Al poco de comenzar el primer capÃtulo de The Man in the High Castle (Amazon Prime), uno de los protagonistas sale de un cine de Nueva York. Un rótulo sobre la entrada anuncia el tÃtulo del dÃa:
Rock Hudson no hubiera prosperado en los Estados Unidos controlado por los nazis. No porque era homosexual, sino porque Douglas Sirk —alemán que huyó de los nazis— probablemente estarÃa encarcelado o muerto. El director de cine no habrÃa convertido al actor en galán romántico de los años 50 con tÃtulos como Obsesión, Solo el cielo lo sabe y Escrito sobre el viento.
El rótulo de Hudson y June sitúa al público en el tiempo y sugiere una realidad pervertida: los nazis se han apropiado de los sÃmbolos americanos. En este caso, de Hollywood. Algo que realmente podrÃa haber ocurrido si el proyecto Amerika Bomber auspiciado por Hitler hubiera prosperado. La Luftwaffe (la aviación alemana) trabajó en el diseño de aviones cohetes para atacar Estados Unidos. La psicosis de la invasión existÃa en el pueblo norteamericano. Una prueba es la publicación en la revista Life (1942) de ficticios mapas de ataques nazis a Estados Unidos.
Plan nazi para invadir Estados Unidos en la revista Life.
Dinero nazi en Hollywood
En el mundo real, en los preámbulos de la Segunda Guerra Mundial —e incluso, ya iniciada la contienda— Hollywood aceptó dinero nazi para financiar pelÃculas. Hitler no era visto como una amenaza por Estados Unidos y Alemania era el principal mercado extranjero. Las condiciones de los nazis eran simples: la censura de guiones. Los alemanes no debÃan aparecer como villanos. Los actores con ascendencia judÃa fueron apartados de rodajes. La palabra judÃo fue eliminada de los guiones.
Hitler financió pelÃculas con hombres con capacidad de liderazgo como Tres lanceros bengalÃes (con Cooper) o Rebelión a bordo y pelÃculas donde la democracia fracasaba. Georg Gysling, representante de Hitler en Hollywood, visitaba los estudios sugiriendo cortes en los guiones y cambios en la edición de las pelÃculas.
¿Significa que Hollywood al completo rendÃa pleitesÃa a los nazis y aceptaba su dinero? No. Paralelamente surgió la Liga Antinazi de Hollywood, de izquierdas. Entre los opositores al nazismo estaba el guionista Herman Mankiewicz (Ciudadano Kane), quien denunció la situación en el guion El perro loco de Europa, proyecto que Metro Goldwyn Mayer compró y abortó con apoyo de la Oficina Hays (la creadora del código represor del cine de Hollywood).
El idilio o respeto mutuo, o dependencia mutua, entre Hollywood y la Alemania nazi tardó en romperse. El mismo Jack Warner fue el primero de los magnates en crear cine antinazi: Confesiones de un espÃa nazi, con el impulso de J. Edgar Hoover, director del FBI. La pelÃcula se estrenó en 1939, mientras que importantes estudios de Hollywood permanecÃan en BerlÃn.
Al poco, Warner Bros se convirtió en una máquina de crear cine contra el nazimo con Casablanca a la cabeza (la imagen que encabeza el artÃculo muestra a Hitler en un pase privado de Casablanca). Detrás llegaron los demás estudios.
Han cambiado las tornas. El pasado vergonzoso que Hollywood ha tratado de ocultar ahora es comentado y expuesto en libros y la televisión. Por suerte THE PUNCH PARTY solo forma parte de The Man in the High Castle.
Al poco de comenzar el primer capÃtulo de The Man in the High Castle (Amazon Prime), uno de los protagonistas sale de un cine de Nueva York. Un rótulo sobre la entrada anuncia el tÃtulo del dÃa:
Rock Hudson no hubiera prosperado en los Estados Unidos controlado por los nazis. No porque era homosexual, sino porque Douglas Sirk —alemán que huyó de los nazis— probablemente estarÃa encarcelado o muerto. El director de cine no habrÃa convertido al actor en galán romántico de los años 50 con tÃtulos como Obsesión, Solo el cielo lo sabe y Escrito sobre el viento.
El rótulo de Hudson y June sitúa al público en el tiempo y sugiere una realidad pervertida: los nazis se han apropiado de los sÃmbolos americanos. En este caso, de Hollywood. Algo que realmente podrÃa haber ocurrido si el proyecto Amerika Bomber auspiciado por Hitler hubiera prosperado. La Luftwaffe (la aviación alemana) trabajó en el diseño de aviones cohetes para atacar Estados Unidos. La psicosis de la invasión existÃa en el pueblo norteamericano. Una prueba es la publicación en la revista Life (1942) de ficticios mapas de ataques nazis a Estados Unidos.
Plan nazi para invadir Estados Unidos en la revista Life.
Dinero nazi en Hollywood
En el mundo real, en los preámbulos de la Segunda Guerra Mundial —e incluso, ya iniciada la contienda— Hollywood aceptó dinero nazi para financiar pelÃculas. Hitler no era visto como una amenaza por Estados Unidos y Alemania era el principal mercado extranjero. Las condiciones de los nazis eran simples: la censura de guiones. Los alemanes no debÃan aparecer como villanos. Los actores con ascendencia judÃa fueron apartados de rodajes. La palabra judÃo fue eliminada de los guiones.
Hitler financió pelÃculas con hombres con capacidad de liderazgo como Tres lanceros bengalÃes (con Cooper) o Rebelión a bordo y pelÃculas donde la democracia fracasaba. Georg Gysling, representante de Hitler en Hollywood, visitaba los estudios sugiriendo cortes en los guiones y cambios en la edición de las pelÃculas.
¿Significa que Hollywood al completo rendÃa pleitesÃa a los nazis y aceptaba su dinero? No. Paralelamente surgió la Liga Antinazi de Hollywood, de izquierdas. Entre los opositores al nazismo estaba el guionista Herman Mankiewicz (Ciudadano Kane), quien denunció la situación en el guion El perro loco de Europa, proyecto que Metro Goldwyn Mayer compró y abortó con apoyo de la Oficina Hays (la creadora del código represor del cine de Hollywood).
El idilio o respeto mutuo, o dependencia mutua, entre Hollywood y la Alemania nazi tardó en romperse. El mismo Jack Warner fue el primero de los magnates en crear cine antinazi: Confesiones de un espÃa nazi, con el impulso de J. Edgar Hoover, director del FBI. La pelÃcula se estrenó en 1939, mientras que importantes estudios de Hollywood permanecÃan en BerlÃn.
Al poco, Warner Bros se convirtió en una máquina de crear cine contra el nazimo con Casablanca a la cabeza (la imagen que encabeza el artÃculo muestra a Hitler en un pase privado de Casablanca). Detrás llegaron los demás estudios.
Han cambiado las tornas. El pasado vergonzoso que Hollywood ha tratado de ocultar ahora es comentado y expuesto en libros y la televisión. Por suerte THE PUNCH PARTY solo forma parte de The Man in the High Castle.