Los libros de autoayuda estÔn dirigidos a personas con imaginación.
Libros de autoayuda en un supermercado. Junto a lavabos, retretes y mobiliario de baƱo. No es una metĆ”fora. Es una disposición casual de los productos. Aunque dudo que la panaderĆa-pastelerĆa fuera vecina de bidĆ©s y las escobillas de vĆ”ter. De hecho, en este supermercado, los pasteles y las cosas para los gatos estĆ”n frente a frente.
Un vistazo a la lista de los tĆtulos. Longevas publicaciones que prometen hacerte ganar amigos, conseguir la paz espiritual o conseguir tus lĆmites. Otras publicaciones, mĆ”s recientes, te prometen la riqueza si piensas en ella. No encuentro ninguna publicación que diga: escriba un libro de autoayuda y hĆ”gase rico. Sin duda, serĆa la mĆ”s prĆ”ctica, pero los autores no quieren competencia.
Un amigo bienintencionado, ajeno al mundo editorial, me envĆa por correo electrónico dos borradores de libros de autoayuda. Ā«Estos son libros que ha hecho gente que conozcoĀ», me dice, Ā«y van a publicarlos. ĀæPor quĆ© no escribes uno? Yo, porque no puedo, pero tĆŗ eres guionista, para ti serĆa fĆ”cil escribir uno de estosĀ».
Pico. ĀæQuiĆ©n no quiere ganar dinero de manera fĆ”cil y legal (aunque deshonesta)? Leo las primeras pĆ”ginas de cada libro. Uno de ellos estĆ” escrito con la sencillez de los cuentos, con mensajes como Ā«no abandones la esperanza y la esperanza no te abandonarÔ» o Ā«si deseas algo con fuerza, el universo te mostrarĆ” el caminoĀ». Dejo de leer en la segunda pĆ”gina. Otro libro estĆ” escrito con jerga pseudocientĆfica; se nota que el escritor quiere fundar una nueva religión basada en la razón prĆ”ctica (pero no demasiado prĆ”ctica, para que no escape la clientela de futuras reediciones y ampliaciones con Ā«una nueva revelaciónĀ» o Ā«nuevos lĆmites…Ā»)
Mi amigo me pregunta si leĆ los libros. Le respondo que por encima.
Ā«Estos amigos mĆos no creen en nada de esto; solo quieren dineroĀ», me dice. El apunte es innecesario por evidente. Y me insiste en que escriba uno.
La propuesta me produce variadas sensaciones: «AjÔ, ¿y por qué no? MÔs peligroso y peor visto estÔ vender drogas» frente a «no es asà como quiero ganar dinero» y «quiero escribir algo que merezca la pena».
Finalmente vence la Ćŗltima idea. ĀæCómo voy a pedirle a una persona que pise carbones al rojo vivo (algo que es solo Ćŗtil para presumir en las fiestas de algunos pueblos) o con quĆ© desfachatez cobrarĆa seminarios con la peregrina idea de Ā«hazte rico con tu menteĀ»?
En el sofĆ” recuerdo las Ā«pretensionesĀ» del primer libro de autoayuda que leĆ, a los diecisiete: cómo conseguir poderes psĆquicos a travĆ©s de ejercicios de visualización y frases Ā«de refuerzoĀ». No adquirĆ poderes mentales. En cambio, adquirĆ el hĆ”bito de leer literatura de autoayuda. Un vicio que como todos los vicios, es difĆcil de dejar.
Fue a los treinta y tres cuando leĆ el Ćŗltimo libro de autoayuda. Lo que descubrĆ a lo largo de todos esos aƱos fue que los libros de autoayuda estĆ”n dirigidos a personas con imaginación. Personas que quieren ser artistas āo se consideran como talesā: escritores, guionistas, poetas de blogs, aspirantes a actrices de teatro⦠Personas que no quieren ser artistas, pero que emplean la imaginación en los Ā«si hubiera hecho…Ā» o Ā«cuando llegue septiembre…Ā» Personas que son capaces de montar todo un mundo irreal en su cabeza, en sus horas muertas. Esto tiene una explicación…
⦠Las personas con imaginación visualizan mejor que otras las fÔbulas o historietas que aparecen en los libros de autoayuda, y tienen la capacidad para proyectar la mente en el futuro. Un futuro que nunca se materializa porque las frases de autoayuda no ayudan. «Las verduras y frutas de temporada son mÔs baratas y te ayudarÔn a ahorrar dinero», es una frase prÔctica, a diferencia de una frase de autoayuda como: «”Tus ingresos crecerÔn cuando tú crezcas!».
ĀæY quĆ© podemos hacer las personas con imaginación para protegernos? Enfocar la imaginación. Fue a los treinta y tres cuando leĆ el Ćŗltimo libro de autoayuda. Fue gracias a un guion. Una productora compró un proyecto de diez pĆ”ginas. Y durante los cinco aƱos siguientes los pasĆ© entre reescrituras varias⦠PrĆ”cticamente diecisĆ©is horas al dĆa estaban dedicadas al guion. El descanso para domir, comer, pasear e ir al cine. Estaba creando, no pensando en crear. Cuando acabó aquel guion, y tras estrenarseĀ la pelĆcula, me di cuenta de que habĆa dejado atrĆ”s una serie de vicios improductivos, entre los cuales estaba leer libros de autoayuda.
Las personas con imaginación que quieran ser artistas emplearĆan mejor el tiempo practicando su disciplina y aprendiendo sobre ella. Ninguna frase de autoayuda enseƱa a poner una lĆnea detrĆ”s de otra ni cómo crear el rosa palo mezclando colores. Y las personas que no pretendan ser artistas encontrarĆan mĆ”s consuelo y entretenimiento leyendo novelas o viendo pelĆculas. Por supuesto, leyendo Yorokobu.
Pues algo de eso ahĆ aquĆ: http://www.vozed.org/2013/04/quememos-los-libros-de-paulo/
Pues algo de eso ahĆ aquĆ: http://www.vozed.org/2013/04/quememos-los-libros-de-paulo/
Yo lo hice y me auto-ayude!! XD Era Natural
Autoayuda = Vendehumo
Prefiero que vendas drogas, te tendrĆa algĆŗn respeto.
La autoyuda y la loa a la “actitud positiva” son una de las plagas bĆblicas, cada dĆa estoy mĆ”s convencida.
Lo tendrĆ© en cuenta… lo de vender drogas š
Comentarios cerrados.