18 de enero 2018    /   CREATIVIDAD
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Escribe tu novela trocito a trocito

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El año está ahora en su infancia. Estás a tiempo para idear proyectos personales para el resto de los meses. Por ejemplo, la novela que te ronda en la cabeza y que malditos sean los horarios y los desplazamientos que la abortan. Además, la idea de completar 50.000 o 60.000 palabras abruma.

La maravillosa técnica de escribir a trocitos

El año está ahora en su infancia… y pasito a pasito se completa. Así debería completarse la novela. ¿Quién no tiene 15 minutos? Falta un plan. Por ejemplo:

250-palabras-al-dia

En períodos de 15 minutos trabajó Anthony Trollope y llegó a completar una obra mastodóntica, como recuerda Stephen King en Mientras escribo.

Trollope dedicaba cada día a la escritura un número de horas variables, pero siempre respetando la dinámica de 250 palabras en 15 minutos. ¿Cómo?

ESCRIBIENDO SIN FILTRO.

Así pasó a la historia más por la cantidad que por la calidad (Ken Follet lo tiene como uno de sus autores favoritos). Sobre su método de trabajo, Trollope dijo que si hubiera empleado más tiempo en cada una de sus obras, no habría mejorado ninguna de ellas.

Quizá 250 palabras asusten. El novelista Cory Doctorow propone como plan anual:

35-palabras

Treinta y cinco palabras al día es más o menos un tuit de 240 caracteres.

Sea cual sea el plan que sigas y la cantidad de palabras, lo importante es la constancia.

Cuanto más arte produzcas es más probable que consigas una obra perfecta

Los fotógrafos David Bayles y Ted Orland relatan en el libro Art & Fear una anécdota reveladora:

Un maestro de cerámica dividió una clase en dos grupos. Un grupo sería evaluado por la cantidad de trabajo. Otro, únicamente por la calidad; necesitaba solo una vasija perfecta.

Cuando concluyó el taller, las obras con mayor calidad fueron las del grupo CANTIDAD. Este grupo produjo numerosas piezas, que le permitieron aprender gracias a los errores.

El grupo CALIDAD pasó la mayor parte del tiempo teorizando sobre cómo conseguir la perfección.

Proyecto Bradbury

La idea de conseguir la calidad a costa de la cantidad no es nueva. En Yorokobu, hablamos el pasado año de cómo un grupo de voluntarios iniciamos ‘El proyecto Bradbury’ o cómo escribir un relato cada semana. Se sustentaba sobre una conocida cita del autor de Crónicas marcianas:

ray-bradbury-y-52-cuentos

Ahora, ¡manos a la obra!

Imágenes originales: pexels.com

Imagen original de Ray Bradbury: Wikimedia Commons

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El año está ahora en su infancia. Estás a tiempo para idear proyectos personales para el resto de los meses. Por ejemplo, la novela que te ronda en la cabeza y que malditos sean los horarios y los desplazamientos que la abortan. Además, la idea de completar 50.000 o 60.000 palabras abruma.

La maravillosa técnica de escribir a trocitos

El año está ahora en su infancia… y pasito a pasito se completa. Así debería completarse la novela. ¿Quién no tiene 15 minutos? Falta un plan. Por ejemplo:

250-palabras-al-dia

En períodos de 15 minutos trabajó Anthony Trollope y llegó a completar una obra mastodóntica, como recuerda Stephen King en Mientras escribo.

Trollope dedicaba cada día a la escritura un número de horas variables, pero siempre respetando la dinámica de 250 palabras en 15 minutos. ¿Cómo?

ESCRIBIENDO SIN FILTRO.

Así pasó a la historia más por la cantidad que por la calidad (Ken Follet lo tiene como uno de sus autores favoritos). Sobre su método de trabajo, Trollope dijo que si hubiera empleado más tiempo en cada una de sus obras, no habría mejorado ninguna de ellas.

Quizá 250 palabras asusten. El novelista Cory Doctorow propone como plan anual:

35-palabras

Treinta y cinco palabras al día es más o menos un tuit de 240 caracteres.

Sea cual sea el plan que sigas y la cantidad de palabras, lo importante es la constancia.

Cuanto más arte produzcas es más probable que consigas una obra perfecta

Los fotógrafos David Bayles y Ted Orland relatan en el libro Art & Fear una anécdota reveladora:

Un maestro de cerámica dividió una clase en dos grupos. Un grupo sería evaluado por la cantidad de trabajo. Otro, únicamente por la calidad; necesitaba solo una vasija perfecta.

Cuando concluyó el taller, las obras con mayor calidad fueron las del grupo CANTIDAD. Este grupo produjo numerosas piezas, que le permitieron aprender gracias a los errores.

El grupo CALIDAD pasó la mayor parte del tiempo teorizando sobre cómo conseguir la perfección.

Proyecto Bradbury

La idea de conseguir la calidad a costa de la cantidad no es nueva. En Yorokobu, hablamos el pasado año de cómo un grupo de voluntarios iniciamos ‘El proyecto Bradbury’ o cómo escribir un relato cada semana. Se sustentaba sobre una conocida cita del autor de Crónicas marcianas:

ray-bradbury-y-52-cuentos

Ahora, ¡manos a la obra!

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