Febrero de 2012. Angello se presenta en la FruitlogĆstica de BerlĆn, la feria de frutas y hortalizas en fresco mĆ”s importante del mundo. Lo han colocado en una bandeja junto a una fondue de chocolate. El caso es que no es ni fresa, ni cereza, ni nada que en principio imaginemos baƱado en cacao. Angello es un pimiento que se acaba de llevar el premio al mejor producto de la muestra, lo que lo convierte en campeón mundial.
Todo empezó en un invernadero del Poniente de AlmerĆa al que la brisa llega salada; el mar estĆ” muy cerca. Hileras de angellos ya maduros destacan entre el verde vivo de la mata. Pronto serĆ”n exquisiteces gracias, entre otros muchos factores, a que de las paredes cuelgan telas de araƱa, y a que no se ven hormigas. āEjem, Āæperdón? Me he perdidoā, podrĆa objetar alguien. Pues sĆ. Si hay araƱas es porque aquĆ las plagas no se tratan con insecticidas, con veneno, sino con trampas naturales y otros insectos que se las comen.
El comentario puede resultar chocante dentro de un invernadero, que parece mÔs industria que agricultura, automatizado, controlado por ordenador, y sin tierra: se trata de cultivo hidropónico de fibra de coco, reciclada de la industria del automóvil (se utiliza para fabricar los salpicaderos de los coches).
Nutrientes y posibles tratamientos circulan por un circuito cerrado, de manera que el agua no se pierde, se reutiliza, y no se contaminan los acuĆferos. āToda esta tecnologĆa sirve para ser mĆ”s respetuosos con nuestro entorno, para ir a favor de la naturaleza, que es la Ćŗnica maneraā, insiste Lola. Ella y su marido, Fernando, han convertido sus cultivos en ecosistemas equilibrados y con todo medido para lograr, mĆ”s que nada, calidad. Agua, sol, temperatura, salinidad, ph, alimento, flora, fauna. Declaran su vocación ecológica… Aunque sus cultivos no pueden catalogarse como biológicos porque son hidropónicos (cosa que el sello ābioā no permite). Se encuadran en el marco de la lucha integrada, que permite el uso de determinados productos quĆmicos.
Actualmente tienen dos invernaderos dedicados a este producto, de 5.000 metros y de una hectĆ”rea, respectivamente. Todo se vende, Ćntegro, a la cadena britĆ”nica Marks&Spencer, en bandejas de 100 gramos que cuestan 2,4 euros. Veinticuatro euros el kilo. La idea es ir ampliando mercado con otros supermercados y en otros paĆses. Con el triunfo de BerlĆn como espaldarazo, resultarĆ” aĆŗn mĆ”s fĆ”cil.
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Fotos: Colo
Este artĆculo fue publicado en el nĆŗmero de Julio/Agosto de Yorokobu.
Febrero de 2012. Angello se presenta en la FruitlogĆstica de BerlĆn, la feria de frutas y hortalizas en fresco mĆ”s importante del mundo. Lo han colocado en una bandeja junto a una fondue de chocolate. El caso es que no es ni fresa, ni cereza, ni nada que en principio imaginemos baƱado en cacao. Angello es un pimiento que se acaba de llevar el premio al mejor producto de la muestra, lo que lo convierte en campeón mundial.
Todo empezó en un invernadero del Poniente de AlmerĆa al que la brisa llega salada; el mar estĆ” muy cerca. Hileras de angellos ya maduros destacan entre el verde vivo de la mata. Pronto serĆ”n exquisiteces gracias, entre otros muchos factores, a que de las paredes cuelgan telas de araƱa, y a que no se ven hormigas. āEjem, Āæperdón? Me he perdidoā, podrĆa objetar alguien. Pues sĆ. Si hay araƱas es porque aquĆ las plagas no se tratan con insecticidas, con veneno, sino con trampas naturales y otros insectos que se las comen.
El comentario puede resultar chocante dentro de un invernadero, que parece mÔs industria que agricultura, automatizado, controlado por ordenador, y sin tierra: se trata de cultivo hidropónico de fibra de coco, reciclada de la industria del automóvil (se utiliza para fabricar los salpicaderos de los coches).
Nutrientes y posibles tratamientos circulan por un circuito cerrado, de manera que el agua no se pierde, se reutiliza, y no se contaminan los acuĆferos. āToda esta tecnologĆa sirve para ser mĆ”s respetuosos con nuestro entorno, para ir a favor de la naturaleza, que es la Ćŗnica maneraā, insiste Lola. Ella y su marido, Fernando, han convertido sus cultivos en ecosistemas equilibrados y con todo medido para lograr, mĆ”s que nada, calidad. Agua, sol, temperatura, salinidad, ph, alimento, flora, fauna. Declaran su vocación ecológica… Aunque sus cultivos no pueden catalogarse como biológicos porque son hidropónicos (cosa que el sello ābioā no permite). Se encuadran en el marco de la lucha integrada, que permite el uso de determinados productos quĆmicos.
Actualmente tienen dos invernaderos dedicados a este producto, de 5.000 metros y de una hectĆ”rea, respectivamente. Todo se vende, Ćntegro, a la cadena britĆ”nica Marks&Spencer, en bandejas de 100 gramos que cuestan 2,4 euros. Veinticuatro euros el kilo. La idea es ir ampliando mercado con otros supermercados y en otros paĆses. Con el triunfo de BerlĆn como espaldarazo, resultarĆ” aĆŗn mĆ”s fĆ”cil.
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Fotos: Colo
Este artĆculo fue publicado en el nĆŗmero de Julio/Agosto de Yorokobu.
Donde estĆ©n los pimientos de Padrón…
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