En marzo de 2003 Estados Unidos, con el patĆ©tico apoyo europeo de Gran BretaƱa y EspaƱa, invadió Irak con la excusa de buscar unas inexistentes armas de destrucción masiva. Aquel mes presentamos una campaƱa grĆ”fica de primavera para un centro comercial con una pistola apuntando hacia arriba y una flor saliendo del cañón, en una clara alusión a la paz. Pero esa campaƱa nunca salió a la luz. Como dijo el cliente, las marcas no hablan ni de polĆtica, ni de religión ni de sexo. En esa Ć©poca, tan solo Benetton, en una estrategia creada por el brillante director creativo Oliviero Toscani, retaba a la sociedad a reflexionar sobre temas como el lado oscuro de la religión, el maltrato animal o la hipocresĆa social contra la homosexualidad.
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Afortunadamente, los tiempos han cambiado, o mejor dicho, van cambiando. En parte, gracias a la interacción entre las marcas y las personas que permite actualmente la tecnologĆa, las empresas han empezado a posicionarse en temas polĆticos y de gĆ©nero. Una muestra de este cambio son los movimientos de muchas marcas como protesta ante la invasión rusa de Ucrania. MĆ”s de 300 empresas han decidido cesar su actividad en Rusia desde que empezó la guerra, asumiendo las pĆ©rdidas que eso significa para sus arcas. Pero una cosa es apoyar āo, en este caso, desapoyarā a un paĆs por una causa polĆtica respaldada por toda la sociedad, y otra muy distinta adoptar una posición clara respecto a un tema tan polarizante como la libertad de expresión sexual.
El DĆa del Orgullo celebra unos disturbios que tuvieron lugar en un local de Nueva York en junio de 1969. Por primera vez, un grupo de personas de diferentes orientaciones e identidades sexuales entonces marginales y perseguidas se rebeló ante una de las muchas intrusiones policiales abusivas de la Ć©poca, y la cosa acabó con varios detenidos. Desde entonces, cada aƱo, la Ćŗltima semana de junio se celebran fiestas y manifestaciones en medio mundo para reivindicar la libertad sexual. Pero solo en medio mundo, no olvidemos que en el otro medio sigue la persecución, la humillación o incluso el encarcelamento y la tortura de las personas LGTBI. ĀæQuĆ© rol deben ocupar las marcas en esta celebración? ĀæEs lĆcito que se apunten a la fiesta, aunque no hagan nada durante el resto del aƱo para apoyar esta causa? ĀæEs el rainbow washing una fórmula para vender mĆ”s a un nicho de mercado con mĆ”s recursos económicos que la media de la población?
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Responder estas preguntas es complicado cuando hablamos de un mercado global. Queda fatal, por ejemplo, que haya marcas que apoyen el movimiento poniendo los colores de la bandera LGTBI en sus logos y productos, y luego abran tiendas en paĆses en los que cualquier orientación que no sea la hetero estĆ© prohibida. En este aspecto, sin ir mĆ”s lejos, el Mundial de FĆŗtbol de Qatar ha sido un gran ejemplo de la hipocresĆa de algunas de las principales marcas deportivas.Ā
Las marcas deberĆan ser mĆ”s activamente sociales, dejar de pretender gustar a todo el mundo y mojarse en posturas mayoritarias y sostenibles, como el calentamiento global, las injusticias polĆticas o el respeto a la orientación sexual. Y con hechos, no solo con palabras. Esto no va de sacar cuatro productos con banderas LGTBI, sino de tomarse el tema mucho mĆ”s en serio y apoyar activamente la integración de todas las personas, tengan la orientación que tengan. Y en este sentido, tanto las marcas como las agencias (no nos saquemos de la ecuación, que tambiĆ©n estamos implicados en esto) aĆŗn tenemos mucho camino por recorrer. AsĆ que pongĆ”monos todos las pilas y seamos mĆ”s creativos, que el tema es muy serio y hay mucho mucho por hacer.
Normmal. Media meets creativity