Asociamos los collages a lo visual, pero lo que hacen las tres componentes de Violeta, mĆ”s que estimular las pupilas estimula el oĆdo. La receta es sencilla en apariencia: cogen textos de distintas autoras, eligen ciertas frases y les ponen mĆŗsica. Pero Solaz, su nueva canción, es algo mĆ”s que un cóctel extraƱo.
Al elegir a estas mujeres se libraban del problema de los derechos de autor y podĆan elegir con mĆ”s libertad. AdemĆ”s, les servĆa para establecer con ellas una especie de diĆ”logo transgeneracional y de resignificación de códigos.
Elegidos los textos, tocaba ponerles mĆŗsica. Y apostaron por un ritmo que conjugara lo tradicional, simbolizado en esa generación literaria, con la vanguardia. Ese ritmo fue la jota. Pero no la folclórica sino la posmoderna, esa a la que han aƱadido capas de texturas indietrónicas que recuerdan a artistas como Tirzah o Erika de Casier. Ā«Partimos, por lo general, de los textos. Seleccionamos frases o poemas que nos gustan y con ellos generamos las melodĆas a las que luego aplicamos la mĆŗsicaĀ».
Cuesta, sin embargo, reconocer ese ritmo caracterĆstico de la jota. Ā«Solaz estĆ” formada por un compĆ”s de 9/8 que rompe a binario en el estribillo. Las jotas suelen ser de 3/4, 6/8, asĆ que en este caso ni siquiera, igual por eso te cuesta mĆ”s identificarlo. Y porque tampoco se mantiene toda la canción en ese ritmoĀ».
Esta nueva canción de Violeta es la continuación del proyecto que iniciaron con Canción pueril tranquila tras ganar una residencia artĆstica de nueve meses en el Matadero Madrid. Entonces, las autoras elegidas fueron Carmen Baroja y Carmen de Burgos, pero a un ritmo de pop acelerado y urgente.
Lo que hace este trĆo podrĆa englobarse en eso que se ha llamado Revolución trad en la que una nueva generación de artistas le lava la cara a la mĆŗsica tradicional en EspaƱa mezclando el folclore con la electrónica y otros ritmos. De esta manera, la llevan a un terreno mucho mĆ”s personal, actual e infinitamente menos casposo.
Asociamos los collages a lo visual, pero lo que hacen las tres componentes de Violeta, mĆ”s que estimular las pupilas estimula el oĆdo. La receta es sencilla en apariencia: cogen textos de distintas autoras, eligen ciertas frases y les ponen mĆŗsica. Pero Solaz, su nueva canción, es algo mĆ”s que un cóctel extraƱo.
Al elegir a estas mujeres se libraban del problema de los derechos de autor y podĆan elegir con mĆ”s libertad. AdemĆ”s, les servĆa para establecer con ellas una especie de diĆ”logo transgeneracional y de resignificación de códigos.
Elegidos los textos, tocaba ponerles mĆŗsica. Y apostaron por un ritmo que conjugara lo tradicional, simbolizado en esa generación literaria, con la vanguardia. Ese ritmo fue la jota. Pero no la folclórica sino la posmoderna, esa a la que han aƱadido capas de texturas indietrónicas que recuerdan a artistas como Tirzah o Erika de Casier. Ā«Partimos, por lo general, de los textos. Seleccionamos frases o poemas que nos gustan y con ellos generamos las melodĆas a las que luego aplicamos la mĆŗsicaĀ».
Cuesta, sin embargo, reconocer ese ritmo caracterĆstico de la jota. Ā«Solaz estĆ” formada por un compĆ”s de 9/8 que rompe a binario en el estribillo. Las jotas suelen ser de 3/4, 6/8, asĆ que en este caso ni siquiera, igual por eso te cuesta mĆ”s identificarlo. Y porque tampoco se mantiene toda la canción en ese ritmoĀ».
Esta nueva canción de Violeta es la continuación del proyecto que iniciaron con Canción pueril tranquila tras ganar una residencia artĆstica de nueve meses en el Matadero Madrid. Entonces, las autoras elegidas fueron Carmen Baroja y Carmen de Burgos, pero a un ritmo de pop acelerado y urgente.
Lo que hace este trĆo podrĆa englobarse en eso que se ha llamado Revolución trad en la que una nueva generación de artistas le lava la cara a la mĆŗsica tradicional en EspaƱa mezclando el folclore con la electrónica y otros ritmos. De esta manera, la llevan a un terreno mucho mĆ”s personal, actual e infinitamente menos casposo.