La vida se arma a base de alegrías, tropiezos, olores, recuerdos, relaciones y un millón de elementos más que contribuyen a conformar un inmenso collage existencial. Ese mosaico incluye, por supuesto, lo que comemos y teniendo en cuenta que el cine es el reflejo cristalino de la vida, lo raro sería que la gastronomía no tuviera un lugar destacado en el séptimo arte. El festival Film&Cook repasa esa azarosa relación y, además, regala 4 packs de entradas dobles para que te pases a degustar cine o a ver cocina viva.
Nadie hace una salsa como la mamma, pero en caso de que existiese alternativa, esa sería, al menos en una pantalla, la salsa de albóndigas de Clemenza en El Padrino. A veces, el quid no es meramente relativo al sabor sino a la denominación, como el diálogo de las hamburguesas en Pulp Fiction. Si la escena se ve desprovista de sutileza, llegamos hasta los 50 huevos de La Leyenda del Indomable.
El abanico es inabarcable y la peculiar representación de la alimentación en el imaginario peliculero histórico presenta mil aristas sin que ninguna tenga que ver con otra. Pero ahí está la gracia: en descubrir qué rol adopta la comida en culturas cercanas y lejanas, en las peloteras que puede causar una receta entre civilizaciones vecinas o, sencillamente, en aproximarse de manera realista y documental a una manera concreta de percibir la creación culinaria.
El programa de Film&Cook trae a Madrid y Barcelona todo eso. Ofrece la pelea por la propiedad de la receta del hummus que se disputan libaneses, palestinos e israelíes; ofrece el viaje alrededor del mundo del chef macarra Eddie Huang; ofrece la mirada de Isabel Coixet al cientificismo fogonero de Les Cols de Olot.
Pero Film&Cook trae también innovadoras experiencias gastronómicas en las que brotan apellidos ilustres como Adriá o salones míticos como Mugaritz. La propuesta del festival pasa por una materialización concreta en conocimiento para cada pase de una película.
Este conglomerado de experiencias tendrá lugar en Madrid y Barcelona durante dos fines de semana consecutivos, los de los días 9, 10, 16 y 17 de noviembre. Si quieres venir invitado junto a un acompañante a todas las sesiones del festival, Film&Cook y Yorokobu te lo ponen a huevo (;-)).
Todo lo que tienes que hacer es contestar en los comentarios a la pregunta que os ponemos a continuación antes del jueves 7 de noviembre a las 23:59h. Teniendo en cuenta que una de las sesiones bucea en el mundo coctelero por obra y gracia de Héctor Henche y que, además, contará con la proyección de 2001: Una odisea en el espacio, nos gustaría que nos dijeras cómo crees que sabe la comida en el espacio y qué te llevarías tú para alimentarte ahí.
La redacción de Yorokobu elegirá a 4 ganadores que se llevarán un abono doble por cabeza.
Para el resto, tenéis toda la información acerca de actividades y entradas en la web del festival Film&Cook.
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Aquí van los ganadores. Hemos asignado un número consecutivo a cada comentario siendo el 1 el comentario de Ana María Sánchez García, el 30 el de Laura Martínez y los números del 31 al 34 corresponderían a los comentarios de Facebook que hay debajo siendo el 31 el que aparece arriba.
Otorgadas estas participaciones, un generador de número aleatorios nos ofrece estas cifras elegidas:
33 – María Patricia Peñuela
11 – Gabi Pop
20 – Alba Armangol
18 – Lucía
23 – Fex
24 – patricia
27 – Javier Sánchez
34 – María Aranzazu Juárez González
Tenéis un vídeo del sorteo aquí.
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Todos los sabores de la comida astronáutica no serán lo mismo sin la atmósfera terrestre; el sabor que se descubre en el espacio se llama “a este alimento le falta algo…”. Me llevaría un arroz con leche con canela, to ecobio a ser posible.
La comidad en el espacio sabe a dos opciones: A) “tiempo” B) Echar de menos la cocina auténtica. Aunque el cielo es aire publicitado, me llevaría tocinitos de cielo en su punto de azúcar.
Supongo que después de ver a la maravillosa Sandra Bullock en Gravity aprendí del espacio mucho más de lo que podría haber imaginado, y no es ironía. Pese a que en la peli los protas no se llevan nada a la boca, si estuviera en su pellejo y en el de Pedro Duque no faltaría ese bocado de tortilla de patatas tan terrenal, tan castiza y con tantos recuerdos. Bocata de tortilla junto al río, bocata de tortilla en el recreo del cole, pincho de tortilla en el desayuno de mi primer trabajo serio…Huevos, patatas, aceite de oliva, cebolla y ausencia de gravedad, el ingrediente estrella para volver a descubrir este manjar.
Yo creo que debe saber más… como si fuera un concentrado o tuviera mogollón de potenciador de sabor.
Al espacio no me llevaría nada: soy muy del producto típico y de comer en cada sitio lo que haya por ahí.
No se a que sabe la comida en el espacio, pero estoy segura de que el cocido de mi abuela es el mejor ¡aquí y en la Luna! Me llevaría el cocido. Y a mi abuela.
Debe de saber como una sopa caducada de sobre. Yo me llevaría palitos de sabores (queso, jamón…) que no nos falte la sal y la pimienta!
Pues yo me imagino que todo sabe masa de galletas. Siempre vemos en las películas como los astronautas comen de un tubo similar al de la pasta de dientes, y no hay mejor sabor para meter ahí dentro que el de la masa de las galletas. (A este comentario le acompaña un “momento babas” de Homer Simpson) Mmm…
Como siempre que pruebas algo extraño en un pais exotico, la comida en el espacio debe saber a pollo. Textura pastosa y densa pero a pollo al fin y al cabo.
lo que yo me llevaria……..pollo!!! Para que darle mas vueltas.
La comida en el espacio sabe a comida. Un tomate sabe a tomate si tienes vista, oído, olfato, gusto y tacto en plenas condiciones. De lo que estoy seguro es que si hay comida una comida en el espacio habría alguien que subiría, le haría una foto y la subiría a Instagram, en fin, #postureogravitatorio.
Por mi parte, me llevaría una hamburguesa de McDonalls o Burguer King para dar a probar a los habitantes de otros planetas y salvar así a la humanidad (con esos “productos” no nos invade ni ET)
La comida sabrá a pollo, no sabrían concretar otro sabor, por eso muchas cosas, aparte del pollo, saben a pollo. La ingesta se centraría en aporte calórico súpermineralizado y súpervitaminado. Con sabor a pollo, claro (y alguna reminiscencia a cacahuete, por eso del gran aporte calórico que tiene).
La comida en el espacio seguramente sea bastante insípida, la gravedad debe provocar que lso átomos de la comida se separen haciendo que la intensidad de su sabor se diluya. Me llevaría claramente MAYONESA. Sabes cuando vas a casa de alguien y no le puedes decir que no te gusta la comida? El truco es echar mayonesa para enmascarar el sabor. No me arriesgaría a que no me gustase la comida en el espacio, un buen bote de mayonesa.
Ahí va mi comentario para participar:
La comida en el espacio no puede saber igual porque sólo pensar el juego de manos que tienes que hacer con los cubiertos en el aire y lo incómodo que tiene que ser no poder tener el culo apoyado, seguro que lo que ingieres sabe peor que lo que es. Y si me tuviera que ir por “esos espacios” me llevaría una pata de jamón que devoraría poco a poco.
A ver si hay suerte
La comida del espacio sabrá al astronauta como la magdalena de Proust, los recuerdos, la saudade, las galletas de otoño cuando la lluvia cae fuerte , los olores del potaje en una tarde fría, el desayuno excéntrico después de una noche loca, el plato de pasta tan esperado después de un día de vagabundeare y cualquier cosa que le haga olvidar lo insípido de la comida liofilizada y que pase por su mente cuando cierra los ojos y añora el calor del sol y de la vida en el planeta azul
Después de muchos viajes por el espacio y unas cuantas abducciones extraterrestres, os puedo decir que el sabor de la comida en el espacio es distante, alejado, sin grandes notas organolépticas, como flotando en una salmuera sin sal o como un salmón ahumado sin humo.
Para alimentarme me llevaría a mi abuela Amparo que con tres tonterías siempre apaña.
Que me toque, que me toque..!!!
La comida en el espacio sabe algo que hay que comer despacio. A píldoras de Kubrick con bacon al estilo Armstrong y el toque especial del strogonoff de Tereshkova.
Eso, y me llevaría unos tacos al pastor del Tizoncito. Con piña.
La comida en el espacio debe saber a estrellas, una explosión de sensaciones…
Me llevaría “petazetas” para estar en sintonía con el universo….
Yo creo que la comida en el espacio tiene que saber sosa y sin sabor.
Al espacio me llevaría… una bolsa brillante llena de algún cóctel rico para pasar mis días algo más “contento” y jamón para los momentos bajos.
La comida en el espacio sabe a nube, pero no las de color rosa azucaradas, sino a las de no sabe a nada, seguro que Ferran Adriá podría hacer alguna espuma/nubosa que supiera a ostras con su sifón y porque no? una copita de cava para acompañar.
La comida en el espacio debe saber a rayos, con toques metálicos en boca y regusto a plátano deshidratado.
Yo me llevaría frutos secos 🙂 chocolate, patatas para hacer una tortilla y salmorejo envasado al vacío.
Seguro que la comida en el espacio sabe a glutamato.
Y yo me llevaría tomates secos y parmesano del bueno, que eso le da sabor a cualquier plato que pase flotando por delante mío.
Me imagino que sabe a anchoa del cantábrico.
Yo me llevaría una ensaladita para aliñarla con polvo de estrellas.
La comida debe de saber como sin substancia, sin peso, aunque con sabor, pues imagino que irá en pastillas o barritas.
Me llevaría unas galletitas de sésamo y miel, que despliegan un sabor inmenso. Como el espacio
Siempre he imaginado que la comida en el espacio debe saber a medicina, compuestos sintéticos y con poco sabor así que yo me llevaría a Arguiñano, que con un poquito de perejil y cuatro o cinco ingredientes más seguro que convierte cualquier sintético en algo rico, rico!
La comida en el espacio sabe como el tofu, asique yo me llevaría algo con más sabor, por ejemplo un cachopo con salsa de cabrales acompañado de una sidra. Aunque todos sabemos que pasando el Negrón ya no sabe igual que en Asturias…..
La comida en el espacio debe de saber a caldo hecho con los huesos que tiran los monos en “2001: Una odisea del espacio”.
Yo me llevaría píldoras de gazpacho
Debe saber a rayos (y centellas) ;P
Me llevaría los ingredientes para hacer pasteles rápidos de chocolate en taza, digo yo que microondas habrá, ¿no? 😉
Yo me llevaría, claramente, pastillas de salmorejo cordobés con virutas de jamón. Todo en una pastillita. Allí todo sabe mucho más concentrado, un poco más a oxígeno y lo bueno que tiene es que también sientes los sabores en la nariz. Lo digo porque ya he estado allí. Pero olvidé mis pastillas de salmorejo. Por eso quiero volver.
Yo creo que la comida en el espacio tiene que saber más bien a poco, ahí sin gravedad y tal. Así que yo me llevaría unos lacasitos, jaja, todo el sabor del chocolate en algo que no puede desaparecer en el espacio
La comida en el espacio sabe a domingo en casa de mamá y a ese plato improvisado al llegar a casa cansado y ver 4 cosas en la nevera. La comida en el espacio tiene sabor a paella con los amigos la primera vez que la hiciste, y a aperitivo de la casa la primera vez que invitaste a tu novia a cenar. A eso sabe, pero en una pastillita parecida a una goma de borrar pero que tiene más energía. El condicionamiento y las hormonas es lo que tienen. Para comer en el espacio me llevaría un vino, un vino aguanta que aguantase tiempo y me hiciera más digerible la pastillita y me sirviera para brindar con mi madre, y los amigos y estas cosas.
Pues yo me llevaría brócoli, pero no para comérmelo, sino para examinarlo bajo las condiciones atmosféricas del exoplaneta del que proviene (es evidente, lo habéis mirado de cerca? Pues eso), ya que ha sido vinculado recientemente a la j#dida inmortalidad y las agencias de inteligencia andan interesadas.
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