Las enfermedades de transmisión sentimental comparten siglas (E.T.S.) con las temidas enfermedades de transmisión sexual, pero son mucho mĆ”s difĆciles de diagnosticar y provocan efectos mĆ”s devastadores en el medio y largo plazo.
Las probabilidades de contagio varĆan de unas a otras, y ademĆ”s dependen en gran medida del estado de Ć”nimo de los sujetos implicados. Hay personas capaces de transmitir estos trastornos con su mera presencia, otras precisan del uso de la palabra y otras de todo lo anterior mĆ”s la convivencia con sujetos sanos, que terminan contrayendo la dolencia en mayor o menor grado.
Aunque casi todas pueden enmarcarse de algĆŗn modo en la mĆ”s genĆ©rica de ellas, la tristeza, y la palabra Yorokobu significa precisamente āser felizā, las analizamos aquĆ para podernos sustraer a sus efectos. Veamos algunas de las mĆ”s frecuentes.
MelancolĆa.- Es una tristeza difĆcil de diagnosticar, por cuanto se extiende de manera vaga e imprecisa por todas nuestras percepciones, sin poder atribuir a un hecho en concreto la carencia de alegrĆa e ilusión que provoca.
Nostalgia.- PodrĆa definirse como el dolor que nos provoca recordar tiempos en los que la fortuna nos sonreĆa, o al menos eso creemos al rememorarlos, aunque es un hecho probado que tendemos a modificar nuestros recuerdos para adaptarlos a nuestras creencias. Por regla general, un anĆ”lisis objetivo de aquellas Ć©pocas aparentemente felices revelan conflictos tan graves como los actuales, pero que eran encarados con distinta predisposición.
MorriƱa.- Parecida a la anterior, pero vinculada a un territorio fĆsico que el sujeto convierte en su arcadia particular, idealizando rituales, personas y paisajes que sólo existen en sus edulcorados recuerdos.
ApatĆa.- Un trabajo poco satisfactorio o repetitivo, o una relación de pareja que sabemos que es una vĆa muerta que nunca avanzarĆ” en un sentido o en otro, pero cuya mera existencia bloquea la posibilidad de explorar y desarrollar otras relaciones, son motivos frecuentes para provocar esta enfermedad que sólo se cura con osadĆa o, lo que es lo mismo, tomando decisiones drĆ”sticas. Un poco de vĆ©rtigo activa la secreción de adrenalina y finalmente de endorfinas que tanta falta hacen a los apĆ”ticos.
Cabe seƱalar que una pequeƱa afección de cualquiera de estas ETS puede ser incluso beneficiosa para nuestro organismo por la ley del contraste. Es decir, si no padeciĆ©ramos alguna vez el desamor, no sabrĆamos apreciar el amor en toda su dimensión cuando aparece en nuestras vidas.
En contraposición a estas dolencias del alma encontramos otros estados alterados del Ć”nimo que se sitĆŗan en las antĆpodas del espectro, y que si se contraen con virulencia, pueden desestabilizar tambiĆ©n el plĆ”cido discurrir de nuestra existencia, entre las que destacan el Cuerpo de Jota, el Subidón, el Calentón (en realidad es una variante de la anterior), la EpifanĆa (para los mĆ”s espirituales) o el Momento Champions (que experimenta cualquier hincha cuando su equipo marca un gol en este torneo). Todas tienen sus antĆtesis, fĆ”ciles de adivinar: Bajón, Bajonazo (que es un poco mĆ”s brusco), Corte de Rollo y Momento Fallo de Penalti que Cuesta una Final, del que no es sencillo recuperarse.
Ante la aparición de los primeros sĆntomas concĆ©dase un capricho y disfrute de cualquier placer culpable. El sexo suele ser un magnĆfico antĆdoto, pero entonces tenga cuidado con las otras E.T.S. o acabarĆ” en la consulta del dermatólogo, y eso sĆ que es un bajonazo.
La melancolia es alegrĆa en la tristeza. O una tristeza que da placer tenerla, una tristeza adiptiva. Valaga la aclaración.
*adictiva
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