Hay una audiencia de televisión joven-adulta que se sofoca, altera e indigna ante escenas de sexo. Uno de los temas de conversación de este público es el pene en las series. Aunque el público ha visto en la pequeña pantalla cine erótico e incluso pornográfico, molesta que las series sean atrevidas.
El pasado año, un par de escenas de dos series dieron a estos espectadores, entre lo sensible y la pavada, tema de conversación.
American Gods
Apabullantes imágenes. Profundo guion de Brian Fuller adaptando la novela de Neil Gaiman (quizá la perjudicó coincidir con Twin Peaks: El retorno). El tema: los humanos aprenden a caminar solos y los dioses se resisten a desaparecer. «Nuestras creencias se deben a nuestros temores», dice Mr. Wednesday (Ian McShane), que interpreta a un OdÃn disfrazado de buscavidas.
Sin embargo lo más comentado en las redes sociales en Estados Unidos, y aireado por la prensa de aquà y allá, fue la escena de sexo homosexual de un genio y un hombre corriente.
La escena es un momento mágico: la comunión carnal de dos inmigrantes de Oriente Próximo en el desolado Nueva York de nuestros dÃas. Tanto el genio como el hombre corriente llevan dÃas de perros. Derrotados por las circunstancias, se consuelan mutuamente.
La audiencia escandalizada se preguntó: ¿El pene del genio es verdadero? ¿Penetró realmente al actor que interpretaba al hombre corriente? Las revistas de televisión –degradadas a contadoras de chismes– no tardaron en convertirse en altavoces de estos comentarios y participar en la especulación.
Big Little Lies
El drama sobre la amargura y la dicha de ser madre, la misoginia y los malos tratos interesó a una parte de la audiencia por los desnudos y las escenas sexuales de Nicole Kidman y Alexander Skarsgård.
En una escena, el personaje interpretado por Kidman da un raquetazo al pene del personaje –fuera del pantalón– interpretado por Skarsgård. Asà escapa ella de ser nuevamente violada. Las redes sociales se exaltaron: ¿Es realmente el pene del actor?
Las revistas de cine y televisión especularon sobre el pene: su tamaño, que fuera una prótesis para evitar daños en el momento del raquetazo. No hubo aquà ningún análisis del momento dramático. Por primera vez Kidman consigue zafarse del hombre que, no solo la habÃa violado otras veces, sino que habÃa intentado matarla. Esto pareció a ciertas publicaciones menos interesante que el pene real o ficticio del actor.
Otras series
No son estas escenas las primeras que muestran desnudos masculinos frontales en televisión. En otras series recientes los actores mostraron sus atributos: Juego de tronos, Sense8, Boardwalk Empire, Tell me you love me, Oz… Aunque no crearon tanto revuelo como los mostrados en American Gods y Big Little Lies.
Parece que no han pasado casi cincuenta años de la escena de lucha grecorromana de Mujeres enamoradas en la que Oliver Reed y Alan Bates mostraban sus penes.
El jefe de la censura puso dos condiciones a Ken Russell, el director del film: que los genitales no estuvieran claramente visibles y la carga homosexual no fuera evidente. Pero Russell eludió la censura. La cámara muestra los penes en la semioscuridad y remarca la homosexualidad en el último plano: Reed y Bates exhaustos en el suelo extienden sus brazos, el uno hacia el otro. Tal y como D.H. Lawrence escribió en la novela del mismo nombre en 1920. La homosexualidad de los personajes de Reed y Bates no molestó tanto a los moralistas: fueron los penes.
Hoy, no extraña que exista un público moralista y otro infantilizado. Lo último está fomentado por revistas de televisión, que ve a su audiencia como niños de los 80 comentado en el patio que vieron tetas y culos (penes, menos) en una pelÃcula el último sábado. El debate adulto sobre las imágenes, sobre el drama, se desdeña.
Hay una audiencia de televisión joven-adulta que se sofoca, altera e indigna ante escenas de sexo. Uno de los temas de conversación de este público es el pene en las series. Aunque el público ha visto en la pequeña pantalla cine erótico e incluso pornográfico, molesta que las series sean atrevidas.
El pasado año, un par de escenas de dos series dieron a estos espectadores, entre lo sensible y la pavada, tema de conversación.
American Gods
Apabullantes imágenes. Profundo guion de Brian Fuller adaptando la novela de Neil Gaiman (quizá la perjudicó coincidir con Twin Peaks: El retorno). El tema: los humanos aprenden a caminar solos y los dioses se resisten a desaparecer. «Nuestras creencias se deben a nuestros temores», dice Mr. Wednesday (Ian McShane), que interpreta a un OdÃn disfrazado de buscavidas.
Sin embargo lo más comentado en las redes sociales en Estados Unidos, y aireado por la prensa de aquà y allá, fue la escena de sexo homosexual de un genio y un hombre corriente.
La escena es un momento mágico: la comunión carnal de dos inmigrantes de Oriente Próximo en el desolado Nueva York de nuestros dÃas. Tanto el genio como el hombre corriente llevan dÃas de perros. Derrotados por las circunstancias, se consuelan mutuamente.
La audiencia escandalizada se preguntó: ¿El pene del genio es verdadero? ¿Penetró realmente al actor que interpretaba al hombre corriente? Las revistas de televisión –degradadas a contadoras de chismes– no tardaron en convertirse en altavoces de estos comentarios y participar en la especulación.
Big Little Lies
El drama sobre la amargura y la dicha de ser madre, la misoginia y los malos tratos interesó a una parte de la audiencia por los desnudos y las escenas sexuales de Nicole Kidman y Alexander Skarsgård.
En una escena, el personaje interpretado por Kidman da un raquetazo al pene del personaje –fuera del pantalón– interpretado por Skarsgård. Asà escapa ella de ser nuevamente violada. Las redes sociales se exaltaron: ¿Es realmente el pene del actor?
Las revistas de cine y televisión especularon sobre el pene: su tamaño, que fuera una prótesis para evitar daños en el momento del raquetazo. No hubo aquà ningún análisis del momento dramático. Por primera vez Kidman consigue zafarse del hombre que, no solo la habÃa violado otras veces, sino que habÃa intentado matarla. Esto pareció a ciertas publicaciones menos interesante que el pene real o ficticio del actor.
Otras series
No son estas escenas las primeras que muestran desnudos masculinos frontales en televisión. En otras series recientes los actores mostraron sus atributos: Juego de tronos, Sense8, Boardwalk Empire, Tell me you love me, Oz… Aunque no crearon tanto revuelo como los mostrados en American Gods y Big Little Lies.
Parece que no han pasado casi cincuenta años de la escena de lucha grecorromana de Mujeres enamoradas en la que Oliver Reed y Alan Bates mostraban sus penes.
El jefe de la censura puso dos condiciones a Ken Russell, el director del film: que los genitales no estuvieran claramente visibles y la carga homosexual no fuera evidente. Pero Russell eludió la censura. La cámara muestra los penes en la semioscuridad y remarca la homosexualidad en el último plano: Reed y Bates exhaustos en el suelo extienden sus brazos, el uno hacia el otro. Tal y como D.H. Lawrence escribió en la novela del mismo nombre en 1920. La homosexualidad de los personajes de Reed y Bates no molestó tanto a los moralistas: fueron los penes.
Hoy, no extraña que exista un público moralista y otro infantilizado. Lo último está fomentado por revistas de televisión, que ve a su audiencia como niños de los 80 comentado en el patio que vieron tetas y culos (penes, menos) en una pelÃcula el último sábado. El debate adulto sobre las imágenes, sobre el drama, se desdeña.
“El debate adulto sobre las imágenes, sobre el drama, se desdeña.”
Ese debate adulto sobre como una hombre adulto abre muy fuerte la boca y se mete un pene erecto y lo chupa con fuerza hasta que se traga todo su semen. Todas esas sutilezas metafóricas de la sociedad actual encarnadas en una corrida con sabor de tomate.
“El debate adulto sobre las imágenes, sobre el drama, se desdeña.”
Ese debate adulto sobre como una hombre adulto abre muy fuerte la boca y se mete un pene erecto y lo chupa con fuerza hasta que se traga todo su semen. Todas esas sutilezas metafóricas de la sociedad actual encarnadas en una corrida con sabor de tomate.
Más o menos.
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