17 de diciembre 2012    /   CREATIVIDAD
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El artista que perdió el interés por los pinceles en la escuela

17 de diciembre 2012    /   CREATIVIDAD     por          
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Saddo era uno de los personajes que este artista rumano hacía cuando comenzó a dibujar, hoy lo utiliza además como nombre artístico. Raul Oprea es Saddo y desde Bucarest, trabaja como ilustrador y muralista ocasional.

Saddo comenta que su estilo es más bien ecléctico, “aunque me refleja como persona, no puedo asentarme en un estilo particular o una sola técnica. Me gusta experimentar con formas y caracterizaciones. Pero creo que puedo decir que mi estilo es un tanto surrealista, con tintes folclóricos y personajes fantásticos. Una mezcla medio infantil y medio estilizada con algo de dibujo animado y algo de realismo”.

Sus influencias vienen de muchos sitios, desde el comic a los dibujos animados, el arte callejero y el low bro, el surrealismo y el pop, los posters de las pelis de terror, las ilustraciones de naturaleza y los patrones de diseños orientales. Destaca a artistas clásicos como Arcimboldo, El Bosco, Brueghel o Walton Ford y comenta que ve sus piezas como escenas fantásticas de un libro o una película. “Mi novia Aitch es también una gran influencia en lo que hago y entre otros artistas contemporáneos también me gustan Heiko Mueller, Jon McNair, Mike Swaney, Hell’o Monsters, Jean Spezial, Ekta, y muchos otros”, explica.

A pesar de haber estudiado Bellas Artes en la Universidad de Cluj-Napoca, dice que durante esos años no aprendió mucho, “es más, creo que en esa época, perdí el interés y la diversión por dibujar”, argumenta. Hasta pasados un par de años después de la carrera, no volvió a coger los pinceles, y sólo hasta que el arte urbano irrumpió en su país no se vio con la confianza suficiente para disfrutar con sus pintura.

A la hora de enfrentarse al lienzo en blanco dice que improvisa bastante según el soporte que vaya a atacar. Luego, una vez tiene el fondo manchado, boceta lo que será la figura central. Otras veces cuando hace alguna serie, investiga y trata de descubrir historias que le puedan ayudar a contar la escena o la mitología que pueda encerrar lo que quiere transmitir y juega mezclando personajes. Cuando tiene claro lo que tiene que hacer lo entinta y por último, pinta sobre el soporte.

Actualmente está preparando dos exposiciones que junto a su pareja, harán en Canadá, y están lanzando una serie de 50 serigrafías para financiarse los gastos. Además sigue trabajando en obras de menor escala. Más allá, sólo espera verse en un lugar cálido cerca del mar.

 

 

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Saddo era uno de los personajes que este artista rumano hacía cuando comenzó a dibujar, hoy lo utiliza además como nombre artístico. Raul Oprea es Saddo y desde Bucarest, trabaja como ilustrador y muralista ocasional.

Saddo comenta que su estilo es más bien ecléctico, “aunque me refleja como persona, no puedo asentarme en un estilo particular o una sola técnica. Me gusta experimentar con formas y caracterizaciones. Pero creo que puedo decir que mi estilo es un tanto surrealista, con tintes folclóricos y personajes fantásticos. Una mezcla medio infantil y medio estilizada con algo de dibujo animado y algo de realismo”.

Sus influencias vienen de muchos sitios, desde el comic a los dibujos animados, el arte callejero y el low bro, el surrealismo y el pop, los posters de las pelis de terror, las ilustraciones de naturaleza y los patrones de diseños orientales. Destaca a artistas clásicos como Arcimboldo, El Bosco, Brueghel o Walton Ford y comenta que ve sus piezas como escenas fantásticas de un libro o una película. “Mi novia Aitch es también una gran influencia en lo que hago y entre otros artistas contemporáneos también me gustan Heiko Mueller, Jon McNair, Mike Swaney, Hell’o Monsters, Jean Spezial, Ekta, y muchos otros”, explica.

A pesar de haber estudiado Bellas Artes en la Universidad de Cluj-Napoca, dice que durante esos años no aprendió mucho, “es más, creo que en esa época, perdí el interés y la diversión por dibujar”, argumenta. Hasta pasados un par de años después de la carrera, no volvió a coger los pinceles, y sólo hasta que el arte urbano irrumpió en su país no se vio con la confianza suficiente para disfrutar con sus pintura.

A la hora de enfrentarse al lienzo en blanco dice que improvisa bastante según el soporte que vaya a atacar. Luego, una vez tiene el fondo manchado, boceta lo que será la figura central. Otras veces cuando hace alguna serie, investiga y trata de descubrir historias que le puedan ayudar a contar la escena o la mitología que pueda encerrar lo que quiere transmitir y juega mezclando personajes. Cuando tiene claro lo que tiene que hacer lo entinta y por último, pinta sobre el soporte.

Actualmente está preparando dos exposiciones que junto a su pareja, harán en Canadá, y están lanzando una serie de 50 serigrafías para financiarse los gastos. Además sigue trabajando en obras de menor escala. Más allá, sólo espera verse en un lugar cálido cerca del mar.

 

 

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