Tras la marcha de VÃctor Laszlo y su esposa, Ilsa Lund, camino de América, el capitán Renault, corrupto confeso, le propuso a Rick dejar el negocio de hostelerÃa y montar una academia donde se enseñara a evadir capitales y defraudar al fisco. El bueno de Rick, roto por la marcha de su amada, rechazó la oferta.
La prefectura de policÃa, convertida asà en un centro de delincuencia económica, tuvo éxito inmediato gracias al aluvión de alumnos llegados desde el otro lado del estrecho. Generaciones de chorizos y estafadores nacieron de aquella primera promoción en Casablanca y aún hoy siguen con la tarea de conseguir adeptos para la causa.
Mientras, Rick, solo y con el corazón destrozado, pasó una época chunga. Gastó todo lo que ganó en el Rick’s Café en el Blue Parrot, el local de la competencia, hasta que un dÃa decidió volver a América y recuperar a su chica. Arruinado y fumando más que nunca, pidió financiación. Todo el Marruecos francés que antes le adoraba, pasó a darle la espalda. Necesitaba dos cosas: dinero y un salvoconducto para huir de allà sin que los nazis pusieran objeciones. Largas noches sin dormir le sirvieron para idear un negocio: fabricarÃa plantillas para bajitos.
Durante su breve romance con la espigada Ilsa, Rick habÃa usado todo tipo de argucias para que su estatura no le dejara en evidencia. Cansado como estaba de tener que subirse a un ladrillo para besarla, pensó en la mejor manera de hacerlo sin que se notara. Primero ideó unos zapatos con plataforma, lo que no conjuntaba muy bien con sus trajes de lino blanco. Se miró en el espejo de su habitación y se vio ridÃculo. Rick no era ese tipo de hombre. Tras varios fracasos, dio por fin con una solución digna: una plantilla almohadillada que, escondida dentro de un zapato especial, alzaba cuatro o cinco centÃmetros. ParecÃa poco, pero tras recorrerse la ciudad para probarlas, sintió al instante que su autoestima mejoraba.
La patente y su fabricación fue sencilla y dados sus contactos, pronto se hicieron famosas. Nació asà la marca Up Rick.
Una vez terminada la guerra, Rick volvió forrado a Nueva York y consiguió que la distribución de las Up Ricks fuera inmediata. Ya ningún americano bajito tendrÃa que bailar de puntillas.
En contra de lo que pudiera esperarse, Ilsa y Rick no volvieron a verse. El matrimonio Laszlo vive actualmente en la República Checa, en el pueblo de VÃctor, donde está terminando su novela titulada Casablanca, el regreso, en la que los protagonistas por fin huyen juntos en el avión.
Casablanca fue la pelÃcula propuesta por Eliana Suárez, desde Argentina, la semana pasada. Ahora dinos a qué libro o pelÃcula le cambiarÃas el final y tus deseos serán órdenes.
Tras la marcha de VÃctor Laszlo y su esposa, Ilsa Lund, camino de América, el capitán Renault, corrupto confeso, le propuso a Rick dejar el negocio de hostelerÃa y montar una academia donde se enseñara a evadir capitales y defraudar al fisco. El bueno de Rick, roto por la marcha de su amada, rechazó la oferta.
La prefectura de policÃa, convertida asà en un centro de delincuencia económica, tuvo éxito inmediato gracias al aluvión de alumnos llegados desde el otro lado del estrecho. Generaciones de chorizos y estafadores nacieron de aquella primera promoción en Casablanca y aún hoy siguen con la tarea de conseguir adeptos para la causa.
Mientras, Rick, solo y con el corazón destrozado, pasó una época chunga. Gastó todo lo que ganó en el Rick’s Café en el Blue Parrot, el local de la competencia, hasta que un dÃa decidió volver a América y recuperar a su chica. Arruinado y fumando más que nunca, pidió financiación. Todo el Marruecos francés que antes le adoraba, pasó a darle la espalda. Necesitaba dos cosas: dinero y un salvoconducto para huir de allà sin que los nazis pusieran objeciones. Largas noches sin dormir le sirvieron para idear un negocio: fabricarÃa plantillas para bajitos.
Durante su breve romance con la espigada Ilsa, Rick habÃa usado todo tipo de argucias para que su estatura no le dejara en evidencia. Cansado como estaba de tener que subirse a un ladrillo para besarla, pensó en la mejor manera de hacerlo sin que se notara. Primero ideó unos zapatos con plataforma, lo que no conjuntaba muy bien con sus trajes de lino blanco. Se miró en el espejo de su habitación y se vio ridÃculo. Rick no era ese tipo de hombre. Tras varios fracasos, dio por fin con una solución digna: una plantilla almohadillada que, escondida dentro de un zapato especial, alzaba cuatro o cinco centÃmetros. ParecÃa poco, pero tras recorrerse la ciudad para probarlas, sintió al instante que su autoestima mejoraba.
La patente y su fabricación fue sencilla y dados sus contactos, pronto se hicieron famosas. Nació asà la marca Up Rick.
Una vez terminada la guerra, Rick volvió forrado a Nueva York y consiguió que la distribución de las Up Ricks fuera inmediata. Ya ningún americano bajito tendrÃa que bailar de puntillas.
En contra de lo que pudiera esperarse, Ilsa y Rick no volvieron a verse. El matrimonio Laszlo vive actualmente en la República Checa, en el pueblo de VÃctor, donde está terminando su novela titulada Casablanca, el regreso, en la que los protagonistas por fin huyen juntos en el avión.
Casablanca fue la pelÃcula propuesta por Eliana Suárez, desde Argentina, la semana pasada. Ahora dinos a qué libro o pelÃcula le cambiarÃas el final y tus deseos serán órdenes.
De verdad Rafa, mi pareja necesita las Up Ricks…
Gracias por este final. Rick actúa muy “a lo argentino” (léase, a lo buscavidas y atando todo con alambre mientras resista – al final siempre se logra llegar -).
Supongo que “Casablanca, el regreso” nos traerá más de una sorpresa. Un abrazo.
Si le dices que vas de mi parte, Rick te las envÃa sin cargo. Gracias a ti, siempre. Un abrazo.
Rick se refugió en el alcohol cuando Renault le confesó que no le habÃa “entendido” bien cuando le dijo que “este es el principio de una gran amistad”. Transtornado por la deserción de Elsa y la confesión de Renault montó un lupanar en Ricks del que él mismo fue su mejor cliente. A causa de las deudas fue desahuciado de Ricks y terminó sus dÃas en una residencia de ancianos preguntándose “por qué tuve que enamorarme perdidamente de una fugitiva”.
El Blue Parrot se convirtió en una tienda de Zara, el café de Ricks fue derruido y en su lugar se construyó un edificio de Mango para occidentalizar a los locales con prendas baratas hechas en el tercer mundo.
Elsa se convirtió en estrella de cine. Un avispado productor la pilló visitando el Metropolitan mientras su marido se alistó en el ejército americano para participar en el desembarco de NormandÃa, de donde nunca regresó.
El productor le dijo que el nombre de Ilsa no era comercial, asà que le buscó un nombre. Ella se llamarÃa Ingrid Bergman. Triunfó en el cine.
Los finales abiertos dan pie a muchas especulaciones. Muy buena la tuya. Un saludo.
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