es la obra de un arquitecto. Eso es Jose Ja ja ja y por eso sus dibujos parecen construcciones donde todo estĆ” en su sitio. Ā«Algunas personas me preguntan si hago muchos borradores. En absoluto. TrabajĆ© siete aƱos en el estudio Amid.cero9 y ahĆ aprendĆ cómo se compone la geometrĆa. Mi cerebro estĆ” muy entrenado para hacer estas composicionesĀ», comenta. Ā«Al final esto es un tema de construir y no solo se construyen edificios. Saber cómo se construyen las cosas ayuda a construir historiasĀ».
E incluso birras. Ja ja ja elabora cervezas artesanales destinadas a maridar Ćŗnica y exclusivamente con un plato determinado. Lo hace con sus dos hermanos y, sea cual sea la variedad, siempre se llama Salvaje.
Pero quizĆ” lo mĆ”s grande que haya hecho hasta ahora haya sido crear un paĆs. Un paĆs con dos habitantes: Ć©l y su pareja, la artista china Ruohong Wu. Sunrise Kingdom es un lugar entre el rojo y el amarillo donde Ja ja ja es aristócrata y Wu es capitĆ”n.
āAsĆ que eres aristócrataā¦
āSĆ. Yo tengo la potestad de decidir quĆĆ©n soy en mi paĆs. Soy de sangre azul.
Y ahora no es el tiempo lo que se diluye. Es la identidad. Del perro, del poeta, del artista y de los infames que pasan tras el cristal.





