21 de diciembre 2014    /   ENTRETENIMIENTO
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Escacalógico: un homenaje a los mojones

21 de diciembre 2014    /   ENTRETENIMIENTO     por          
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La Navidad pretendía nublarnos el entendimiento con sus bolas de colores. Pero fuimos más rápidos. Antes de que esas pelotas rabiosas lo invadieran todo, pusimos sobre las mesas, de un golpe, un taco de plastilina. Era blanca y negra. El negro para el cuerpo y el blanco para los ojos. Esa velada iba de cacas. De hacer cacas.
Eran las 9 de la noche y alguien barría el suelo de Mama Framboise. Es lo habitual a esas horas. La salida de la escoba anuncia que la pastelería cierra por ese día. El jueves pasado, en cambio, no fue así. Media hora después comenzaría en Madrid el mayor tributo del que tenemos conocimiento a esta materia tan injustamente denostada.
Los humanos de todas las tierras y todas las épocas han vanagloriado a la naturaleza. Han cantado y bailado a la lluvia, al sol, a los solsticios, a las cosechas… Hasta han ofrecido bandejas de comida a la nada pensando que era un dios. Pero apenas se prestó atención emocional al estado químico del adiós. De eso no se interesaron demasiado hasta que un dibujante llegó a la conclusión de que una biblioteca jamás estaría completa sin una clasificación decente de cacas.
Fue Juan Díaz-Faes. El ilustrador dibujó una serie de ñordos y los metió en un póster al que llamó Escacalógico. Al poco se dio cuenta de que el cartel estaba incompleto. Necesitaba reunir toda la variedad biológica del planeta. Y eso ocurrió en apenas una noche. Antes de ir a dormir sintió una especie de llamada de una divinidad detritus. Empezó a dibujar cacas compulsivamente y antes del amanecer tenía en sus manos una montaña.
El material acabaría en un libro, titulado Escacalógico, con textos de Mar Abad, dirección de arte de Relajaelcoco y coeditado por Díaz-Faes y Yorokobu. Esa noche era la celebración mundial del advenimiento de un tratado de esa materia tan infame para muchos y tan entrañable para otros. Así lo siente y lo expresa el dibujante: «La caca es una mascota».
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La noche acabó así. Civilizadamente.
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Un día después, Escacalógico viajó a Barcelona. La celebración, esta vez, se hizo como les gustaba a los romanos: con comida. ComaXurros preparó unos churros con chocolate que rendían homenaje a las siluetas de Juan Díaz-Faes.
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Imágenes de Madrid: David García
Imágenes de Barcelona: Isaac M. Alcázar

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La Navidad pretendía nublarnos el entendimiento con sus bolas de colores. Pero fuimos más rápidos. Antes de que esas pelotas rabiosas lo invadieran todo, pusimos sobre las mesas, de un golpe, un taco de plastilina. Era blanca y negra. El negro para el cuerpo y el blanco para los ojos. Esa velada iba de cacas. De hacer cacas.
Eran las 9 de la noche y alguien barría el suelo de Mama Framboise. Es lo habitual a esas horas. La salida de la escoba anuncia que la pastelería cierra por ese día. El jueves pasado, en cambio, no fue así. Media hora después comenzaría en Madrid el mayor tributo del que tenemos conocimiento a esta materia tan injustamente denostada.
Los humanos de todas las tierras y todas las épocas han vanagloriado a la naturaleza. Han cantado y bailado a la lluvia, al sol, a los solsticios, a las cosechas… Hasta han ofrecido bandejas de comida a la nada pensando que era un dios. Pero apenas se prestó atención emocional al estado químico del adiós. De eso no se interesaron demasiado hasta que un dibujante llegó a la conclusión de que una biblioteca jamás estaría completa sin una clasificación decente de cacas.
Fue Juan Díaz-Faes. El ilustrador dibujó una serie de ñordos y los metió en un póster al que llamó Escacalógico. Al poco se dio cuenta de que el cartel estaba incompleto. Necesitaba reunir toda la variedad biológica del planeta. Y eso ocurrió en apenas una noche. Antes de ir a dormir sintió una especie de llamada de una divinidad detritus. Empezó a dibujar cacas compulsivamente y antes del amanecer tenía en sus manos una montaña.
El material acabaría en un libro, titulado Escacalógico, con textos de Mar Abad, dirección de arte de Relajaelcoco y coeditado por Díaz-Faes y Yorokobu. Esa noche era la celebración mundial del advenimiento de un tratado de esa materia tan infame para muchos y tan entrañable para otros. Así lo siente y lo expresa el dibujante: «La caca es una mascota».
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La noche acabó así. Civilizadamente.
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Un día después, Escacalógico viajó a Barcelona. La celebración, esta vez, se hizo como les gustaba a los romanos: con comida. ComaXurros preparó unos churros con chocolate que rendían homenaje a las siluetas de Juan Díaz-Faes.
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Imágenes de Madrid: David García
Imágenes de Barcelona: Isaac M. Alcázar

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