
Cuando Martin Woutisseth dejó de trabajar en una compañÃa de videojuegos, el diseñador gráfico jefe le hizo saber que lo le gustaba lo que hacÃa. El despido no ocurrió por ese motivo sino por razones meramente económicas, pero el ilustrador francés entró en una espiral de dudas. El despecho y un concurso le hicieron experimentar con los gráficos en movimiento. No ganó el premio pero sà la confianza que necesitaba para seguir adelante. Por fortuna para todos.
Woutisseth comenzó en la ilustración cuando era niño. QuerÃa dibujar cómics. Se dedicó a ello intensamente y mientras, para sobrevivir, disfrutaba de becas en un estudio de diseño web y en una empresa de videojuegos. Fue allà donde, tras ser despedido por ajustes de presupuesto, el diseñador jefe le dejó claro que lo que hacÃa Woutisseth no le gustaba en absoluto. El ilustrador dejó el lápiz y abandonó.
Poco después, Woutisseth encontró un concurso organizado por la La Cinémathèque Française y DailyMotion. El tema era Stanley Kubrick, su director favorito. “En ese momento sabÃa que tenÃa que entrar a trabajar en un estudio de foto y vÃdeo, asà que me apunté para volver al diseño gráfico en movimiento, que no tocaba desde que era estudiante”, cuenta. “Soy muy perfeccionista y siento mucho respeto por Kubrick, asà que me empleé a fondo para ofrecer un punto de vista fresco de los pósters de sus obras maestras”. Woutisseth no ganó, pero el vÃdeo tuvo el suficiente éxito como para que le abandonaran todos sus miedos. Decidió que ese tenÃa que ser su estilo.
Después vino un proyecto parecido. En esta ocasión era Tim Burton el protagonista del mismo. “Me aburrÃa en el estudio de fotografÃa. Estaba perdiendo la creatividad y comenzaba a deprimirme”, explica. Dejó ese trabajo y ha decidido establecerse como freelance.
Cita entre sus influencias a Katsuhiro Otomo, Akira Kurosawa, Baby Cart, Osamu Tezuka, Saul Bass, Danny Yount o Ken Taylor aunque, como hijo de los tiempos en los que vivimos, ha bebido de múltiples fuentes de la cultura pop. Quizá por eso ha terminado reinterpretando a su manera tÃtulos de crédito de series. Asà es como llegamos a esta interesante versión de su venerada Breaking Bad.

Cuando Martin Woutisseth dejó de trabajar en una compañÃa de videojuegos, el diseñador gráfico jefe le hizo saber que lo le gustaba lo que hacÃa. El despido no ocurrió por ese motivo sino por razones meramente económicas, pero el ilustrador francés entró en una espiral de dudas. El despecho y un concurso le hicieron experimentar con los gráficos en movimiento. No ganó el premio pero sà la confianza que necesitaba para seguir adelante. Por fortuna para todos.
Woutisseth comenzó en la ilustración cuando era niño. QuerÃa dibujar cómics. Se dedicó a ello intensamente y mientras, para sobrevivir, disfrutaba de becas en un estudio de diseño web y en una empresa de videojuegos. Fue allà donde, tras ser despedido por ajustes de presupuesto, el diseñador jefe le dejó claro que lo que hacÃa Woutisseth no le gustaba en absoluto. El ilustrador dejó el lápiz y abandonó.
Poco después, Woutisseth encontró un concurso organizado por la La Cinémathèque Française y DailyMotion. El tema era Stanley Kubrick, su director favorito. “En ese momento sabÃa que tenÃa que entrar a trabajar en un estudio de foto y vÃdeo, asà que me apunté para volver al diseño gráfico en movimiento, que no tocaba desde que era estudiante”, cuenta. “Soy muy perfeccionista y siento mucho respeto por Kubrick, asà que me empleé a fondo para ofrecer un punto de vista fresco de los pósters de sus obras maestras”. Woutisseth no ganó, pero el vÃdeo tuvo el suficiente éxito como para que le abandonaran todos sus miedos. Decidió que ese tenÃa que ser su estilo.
Después vino un proyecto parecido. En esta ocasión era Tim Burton el protagonista del mismo. “Me aburrÃa en el estudio de fotografÃa. Estaba perdiendo la creatividad y comenzaba a deprimirme”, explica. Dejó ese trabajo y ha decidido establecerse como freelance.
Cita entre sus influencias a Katsuhiro Otomo, Akira Kurosawa, Baby Cart, Osamu Tezuka, Saul Bass, Danny Yount o Ken Taylor aunque, como hijo de los tiempos en los que vivimos, ha bebido de múltiples fuentes de la cultura pop. Quizá por eso ha terminado reinterpretando a su manera tÃtulos de crédito de series. Asà es como llegamos a esta interesante versión de su venerada Breaking Bad.