El Niño de Elche: «La socialdemocracia tiene un discurso muy brillante, pero cuando rascas puedes ver mucho conservadurismo detrÔs»
Para Francisco Contreras, la mejor manera de hablar del futuro āy del pasadoāĀ es anclarse en el presente. Y ahĆ se ha apalancado, en un ejercicio de experimentación tras otro. Los de ahora (que son dos) parten del mismo bancal. Por un lado, un nuevo disco bautizado como La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valdelomarianas. Por otro, una instalación sonora creada a partir del Auto sacramental invisible, de JosĆ© Val del Omar, un creador que ya era, en sĆ mismo, el futuro hace un siglo
”Yorokobu gratis en formato digital!
Cuando El NiƱo de Elche (Elche,1985) mira hacia el futuro, no ve ni nuevos paradigmas causados por la covid, ni un devenir del negocio musical muy diferente al actual ni, por supuesto, tiene ganas de que el sudor y el aliento del arte en vivo se trasladen a asƩpticos streamings.
Lo que sĆ ve deseable es un compromiso de los artistas para ampliar el vuelo de las obras fuera de moldes caducados. En un tiempo en el que la mĆŗsica contemporĆ”nea da sĆntomas de agotamiento, El NiƱo de Elche tiene una receta. Ā«Abogo por la intoxicación de las disciplinas. Eso va a facilitar la transformación de la mĆŗsica pop y rock en algo diferente. Las lógicas de masas siguen intentando repetir los códigos, pero, a la vez, creo que ha aumentado la excrecencia mĆ”s allĆ” del pop y el rockĀ», explica.
El ejemplo es Auto sacramental invisible. Una representación sonora a partir de Val del Omar, una instalación acĆŗstica creada a partir del archivo de JosĆ© Val del Omar conservado en el Museo Reina SofĆa, lugar que acogerĆ” la obra hasta el 21 de abril de 2021.
El NiƱo de Elche ha dado una patada en la puerta del museo y ha convertido una de sus obras en propuesta objeto de exposición. Ā«Mi trabajo con Val del Omar no es ni arqueológico, ni de homenaje, ni fetichista. Es un artista que, como Ć©l decĆa, crea un espacio para poder volar hacia otros lados a la velocidad de la luz. Eso revaloriza la obra de un creador y no tanto el homenaje. El artista no es tu lĆmite, es tu catapultaĀ», explica Contreras.
El NiƱo de Elche ha deglutido durante dos meses una enorme parte de la obra de Val del Omar. La ha digerido con la ayuda del musicólogo Miguel Ćlvarez FernĆ”ndez, el arquitecto LluĆs Alexandre Casanovas o los productores de electrónica MANS O, Nara is Neus, Shelly y Benito JimĆ©nez, de Los Voluble.
El resultado es mĆ”s de media hora de experiencia sonora a travĆ©s de 16 altavoces colgantes, ocultos entre cerebros que iluminan como lĆ”mparas. Un recorrido a travĆ©s del dolor, el sexo o la poesĆa. Lo que viene a ser la vida comprimida en un quejĆo sónico.
El Niño de Elche: «Si la música contemporÔnea se convierte en una pieza de museo, serÔ señal de que se ha transformado y no es el coñazo que muchos artistas hacen ahora del rock y el pop» Clic para tuitear
El futuro que imagina El NiƱo de Elche estĆ” libre de etiquetas y categorĆas. O de lĆneas separadoras entre mĆŗsica y arte sonoro. Ćl, de hecho, afirma que la endogamia alimenta la colisión de ambas disciplinas. Ā«Yo sigo siendo artista sonoro para mucha gente de la mĆŗsica y mĆŗsico pop para la del arte sonoro. Y no porque estĆ© en medio, sino porque voy pivotando de un lado a otro. Para mĆ, las estĆ©ticas y las disciplinas dependen del discurso. Una instalación sonora o un recital de cante flamenco clĆ”sico se sitĆŗan en sitios diferentes, pero no tienen un valor menor o mayor por sĆ mismos. Tienen mĆ”s o menos complejidad, podemos entenderlos de manera diferente en un sentido artĆstico, pero para mĆ lo importante es el discursoĀ», cuenta.
AsĆ, en ese polisĆ©mico ecosistema creativo, Ć©l se declara pontĆfice y generador de conexiones. Ā«Me he dedicado a crear puentes entre lo que supone la mĆŗsica popular, lo que supone la mĆŗsica contemporĆ”nea o lo que suponen las prĆ”cticas radicales. No es por encontrar el hermanamiento, sino por encontrar esas tensiones y cómo trabajar desde esas tensiones. Y me he visto en muchas ocasiones como una persona uniendo mundosĀ».
Cuando Contreras habla de la radicalidad, se refiere a su propia aproximación a la creación artĆstica. Admite que, como todos, ha sido educado en la lógica de Ā«una socialdemocracia social, con un discurso muy brillante que, cuando rascas, hace asomar mucho conservadurismo. Esa idea de socialdemocracia tiene la culpa de que la palabra radical tenga tan mala prensaĀ».
Con todo, Ć©l prefiere ir a la raĆz de lo que hace. Ā«No es por la etiqueta ni por pose, sino porque en ese trayecto van saliendo muchas cosas. Escuchar un archivo sonoro como el de Val del Omar durante dos meses a razón de ocho horas diarias no es una labor fĆ”cil; hace falta concentración, criterio y anĆ”lisisĀ», explica el ilicitano.
«Soy un fehaciente defensor del mundo del espectÔculo»
Cuando El NiƱo de Elche actuó en la Bienal de Flamenco de Sevilla en 2018, el crĆtico del diario ABC subtituló su crónica con la siguiente frase: Ā«El supuesto cantaor ha ofrecido un recital histórico en el Lope de Vega: jamĆ”s se ha visto nada peor en las 20 ediciones de la Bienal de FlamencoĀ».
Acto seguido, comenzó el texto diciendo que creĆa en la crĆtica constructiva para afirmar que El NiƱo de Elche Ā«no es un transgresor, sino un impostor. La transgresión es vital en el arte cuando busca generar dudas o remover conciencias. Cuando solo pretende molestar es una vulgaridadĀ». Parece que a Alberto GarcĆa Reyes, el crĆtico que firma la pieza, le molestó enormemente la actuación de Contreras.
«No me sirven los discursos establecidos, son solo palabras; me sirven los hechos. Y los hechos hablan mal de mucha gente»
Lo que no debĆa saber es que cuando El NiƱo de Elche se sube a un escenario, lo hace para huir de la ortodoxia, en ocasiones, y en otras, para hacer lo que le sale de las narices. Dar el espectĆ”culo, al fin y al cabo. Ā«Soy un fehaciente defensor del mundo del espectĆ”culo, del rito del espectĆ”culo en vivo. Nuestro trabajo es seguir evangelizando que la cultura artĆstica es importante y mostrarles que sus vidas pueden cambiar aunque sea por un instanteĀ». Aunque sea para mal, como pareció ocurrirle al periodista de ABC.
En cualquier caso, no es algo que preocupe al músico, que piensa que «quien llegue desinformado a una de mis propuestas tiene alguna responsabilidad. Yo no cambio mi discurso pensando en quién tengo delante. Intento que sea un proceso trabajado y radicalizado, y que esté dentro de una estética que en ese momento crea que es necesaria. Banalizar mi discurso con el miedo de que me entienda mÔs gente no es algo que acabe de ver», explica.
El Ćŗltimo proceso radicalizado que ha abordado El NiƱo de Elche es su Ćŗltimo disco, La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valdelomarianas. El contenido de ese LP es el hermano mellizo de la instalación sonora, ya que parte tambiĆ©n de la asimilación del archivo de JosĆ© Val del Omar.Ā
Ese nuevo trabajo es otro salto comercial al vacĆo, un proceso experimental muy alejado de aspirar a la anuencia de las masas. Tampoco es algo que quite el sueƱo a Contreras, que afirma que Ā«las discogrĆ”ficas siguen pensando igual que hace aƱos. Y lo mismo pasa con el underground, que es el hermano pequeƱo de esas lógicas. El underground estuvo muy poco tiempo como verdadera contrapartida al mainstream. Es, bĆ”sicamente, reproducir lo mismo pero con menos recursosĀ».
Ā«Mis prĆ”cticas no estĆ”n muy pensadas para poner al pĆŗblico a prueba. Son procesos internos que a quien ponen a prueba es a mĆĀ»
En cualquier caso, El Niño de Elche mira al futuro y ni siquiera se ve cantando. «Cada vez me dedico mÔs a escribir y hacer otro tipo de cosas. Utilizar mÔs la voz pero cantar menos, que es lo que estoy haciendo los últimos años. Tengo el anhelo de seguir experimentando y seguir desplazÔndome. El mundo de la canción cada vez me interesa menos», afirma.
La incertidumbre ante lo que venga no le va a quitar el sueño, no le va a provocar ningún tipo de ansiedad. El Niño de Elche piensa que estamos en una sociedad mÔs abierta que nunca y que eso le hace mirar al futuro con optimismo. «Si voy a un sitio y veo a 400 personas escuchÔndome hacer guturales, eso me hace pensar que hay esperanza».
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Cuando El NiƱo de Elche (Elche,1985) mira hacia el futuro, no ve ni nuevos paradigmas causados por la covid, ni un devenir del negocio musical muy diferente al actual ni, por supuesto, tiene ganas de que el sudor y el aliento del arte en vivo se trasladen a asƩpticos streamings.
Lo que sĆ ve deseable es un compromiso de los artistas para ampliar el vuelo de las obras fuera de moldes caducados. En un tiempo en el que la mĆŗsica contemporĆ”nea da sĆntomas de agotamiento, El NiƱo de Elche tiene una receta. Ā«Abogo por la intoxicación de las disciplinas. Eso va a facilitar la transformación de la mĆŗsica pop y rock en algo diferente. Las lógicas de masas siguen intentando repetir los códigos, pero, a la vez, creo que ha aumentado la excrecencia mĆ”s allĆ” del pop y el rockĀ», explica.
El ejemplo es Auto sacramental invisible. Una representación sonora a partir de Val del Omar, una instalación acĆŗstica creada a partir del archivo de JosĆ© Val del Omar conservado en el Museo Reina SofĆa, lugar que acogerĆ” la obra hasta el 21 de abril de 2021.
El NiƱo de Elche ha dado una patada en la puerta del museo y ha convertido una de sus obras en propuesta objeto de exposición. Ā«Mi trabajo con Val del Omar no es ni arqueológico, ni de homenaje, ni fetichista. Es un artista que, como Ć©l decĆa, crea un espacio para poder volar hacia otros lados a la velocidad de la luz. Eso revaloriza la obra de un creador y no tanto el homenaje. El artista no es tu lĆmite, es tu catapultaĀ», explica Contreras.
El NiƱo de Elche ha deglutido durante dos meses una enorme parte de la obra de Val del Omar. La ha digerido con la ayuda del musicólogo Miguel Ćlvarez FernĆ”ndez, el arquitecto LluĆs Alexandre Casanovas o los productores de electrónica MANS O, Nara is Neus, Shelly y Benito JimĆ©nez, de Los Voluble.
El resultado es mĆ”s de media hora de experiencia sonora a travĆ©s de 16 altavoces colgantes, ocultos entre cerebros que iluminan como lĆ”mparas. Un recorrido a travĆ©s del dolor, el sexo o la poesĆa. Lo que viene a ser la vida comprimida en un quejĆo sónico.
El Niño de Elche: «Si la música contemporÔnea se convierte en una pieza de museo, serÔ señal de que se ha transformado y no es el coñazo que muchos artistas hacen ahora del rock y el pop» Clic para tuitear
El futuro que imagina El NiƱo de Elche estĆ” libre de etiquetas y categorĆas. O de lĆneas separadoras entre mĆŗsica y arte sonoro. Ćl, de hecho, afirma que la endogamia alimenta la colisión de ambas disciplinas. Ā«Yo sigo siendo artista sonoro para mucha gente de la mĆŗsica y mĆŗsico pop para la del arte sonoro. Y no porque estĆ© en medio, sino porque voy pivotando de un lado a otro. Para mĆ, las estĆ©ticas y las disciplinas dependen del discurso. Una instalación sonora o un recital de cante flamenco clĆ”sico se sitĆŗan en sitios diferentes, pero no tienen un valor menor o mayor por sĆ mismos. Tienen mĆ”s o menos complejidad, podemos entenderlos de manera diferente en un sentido artĆstico, pero para mĆ lo importante es el discursoĀ», cuenta.
AsĆ, en ese polisĆ©mico ecosistema creativo, Ć©l se declara pontĆfice y generador de conexiones. Ā«Me he dedicado a crear puentes entre lo que supone la mĆŗsica popular, lo que supone la mĆŗsica contemporĆ”nea o lo que suponen las prĆ”cticas radicales. No es por encontrar el hermanamiento, sino por encontrar esas tensiones y cómo trabajar desde esas tensiones. Y me he visto en muchas ocasiones como una persona uniendo mundosĀ».
Cuando Contreras habla de la radicalidad, se refiere a su propia aproximación a la creación artĆstica. Admite que, como todos, ha sido educado en la lógica de Ā«una socialdemocracia social, con un discurso muy brillante que, cuando rascas, hace asomar mucho conservadurismo. Esa idea de socialdemocracia tiene la culpa de que la palabra radical tenga tan mala prensaĀ».
Con todo, Ć©l prefiere ir a la raĆz de lo que hace. Ā«No es por la etiqueta ni por pose, sino porque en ese trayecto van saliendo muchas cosas. Escuchar un archivo sonoro como el de Val del Omar durante dos meses a razón de ocho horas diarias no es una labor fĆ”cil; hace falta concentración, criterio y anĆ”lisisĀ», explica el ilicitano.
«Soy un fehaciente defensor del mundo del espectÔculo»
Cuando El NiƱo de Elche actuó en la Bienal de Flamenco de Sevilla en 2018, el crĆtico del diario ABC subtituló su crónica con la siguiente frase: Ā«El supuesto cantaor ha ofrecido un recital histórico en el Lope de Vega: jamĆ”s se ha visto nada peor en las 20 ediciones de la Bienal de FlamencoĀ».
Acto seguido, comenzó el texto diciendo que creĆa en la crĆtica constructiva para afirmar que El NiƱo de Elche Ā«no es un transgresor, sino un impostor. La transgresión es vital en el arte cuando busca generar dudas o remover conciencias. Cuando solo pretende molestar es una vulgaridadĀ». Parece que a Alberto GarcĆa Reyes, el crĆtico que firma la pieza, le molestó enormemente la actuación de Contreras.
«No me sirven los discursos establecidos, son solo palabras; me sirven los hechos. Y los hechos hablan mal de mucha gente»
Lo que no debĆa saber es que cuando El NiƱo de Elche se sube a un escenario, lo hace para huir de la ortodoxia, en ocasiones, y en otras, para hacer lo que le sale de las narices. Dar el espectĆ”culo, al fin y al cabo. Ā«Soy un fehaciente defensor del mundo del espectĆ”culo, del rito del espectĆ”culo en vivo. Nuestro trabajo es seguir evangelizando que la cultura artĆstica es importante y mostrarles que sus vidas pueden cambiar aunque sea por un instanteĀ». Aunque sea para mal, como pareció ocurrirle al periodista de ABC.
En cualquier caso, no es algo que preocupe al músico, que piensa que «quien llegue desinformado a una de mis propuestas tiene alguna responsabilidad. Yo no cambio mi discurso pensando en quién tengo delante. Intento que sea un proceso trabajado y radicalizado, y que esté dentro de una estética que en ese momento crea que es necesaria. Banalizar mi discurso con el miedo de que me entienda mÔs gente no es algo que acabe de ver», explica.
El Ćŗltimo proceso radicalizado que ha abordado El NiƱo de Elche es su Ćŗltimo disco, La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valdelomarianas. El contenido de ese LP es el hermano mellizo de la instalación sonora, ya que parte tambiĆ©n de la asimilación del archivo de JosĆ© Val del Omar.Ā
Ese nuevo trabajo es otro salto comercial al vacĆo, un proceso experimental muy alejado de aspirar a la anuencia de las masas. Tampoco es algo que quite el sueƱo a Contreras, que afirma que Ā«las discogrĆ”ficas siguen pensando igual que hace aƱos. Y lo mismo pasa con el underground, que es el hermano pequeƱo de esas lógicas. El underground estuvo muy poco tiempo como verdadera contrapartida al mainstream. Es, bĆ”sicamente, reproducir lo mismo pero con menos recursosĀ».
Ā«Mis prĆ”cticas no estĆ”n muy pensadas para poner al pĆŗblico a prueba. Son procesos internos que a quien ponen a prueba es a mĆĀ»
En cualquier caso, El Niño de Elche mira al futuro y ni siquiera se ve cantando. «Cada vez me dedico mÔs a escribir y hacer otro tipo de cosas. Utilizar mÔs la voz pero cantar menos, que es lo que estoy haciendo los últimos años. Tengo el anhelo de seguir experimentando y seguir desplazÔndome. El mundo de la canción cada vez me interesa menos», afirma.
La incertidumbre ante lo que venga no le va a quitar el sueño, no le va a provocar ningún tipo de ansiedad. El Niño de Elche piensa que estamos en una sociedad mÔs abierta que nunca y que eso le hace mirar al futuro con optimismo. «Si voy a un sitio y veo a 400 personas escuchÔndome hacer guturales, eso me hace pensar que hay esperanza».
Pagado de sĆ mismo, autocomplaciente, egolatra… para ser tan mal cantaor le falta humildad y sentido de la realidad. Si dice que esta sociedad es mĆ”s abierta es sólo porque le va bien y ya forma parte del establishment cultural falso-progre. Este hombre gutural, que no cantaor porque mĆ”s que cantar da el cante, tiene un discurso superficial y si rascas un poco, para los que le hemos seguido la pista, profundamente racista. Es lo que hay, hoy para triunfar en el flamenco sólo hace falta padrinos polĆticos y un par de voceros mediĆ”ticos que te hagan la campaƱa de marketing.
nunca se ha metido en politica, mas bien ha renegado d ello , mientras ls drchas gobernaban y ha ido de anarco o algo asi.
y ahora esto…si bien es verdad qe la socia-ldemocracia se puede mejorar,
sobretodo en el psoe qe es monarquico catolico y muy poco obrero-socialista
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