
Cada vez se parece menos a un insecto pequeño y achaparrado. Ha crecido, se ha estilizado, se le han ensanchado los neumÔticos. Volkswagen presentó el lunes su nuevo Beetle, la reencarnación futurista del escarabajo, aquel humilde cochecito que recorrió todas las carreteras durante el siglo pasado.
Aunque la empresa ha creado un anuncio en el que un pobre escarabajo-bicho va derrapando por un bosque como si estuviese en un rally, hasta pararse y transformarse en este Beetle, la realidad es que el nuevo escarabajo-coche es un seƱorito moderno y urbano.

Tanto se ha pulido la imagen del insecto, se ha vuelto tan distinguido, que su patrón, Volkswagen, lo presentó ayer con un deje cosmopolita: primero en Shangai, luego en BerlĆn, despuĆ©s en Nueva York. La cadena MTV puso la mĆŗsica: en EE UU tocó Black Eyed Pees y en BerlĆn pincharon 2manydjs, lo que permitió a los invitados vivir una experiencia Ćŗnica, comer pretzels, unos panecillos salados de origen judĆo, mientras se asistĆa a una sesión de mĆŗsica electrónica en una nave industrial: el suelo vibraba, los vasos y los cazos de cacahuetes bailaban sobre la mesa.
Volkswagen montó el asunto con cierto misterio. El coche, diseƱado en los dos Ćŗltimos aƱos, no se pudo ver hasta el momento de la presentación. En el escenario de BerlĆn retiraron la lona que lo tapaba a las ocho de la tarde: ahĆ estaba, un Beetle del siglo XXI, como lo ha bautizado la firma, pintado de blanco, con aspecto deportivo, dos puertas, cuatro plazas, mĆ”s amplio que el anterior, la parte trasera mucho mĆ”s tendida, no redondeada, como habĆa sido siempre. Un pequeƱo bólido con un motor que tendrĆ”, segĆŗn el modelo, entre 105 y 200 caballos. Quienes conocen el mercado dicen que con este coche, bĆ”sicamente, Volkswagen le quiere comer la merienda al Mini de BMW.

El cambio del escarabajo de insecto comĆŗn a automóvil notable no es una novedad. El modelo clĆ”sico, el que formó parte del digno y sufrido gĆ©nero del cuatro latas, dejó de construirse en 2003, cuando cerró la Ćŗltima fĆ”brica que lo hacĆa (en Puebla, MĆ©xico). Cinco aƱos antes, en 1998, habĆa salido al mercado el primer Beetle moderno, que ya era bastante mĆ”s lustroso, aunque modesto, al menos en apariencia, en comparación con el modelo que se enseñó ayer y que se podrĆ” comprar en EspaƱa a partir de septiembre.
El corte generacional entre el Beetle tradicional y el moderno se ha consolidado con este coche. El viejo escarabajo ya es un objeto de coleccionista, una mƔquina del pasado con mucha historia a la espalda.

En los aƱos 60 y 70 fue el coche que transportó a los hippies trotamundos; todavĆa quedarĆ”n en KatmandĆŗ algunas de las piezas de escarabajo que los jóvenes occidentales que conducĆan desde Estambul a Nepal vendĆan al final de la ruta para poder comprar drogas o antigüedades de la zona. En 1974, cuando los insurgentes etĆopes derrocaron al emperador Haile Selassie, lo humillaron pĆŗblicamente paseĆ”ndolo en el asiento trasero de un Beetle, en vez de usar uno de sus Rolls-Royce -cosas de los revolucionarios, que suelen guardar un poco de rencor a los lĆderes que tumban-.
Han pasado 78 aƱos desde que Adolf Hitler ordenó la creación del Volkswagen T1, el primer escarabajo, a Ferdinand Porsche. Curiosamente, despuĆ©s de tantos aƱos, la criatura mĆ”s modesta de don Ferdinand, el Beetle, se parece mĆ”s que nunca al producto por el que se le recuerda, los coches deportivos Porsche (poco populares, en el sentido de que cuestan un ojo de la cara). āSe nota que son hijos del mismo padreā, decĆa el lunes por la noche en BerlĆn un erudito espaƱol en escarabajos.
Cuando vi las fotos (sobre todo la versión en color negro) pensĆ© lo mismo que dices en el Ćŗltimo pĆ”rrafo del artĆculo, Pablo: en un intento de volver a la esencia del diseƱo del Beetle original de Ferdinand Porsche les ha salido eso: Ā”un Porsche 911 (de los aƱos 60, claro)! Y muy chulo, por cierto. Huele a superventas-superpijo, te lo juro, o sea, un Mini-killer, Āæsabes?, jajaja.
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