23 de diciembre 2010    /   IDEAS
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En el Ojo Ajeno: Cena de Navidad estilo Berlanga

23 de diciembre 2010    /   IDEAS     por          
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Se abre el telón, aparece Miguel, el de contabilidad, con la corbata en la cabeza bailando encima de la mesa. Se cierra el telón. ¿Que es? La cena de Navidad de Manufacturas Recondo, una pyme española cualquiera en esa noche en que todos se convierten en personajes de Berlanga.
Alrededor de Miguel unos 15 energúmenos, también en trance, le jalean al son de Shakira. Al fondo hay un grupo de chicas, de cháchara, que no les prestan atención. Tres becarios con jerseys de pico siguen boquiabiertos y no saben si arrancarse también o seguir siendo tímidos. Copa y puro en mano un grupete de cincuentones con pinta de jefes charlan de cualquier cosa mientras no dejan de mirar de reojo a Charito, la secretaria sexy, que se nos ha puesto hoy como una diosa.
Ellas han ido a la pelu y tienen asumido que esa noche se pasa frío así que de perdidas a la minifalda. Ellos acabarán irremediablemente borrachos en una especie de competición a ver quién es el más simpático fuera de la oficina.
Grandes descubrimientos en estas cenas. El tímido que se viene arriba y la fastidia. La misteriosa que no es misteriosa sino sosa, el brasa que sólo habla de trabajo, la entradita en años juguetona, el simplón que no deja de hacerle gracias a la superiorioridad, y el galán que da clases de foxtrot con su señora y que siempre tiene su momento de gloria.
Es noche de guerra con miga de pan entre departamentos y de crucificar al que eligió el número de lotería de la empresa. La noche en que se demuestra que es mejor que la gente siga yendo de traje a trabajar antes que ser ellos mismos.
Una noche que acaba con Don Manuel Recondo, despeinado y con la corbata por el ombligo, queriendo mantener la estatura y arrastrando unas palabras sobre el orgullo empresarial y la importancia del capital humano; mientras desde la grada sur alguno grita ¿y el bonus qué?
Como el año ha sido malo no habrá cesta, pero si un detalle de Don Manuel, que aunque tiene el Mercedes que se cae a trozos, siempre ha creído que un sobrecito en Navidad hace que todo funcione mejor.
Y un año más todo es adorablemente previsible porque es Navidad.

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Se abre el telón, aparece Miguel, el de contabilidad, con la corbata en la cabeza bailando encima de la mesa. Se cierra el telón. ¿Que es? La cena de Navidad de Manufacturas Recondo, una pyme española cualquiera en esa noche en que todos se convierten en personajes de Berlanga.
Alrededor de Miguel unos 15 energúmenos, también en trance, le jalean al son de Shakira. Al fondo hay un grupo de chicas, de cháchara, que no les prestan atención. Tres becarios con jerseys de pico siguen boquiabiertos y no saben si arrancarse también o seguir siendo tímidos. Copa y puro en mano un grupete de cincuentones con pinta de jefes charlan de cualquier cosa mientras no dejan de mirar de reojo a Charito, la secretaria sexy, que se nos ha puesto hoy como una diosa.
Ellas han ido a la pelu y tienen asumido que esa noche se pasa frío así que de perdidas a la minifalda. Ellos acabarán irremediablemente borrachos en una especie de competición a ver quién es el más simpático fuera de la oficina.
Grandes descubrimientos en estas cenas. El tímido que se viene arriba y la fastidia. La misteriosa que no es misteriosa sino sosa, el brasa que sólo habla de trabajo, la entradita en años juguetona, el simplón que no deja de hacerle gracias a la superiorioridad, y el galán que da clases de foxtrot con su señora y que siempre tiene su momento de gloria.
Es noche de guerra con miga de pan entre departamentos y de crucificar al que eligió el número de lotería de la empresa. La noche en que se demuestra que es mejor que la gente siga yendo de traje a trabajar antes que ser ellos mismos.
Una noche que acaba con Don Manuel Recondo, despeinado y con la corbata por el ombligo, queriendo mantener la estatura y arrastrando unas palabras sobre el orgullo empresarial y la importancia del capital humano; mientras desde la grada sur alguno grita ¿y el bonus qué?
Como el año ha sido malo no habrá cesta, pero si un detalle de Don Manuel, que aunque tiene el Mercedes que se cae a trozos, siempre ha creído que un sobrecito en Navidad hace que todo funcione mejor.
Y un año más todo es adorablemente previsible porque es Navidad.

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Opiniones 6
  • Este año el señor Javier no tiene ni pa pipas, así que no hemos disfrutado de esta escena, lo que la hace más valiosa, si cabe.
    ¿Berlanga ilustraba o nos hemos vuelto así por verlo?
    Me pido ser el que hace chistes de guerrilla incendiarios y ser el sargento de los de la corbata en la cabeza… es que no puedo quitar los ojos del escote de Lola.

  • Da igual que hablemos de Manufacturas Recondo o de la multinacional más fashion. La escena en España tiene la misma formula ascentral, para bien o para mal, excepto lo del sobrecito, que es una tradición lamentablemente casi perdida… Felices fiestas, Tellechea, y que en 2011 podamos seguir siendo ilustrados por el imprescindible Ojo Ajeno

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