19 de febrero 2014    /   IDEAS
por
 

Enfocar la imaginación

19 de febrero 2014    /   IDEAS     por          
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”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

Los libros de autoayuda estÔn dirigidos a personas con imaginación.

Libros de autoayuda en un supermercado. Junto a lavabos, retretes y mobiliario de baño. No es una metÔfora. Es una disposición casual de los productos. Aunque dudo que la panadería-pastelería fuera vecina de bidés y las escobillas de vÔter. De hecho, en este supermercado, los pasteles y las cosas para los gatos estÔn frente a frente.

Un vistazo a la lista de los títulos. Longevas publicaciones que prometen hacerte ganar amigos, conseguir la paz espiritual o conseguir tus límites. Otras publicaciones, mÔs recientes, te prometen la riqueza si piensas en ella. No encuentro ninguna publicación que diga: escriba un libro de autoayuda y hÔgase rico. Sin duda, sería la mÔs prÔctica, pero los autores no quieren competencia.

Un amigo bienintencionado, ajeno al mundo editorial, me envía por correo electrónico dos borradores de libros de autoayuda. «Estos son libros que ha hecho gente que conozco», me dice, «y van a publicarlos. ¿Por qué no escribes uno? Yo, porque no puedo, pero tú eres guionista, para ti sería fÔcil escribir uno de estos».

Pico. ĀæQuiĆ©n no quiere ganar dinero de manera fĆ”cil y legal (aunque deshonesta)? Leo las primeras pĆ”ginas de cada libro. Uno de ellos estĆ” escrito con la sencillez de los cuentos, con mensajes como Ā«no abandones la esperanza y la esperanza no te abandonarÔ» o Ā«si deseas algo con fuerza, el universo te mostrarĆ” el caminoĀ». Dejo de leer en la segunda pĆ”gina. Otro libro estĆ” escrito con jerga pseudocientĆ­fica; se nota que el escritor quiere fundar una nueva religión basada en la razón prĆ”ctica (pero no demasiado prĆ”ctica, para que no escape la clientela de futuras reediciones y ampliaciones con Ā«una nueva revelaciónĀ» o Ā«nuevos lĆ­mites…Ā»)

Mi amigo me pregunta si leĆ­ los libros. Le respondo que por encima.

«Estos amigos míos no creen en nada de esto; solo quieren dinero», me dice. El apunte es innecesario por evidente. Y me insiste en que escriba uno.

La propuesta me produce variadas sensaciones: «AjÔ, ¿y por qué no? MÔs peligroso y peor visto estÔ vender drogas» frente a «no es así como quiero ganar dinero» y «quiero escribir algo que merezca la pena».

Finalmente vence la última idea. ¿Cómo voy a pedirle a una persona que pise carbones al rojo vivo (algo que es solo útil para presumir en las fiestas de algunos pueblos) o con qué desfachatez cobraría seminarios con la peregrina idea de «hazte rico con tu mente»?

En el sofÔ recuerdo las «pretensiones» del primer libro de autoayuda que leí, a los diecisiete: cómo conseguir poderes psíquicos a través de ejercicios de visualización y frases «de refuerzo». No adquirí poderes mentales. En cambio, adquirí el hÔbito de leer literatura de autoayuda. Un vicio que como todos los vicios, es difícil de dejar.

Fue a los treinta y tres cuando leĆ­ el Ćŗltimo libro de autoayuda. Lo que descubrĆ­ a lo largo de todos esos aƱos fue que los libros de autoayuda estĆ”n dirigidos a personas con imaginación. Personas que quieren ser artistas —o se consideran como tales—: escritores, guionistas, poetas de blogs, aspirantes a actrices de teatro… Personas que no quieren ser artistas, pero que emplean la imaginación en los Ā«si hubiera hecho…Ā» o Ā«cuando llegue septiembre…Ā» Personas que son capaces de montar todo un mundo irreal en su cabeza, en sus horas muertas. Esto tiene una explicación…

… Las personas con imaginación visualizan mejor que otras las fĆ”bulas o historietas que aparecen en los libros de autoayuda, y tienen la capacidad para proyectar la mente en el futuro. Un futuro que nunca se materializa porque las frases de autoayuda no ayudan. Ā«Las verduras y frutas de temporada son mĆ”s baratas y te ayudarĆ”n a ahorrar dineroĀ», es una frase prĆ”ctica, a diferencia de una frase de autoayuda como: «”Tus ingresos crecerĆ”n cuando tĆŗ crezcas!Ā».

ĀæY quĆ© podemos hacer las personas con imaginación para protegernos? Enfocar la imaginación. Fue a los treinta y tres cuando leĆ­ el Ćŗltimo libro de autoayuda. Fue gracias a un guion. Una productora compró un proyecto de diez pĆ”ginas. Y durante los cinco aƱos siguientes los pasĆ© entre reescrituras varias… PrĆ”cticamente diecisĆ©is horas al dĆ­a estaban dedicadas al guion. El descanso para domir, comer, pasear e ir al cine. Estaba creando, no pensando en crear. Cuando acabó aquel guion, y tras estrenarseĀ la pelĆ­cula, me di cuenta de que habĆ­a dejado atrĆ”s una serie de vicios improductivos, entre los cuales estaba leer libros de autoayuda.

Las personas con imaginación que quieran ser artistas emplearían mejor el tiempo practicando su disciplina y aprendiendo sobre ella. Ninguna frase de autoayuda enseña a poner una línea detrÔs de otra ni cómo crear el rosa palo mezclando colores. Y las personas que no pretendan ser artistas encontrarían mÔs consuelo y entretenimiento leyendo novelas o viendo películas. Por supuesto, leyendo Yorokobu.

 

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Los libros de autoayuda estÔn dirigidos a personas con imaginación.

Libros de autoayuda en un supermercado. Junto a lavabos, retretes y mobiliario de baño. No es una metÔfora. Es una disposición casual de los productos. Aunque dudo que la panadería-pastelería fuera vecina de bidés y las escobillas de vÔter. De hecho, en este supermercado, los pasteles y las cosas para los gatos estÔn frente a frente.

Un vistazo a la lista de los títulos. Longevas publicaciones que prometen hacerte ganar amigos, conseguir la paz espiritual o conseguir tus límites. Otras publicaciones, mÔs recientes, te prometen la riqueza si piensas en ella. No encuentro ninguna publicación que diga: escriba un libro de autoayuda y hÔgase rico. Sin duda, sería la mÔs prÔctica, pero los autores no quieren competencia.

Un amigo bienintencionado, ajeno al mundo editorial, me envía por correo electrónico dos borradores de libros de autoayuda. «Estos son libros que ha hecho gente que conozco», me dice, «y van a publicarlos. ¿Por qué no escribes uno? Yo, porque no puedo, pero tú eres guionista, para ti sería fÔcil escribir uno de estos».

Pico. ĀæQuiĆ©n no quiere ganar dinero de manera fĆ”cil y legal (aunque deshonesta)? Leo las primeras pĆ”ginas de cada libro. Uno de ellos estĆ” escrito con la sencillez de los cuentos, con mensajes como Ā«no abandones la esperanza y la esperanza no te abandonarÔ» o Ā«si deseas algo con fuerza, el universo te mostrarĆ” el caminoĀ». Dejo de leer en la segunda pĆ”gina. Otro libro estĆ” escrito con jerga pseudocientĆ­fica; se nota que el escritor quiere fundar una nueva religión basada en la razón prĆ”ctica (pero no demasiado prĆ”ctica, para que no escape la clientela de futuras reediciones y ampliaciones con Ā«una nueva revelaciónĀ» o Ā«nuevos lĆ­mites…Ā»)

Mi amigo me pregunta si leĆ­ los libros. Le respondo que por encima.

«Estos amigos míos no creen en nada de esto; solo quieren dinero», me dice. El apunte es innecesario por evidente. Y me insiste en que escriba uno.

La propuesta me produce variadas sensaciones: «AjÔ, ¿y por qué no? MÔs peligroso y peor visto estÔ vender drogas» frente a «no es así como quiero ganar dinero» y «quiero escribir algo que merezca la pena».

Finalmente vence la última idea. ¿Cómo voy a pedirle a una persona que pise carbones al rojo vivo (algo que es solo útil para presumir en las fiestas de algunos pueblos) o con qué desfachatez cobraría seminarios con la peregrina idea de «hazte rico con tu mente»?

En el sofÔ recuerdo las «pretensiones» del primer libro de autoayuda que leí, a los diecisiete: cómo conseguir poderes psíquicos a través de ejercicios de visualización y frases «de refuerzo». No adquirí poderes mentales. En cambio, adquirí el hÔbito de leer literatura de autoayuda. Un vicio que como todos los vicios, es difícil de dejar.

Fue a los treinta y tres cuando leĆ­ el Ćŗltimo libro de autoayuda. Lo que descubrĆ­ a lo largo de todos esos aƱos fue que los libros de autoayuda estĆ”n dirigidos a personas con imaginación. Personas que quieren ser artistas —o se consideran como tales—: escritores, guionistas, poetas de blogs, aspirantes a actrices de teatro… Personas que no quieren ser artistas, pero que emplean la imaginación en los Ā«si hubiera hecho…Ā» o Ā«cuando llegue septiembre…Ā» Personas que son capaces de montar todo un mundo irreal en su cabeza, en sus horas muertas. Esto tiene una explicación…

… Las personas con imaginación visualizan mejor que otras las fĆ”bulas o historietas que aparecen en los libros de autoayuda, y tienen la capacidad para proyectar la mente en el futuro. Un futuro que nunca se materializa porque las frases de autoayuda no ayudan. Ā«Las verduras y frutas de temporada son mĆ”s baratas y te ayudarĆ”n a ahorrar dineroĀ», es una frase prĆ”ctica, a diferencia de una frase de autoayuda como: «”Tus ingresos crecerĆ”n cuando tĆŗ crezcas!Ā».

ĀæY quĆ© podemos hacer las personas con imaginación para protegernos? Enfocar la imaginación. Fue a los treinta y tres cuando leĆ­ el Ćŗltimo libro de autoayuda. Fue gracias a un guion. Una productora compró un proyecto de diez pĆ”ginas. Y durante los cinco aƱos siguientes los pasĆ© entre reescrituras varias… PrĆ”cticamente diecisĆ©is horas al dĆ­a estaban dedicadas al guion. El descanso para domir, comer, pasear e ir al cine. Estaba creando, no pensando en crear. Cuando acabó aquel guion, y tras estrenarseĀ la pelĆ­cula, me di cuenta de que habĆ­a dejado atrĆ”s una serie de vicios improductivos, entre los cuales estaba leer libros de autoayuda.

Las personas con imaginación que quieran ser artistas emplearían mejor el tiempo practicando su disciplina y aprendiendo sobre ella. Ninguna frase de autoayuda enseña a poner una línea detrÔs de otra ni cómo crear el rosa palo mezclando colores. Y las personas que no pretendan ser artistas encontrarían mÔs consuelo y entretenimiento leyendo novelas o viendo películas. Por supuesto, leyendo Yorokobu.

 

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Opiniones 6
  • Prefiero que vendas drogas, te tendrĆ­a algĆŗn respeto.

    La autoyuda y la loa a la “actitud positiva” son una de las plagas bĆ­blicas, cada dĆ­a estoy mĆ”s convencida.

  • Comentarios cerrados.