Queríamos comprarnos una mansión en la playa. Por eso montamos Yorokobu y nos convertimos en magnates de la prensa como William Randolph Hearst o Silvio Berlusconi. El plan nos salió mal porque elegimos hacerlo con una revista de papel, con un nombre que aún no hemos conseguido que pronuncien correctamente nuestros padres y en el peor momento de la prensa escrita de las últimas décadas. Visionarios, dirían algunos. Gilipollas, dijo mi madre.
No hemos conseguido la mansión, pero a veces vemos el mar desde nuestras ventanas. Y sí nos queda clara una cosa: cuánto más exigentes sean nuestros lectores, cuánto más formados estén, cuánto más cultos sean, nos irá mucho mejor. Y si nos pagan, ya ni te cuento.
Ese «nos irá mucho mejor» incluye leer a más medios, más allá de Yorokobu. A muchos más medios.
En el texto, Levien menciona algunos de los peligros que acechan al periodismo en los tiempos que corren: noticias locales bajo presión, periodistas señalados, hechos sujetos a debate o mentiras que se propagan más rápidamente que la verdad.
Para Levien, la solución pasa por que haya «más personas empleando más tiempo en periodismo de calidad». Se trata de una misión que va mucho más allá del interés económico y particular de cada medio.
En ese escenario, The New York Times lanzó una campaña junto a otras organizaciones de noticias de todo el planeta. La idea pasa por valorar el trabajo informativo que también hace la competencia. «No somos la única organización que hace un trabajo importante», dice la COO del Times. «Hoy vamos a pedir a nuestra audiencia que no solo lean The New York Times; les vamos a pedir que cojan The Wall Street Journal. O The Guardian. O Le Monde. O que vean la CNN. O la BBC. O que escuchen NPR. La lista continúa».
Reservoir Books edita Loops 2, el segundo volumen de historia de la música electrónica de Javier Blánquez. Aprovechando la coyuntura, reeditan la primera parte. Y yo ahora necesito tres meses de vacaciones para poder asimilarlo todo.
Mientras estabas de puente, publicamos cosas como estas
Queríamos comprarnos una mansión en la playa. Por eso montamos Yorokobu y nos convertimos en magnates de la prensa como William Randolph Hearst o Silvio Berlusconi. El plan nos salió mal porque elegimos hacerlo con una revista de papel, con un nombre que aún no hemos conseguido que pronuncien correctamente nuestros padres y en el peor momento de la prensa escrita de las últimas décadas. Visionarios, dirían algunos. Gilipollas, dijo mi madre.
No hemos conseguido la mansión, pero a veces vemos el mar desde nuestras ventanas. Y sí nos queda clara una cosa: cuánto más exigentes sean nuestros lectores, cuánto más formados estén, cuánto más cultos sean, nos irá mucho mejor. Y si nos pagan, ya ni te cuento.
Ese «nos irá mucho mejor» incluye leer a más medios, más allá de Yorokobu. A muchos más medios.
En el texto, Levien menciona algunos de los peligros que acechan al periodismo en los tiempos que corren: noticias locales bajo presión, periodistas señalados, hechos sujetos a debate o mentiras que se propagan más rápidamente que la verdad.
Para Levien, la solución pasa por que haya «más personas empleando más tiempo en periodismo de calidad». Se trata de una misión que va mucho más allá del interés económico y particular de cada medio.
En ese escenario, The New York Times lanzó una campaña junto a otras organizaciones de noticias de todo el planeta. La idea pasa por valorar el trabajo informativo que también hace la competencia. «No somos la única organización que hace un trabajo importante», dice la COO del Times. «Hoy vamos a pedir a nuestra audiencia que no solo lean The New York Times; les vamos a pedir que cojan The Wall Street Journal. O The Guardian. O Le Monde. O que vean la CNN. O la BBC. O que escuchen NPR. La lista continúa».
Reservoir Books edita Loops 2, el segundo volumen de historia de la música electrónica de Javier Blánquez. Aprovechando la coyuntura, reeditan la primera parte. Y yo ahora necesito tres meses de vacaciones para poder asimilarlo todo.
Mientras estabas de puente, publicamos cosas como estas
Tuve un profesor en la facultad que me marcó con un mensaje:
“Leed. Leed todo. Lo que casa con vuestras ideas, y lo que no. Lo que ya conocéis, y lo que aún no. Leedlo todo, porque leyendo todo podréis saber quiénes sois. Leed, cojones.”
Gracias por instigar sed de letras. Sigo creyendo en el periodismo.
Genial David.
Tuve un profesor en la facultad que me marcó con un mensaje:
“Leed. Leed todo. Lo que casa con vuestras ideas, y lo que no. Lo que ya conocéis, y lo que aún no. Leedlo todo, porque leyendo todo podréis saber quiénes sois. Leed, cojones.”
Gracias por instigar sed de letras. Sigo creyendo en el periodismo.
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