En ciudades como San Francisco y Seattle, los gobiernos locales han prohibido la compra de agua en todo lo que tenga que ver con sus ayuntamientos. En Chicago, desde 2008, hay un impuesto sobre la compra de agua embotellada. Un pueblo australiano ha prohibido la venta de este producto y, a cambio, ha instalado más fuentes públicas. En ciudades como Londres y Nueva York proliferan restaurantes que sólo sirven agua filtrada del grifo en una tendencia que no para de crecer. Muchas poblaciones urbanas se empiezan a posicionar en contra del agua mineral. Está por ver si se trata de un movimiento pasajero o el comienzo de una tendencia generalizada que afectará al mercado a largo plazo.
En este vÃdeo que acaba de salir a la luz, realizado por la ecologista Annie Leonard, se argumenta que, en el futuro, consumir agua mineral en botella de plástico será tan mal visto como fumar al lado de una mujer embarazada.
Algunas de las cuestiones que plantea son:
– ¿Tiene sentido comprar agua mineral si, al final, la del grifo es de la misma calidad?
– La necesidad de luchar contra los ejecutivos que quieren crear una demanda para un producto que es hasta 1.000 veces más caro que el agua del grifo.
– El hecho de que buena parte de las botellas son de plástico y acaban en basureros gigantescos sin posibilidad de reciclaje, además de la energÃa empleada para fabricarlas.
Una de las historias más significativas que cuenta es la de Fiji Water. En 2006 la marca de agua, que se comercializa como la más pura del mundo, lanzó una campaña con el mensaje: “Porque el etiquetado dice que no está embotellada en Cleveland”.
En diciembre de 2007 una revista de bebidas británica realizó un test a ciegas en 23 marcas de agua entre 20 profesionales y periodistas de la restauración. Entre las aguas probadas se encontraba Thames Water, el agua del grifo de Londres. El agua consumida por todos los londinenses acabó en tercera posición y la marca más cara, 420 Volcanic, que cuesta más de 60 euros por botella, quedó en el puesto 18.
En respuesta al vÃdeo de Leonard, la industria de EEUU ha respondido con un corto que no resulta muy convincente, no tanto por sus argumentos como por la calidad de la presentación en sÃ. Su conclusión: Más o menos que las embotelladoras están salvando el medioambiente.
¿DeberÃan estar preocupadas las embotelladoras y marcas de agua mineral?
Indudablemente, el agua embotellada sirve una función importante, especialmente en zonas donde el agua del grifo no es de calidad o incluso no es potable. Las botellas de agua son extremadamente útiles en crisis humanitarias como las causadas por el terremoto de HaitÃ.
En muchos casos, la calidad es muy superior a la del grifo y en un mercado libre, la gente tiene la opción de escoger entre ambas opciones. Pero el declive en mercados más desarollados muestra que los ciudadanos empiezan a cuestionarse su compra. Una marca como Fiji Water requiere transportar el producto más de 17.000 kilómetros para llegar a España y lo que eso conlleva en emisiones. Este argumento abre oportunidades de negocio para marcas de agua mineral locales.
En España todavÃa no está extendida esta contratendencia pero ¿podrÃa llegar a extenderse aquÃ? Lo que ha quedado claro es que es imposible de ignorar. Las empresas embotelladoras tendrán que seguir invirtiendo en packaging más ecológico y otras iniciativas para convencer a los consumidores. Se empezará a exigir que los productos vengan de fuentes más locales (algo que en España es generalizado). Otros auguran que empresas especializadas en filtración de agua en el hogar como Brita tienen todas las de ganar en los próximos años.
En ciudades como San Francisco y Seattle, los gobiernos locales han prohibido la compra de agua en todo lo que tenga que ver con sus ayuntamientos. En Chicago, desde 2008, hay un impuesto sobre la compra de agua embotellada. Un pueblo australiano ha prohibido la venta de este producto y, a cambio, ha instalado más fuentes públicas. En ciudades como Londres y Nueva York proliferan restaurantes que sólo sirven agua filtrada del grifo en una tendencia que no para de crecer. Muchas poblaciones urbanas se empiezan a posicionar en contra del agua mineral. Está por ver si se trata de un movimiento pasajero o el comienzo de una tendencia generalizada que afectará al mercado a largo plazo.
En este vÃdeo que acaba de salir a la luz, realizado por la ecologista Annie Leonard, se argumenta que, en el futuro, consumir agua mineral en botella de plástico será tan mal visto como fumar al lado de una mujer embarazada.
Algunas de las cuestiones que plantea son:
– ¿Tiene sentido comprar agua mineral si, al final, la del grifo es de la misma calidad?
– La necesidad de luchar contra los ejecutivos que quieren crear una demanda para un producto que es hasta 1.000 veces más caro que el agua del grifo.
– El hecho de que buena parte de las botellas son de plástico y acaban en basureros gigantescos sin posibilidad de reciclaje, además de la energÃa empleada para fabricarlas.
Una de las historias más significativas que cuenta es la de Fiji Water. En 2006 la marca de agua, que se comercializa como la más pura del mundo, lanzó una campaña con el mensaje: “Porque el etiquetado dice que no está embotellada en Cleveland”.
En diciembre de 2007 una revista de bebidas británica realizó un test a ciegas en 23 marcas de agua entre 20 profesionales y periodistas de la restauración. Entre las aguas probadas se encontraba Thames Water, el agua del grifo de Londres. El agua consumida por todos los londinenses acabó en tercera posición y la marca más cara, 420 Volcanic, que cuesta más de 60 euros por botella, quedó en el puesto 18.
En respuesta al vÃdeo de Leonard, la industria de EEUU ha respondido con un corto que no resulta muy convincente, no tanto por sus argumentos como por la calidad de la presentación en sÃ. Su conclusión: Más o menos que las embotelladoras están salvando el medioambiente.
¿DeberÃan estar preocupadas las embotelladoras y marcas de agua mineral?
Indudablemente, el agua embotellada sirve una función importante, especialmente en zonas donde el agua del grifo no es de calidad o incluso no es potable. Las botellas de agua son extremadamente útiles en crisis humanitarias como las causadas por el terremoto de HaitÃ.
En muchos casos, la calidad es muy superior a la del grifo y en un mercado libre, la gente tiene la opción de escoger entre ambas opciones. Pero el declive en mercados más desarollados muestra que los ciudadanos empiezan a cuestionarse su compra. Una marca como Fiji Water requiere transportar el producto más de 17.000 kilómetros para llegar a España y lo que eso conlleva en emisiones. Este argumento abre oportunidades de negocio para marcas de agua mineral locales.
En España todavÃa no está extendida esta contratendencia pero ¿podrÃa llegar a extenderse aquÃ? Lo que ha quedado claro es que es imposible de ignorar. Las empresas embotelladoras tendrán que seguir invirtiendo en packaging más ecológico y otras iniciativas para convencer a los consumidores. Se empezará a exigir que los productos vengan de fuentes más locales (algo que en España es generalizado). Otros auguran que empresas especializadas en filtración de agua en el hogar como Brita tienen todas las de ganar en los próximos años.
Yo beberÃa agua del grifo en mi lugar de trabajo si no estuviera tan mala… en casa tenemos un filtro común todo el edificio y no tiene ni punto de comparación. Muchas veces relleno mis botellas con agua de casa y me las traigo, otras veces, no me da tiempo o no me acuerdo.
Barcelona centro, el agua sabe mal. Garrafas de 8 litros hasta para cocinar. Pago más 100 € al mes por agua potable pero no bebible. Antes vivÃa en Majadahonda, agua bebible del Canal de Isabel II, a mitad de precio. No creo que sea una tendencia, si el agua del grifo es buena no hace falta la embotellada mas que para las excursiones, o si la compras de paseo.
En mi paÃs de origen, si tomara el agua del grifo sufrirÃa unos problemas estomacales inolvidables…
Por supuesto que en según las zonas, beber agua embotellada no tiene nada que ver con las modas. Por ejemplo Canarias, y sobre todo en las islas orientales (Gran Canaria. Fuerteventura y Lanzarote). Hace lustros que los manantiales naturales no cubren las necesidades de las grandes poblaciones, y el agua de las potabilizadoras, que ha sido el remedio para la mayorÃa de los usos, apenas es potable. Al menos por ahora.
Yo beberÃa agua del grifo en mi lugar de trabajo si no estuviera tan mala… en casa tenemos un filtro común todo el edificio y no tiene ni punto de comparación. Muchas veces relleno mis botellas con agua de casa y me las traigo, otras veces, no me da tiempo o no me acuerdo.
O mi Ayuntamiento mejora la calidad del agua o seguiré bebiendo agua embotellada.
Barcelona centro, el agua sabe mal. Garrafas de 8 litros hasta para cocinar. Pago más 100 € al mes por agua potable pero no bebible. Antes vivÃa en Majadahonda, agua bebible del Canal de Isabel II, a mitad de precio. No creo que sea una tendencia, si el agua del grifo es buena no hace falta la embotellada mas que para las excursiones, o si la compras de paseo.
En mi paÃs de origen, si tomara el agua del grifo sufrirÃa unos problemas estomacales inolvidables…
Toca comprarla embotellada, o desinfectarla.
Por supuesto que en según las zonas, beber agua embotellada no tiene nada que ver con las modas. Por ejemplo Canarias, y sobre todo en las islas orientales (Gran Canaria. Fuerteventura y Lanzarote). Hace lustros que los manantiales naturales no cubren las necesidades de las grandes poblaciones, y el agua de las potabilizadoras, que ha sido el remedio para la mayorÃa de los usos, apenas es potable. Al menos por ahora.
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