31 de octubre 2013    /   ENTRETENIMIENTO
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EspaƱa se divierte, aunque no lo creas

31 de octubre 2013    /   ENTRETENIMIENTO     por          
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Lee gratis la revista Junio/JulioĀ haciendo clic aquĆ­.

Con la que cae y nosotros con estos pelos, gastando dinero en cosas que no son necesarias. Pero ¿qué es lo necesario? Cosas que antes nos parecían totalmente superfluas ahora no lo son, o no para la mayoría: internet, un teléfono móvil o incluso un viaje pueden ser inversiones mÔs que justificadas para encontrar trabajo, estar localizable o, incluso, tomar aire y buscar inspiración.

ĀæY el ocio?

El ocio es una de esas cosas que siempre se piensa en recortar cuando las cosas van mal dadas. En su propia gĆ©nesis viene su condena: ocio, del latĆ­n ‘otium’ nace por oposición a lo serio, al ‘neg-otium’, al negocio, es decir, todo lo que no es ocio. En resumen, si hacemos caso a la lingüística, que el trabajo no puede ser divertido, o rizando el rizo, si hay ocio no hay negocio… y si no hay negocio no puede haber ocio.

¿Hemos dejado pues los españoles, sumidos en una crisis como estamos, de invertir en ocio? Sí y no. Me explico: en algunas cosas sí, es evidente, pero en otras no, y viendo en cuÔles resulta sorprendente.

Este verano por ejemplo se presentaba un informe sobre la inversión del españolito medio en ocio de EAE Business School (imaginar a señores con corbata hablando de ocio da escalofríos, porque ellos seguro que nunca se divierten). Según su conclusión, en un año gastamos un 4,13% menos en ocio que en 2012, llegando a las cifras mÔs bajas en siete años.

Lógico, cabe pensar, habida cuenta de lo que hay en la calle: el mayor paro de la historia, uno de los mayores éxodos jamÔs vividos y un miedo ante el futuro que hace que quien tiene no gaste. El informe asegura que la media de gasto por hogar apenas supera los 1.800 euros anuales, y eso teniendo en cuenta que el precio de todo ha subido (inflación e IVA mediante), hace que el cÔlculo sea aún mÔs terrorífico en el -dicen- país con mÔs bares por habitante de la Vieja Europa y quizÔ del mundo.

La cuestión es, ĀæquĆ© es ocio? En el informe se habla de bienes de consumo tecnológico, vacaciones, prensa y papelerĆ­a y un amplio ‘servicios recreativos’ que cabe pensar que no serĆ”n esos viejunos salones con consolas de mandos y botoncitos, sino cine, teatro y demĆ”s.

 Si hay un ocio bien patrio -ademÔs de los bares- es el de los parques temÔticos

Pero si hay un ocio bien patrio -ademÔs de los bares- es el de los parques temÔticos. Durante años, y aupados por la fiebre de la construcción y regados con las cifras de la siempre pujante industria turística, los parques temÔticos crecieron como setas en España. Llegaron incluso a ponerse de moda. Es mÔs, hasta molaban.

En dos dĆ©cadas hemos visto crecer un montón de parques mĆ”s o menos conocidos (Port Aventura en Salou, Terra MĆ­tica en Benidorm, el Parque Warner o Faunia en Madrid, Isla MĆ”gica en Sevilla…) y un montón menos conocidos (Valwo en Valladolid, TĆ­voli World en Barcelona, Selwo en Estepona, Dinópolis en Teruel, Terra Natura en Benidorm…). CabrĆ­a pensar que la boyante escena del ocio temĆ”tico caerĆ­a con el estallido de la burbuja… pero no siempre ha sido asĆ­.

Por ejemplo, Port Aventura cerró 2011 con 26 millones de euros de beneficio gracias a una fórmula basada en tres pilares: disociarse de la idea de que los parques temÔticos sólo son para el verano, captar dinero extranjero (fundamentalmente ruso, en auge en el MediterrÔneo tras su boom en el sur de España en las últimas décadas) y ofrecerse como centro de convenciones mÔs orientado al Ômbito empresarial. Y el concepto de familias como cliente base, claro.

A la estrategia de Port Aventura ayudan muchas cosas: la climatologƭa del paƭs, que permite abrir casi todo el aƱo sin problemas (siempre se dijo desde EspaƱa que llevar Eurodisney a Parƭs fue un error, pero seguro que allƭ no piensan eso) y el hecho de que el turismo es de las pocas constantes en la economƭa espaƱola. De hecho, cabe pensar que cuanto peor mejor, si eso hace que bajen los precios para hacernos mƔs atractivos para los visitantes.

Pero no sólo esa estrategia ha funcionado, tambiĆ©n la de unir fuerzas: existe una patronal ‘oficiosa’ del sector, AEPA, que reĆŗne a diez de los grandes parques del paĆ­s, pero tambiĆ©n un grupo comercial con potencia mundial, que es Parques Reunidos. Sus peculiaridades:Ā tienen mĆ”s socios -incluyendo modelos de pseudofranquicia- e intentan alejarse de la idea del parque tamĆ”tico y van hacia el parque de ocio, incluyendo ramas mĆ”s culturales, como el OceanogrĆ”fico de Valencia, o paisajĆ­sticas, como el TelefĆ©rico de BenalmĆ”dena.

¿El resultado? El cuarto mayor grupo del mundo en el sector, según el informe presentado este año por Themed Entertainment Association (TEA), la macroorganización mundial del sector: según sus datos en 2012 el grupo tuvo 27,1 millón de visitantes, un 3,5% mÔs que el año anterior. Lejos, claro, del gigante: Disney cerró el año con 126,4 millones de visitantes, mÔs del doble que el segundo, Merlin Entretainments Group, que tuvo 54 millones.

parquestematicos

La cuestión es quĆ© parte de esos visitantes es espaƱola… y quĆ© parte extranjera. Y saber, ya de paso, si se tienen esas visitas por la calidad de las instalaciones o por el hecho de estar en uno de los paĆ­ses mĆ”s turĆ­sticos del mundo. A ese respecto puede ayudar el dato de que la TEA sólo ha concedido dos premios a espaƱoles (y conceden varios al aƱo desde hace 19 ediciones): FiestAventura en 2000 y Templo del Fuego en 2003, ambos en PortAventura. SegĆŗn el citado informe, PortAventura es el sexto mayor parque temĆ”tico de Europa, con 3,5 millones de visitas anuales

¿Son entonces un negocio rentable los parques temÔticos? El caso de PortAventura es quizÔ el mÔs emblemÔtico: en 1997, dos años después de su inauguración, Universal entró en el capital de la empresa convirtiéndose en accionista mayoritario y, coincidiendo con los años de bonanza del país, participó en su proyección. Finalmente, en 2004 abandonaron el accionariado y lo dejaron en manos de La Caixa. Algo similar pasó con el Parque Warner de Madrid, creado para competir con PortAventura e impulsado por Six Flags, una de las mayores compañías del sector, que abandonó el barco justo también en 2004 tras haberse derrumbado el número de visitas y la recaudación de las instalaciones.

En otra línea del negocio, la de los parques acuÔticos, también tenemos un representante destacado, en este caso en el ranking mundial: según datos de la TEA, el Siam Water Park de Tenerife es el decimonoveno del mundo con 800.000 visitantes anuales.

parquesacuƔricos

Hablando de ocio siempre nos quedarƔn, en fin, los museos. En esa disciplina tenemos dos representantes en el top 20 europeo, con el Museo del Prado en duodƩcimo lugar, con 2,8 millones de visitantes anuales, y el Reina Sofƭa dos puestos mƔs abajo, con 2,5 millones.

museos

‘Otium et negotim’. Ya ves, la etimologĆ­a es como la estadĆ­stica: la media de manos por habitante en EspaƱa es de 1,99% porque seguro que no hay nadie con tres manos, pero sĆ­ hay gente con una. Algo para coger con papel de fumar, al menos si se vende sin contexto.

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Con la que cae y nosotros con estos pelos, gastando dinero en cosas que no son necesarias. Pero ¿qué es lo necesario? Cosas que antes nos parecían totalmente superfluas ahora no lo son, o no para la mayoría: internet, un teléfono móvil o incluso un viaje pueden ser inversiones mÔs que justificadas para encontrar trabajo, estar localizable o, incluso, tomar aire y buscar inspiración.

ĀæY el ocio?

El ocio es una de esas cosas que siempre se piensa en recortar cuando las cosas van mal dadas. En su propia gĆ©nesis viene su condena: ocio, del latĆ­n ‘otium’ nace por oposición a lo serio, al ‘neg-otium’, al negocio, es decir, todo lo que no es ocio. En resumen, si hacemos caso a la lingüística, que el trabajo no puede ser divertido, o rizando el rizo, si hay ocio no hay negocio… y si no hay negocio no puede haber ocio.

¿Hemos dejado pues los españoles, sumidos en una crisis como estamos, de invertir en ocio? Sí y no. Me explico: en algunas cosas sí, es evidente, pero en otras no, y viendo en cuÔles resulta sorprendente.

Este verano por ejemplo se presentaba un informe sobre la inversión del españolito medio en ocio de EAE Business School (imaginar a señores con corbata hablando de ocio da escalofríos, porque ellos seguro que nunca se divierten). Según su conclusión, en un año gastamos un 4,13% menos en ocio que en 2012, llegando a las cifras mÔs bajas en siete años.

Lógico, cabe pensar, habida cuenta de lo que hay en la calle: el mayor paro de la historia, uno de los mayores éxodos jamÔs vividos y un miedo ante el futuro que hace que quien tiene no gaste. El informe asegura que la media de gasto por hogar apenas supera los 1.800 euros anuales, y eso teniendo en cuenta que el precio de todo ha subido (inflación e IVA mediante), hace que el cÔlculo sea aún mÔs terrorífico en el -dicen- país con mÔs bares por habitante de la Vieja Europa y quizÔ del mundo.

La cuestión es, ĀæquĆ© es ocio? En el informe se habla de bienes de consumo tecnológico, vacaciones, prensa y papelerĆ­a y un amplio ‘servicios recreativos’ que cabe pensar que no serĆ”n esos viejunos salones con consolas de mandos y botoncitos, sino cine, teatro y demĆ”s.

 Si hay un ocio bien patrio -ademÔs de los bares- es el de los parques temÔticos

Pero si hay un ocio bien patrio -ademÔs de los bares- es el de los parques temÔticos. Durante años, y aupados por la fiebre de la construcción y regados con las cifras de la siempre pujante industria turística, los parques temÔticos crecieron como setas en España. Llegaron incluso a ponerse de moda. Es mÔs, hasta molaban.

En dos dĆ©cadas hemos visto crecer un montón de parques mĆ”s o menos conocidos (Port Aventura en Salou, Terra MĆ­tica en Benidorm, el Parque Warner o Faunia en Madrid, Isla MĆ”gica en Sevilla…) y un montón menos conocidos (Valwo en Valladolid, TĆ­voli World en Barcelona, Selwo en Estepona, Dinópolis en Teruel, Terra Natura en Benidorm…). CabrĆ­a pensar que la boyante escena del ocio temĆ”tico caerĆ­a con el estallido de la burbuja… pero no siempre ha sido asĆ­.

Por ejemplo, Port Aventura cerró 2011 con 26 millones de euros de beneficio gracias a una fórmula basada en tres pilares: disociarse de la idea de que los parques temÔticos sólo son para el verano, captar dinero extranjero (fundamentalmente ruso, en auge en el MediterrÔneo tras su boom en el sur de España en las últimas décadas) y ofrecerse como centro de convenciones mÔs orientado al Ômbito empresarial. Y el concepto de familias como cliente base, claro.

A la estrategia de Port Aventura ayudan muchas cosas: la climatologƭa del paƭs, que permite abrir casi todo el aƱo sin problemas (siempre se dijo desde EspaƱa que llevar Eurodisney a Parƭs fue un error, pero seguro que allƭ no piensan eso) y el hecho de que el turismo es de las pocas constantes en la economƭa espaƱola. De hecho, cabe pensar que cuanto peor mejor, si eso hace que bajen los precios para hacernos mƔs atractivos para los visitantes.

Pero no sólo esa estrategia ha funcionado, tambiĆ©n la de unir fuerzas: existe una patronal ‘oficiosa’ del sector, AEPA, que reĆŗne a diez de los grandes parques del paĆ­s, pero tambiĆ©n un grupo comercial con potencia mundial, que es Parques Reunidos. Sus peculiaridades:Ā tienen mĆ”s socios -incluyendo modelos de pseudofranquicia- e intentan alejarse de la idea del parque tamĆ”tico y van hacia el parque de ocio, incluyendo ramas mĆ”s culturales, como el OceanogrĆ”fico de Valencia, o paisajĆ­sticas, como el TelefĆ©rico de BenalmĆ”dena.

¿El resultado? El cuarto mayor grupo del mundo en el sector, según el informe presentado este año por Themed Entertainment Association (TEA), la macroorganización mundial del sector: según sus datos en 2012 el grupo tuvo 27,1 millón de visitantes, un 3,5% mÔs que el año anterior. Lejos, claro, del gigante: Disney cerró el año con 126,4 millones de visitantes, mÔs del doble que el segundo, Merlin Entretainments Group, que tuvo 54 millones.

parquestematicos

La cuestión es quĆ© parte de esos visitantes es espaƱola… y quĆ© parte extranjera. Y saber, ya de paso, si se tienen esas visitas por la calidad de las instalaciones o por el hecho de estar en uno de los paĆ­ses mĆ”s turĆ­sticos del mundo. A ese respecto puede ayudar el dato de que la TEA sólo ha concedido dos premios a espaƱoles (y conceden varios al aƱo desde hace 19 ediciones): FiestAventura en 2000 y Templo del Fuego en 2003, ambos en PortAventura. SegĆŗn el citado informe, PortAventura es el sexto mayor parque temĆ”tico de Europa, con 3,5 millones de visitas anuales

¿Son entonces un negocio rentable los parques temÔticos? El caso de PortAventura es quizÔ el mÔs emblemÔtico: en 1997, dos años después de su inauguración, Universal entró en el capital de la empresa convirtiéndose en accionista mayoritario y, coincidiendo con los años de bonanza del país, participó en su proyección. Finalmente, en 2004 abandonaron el accionariado y lo dejaron en manos de La Caixa. Algo similar pasó con el Parque Warner de Madrid, creado para competir con PortAventura e impulsado por Six Flags, una de las mayores compañías del sector, que abandonó el barco justo también en 2004 tras haberse derrumbado el número de visitas y la recaudación de las instalaciones.

En otra línea del negocio, la de los parques acuÔticos, también tenemos un representante destacado, en este caso en el ranking mundial: según datos de la TEA, el Siam Water Park de Tenerife es el decimonoveno del mundo con 800.000 visitantes anuales.

parquesacuƔricos

Hablando de ocio siempre nos quedarƔn, en fin, los museos. En esa disciplina tenemos dos representantes en el top 20 europeo, con el Museo del Prado en duodƩcimo lugar, con 2,8 millones de visitantes anuales, y el Reina Sofƭa dos puestos mƔs abajo, con 2,5 millones.

museos

‘Otium et negotim’. Ya ves, la etimologĆ­a es como la estadĆ­stica: la media de manos por habitante en EspaƱa es de 1,99% porque seguro que no hay nadie con tres manos, pero sĆ­ hay gente con una. Algo para coger con papel de fumar, al menos si se vende sin contexto.

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