26 de febrero 2018    /   IDEAS
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Tras aƱos de hiperconsumo, llega el ‘desconsumo’

26 de febrero 2018    /   IDEAS     por          
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Todo empezó de una forma muy sencilla: algunas personas comenzaron a recorrer sus casas con la intención de deshacerse de todos los objetos que no utilizaban. En muchos casos, de forma caótica e indiscriminada. Pero poco a poco se fueron creando modelos de comportamiento mÔs disciplinados, como los que proponen eliminar una cosa al día, realizar una lista con cada objeto retirado o pasarse un año sin comprar nada que no sea imprescindible.

Se trata de un proceso de desintoxicación (del movimiento Détox) como respuesta a tantos años de un consumismo desaforado. A esa clase de consumismo basado en el viejo modelo capitalista de «tanto tienes, tanto vales» que ha conformado la vida, el trabajo, las relaciones personales y el éxito social de varias generaciones.

Pero las cosas estÔn cambiando a una velocidad vertiginosa. Tanto es así que ha pillado desprevenidas a muchas empresas de los mÔs diversos sectores (moda, automoción, bebidas, etc.), que no entienden cómo se ha producido esta metamorfosis en el consumidor de un día para otro.

El tema les supera. Prueba de ello, en muchos casos, son sus campañas de publicidad mÔs recientes. En lugar de dirigirse a este nuevo desconsumidor, intentando sintonizar con sus valores y pautas recicladas, continúan hablÔndoles como si nada hubiera pasado.

Pero al comprador de hoy cada vez le estimula menos consumir y tirar. De hecho, comienza a desechar determinadas marcas por su oferta de productos con obsolescencia programada o su descarado marketing de renovación permanente para fomentar una dinÔmica de cambio completamente injustificada.

La crisis económica que hemos sufrido de forma tan aguda ha tenido mucho que ver en esto. Subidos como estÔbamos en el consumismo sin fronteras, el golpetazo que lo detuvo todo tuvo una consecuencia demoledora: el final de la gran falacia, esa que nos había convencido de que posesión y felicidad iban siempre de la mano.

Todo esto estÔ creando situaciones realmente paradójicas. Una de ellas es, por ejemplo, que revistas como Cubadebate, proveniente de un país al que siempre se ha menospreciado por su ínfimo nivel de consumo, se convierta ahora en uno de los ideólogos del nuevo movimiento Détox de las naciones mÔs desarrolladas. Por eso no es de extrañar que en sus pÔginas podamos leer opiniones como esta, proveniente de alguien tan respetado como Ignacio Ramonet, exdirector de Le Monde Diplomatique:

«La sociedad de consumo, en todos sus aspectos, ha dejado de seducir. Intuitivamente sabemos ahora que ese modelo, asociado al capitalismo depredador, es sinónimo de despilfarro irresponsable. Los objetos innecesarios nos asfixian. Y asfixian al planeta. Algo que la Tierra ya no puede consentir».

Ya nadie quiere consumir como antes ni, mucho menos, acumular desechos. Ni las personas ni los países. Prueba de ello, por ejemplo, es que el hasta ahora mayor comprador mundial de residuos sólidos, la cada vez mÔs poderosa China, acaba de anunciar que ya no aceptarÔ mÔs basura en su territorio. Una decisión que va a obligar a revisar el comportamiento consumista de grandes naciones como EEUU que, por cierto, depositaba en China un tercio de todos sus despojos.

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Todo empezó de una forma muy sencilla: algunas personas comenzaron a recorrer sus casas con la intención de deshacerse de todos los objetos que no utilizaban. En muchos casos, de forma caótica e indiscriminada. Pero poco a poco se fueron creando modelos de comportamiento mÔs disciplinados, como los que proponen eliminar una cosa al día, realizar una lista con cada objeto retirado o pasarse un año sin comprar nada que no sea imprescindible.

Se trata de un proceso de desintoxicación (del movimiento Détox) como respuesta a tantos años de un consumismo desaforado. A esa clase de consumismo basado en el viejo modelo capitalista de «tanto tienes, tanto vales» que ha conformado la vida, el trabajo, las relaciones personales y el éxito social de varias generaciones.

Pero las cosas estÔn cambiando a una velocidad vertiginosa. Tanto es así que ha pillado desprevenidas a muchas empresas de los mÔs diversos sectores (moda, automoción, bebidas, etc.), que no entienden cómo se ha producido esta metamorfosis en el consumidor de un día para otro.

El tema les supera. Prueba de ello, en muchos casos, son sus campañas de publicidad mÔs recientes. En lugar de dirigirse a este nuevo desconsumidor, intentando sintonizar con sus valores y pautas recicladas, continúan hablÔndoles como si nada hubiera pasado.

Pero al comprador de hoy cada vez le estimula menos consumir y tirar. De hecho, comienza a desechar determinadas marcas por su oferta de productos con obsolescencia programada o su descarado marketing de renovación permanente para fomentar una dinÔmica de cambio completamente injustificada.

La crisis económica que hemos sufrido de forma tan aguda ha tenido mucho que ver en esto. Subidos como estÔbamos en el consumismo sin fronteras, el golpetazo que lo detuvo todo tuvo una consecuencia demoledora: el final de la gran falacia, esa que nos había convencido de que posesión y felicidad iban siempre de la mano.

Todo esto estÔ creando situaciones realmente paradójicas. Una de ellas es, por ejemplo, que revistas como Cubadebate, proveniente de un país al que siempre se ha menospreciado por su ínfimo nivel de consumo, se convierta ahora en uno de los ideólogos del nuevo movimiento Détox de las naciones mÔs desarrolladas. Por eso no es de extrañar que en sus pÔginas podamos leer opiniones como esta, proveniente de alguien tan respetado como Ignacio Ramonet, exdirector de Le Monde Diplomatique:

«La sociedad de consumo, en todos sus aspectos, ha dejado de seducir. Intuitivamente sabemos ahora que ese modelo, asociado al capitalismo depredador, es sinónimo de despilfarro irresponsable. Los objetos innecesarios nos asfixian. Y asfixian al planeta. Algo que la Tierra ya no puede consentir».

Ya nadie quiere consumir como antes ni, mucho menos, acumular desechos. Ni las personas ni los países. Prueba de ello, por ejemplo, es que el hasta ahora mayor comprador mundial de residuos sólidos, la cada vez mÔs poderosa China, acaba de anunciar que ya no aceptarÔ mÔs basura en su territorio. Una decisión que va a obligar a revisar el comportamiento consumista de grandes naciones como EEUU que, por cierto, depositaba en China un tercio de todos sus despojos.

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Opiniones 16
  • Cubadebate???? Enserio? Cuba menospreciada por su Ƭnfimo nivel de consumo? Eso es coger las cosas por los pelillos…..pero por los del brazo. Con todos los respetos.

    • El problema es que es asĆ­. Las mediciones “objetivas” de la felicidad se hacen, o hacĆ­an, en base al consumo y a la producción. Para los historiadores liberales, la revolución cubana es un fracaso porque cuba dejó de ser una potencia en la exportación de la caƱa de azĆŗcar, sin tener en cuenta que a consecuencia del bloqueo económica la isla tuvo que diversificar toda su producción para poder cubrir las necesidades bĆ”sicas de su población. Necesidades, por cierto, que son la base del desarrollo de cualquier persona y que en Cuba estĆ”n completamente cubiertas segĆŗn organismos internacionales. Por otro lado, un historiador mĆ”s social, te dirĆ­a que la revolución fue un Ć©xito porque Cuba pasó de ser un paĆ­s profundamente analfabeto, a estar completamente alfabetizado. Pasó de ser un paĆ­s con la gente muerta de hambre, a que todo el mundo tenga un plato de comida en la mesa. Es una potencia mundial en cuanto a sanidad, y es la primera potencia latinoamericana (y una de las mĆ”s importantes a nivel mundial), en educación.

      Sin embargo, desde la óptica occidental, seguimos considerando a Cuba unos pobres desgraciados porque no pueden tener un cochazo de Ćŗltima generación, o una televisión plana en su casa. Pero es un paĆ­s en el que un huracĆ”n que arrasa barbados, provoca una cantidad Ć­nfima de vidas, en el que las casas pueden no ser bonitas, pero todo el mundo tiene un techo, y tal vez no hay una variedad alimentaria como la de aquĆ­… pero allĆ­ nadie se muere de hambre. Y mucho menos, tienen los problemas de desnutrición infantil que en EspaƱa estĆ”n empezando a haber.

      A veces, una frase generalista como “Cuba menospreciada por su bajo consumo”, esconde un anĆ”lisis de fondo muy grande. Antes de criticarlo, deberĆ­ais hacer un estudio un poco mĆ”s intenso sobre la realidad cubana.

      Y lo de “yo conozco a un cubano que…” o “he estado en cuba y…”. Porque sinceramente, yo conozco cubanos felices con cuba, y cubanos infelices. Y conozco gente que ha ido a cuba y me ha dado cinco versiones diferentes de lo que ha visto.

  • absurda reflexión, hay todo un continente asiĆ”tico viajando hacia el consumismo mĆ”s feroz, despuĆ©s llegarĆ” Ɓfrica, la India, muchos paĆ­ses del tercer mundo latinoamericano… Europa y sus excentricidades es cada dĆ­a mas irrelevante, el sĆ­ntoma definitivo de la decadencia imperial

  • En Cuba son expertos en reciclaje porque no tienen nada, se llama supervivencia sociocultural. No consumen porque ni tienen nada que consumir

  • SĆ­ no han consumido es porque no han podido. Es fĆ”cil “desconsumir” cuando nunca has consumido,ni si quiera lo mĆ”s bĆ”sico.

  • Esto es “wishfull thinking” de ese, algo que te gustarĆ­a que fuese verdad, o existe evidencia estadĆ­stica que a igual poder adquisitivo el nivel de gasto ha descencendido, porque el que la gente compre menos porque estĆ” peor de pasta no es precisamente desconsumo.

  • Clicbait. No aportas cifras de este ā€œdesconsumoā€, la argumentación es pobrĆ­sima, el anĆ”lisis limitado a un par de facetas y tan solo apuntas a tres o cuatro artĆ­culos aparecidos en la red.

    Hay que currÔrselo mÔs. ”Esta publicación apesta!

  • Me gustó tu artĆ­culo, chaval. Gracias por abrir sendas en la espesura. Soy DĆ©tox avant la lĆŖtre. EntrĆ© en esta dinĆ”mica hace diez aƱos, sin saber que esto iba a ser una corriente, justo arrancada la crisis. Sigo con mi espartano móvil de botoncitos. Mi casa ya es minimalista; me costó lo suyo convencerme de que el 80% de mis pertenencias era prescindible y de que el desapego suponĆ­a la salvación. El coche lo vendĆ­, ahora lo alquilo cuando lo necesito. Mi ropa es autĆ©ntica vintage made in mine. Y lo mĆ”s importante, no tengo deudas ni hipotecas; sĆ­ ahorros e inversiones. He acuƱado esa gran frase de mi amigo el rico: para lo que te sirve el dinero es para olvidarte de Ć©l. Cuando necesito gastar, lo hago sin contemplaciones, a sabiendas de que mis deseos y caprichos son ahora tan limitados como gratificantes, ora controlados ora desaforados. ConvencidĆ­simo del nada en exceso, todo con medida. Huyo con orgullo y sin contemplaciones de la hybris griega. Por cierto, a mi amigo el rico esto se lo enseñó su padre el millonario. Por eso es capaz de disfrutar de un dĆ­a de lluvia debajo de un paraguas paseando por la acera limpia de orines y excrementos de perro, sonriendo a la gente que sale con bolsas del Corte InglĆ©s. Quien crea que esto es tacaƱerĆ­a, va muy desencaminado. El tacaƱo es avaro, mi amigo el rico y un servidor somos felices.

  • Poco currado el artĆ­culo, no? Sin Ć”nimo de ofender, creo que el tema da mucho mĆ”s de sĆ­, como hablar de la teorĆ­a del decrecimiento, el impacto medioambiental, la pobreza en los hogares, etc. Espero ver contenido ampliado, porque desde luego interesante sĆ­ que es.

  • Me gustó el artĆ­culo. Gracias por abrir sendas en la espesura. Soy DĆ©tox avant la lĆŖtre. EntrĆ© en esta dinĆ”mica hace diez aƱos, sin saber que esto iba a ser una corriente, justo arrancada la crisis. Sigo con mi espartano móvil de botoncitos hasta que se me rompa. Mi casa ya es minimalista; me costó lo suyo convencerme de que el 80% de mis pertenencias era prescindible y de que el desapego suponĆ­a la salvación. El coche lo vendĆ­, ahora lo alquilo cuando lo necesito. Mi ropa es autĆ©ntica vintage made in mine. Esta estrategia me ha permitido desembarazarme de deudas e hipotecas; ahora son ahorros e inversiones. He acuƱado esa gran frase de mi amigo el rico: para lo que te sirve el dinero es para olvidarte de Ć©l. Cuando necesito gastar, lo hago sin contemplaciones, a sabiendas de que mis deseos y caprichos son ahora tan limitados como gratificantes, ora controlados ora desaforados. ConvencidĆ­simo del nada en exceso, todo con medida. Huyo con orgullo y sin contemplaciones de la hybris griega. Por cierto, a mi amigo el rico esto se lo enseñó su padre el millonario. Por eso es capaz de disfrutar de un dĆ­a de lluvia como el de hoy debajo de un paraguas paseando por la acera limpia de orines y excrementos de perro, sonriendo a la gente que sale con bolsas del Corte InglĆ©s. Quien crea que esto es tacaƱerĆ­a, va muy desencaminado. El tacaƱo es avaro, mi amigo el rico y yo somos felices.

  • Me acabo de dar cuenta de que soy dĆ©tox avant la lĆŖtre. EntrĆ© en esta dinĆ”mica hace diez aƱos, justo arrancada la crisis. Hoy sigo con mi espartano móvil de botoncitos. Mi casa ya es minimalista; tomĆ© conciencia de que el 80% de mis pertenencias era prescindible y de que el desapego lleva a la salvación. El coche lo vendĆ­, alquilo la plaza y me da de sobra para alquilar un coche cuando lo necesito. Mi ropa es autĆ©ntica vintage made in old mine. Y lo mĆ”s importante, cambiĆ© las deudas e hipotecas por ahorros e inversiones a base de desembarazarme de lo innecesario. Al analizar los tiques de compra, descubrĆ­ que lo mĆ”s caro era lo superfluo. He acuƱado la frase favorita de mi amigo el rico: para lo que realmente te sirve el dinero es para olvidarte de Ć©l. Cuando necesito gastar, lo hago sin contemplaciones, a sabiendas de que mis deseos y caprichos son ahora tan limitados como gratificantes, ora controlados ora desaforados. ConvencidĆ­simo del nada en exceso, todo con medida; huyo sin contemplaciones de la hybris griega. Por cierto, a mi amigo el rico esto se lo enseñó su padre el millonario. Hoy he disfrutado de un atĆ­pico dĆ­a de lluvia debajo de un paraguas paseando por la acera limpia de orines y excrementos de perro, sonriendo a la gente que salĆ­a del Corte InglĆ©s con bolsas de infelicidad. Ya lo dijo el filósofo: la felicidad estĆ” en la antesala de la felicidad, sólo el deseo es deseable, casi nunca su satisfacción. Quien crea que esto es tacaƱerĆ­a, va muy desencaminado. El tacaƱo es avaro, mi amigo y yo somos felices. Pero al mismo tiempo somos conscientes de que el beneficio, si no se comparte, es maleficio. Por eso el dedicar unas letras como apostilla a este estupendo artĆ­culo de alguien que no conozco pero que le elogio por abrir sendas en la espesura para necios y desorientados. La desintoxicación del consumo conduce a la libertad que conduce a la serenidad que conduce al jĆŗbilo.

  • Una vez mĆ”s , recalcar que Capitalismo viene de Capital y Consumisto de consumo. Cosas muy distintas. AĆŗn asĆ­, suscribo mucho de lo que se cita en el artĆ­culo

  • Brutal, estamos ante una nuevo despertar social y del ser humano… pero aun hay muchas personas dormidas…

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