9 de agosto 2011    /   CREATIVIDAD
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La creatividad no existe, existe la imaginación

9 de agosto 2011    /   CREATIVIDAD     por          
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Por mucho que se hable y se escriba acerca de la creatividad, yo creo que no existe. Existe la imaginación. Existe la energía y el entusiasmo para llevar a cabo proyectos. Pero la creatividad hay que crearla.
Porque la creatividad no es algo con lo que nacemos o nos es dado, sino el conjunto de estrategias de las que nos armamos para poder seguir siendo nosotros mismos frente al trabajo o, incluso, todavƭa mƔs, para expresar eso mismo que hay en nosotros y que no hay en nadie mƔs porque es nuestro.
Cada uno estarĆ” buscando –y si no lo estĆ”, deberĆ­a hacerlo- todas esas pequeƱas cosas propias y personales que le ayudarĆ”n a conservar la propia identidad y desarrollarla, pero no estĆ” mal tampoco hablar un poco de filosofĆ­a para aplicar, en general, a nuestra vida y a ese trabajo que involucra nuestra propia imaginación.
La palabra filosofĆ­a no se queda grande. Todo lo que os cuento lo hago desde una perspectiva vital.
En primer lugar, tenƩis que protegeros del entorno.
La realidad puede ser una ficción de muy baja calidad y, desde luego, terriblemente poco bella. Sin embargo, lo que hay en cada uno de vosotros, si sois realmente conscientes de su valor, puede iluminar y transformar esa realidad para alcanzar cotas realmente altas y crear mundos nuevos y alternativos que os ayuden a vosotros y a otros a vivir mejor desafiando los límites de lo posible. Y esto no desde un cÔndido optimismo, sino aceptando lo que es imposible desde el principio mismo para luego intentarlo.
Hacer una comunicación emocionalmente cercana hoy en día, en que estamos rodeados de pantallas y mÔquinas, es imposible. Desafiar los límites del realismo en el cine, cuyas reglas parecen fosilizadas e inamovibles, es imposible. Vivir en pareja es imposible. Y ser fiel a la amistad también puede serlo.
Si lo pensamos bien hoy, casi todo, debido a su propia burocracia y a estar descentrado de su propio foco, se ha convertido en una imposibilidad. A partir de este reconocimiento, la aventura de volver a trazar el dibujo de eso que ya no se puede hacer implica reinventar lo que estamos haciendo.
La idea serĆ­a que cada vez que empezamos un trabajo no exista el pasado, no existan todos los hombres que lo han hecho antes –a los cuales sĆ­ tenemos que tener presentes en el proceso de formación-. Cada vez que empezamos nosotros a hacerlo, lo estamos inventando al mismo tiempo que lo creamos. Lo hacemos de nuevo, estableciendo una nuevas reglas y enfocĆ”ndolo desde un nuevo punto de vista: el nuestro.
Con esto quiero decir que la creatividad no debe jamĆ”s profesionalizarse –en el sentido de saberse las fórmulas y las reglas de cómo hacerlo-. La creatividad es una fuerza vital, propia, cuya aplicación constante nos ayudarĆ” a masterizar una reglas tambiĆ©n nuestras, pero mĆ”s de tipo general, centradas mĆ”s en lo humano que hay en nosotros que en lo tĆ©cnico y apoyadas en nuestro tipo especĆ­fico de inteligencia.
En segundo lugar, tenéis que no participar en ninguna forma de violencia. La creatividad es contraria a la violencia y a cualquier tipo de intolerancia. Y esto no es porque la creatividad no consista en el debate, nada de eso, lo que sucede es que la creatividad, como queda dicho, es diferencia. El respetar el derecho de los demÔs a expresar su propia diferencia, el cultivar incluso la admiración hacia el trabajo que merece ser admirado, nos llena de nuevos recursos y concentra nuestra energía para engrandecer lo propio.
Es cierto que hay que estar preparados para estar solos en el camino que lleva a afianzarnos en nosotros mismos, y ese estar solos puede generar cierta amargura y recelo hacia los demÔs, los otros que, haciendo un trabajo menos honesto o mÔs ramplón, pueden tener mÔs éxito que nosotros. Pero las propias estrategias para protegernos del entorno, para cuidar nuestra propia imaginación, no son unas estrategias de guerra contra todo lo demÔs, contra todo lo que es diferente a lo nuestro. De hecho, estÔn cargadas de humanidad y de entusiasmo hacia todo aquel que también las proyecte y en el que tenemos necesariamente que reconocernos.
Como decĆ­a Rimbaud a su profesor cuando le enviaba sus primeros poemas: ā€œUsted tiene Ć©xito y yo no; yo no soy nadie. Pero, Āæy quĆ©? Ā”LevĆ”nteme! Ɖcheme una mano. Todos los poetas somos hermanosā€.
Lo tercero que quiero deciros, y que considero mĆ”s importante por contener los puntos anteriores, es que tenemos que estar convencidos del propio presente que estamos viviendo… o, mejor dicho, tenemos que hacer todo lo posible para estar viviendo un presente del que estemos totalmente persuadidos. De lo contrario, estaremos viviendo la vida como en una situación de espera. Una espera de que algo pase, de que algo vaya a suceder. Y la espera es nefasta para el florecimiento de la creatividad y la expansión de la imaginación porque busca vivir la vida Ćŗnicamente en su continuidad.
La vida serƭa fƔcilmente aprehensible si el tiempo no nos alejara constantemente de ella hacia el instante siguiente, si no nos estuviƩramos moviendo siempre hacia el futuro. Pero lo cierto es que de la necesidad de la fuga en el tiempo deriva la infinita variedad de las cosas y, como cada cosa nace y se destruye pasando en el propio tiempo, nosotros nos transmutamos sin descanso en un continuo desear.
Estar convencidos de nuestro propio presente nos hace poseer la propia vida; el no estarlo desata en nosotros una retórica descontrolada para excusarnos de no estar viviendo como deberíamos. Perdemos todas nuestras energías no ya en crear, sino en defendernos. Y esta defensa nuestra constante nos lleva a una inadecuada afirmación de nuestra personalidad.
Si tenemos en cuenta que la creatividad es a partir de nuestros rasgos personales y gestos propios, estƔ claro que este es un obstƔculo que cuesta muchƭsimo salvar a la hora de dejar huella en nuestro trabajo, de ser quienes realmente queremos y tenemos que ser. No tenemos que estar pensando constantemente en quiƩn y en quƩ se ha hecho antes en nuestra actividad, sino que tenemos que amarrar esa experiencia a cada instante que nos ha tocado vivir a nosotros.
Tenemos que atesorar esa experiencia, ciertamente conocerla, sentir que nos atraviesa en el punto del tiempo que nos ha tocado vivir y dejarla trabajar dentro de nosotros para que, a partir de ahĆ­, podamos reinventar todo lo que tocamos.
Estar parados en este punto, hacer equilibrio en la arista de nuestro presente para hacerlo realmente nuestro es lo que llamamos –o deberĆ­amos llamar- vivir.
Vivir no es Ćŗnicamente continuar, seguir existiendo. Vivir no es consumir la vida. O participamos de nuestra propia vida saboreando lo bueno y lo malo que nos llevamos a la boca en cada momento, sin esperar un futuro, sin hacer las cosas siempre por algo, o estamos muertos.
Vivir es un fin. No un medio.
Esto no es una afirmación obvia, en absoluto; los hombres tememos mÔs a la vida que a la muerte y podríamos llegar a renunciar de buena gana a afirmarnos como nosotros mismos con tal de que nuestra renuncia tenga un nombre, un cargo y una tarjeta.
Por un nombre, por la apariencia de ser alguien, los hombres sacrificamos con gusto nuestras propias demandas porque lo cierto es que, cuando nos oĆ­mos Ćŗnicamente a nosotros mismos, podemos llegar a sentirnos inseguros e intimidados.
Así, poco a poco, nos dejamos inundar por la retórica. Y, cuando nuestro propio presente nos desilusiona, podemos llegar a renunciar a nuestra propia persona con tal de que quede intacto el método, la forma de hacer, incluso el derecho mismo al trabajo, porque eso se vuelve el punto crucial, la razón de todo, el absoluto, el dios.
Pero ese no es el centro de todo. AhĆ­ no estĆ” el foco de lo importante.
Cuando adquirimos esta actitud burocrÔtica, nuestro trabajo creativo, lo que nosotros podríamos producir, se sale del foco y toda esa energía que deberíamos poner en su producción se vuelca a la pesada y oscura tarea de defender únicamente esa mínima vida y el derecho a seguir existiendo. ”CuÔntas veces nos damos cuenta de que vamos por ahí enfadados u ofendidos por nuestra propia insignificancia y a cuÔnta gente vemos todos los días que vive así y se relaciona con los demÔs de esta manera!
Sin embargo, nosotros no somos insignificantes. Simplemente nos olvidamos de que la vida de un hombre en su centro tiene mĆ”s poder que cualquier invención que podamos admirar, es ā€œmĆ”s sutil y emocionante que cualquier obra de arte y su vastedad compite con la de la propia naturalezaā€. Porque de esto se trata todo: encontrar el verdadero significado a nosotros mismos, llegar a conocernos a fondo para no dejarnos atrapar por una retórica que nos excuse de ser.
Yo os digo: ā€œNosotros, todos, estamos aquĆ­ para algo mĆ”s que para no ser,Ā para algo mĆ”s que para la esperaā€. Nosotros estamos aquĆ­ para afirmarnos como quienes realmente somos. Para afirmarnos adecuadamente, preocupĆ”ndonos en entender con precisión cuĆ”les son nuestras virtudes, nuestras miserias, y utilizĆ”ndolas como cimientos de un trabajo solo asĆ­, por nuestro, puede ser Ćŗnico.
Solos, en este desierto que es el hoy, podremos vivir asƭ una vertiginosa vastedad y profundidad de vida. Mientras el tiempo se acelera y cambia un presente vacƭo por el siguiente, nuestra estabilidad abarcarƔ un tiempo infinito en la actualidad y tendrƔ la facultad de detener el tiempo. No nos agitaremos ni tendremos incertidumbres porque no tendremos miedo al dolor, sino que lo habremos asumido honestamente en nuestras personas. Lo viviremos, como viviremos el placer y todo lo demƔs, en cada punto.
En todos los sitios en los que los demƔs verƔn oscuridad, para nosotros habrƔ luz porque el cƭrculo del horizonte serƔ muchƭsimo mƔs amplio. En todos los sitios donde para los demƔs habrƔ misterio e impotencia, nosotros tendremos la fuerza y la confianza para desplegarnos. ConociƩndonos realmente a fondo, no fiando nuestra vida a un futuro incierto, aplicƔndonos a cada punto de cada curva del circuito del presente, podremos ver siempre con claridad. Porque, por el hecho de sentirnos insuficientes frente a las cosas, nos haremos cada vez mƔs suficientes frente a ellas y podremos explorar tranquilamente y con lucidez sus eternas deficiencias.
Cada una de nuestras palabras serÔ luminosa porque, ligÔndose con otras de forma realmente profunda, crearemos la presencia de lo que es lejano. Presentaremos las cosas lejanas bajo apariencias cercanas de tal forma que, incluso aquel que tenga el hÔbito arraigado de ellas, descubra un significado nuevo que ignoraba y así conseguiremos conmover el corazón de todos.
Cada uno de nuestros instantes puede ser un siglo de la vida de los demÔs si estamos realmente en nosotros cada momento y conseguimos que cada momento esté en nosotros, así hasta que lleguemos a hacer de lo que somos una llama, una llama en el último presente que vivamos. Entonces estaremos realmente convencidos de nuestra propia vida y, en esa persuasión, encontraremos el terreno necesario para que florezca la verdadera creatividad.
El de la paz.
Julio Wallovits es socio de La Doma
Foto: Khowaga1 reproducido bajo licencia Creative Commons

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Por mucho que se hable y se escriba acerca de la creatividad, yo creo que no existe. Existe la imaginación. Existe la energía y el entusiasmo para llevar a cabo proyectos. Pero la creatividad hay que crearla.
Porque la creatividad no es algo con lo que nacemos o nos es dado, sino el conjunto de estrategias de las que nos armamos para poder seguir siendo nosotros mismos frente al trabajo o, incluso, todavƭa mƔs, para expresar eso mismo que hay en nosotros y que no hay en nadie mƔs porque es nuestro.
Cada uno estarĆ” buscando –y si no lo estĆ”, deberĆ­a hacerlo- todas esas pequeƱas cosas propias y personales que le ayudarĆ”n a conservar la propia identidad y desarrollarla, pero no estĆ” mal tampoco hablar un poco de filosofĆ­a para aplicar, en general, a nuestra vida y a ese trabajo que involucra nuestra propia imaginación.
La palabra filosofĆ­a no se queda grande. Todo lo que os cuento lo hago desde una perspectiva vital.
En primer lugar, tenƩis que protegeros del entorno.
La realidad puede ser una ficción de muy baja calidad y, desde luego, terriblemente poco bella. Sin embargo, lo que hay en cada uno de vosotros, si sois realmente conscientes de su valor, puede iluminar y transformar esa realidad para alcanzar cotas realmente altas y crear mundos nuevos y alternativos que os ayuden a vosotros y a otros a vivir mejor desafiando los límites de lo posible. Y esto no desde un cÔndido optimismo, sino aceptando lo que es imposible desde el principio mismo para luego intentarlo.
Hacer una comunicación emocionalmente cercana hoy en día, en que estamos rodeados de pantallas y mÔquinas, es imposible. Desafiar los límites del realismo en el cine, cuyas reglas parecen fosilizadas e inamovibles, es imposible. Vivir en pareja es imposible. Y ser fiel a la amistad también puede serlo.
Si lo pensamos bien hoy, casi todo, debido a su propia burocracia y a estar descentrado de su propio foco, se ha convertido en una imposibilidad. A partir de este reconocimiento, la aventura de volver a trazar el dibujo de eso que ya no se puede hacer implica reinventar lo que estamos haciendo.
La idea serĆ­a que cada vez que empezamos un trabajo no exista el pasado, no existan todos los hombres que lo han hecho antes –a los cuales sĆ­ tenemos que tener presentes en el proceso de formación-. Cada vez que empezamos nosotros a hacerlo, lo estamos inventando al mismo tiempo que lo creamos. Lo hacemos de nuevo, estableciendo una nuevas reglas y enfocĆ”ndolo desde un nuevo punto de vista: el nuestro.
Con esto quiero decir que la creatividad no debe jamĆ”s profesionalizarse –en el sentido de saberse las fórmulas y las reglas de cómo hacerlo-. La creatividad es una fuerza vital, propia, cuya aplicación constante nos ayudarĆ” a masterizar una reglas tambiĆ©n nuestras, pero mĆ”s de tipo general, centradas mĆ”s en lo humano que hay en nosotros que en lo tĆ©cnico y apoyadas en nuestro tipo especĆ­fico de inteligencia.
En segundo lugar, tenéis que no participar en ninguna forma de violencia. La creatividad es contraria a la violencia y a cualquier tipo de intolerancia. Y esto no es porque la creatividad no consista en el debate, nada de eso, lo que sucede es que la creatividad, como queda dicho, es diferencia. El respetar el derecho de los demÔs a expresar su propia diferencia, el cultivar incluso la admiración hacia el trabajo que merece ser admirado, nos llena de nuevos recursos y concentra nuestra energía para engrandecer lo propio.
Es cierto que hay que estar preparados para estar solos en el camino que lleva a afianzarnos en nosotros mismos, y ese estar solos puede generar cierta amargura y recelo hacia los demÔs, los otros que, haciendo un trabajo menos honesto o mÔs ramplón, pueden tener mÔs éxito que nosotros. Pero las propias estrategias para protegernos del entorno, para cuidar nuestra propia imaginación, no son unas estrategias de guerra contra todo lo demÔs, contra todo lo que es diferente a lo nuestro. De hecho, estÔn cargadas de humanidad y de entusiasmo hacia todo aquel que también las proyecte y en el que tenemos necesariamente que reconocernos.
Como decĆ­a Rimbaud a su profesor cuando le enviaba sus primeros poemas: ā€œUsted tiene Ć©xito y yo no; yo no soy nadie. Pero, Āæy quĆ©? Ā”LevĆ”nteme! Ɖcheme una mano. Todos los poetas somos hermanosā€.
Lo tercero que quiero deciros, y que considero mĆ”s importante por contener los puntos anteriores, es que tenemos que estar convencidos del propio presente que estamos viviendo… o, mejor dicho, tenemos que hacer todo lo posible para estar viviendo un presente del que estemos totalmente persuadidos. De lo contrario, estaremos viviendo la vida como en una situación de espera. Una espera de que algo pase, de que algo vaya a suceder. Y la espera es nefasta para el florecimiento de la creatividad y la expansión de la imaginación porque busca vivir la vida Ćŗnicamente en su continuidad.
La vida serƭa fƔcilmente aprehensible si el tiempo no nos alejara constantemente de ella hacia el instante siguiente, si no nos estuviƩramos moviendo siempre hacia el futuro. Pero lo cierto es que de la necesidad de la fuga en el tiempo deriva la infinita variedad de las cosas y, como cada cosa nace y se destruye pasando en el propio tiempo, nosotros nos transmutamos sin descanso en un continuo desear.
Estar convencidos de nuestro propio presente nos hace poseer la propia vida; el no estarlo desata en nosotros una retórica descontrolada para excusarnos de no estar viviendo como deberíamos. Perdemos todas nuestras energías no ya en crear, sino en defendernos. Y esta defensa nuestra constante nos lleva a una inadecuada afirmación de nuestra personalidad.
Si tenemos en cuenta que la creatividad es a partir de nuestros rasgos personales y gestos propios, estƔ claro que este es un obstƔculo que cuesta muchƭsimo salvar a la hora de dejar huella en nuestro trabajo, de ser quienes realmente queremos y tenemos que ser. No tenemos que estar pensando constantemente en quiƩn y en quƩ se ha hecho antes en nuestra actividad, sino que tenemos que amarrar esa experiencia a cada instante que nos ha tocado vivir a nosotros.
Tenemos que atesorar esa experiencia, ciertamente conocerla, sentir que nos atraviesa en el punto del tiempo que nos ha tocado vivir y dejarla trabajar dentro de nosotros para que, a partir de ahĆ­, podamos reinventar todo lo que tocamos.
Estar parados en este punto, hacer equilibrio en la arista de nuestro presente para hacerlo realmente nuestro es lo que llamamos –o deberĆ­amos llamar- vivir.
Vivir no es Ćŗnicamente continuar, seguir existiendo. Vivir no es consumir la vida. O participamos de nuestra propia vida saboreando lo bueno y lo malo que nos llevamos a la boca en cada momento, sin esperar un futuro, sin hacer las cosas siempre por algo, o estamos muertos.
Vivir es un fin. No un medio.
Esto no es una afirmación obvia, en absoluto; los hombres tememos mÔs a la vida que a la muerte y podríamos llegar a renunciar de buena gana a afirmarnos como nosotros mismos con tal de que nuestra renuncia tenga un nombre, un cargo y una tarjeta.
Por un nombre, por la apariencia de ser alguien, los hombres sacrificamos con gusto nuestras propias demandas porque lo cierto es que, cuando nos oĆ­mos Ćŗnicamente a nosotros mismos, podemos llegar a sentirnos inseguros e intimidados.
Así, poco a poco, nos dejamos inundar por la retórica. Y, cuando nuestro propio presente nos desilusiona, podemos llegar a renunciar a nuestra propia persona con tal de que quede intacto el método, la forma de hacer, incluso el derecho mismo al trabajo, porque eso se vuelve el punto crucial, la razón de todo, el absoluto, el dios.
Pero ese no es el centro de todo. AhĆ­ no estĆ” el foco de lo importante.
Cuando adquirimos esta actitud burocrÔtica, nuestro trabajo creativo, lo que nosotros podríamos producir, se sale del foco y toda esa energía que deberíamos poner en su producción se vuelca a la pesada y oscura tarea de defender únicamente esa mínima vida y el derecho a seguir existiendo. ”CuÔntas veces nos damos cuenta de que vamos por ahí enfadados u ofendidos por nuestra propia insignificancia y a cuÔnta gente vemos todos los días que vive así y se relaciona con los demÔs de esta manera!
Sin embargo, nosotros no somos insignificantes. Simplemente nos olvidamos de que la vida de un hombre en su centro tiene mĆ”s poder que cualquier invención que podamos admirar, es ā€œmĆ”s sutil y emocionante que cualquier obra de arte y su vastedad compite con la de la propia naturalezaā€. Porque de esto se trata todo: encontrar el verdadero significado a nosotros mismos, llegar a conocernos a fondo para no dejarnos atrapar por una retórica que nos excuse de ser.
Yo os digo: ā€œNosotros, todos, estamos aquĆ­ para algo mĆ”s que para no ser,Ā para algo mĆ”s que para la esperaā€. Nosotros estamos aquĆ­ para afirmarnos como quienes realmente somos. Para afirmarnos adecuadamente, preocupĆ”ndonos en entender con precisión cuĆ”les son nuestras virtudes, nuestras miserias, y utilizĆ”ndolas como cimientos de un trabajo solo asĆ­, por nuestro, puede ser Ćŗnico.
Solos, en este desierto que es el hoy, podremos vivir asƭ una vertiginosa vastedad y profundidad de vida. Mientras el tiempo se acelera y cambia un presente vacƭo por el siguiente, nuestra estabilidad abarcarƔ un tiempo infinito en la actualidad y tendrƔ la facultad de detener el tiempo. No nos agitaremos ni tendremos incertidumbres porque no tendremos miedo al dolor, sino que lo habremos asumido honestamente en nuestras personas. Lo viviremos, como viviremos el placer y todo lo demƔs, en cada punto.
En todos los sitios en los que los demƔs verƔn oscuridad, para nosotros habrƔ luz porque el cƭrculo del horizonte serƔ muchƭsimo mƔs amplio. En todos los sitios donde para los demƔs habrƔ misterio e impotencia, nosotros tendremos la fuerza y la confianza para desplegarnos. ConociƩndonos realmente a fondo, no fiando nuestra vida a un futuro incierto, aplicƔndonos a cada punto de cada curva del circuito del presente, podremos ver siempre con claridad. Porque, por el hecho de sentirnos insuficientes frente a las cosas, nos haremos cada vez mƔs suficientes frente a ellas y podremos explorar tranquilamente y con lucidez sus eternas deficiencias.
Cada una de nuestras palabras serÔ luminosa porque, ligÔndose con otras de forma realmente profunda, crearemos la presencia de lo que es lejano. Presentaremos las cosas lejanas bajo apariencias cercanas de tal forma que, incluso aquel que tenga el hÔbito arraigado de ellas, descubra un significado nuevo que ignoraba y así conseguiremos conmover el corazón de todos.
Cada uno de nuestros instantes puede ser un siglo de la vida de los demÔs si estamos realmente en nosotros cada momento y conseguimos que cada momento esté en nosotros, así hasta que lleguemos a hacer de lo que somos una llama, una llama en el último presente que vivamos. Entonces estaremos realmente convencidos de nuestra propia vida y, en esa persuasión, encontraremos el terreno necesario para que florezca la verdadera creatividad.
El de la paz.
Julio Wallovits es socio de La Doma
Foto: Khowaga1 reproducido bajo licencia Creative Commons

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Opiniones 24
  • Creatividad es imaginación rentable. La creatividad es un proceso que se inicia con la chispa de la imaginación, se desarrolla con el ingenio y culmina con la obtención de un beneficio, ya sea personal, colectivo, tangible o intangible. Cuanto menor sea el esfuerzo realizado para lograr el beneficio, mayor serĆ” la capacidad creativa del individuo.

  • La creatividad requiere del entorno social para enmarcarse y desarrollarse. Y si realmente queremos vivir, vivir con todas las letras, hagamos, creemos, muĆ©vete y siente de verdad.
    Enorme post, potente, emocional y positivo.
    Me siento un privilegiado al poder leer yorokobu.
    Gracias, gracias y gracias.

  • Se puede concluir que la creatividad solo nace de la libertad, los encierros personales o coyunturales la coartan facilmente. Hay mucho mĆ”s de filosofĆ­a de vida que de mĆ©todo sin duda:)
    gracias!
    G

  • Para la mayoria de las personas la vida puede ser un fin que tristemente llega a su “fin”con la muerte. Para mi, la vida es un medio para alcanzar otra vida … la eterna.

  • Para mĆ­, imaginación es inventar cualquier cosa que te apetezca y entretenerte con ello y creatividad es la habilidad de conseguir algo con lo que tengas a mano en ese momento. Y luego estĆ” la gente que necesita que alguien le diga que no meta el gato en el microondas porque explotarĆ”. Esos no tienen ni una cosa ni otra. AsĆ­ que son temas diferentes y una discusión semĆ”ntica mĆ”s.
    Y luego me leerƩ el artƭculo, claro.

  • SerĆ© sincero, fue un poco incomodo leer todo el texto, ya que en muchos puntos carece de dirección y unidad. Como bien lo indica el nombre, la creatividad es la capacidad de crear. La imaginación no tiene limite y se puede imaginar algo que pudiera ser real o algo totalmente absurdo y por tanto irrealizable o imposible en otro lugar que no sea la mente. Contrariamente una idea creativa debe tener la cualidad de ser realizable, comprobada, sustancial o palpable. Creatividad es la capacidad creadora con la que contamos todos, imaginación es la capacidad de hacer operaciones (no solo matemĆ”ticas, por supuesto) y crear desde la propia mente, esta creación bien puede funcionar solo de manera mental o si es algo lógicamente posible puede reproducirse en la realidad.

  • Lo siento, es mĆ”s un sermón que un artĆ­culo y no me ha enganchado, no encuentro en Ć©l la motivación central que lo articule. Perdón por ser tan seca, pero cuando leo a alguien que me dice cómo tengo que ser, siento la necesidad de huir.

  • No existe nada. Sólo son ideas, conceptos abstractos, valores intangibles que definen subjetivamente patrones de comportamiento de la naturaleza (lo que vemos). El mito de la caverna una vez mĆ”s.

  • La creatividad es etĆ©rea, esta en el aire, en la mirada de alguien, en la manera de fluir del agua son los procesos para lograr q ESO se conlleve su madre es la imaginacion y la volatidad.

  • Por nuestra parte hemos pensado que crear pasa por ofrecer plataformas dónde imaginarte otro o quizĆ”s tĆŗ mismo, o sencillamente otra cara del poliedro que somos. Coger energĆ­a para “imaginar”, de eso va nuestro proyecto!!!

  • Por nuestra parte hemos pensado que crear pasa por ofrecer plataformas dónde imaginarte otro o quizĆ”s tĆŗ mismo, o sencillamente otra cara del poliedro que somos. Coger energĆ­a para “imaginar”, de eso va nuestro proyecto!!!

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