EspaƱa se divierte, aunque no lo creas
”Yorokobu gratis en formato digital!
Con la que cae y nosotros con estos pelos, gastando dinero en cosas que no son necesarias. Pero ĀæquĆ© es lo necesario? Cosas que antes nos parecĆan totalmente superfluas ahora no lo son, o no para la mayorĆa: internet, un telĆ©fono móvil o incluso un viaje pueden ser inversiones mĆ”s que justificadas para encontrar trabajo, estar localizable o, incluso, tomar aire y buscar inspiración.
ĀæY el ocio?
El ocio es una de esas cosas que siempre se piensa en recortar cuando las cosas van mal dadas. En su propia gĆ©nesis viene su condena: ocio, del latĆn ‘otium’ nace por oposición a lo serio, al ‘neg-otium’, al negocio, es decir, todo lo que no es ocio. En resumen, si hacemos caso a la lingüĆstica, que el trabajo no puede ser divertido, o rizando el rizo, si hay ocio no hay negocio… y si no hay negocio no puede haber ocio.
ĀæHemos dejado pues los espaƱoles, sumidos en una crisis como estamos, de invertir en ocio? SĆ y no. Me explico: en algunas cosas sĆ, es evidente, pero en otras no, y viendo en cuĆ”les resulta sorprendente.
Este verano por ejemplo se presentaba un informe sobre la inversión del espaƱolito medio en ocio de EAE Business School (imaginar a seƱores con corbata hablando de ocio da escalofrĆos, porque ellos seguro que nunca se divierten). SegĆŗn su conclusión, en un aƱo gastamos un 4,13% menos en ocio que en 2012, llegando a las cifras mĆ”s bajas en siete aƱos.
Lógico, cabe pensar, habida cuenta de lo que hay en la calle: el mayor paro de la historia, uno de los mayores Ć©xodos jamĆ”s vividos y un miedo ante el futuro que hace que quien tiene no gaste. El informe asegura que la media de gasto por hogar apenas supera los 1.800 euros anuales, y eso teniendo en cuenta que el precio de todo ha subido (inflación e IVA mediante), hace que el cĆ”lculo sea aĆŗn mĆ”s terrorĆfico en el -dicen- paĆs con mĆ”s bares por habitante de la Vieja Europa y quizĆ” del mundo.
La cuestión es, ĀæquĆ© es ocio? En el informe se habla de bienes de consumo tecnológico, vacaciones, prensa y papelerĆa y un amplio ‘servicios recreativos’ que cabe pensar que no serĆ”n esos viejunos salones con consolas de mandos y botoncitos, sino cine, teatro y demĆ”s.
 Si hay un ocio bien patrio -ademÔs de los bares- es el de los parques temÔticos
Pero si hay un ocio bien patrio -ademĆ”s de los bares- es el de los parques temĆ”ticos. Durante aƱos, y aupados por la fiebre de la construcción y regados con las cifras de la siempre pujante industria turĆstica, los parques temĆ”ticos crecieron como setas en EspaƱa. Llegaron incluso a ponerse de moda. Es mĆ”s, hasta molaban.
En dos dĆ©cadas hemos visto crecer un montón de parques mĆ”s o menos conocidos (Port Aventura en Salou, Terra MĆtica en Benidorm, el Parque Warner o Faunia en Madrid, Isla MĆ”gica en Sevilla…) y un montón menos conocidos (Valwo en Valladolid, TĆvoli World en Barcelona, Selwo en Estepona, Dinópolis en Teruel, Terra Natura en Benidorm…). CabrĆa pensar que la boyante escena del ocio temĆ”tico caerĆa con el estallido de la burbuja… pero no siempre ha sido asĆ.
Por ejemplo, Port Aventura cerró 2011 con 26 millones de euros de beneficio gracias a una fórmula basada en tres pilares: disociarse de la idea de que los parques temÔticos sólo son para el verano, captar dinero extranjero (fundamentalmente ruso, en auge en el MediterrÔneo tras su boom en el sur de España en las últimas décadas) y ofrecerse como centro de convenciones mÔs orientado al Ômbito empresarial. Y el concepto de familias como cliente base, claro.
A la estrategia de Port Aventura ayudan muchas cosas: la climatologĆa del paĆs, que permite abrir casi todo el aƱo sin problemas (siempre se dijo desde EspaƱa que llevar Eurodisney a ParĆs fue un error, pero seguro que allĆ no piensan eso) y el hecho de que el turismo es de las pocas constantes en la economĆa espaƱola. De hecho, cabe pensar que cuanto peor mejor, si eso hace que bajen los precios para hacernos mĆ”s atractivos para los visitantes.
Pero no sólo esa estrategia ha funcionado, tambiĆ©n la de unir fuerzas: existe una patronal ‘oficiosa’ del sector, AEPA, que reĆŗne a diez de los grandes parques del paĆs, pero tambiĆ©n un grupo comercial con potencia mundial, que es Parques Reunidos. Sus peculiaridades:Ā tienen mĆ”s socios -incluyendo modelos de pseudofranquicia- e intentan alejarse de la idea del parque tamĆ”tico y van hacia el parque de ocio, incluyendo ramas mĆ”s culturales, como el OceanogrĆ”fico de Valencia, o paisajĆsticas, como el TelefĆ©rico de BenalmĆ”dena.
¿El resultado? El cuarto mayor grupo del mundo en el sector, según el informe presentado este año por Themed Entertainment Association (TEA), la macroorganización mundial del sector: según sus datos en 2012 el grupo tuvo 27,1 millón de visitantes, un 3,5% mÔs que el año anterior. Lejos, claro, del gigante: Disney cerró el año con 126,4 millones de visitantes, mÔs del doble que el segundo, Merlin Entretainments Group, que tuvo 54 millones.
La cuestión es quĆ© parte de esos visitantes es espaƱola… y quĆ© parte extranjera. Y saber, ya de paso, si se tienen esas visitas por la calidad de las instalaciones o por el hecho de estar en uno de los paĆses mĆ”s turĆsticos del mundo. A ese respecto puede ayudar el dato de que la TEA sólo ha concedido dos premios a espaƱoles (y conceden varios al aƱo desde hace 19 ediciones): FiestAventura en 2000 y Templo del Fuego en 2003, ambos en PortAventura. SegĆŗn el citado informe, PortAventura es el sexto mayor parque temĆ”tico de Europa, con 3,5 millones de visitas anuales
ĀæSon entonces un negocio rentable los parques temĆ”ticos? El caso de PortAventura es quizĆ” el mĆ”s emblemĆ”tico: en 1997, dos aƱos despuĆ©s de su inauguración, Universal entró en el capital de la empresa convirtiĆ©ndose en accionista mayoritario y, coincidiendo con los aƱos de bonanza del paĆs, participó en su proyección. Finalmente, en 2004 abandonaron el accionariado y lo dejaron en manos de La Caixa. Algo similar pasó con el Parque Warner de Madrid, creado para competir con PortAventura e impulsado por Six Flags, una de las mayores compaƱĆas del sector, que abandonó el barco justo tambiĆ©n en 2004 tras haberse derrumbado el nĆŗmero de visitas y la recaudación de las instalaciones.
En otra lĆnea del negocio, la de los parques acuĆ”ticos, tambiĆ©n tenemos un representante destacado, en este caso en el ranking mundial: segĆŗn datos de la TEA, el Siam Water Park de Tenerife es el decimonoveno del mundo con 800.000 visitantes anuales.
Hablando de ocio siempre nos quedarĆ”n, en fin, los museos. En esa disciplina tenemos dos representantes en el top 20 europeo, con el Museo del Prado en duodĆ©cimo lugar, con 2,8 millones de visitantes anuales, y el Reina SofĆa dos puestos mĆ”s abajo, con 2,5 millones.
‘Otium et negotim’. Ya ves, la etimologĆa es como la estadĆstica: la media de manos por habitante en EspaƱa es de 1,99% porque seguro que no hay nadie con tres manos, pero sĆ hay gente con una. Algo para coger con papel de fumar, al menos si se vende sin contexto.
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Con la que cae y nosotros con estos pelos, gastando dinero en cosas que no son necesarias. Pero ĀæquĆ© es lo necesario? Cosas que antes nos parecĆan totalmente superfluas ahora no lo son, o no para la mayorĆa: internet, un telĆ©fono móvil o incluso un viaje pueden ser inversiones mĆ”s que justificadas para encontrar trabajo, estar localizable o, incluso, tomar aire y buscar inspiración.
ĀæY el ocio?
El ocio es una de esas cosas que siempre se piensa en recortar cuando las cosas van mal dadas. En su propia gĆ©nesis viene su condena: ocio, del latĆn ‘otium’ nace por oposición a lo serio, al ‘neg-otium’, al negocio, es decir, todo lo que no es ocio. En resumen, si hacemos caso a la lingüĆstica, que el trabajo no puede ser divertido, o rizando el rizo, si hay ocio no hay negocio… y si no hay negocio no puede haber ocio.
ĀæHemos dejado pues los espaƱoles, sumidos en una crisis como estamos, de invertir en ocio? SĆ y no. Me explico: en algunas cosas sĆ, es evidente, pero en otras no, y viendo en cuĆ”les resulta sorprendente.
Este verano por ejemplo se presentaba un informe sobre la inversión del espaƱolito medio en ocio de EAE Business School (imaginar a seƱores con corbata hablando de ocio da escalofrĆos, porque ellos seguro que nunca se divierten). SegĆŗn su conclusión, en un aƱo gastamos un 4,13% menos en ocio que en 2012, llegando a las cifras mĆ”s bajas en siete aƱos.
Lógico, cabe pensar, habida cuenta de lo que hay en la calle: el mayor paro de la historia, uno de los mayores Ć©xodos jamĆ”s vividos y un miedo ante el futuro que hace que quien tiene no gaste. El informe asegura que la media de gasto por hogar apenas supera los 1.800 euros anuales, y eso teniendo en cuenta que el precio de todo ha subido (inflación e IVA mediante), hace que el cĆ”lculo sea aĆŗn mĆ”s terrorĆfico en el -dicen- paĆs con mĆ”s bares por habitante de la Vieja Europa y quizĆ” del mundo.
La cuestión es, ĀæquĆ© es ocio? En el informe se habla de bienes de consumo tecnológico, vacaciones, prensa y papelerĆa y un amplio ‘servicios recreativos’ que cabe pensar que no serĆ”n esos viejunos salones con consolas de mandos y botoncitos, sino cine, teatro y demĆ”s.
 Si hay un ocio bien patrio -ademÔs de los bares- es el de los parques temÔticos
Pero si hay un ocio bien patrio -ademĆ”s de los bares- es el de los parques temĆ”ticos. Durante aƱos, y aupados por la fiebre de la construcción y regados con las cifras de la siempre pujante industria turĆstica, los parques temĆ”ticos crecieron como setas en EspaƱa. Llegaron incluso a ponerse de moda. Es mĆ”s, hasta molaban.
En dos dĆ©cadas hemos visto crecer un montón de parques mĆ”s o menos conocidos (Port Aventura en Salou, Terra MĆtica en Benidorm, el Parque Warner o Faunia en Madrid, Isla MĆ”gica en Sevilla…) y un montón menos conocidos (Valwo en Valladolid, TĆvoli World en Barcelona, Selwo en Estepona, Dinópolis en Teruel, Terra Natura en Benidorm…). CabrĆa pensar que la boyante escena del ocio temĆ”tico caerĆa con el estallido de la burbuja… pero no siempre ha sido asĆ.
Por ejemplo, Port Aventura cerró 2011 con 26 millones de euros de beneficio gracias a una fórmula basada en tres pilares: disociarse de la idea de que los parques temÔticos sólo son para el verano, captar dinero extranjero (fundamentalmente ruso, en auge en el MediterrÔneo tras su boom en el sur de España en las últimas décadas) y ofrecerse como centro de convenciones mÔs orientado al Ômbito empresarial. Y el concepto de familias como cliente base, claro.
A la estrategia de Port Aventura ayudan muchas cosas: la climatologĆa del paĆs, que permite abrir casi todo el aƱo sin problemas (siempre se dijo desde EspaƱa que llevar Eurodisney a ParĆs fue un error, pero seguro que allĆ no piensan eso) y el hecho de que el turismo es de las pocas constantes en la economĆa espaƱola. De hecho, cabe pensar que cuanto peor mejor, si eso hace que bajen los precios para hacernos mĆ”s atractivos para los visitantes.
Pero no sólo esa estrategia ha funcionado, tambiĆ©n la de unir fuerzas: existe una patronal ‘oficiosa’ del sector, AEPA, que reĆŗne a diez de los grandes parques del paĆs, pero tambiĆ©n un grupo comercial con potencia mundial, que es Parques Reunidos. Sus peculiaridades:Ā tienen mĆ”s socios -incluyendo modelos de pseudofranquicia- e intentan alejarse de la idea del parque tamĆ”tico y van hacia el parque de ocio, incluyendo ramas mĆ”s culturales, como el OceanogrĆ”fico de Valencia, o paisajĆsticas, como el TelefĆ©rico de BenalmĆ”dena.
¿El resultado? El cuarto mayor grupo del mundo en el sector, según el informe presentado este año por Themed Entertainment Association (TEA), la macroorganización mundial del sector: según sus datos en 2012 el grupo tuvo 27,1 millón de visitantes, un 3,5% mÔs que el año anterior. Lejos, claro, del gigante: Disney cerró el año con 126,4 millones de visitantes, mÔs del doble que el segundo, Merlin Entretainments Group, que tuvo 54 millones.
La cuestión es quĆ© parte de esos visitantes es espaƱola… y quĆ© parte extranjera. Y saber, ya de paso, si se tienen esas visitas por la calidad de las instalaciones o por el hecho de estar en uno de los paĆses mĆ”s turĆsticos del mundo. A ese respecto puede ayudar el dato de que la TEA sólo ha concedido dos premios a espaƱoles (y conceden varios al aƱo desde hace 19 ediciones): FiestAventura en 2000 y Templo del Fuego en 2003, ambos en PortAventura. SegĆŗn el citado informe, PortAventura es el sexto mayor parque temĆ”tico de Europa, con 3,5 millones de visitas anuales
ĀæSon entonces un negocio rentable los parques temĆ”ticos? El caso de PortAventura es quizĆ” el mĆ”s emblemĆ”tico: en 1997, dos aƱos despuĆ©s de su inauguración, Universal entró en el capital de la empresa convirtiĆ©ndose en accionista mayoritario y, coincidiendo con los aƱos de bonanza del paĆs, participó en su proyección. Finalmente, en 2004 abandonaron el accionariado y lo dejaron en manos de La Caixa. Algo similar pasó con el Parque Warner de Madrid, creado para competir con PortAventura e impulsado por Six Flags, una de las mayores compaƱĆas del sector, que abandonó el barco justo tambiĆ©n en 2004 tras haberse derrumbado el nĆŗmero de visitas y la recaudación de las instalaciones.
En otra lĆnea del negocio, la de los parques acuĆ”ticos, tambiĆ©n tenemos un representante destacado, en este caso en el ranking mundial: segĆŗn datos de la TEA, el Siam Water Park de Tenerife es el decimonoveno del mundo con 800.000 visitantes anuales.
Hablando de ocio siempre nos quedarĆ”n, en fin, los museos. En esa disciplina tenemos dos representantes en el top 20 europeo, con el Museo del Prado en duodĆ©cimo lugar, con 2,8 millones de visitantes anuales, y el Reina SofĆa dos puestos mĆ”s abajo, con 2,5 millones.
‘Otium et negotim’. Ya ves, la etimologĆa es como la estadĆstica: la media de manos por habitante en EspaƱa es de 1,99% porque seguro que no hay nadie con tres manos, pero sĆ hay gente con una. Algo para coger con papel de fumar, al menos si se vende sin contexto.
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